domingo, 20 de septiembre de 2015

La Virgen sedente del Rey Alfonso VIII

Ntra. Sra. de las Batallas, hoy la Virgen del Sagrario

Como cierre de fiestas mateas hoy desfile procesional de la Virgen del Sagrario por el interior de la Catedral

Cuando emprendió el Rey Alfonso VIII la conquista de Cuenca, traía consigo, como tenía costumbre: el blasón de sus victorias y una imagen de Ntra. Sra. que hoy se venera con el sobrenombre de Virgen del Sagrario.

La talla tenía una altura de casi tres cuartas y cubierta de chapería de plata; su disposición sedente (sentada en una silla) y en las espaldas de la misma silla había dos hebillas, que prendían unos catones labrados. Estas eran las principales armas que traía en el argón aquel religioso Rey, no queriendo encomendarlas a otro tercero que las llevase, ni reparando en el embarco e incomodidad, ni en retardar el movimiento del caballo en el que iba, porque tenía librada en la Virgen toda su esperanza.

Con esta imagen entró triunfante en la  ciudad de Cuenca y lo primero que hizo fue colocarla en el sitio que hoy ocupa en la Santa Iglesia Catedral. Levantando un altar para que recibiese de todos, sin dilación, la debida reverencia y culto. Encomendándole la protección y conservación de la Ciudad, pues por su patrocinio había alcanzado la posesión de ella, siendo proclamada Patrona de la Ciudad. Hoy Patrona de la Catedral.

La capilla donde se venera hoy en día la imagen, se fundó en 1629, el arquitecto fue Fray Alberto de la Madre de Dios, diseñando una capilla de cruz latina con cúpula con lucernario en el crucero, es de estilo herreriano, los mármoles que la adornan son de la Serranía de Cuenca y las pinturas al fresco de la bóveda (hoy casi inexistentes) son del conquense Andrés de Vargas (1613-1674).
Procesión de la Virgen del Sagrario por la Catedral

Con relación a la imagen de la Virgen de las Batallas, para que pudiera ser venerada en el altar de la capilla se toma la determinación de transformarla. La talla es cortada por la mitad, creándose un armazón para vestirla. El maestro de obras, Gerónimo Saiz, se encarga de hacerle los brazos, tanto de la Virgen como del Niño Jesús. Juan de Villanueva se encargó de pintar el rostro de la Virgen y encarnar la del Niño. Andrés Díaz, como sastre se encargó de los vestidos con telas de oro de diversos colores, como en Cuenca no las había viajó a Madrid a por ellas. Juliana Zaragoza, camisera, le hizo tres camisas con bordados en las  mangas al Niño y de dos vueltas de bordado para la Virgen.

De la talla original sólo queda el rostro y parte del tronco, pero sin embargo conserva todavía abundantes detalles reveladores, tanto  de su antigüedad como de su primitiva riqueza ornamental. El pecho lo tiene revestido, en su mayor parte, de un peto de plata, perfectamente adaptado hasta el cuello y que continua en parte por la cabeza, adornado con dos grecas o cenefas repujadas, una a cada lado, decorado con un emparrado con frutos.

Tal es el estado actual de la imagen de Ntra. Sra. del Sagrario, cuyo camarín fue enriquecido en el año de 1691 por el Obispo Alonso Antonio de San Martín, con un trono de plata que mandó construir a su coste (hoy inexistente).

Por el elevado coste de la capilla no se vió terminada hasta el año 1655, gracias a las donaciones  del Obispo Pacheco que puso 1000 ducados de oro y otros 1000 ducados de vellón que fueron donados por el Señor Moscoso, Obispo de Segovia.

El 29 de septiembre de 1655, en la festividad de San Miguel, se inauguró la capilla y la Virgen del Sagrario, con grandes fiestas populares, seis noches de luminarias y hogueras por toda la ciudad adornaron el acontecimiento, una novena solemne y una procesión de la imagen acompañada de gigantes y cabezudos. Al término de la procesión la imagen fue colocada sobre el trono principal de su Capilla. Ante su imagen se colocaron dos hachones obligándose los señores Canónicos y Dignidades a ser los únicos que podían celebrar Misa en ella, costumbre hoy desaparecida.

Para terminar esta historia de la Virgen las Batallas transformada en la Virgen del Sagrario, decir que el 26 de junio de 1966 y con ocasión de las Bodas de Oro sacerdotales del Obispo don Inocencio Rodríguez Díez, se procedió a la Coronación Canónica de la Virgen del Sagrario efectuada por el Nuncio de S.S. de España Mons. Riveri, con asistencia de los Arzobispos de Sión y Madrid- Alcalá, Muñoyerro y Morcillo, respectivamente, y el Obispo Auxiliar de Toledo, D. Granados.   
La corona que le fue impuesta era la realizada por el orfebre conquense, Francisco Becerril, en el año 1543 y regalada por el Canónigo Eustaquio Muñoz, según documentación existente en las Actas Capitulares.

Este acto tuvo lugar en la Plaza Mayor, demostrando el pueblo de Cuenca su gran respeto, gratitud y veneración por la Imagen desde siempre, acudiendo confiados de quien siempre se vieron favorecidos. 

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

Cuenca, 20 de septiembre de 2015



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