domingo, 30 de noviembre de 2014

Cuenca, tendencias periodísticas en el siglo XIX


El medio de comunicación escrita

Los periódicos del siglo XIX en Cuenca

No hace mucho descubrí el mundo apasionante de contar las cosas, de sentirse escuchado y leído. El periodismo es un medio fácil, ligero y barato de propagar la cultura y es por sí un medio para hacer llegar el pensamiento humano  desde las grandes ciudades hasta los pueblos más pequeños. Los nuevos medios (internet) facilita este acercamiento.

El periódico tuvo su nacimiento en Italia donde aparecieron unas hojas manuscritas que el pueblo les dio el nombre de Gaceta, por llamarse así la moneda que constituía el precio de venta de la publicación. Con el descubrimiento de la imprenta comenzaron a publicarse muchos periódicos; en un principio sólo fueron publicados aquellos referentes a los órganos oficiales de los gobiernos y tenían misión muy distinta a la que hoy tienen.

En España el primer periódico que se conoció fue la Gaceta de Madrid, en el año 1661, que comenzó a publicarse en tiempos de Carlos II, a mediados del reinado de Felipe V se fundó el titulado “Diario de los literatos” que sólo trataba materias de erudición al no tener cabida los asuntos políticos por la monarquía absoluta. En tiempos de  Carlos III y Carlos IV, con su política más transigente y de un espíritu más expansivo se publicaron dos periódicos “El Censor y El Pensador”. Así pues, el verdadero cambio lo llevó a cabo el rey Carlos III, que comenzó por permitir la libertad de precio, con la consiguiente desaparición de la tasa, por Real Orden de 14 de noviembre de 1762. 

Cuenca siempre ha estado avispada en el periodismo. El sábado, 6 de agosto de 1887 salía a sus calles “La Giralda”, periódico científico, literario, artístico y de noticias. Al año cambió su nombre o título pasando a llamarse “Quince de Julio”, era semanal, satírico y liberal independiente, siendo su director Rogelio Sanchiz.

La prensa en Cuenca durante el siglo XIX fue muy abundante, pues una vez contrastada la información veo que son más de setenta los títulos recogidos por el historiador  Don Trifón Muñoz y Soliva.

El más antiguo es el “Boletín Oficial”, que se divulgó desde 1833, se publicaba con un suplemento que luego se hizo independiente, el “Boletín de Ventas de Bienes Nacionales”. En el año 1854 aparece el “Boletín Oficial Eclesiástico”.

Como defensores de los intereses de la clase docente apareció  “El Porvenir” (1857-1869); “El Magisterio Conquense” (1871-1873); “Boletín del Profesorado de Primera Enseñanza” (1875-1883), luego llamado “Boletín del Amigo del Profesorado hasta 1884; “El Maestro” (1882-1884), sustituido por “El Maestro Moderno” (1884-1889) que a su vez y junto con “El Escolar de Cuenca” (1884-1887) se refundieron en “El Maestro de Escuela”, semanario que subsiste hasta el año 1903. En 1884 y 1885 se publica “El Profesorado Conquense”. En 1889, “El Reformista”; en 1895-96, “La Ley” y como defensor de los alumnos aparece “El Estudiante”, que dura cinco meses del año 1898.

Los defensores de los intereses morales y sacan el “El Centinela de Cuenca” en 1861; “La Voz de Cuenca” (1880-1881); “Ecos de la Razón” en 1851, que dejó mal parado su nombre al suprimirse por discusiones políticas entre sus redactores. “El Júcar” en 1861; “La Voz de Cuenca” que se editó sólo dos años 1880 y 1981. “Ecos del Júcar” (1885) y “El Memorandum” (1896) periódico mensual que se repartía gratis.

Como periódicos políticos independientes estaban: “El Reformador Conquenses” (1853); “La Provincia” (1872-1873); “La Libertad” (1889); “La Razón” (1888-1889); “El Huécar” (1897-1898). Periódicos liberales eran: “El Eco de Cuenca” (1862-1872) que tenía imprenta propia y fue el de mayor prosperidad: “La Bandera (1898-1890) y “La Reforma” (1899-1890) que fue continuación de “La Crónica” (1898-1890). Eran republicamos “La Vanguardia” (1899-1890); “EL Progreso” (1891-1893) y de “EL Progreso Conquense” y “El Radical” (1890).

Los monárquicos tenían “La Bandera nacional” (1871-1872); Mangana (1890), antecesor de “El Conservador) (1890-1891) y “La Esperanza”  (1890) que era tradicionalista.

Como órganos de las Juntas Católicas de España se publicó: “El  Porvenir Nacional” (1879); como católicos, “La Estrella” desde 1887, con imprenta propia y “El Correo Católico” desde 1898.

Satíricos fueron: “La Honda de David” (1869), católico; “El Mata Microbios (1885), que fue el origen de “El Progreso”; “Cuenca festivo” con ilustraciones y “El Monaguillo” (1889-1890), republicano.

Aún quedan “El Correo de Cuenca” (1855) y “Las Noticias” (1884) y corresponsales que les enviaban  tres páginas impresas y en Cuenca tiraban la cuarta: “El Chiquitín” (1887-1888) dedicado al bello sexo; “El Bardo” (1889) de literatura, ciencia y moda.

 Cuenca, diciembre de 2014

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

sábado, 22 de noviembre de 2014

Sucedio en Cuenca. Hace 200 años de la Guerra de Independencia


Episodios conquenses en la Guerra de Independencia

ESTE AÑO DE 2014, CELEBRAMOS EL ANIVERSARIO DE LA TERMINACIÓN DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814)

Este año está cargado de conmemoraciones. Al haberse celebrado el octavo centenario de la muerte de Alfonso VIII ha quedado en segundo plano la conmemoración del segundo centenario de la Guerra de la Independencia. El levantamiento se realizó el 2 de mayo de 1808 y acabó seis años después en 1814, el año en que se libró la última batalla española en esta guerra. Tuvo lugar fuera de España, concretamente en Toulouse (Francia) el 10 de abril de 2014 y en la que participaron más de 10.000 soldados españoles.


Cuenca no fue ajena a los hechos en estos años. El sábado 11 de junio de 1808 el mariscal Moncey al frente de ocho mil franceses con los que había salido de Madrid para ayudar a sofocar la sublevación de Valencia llegaba a Cuenca. Durante su estancia en la ciudad tuvo como hospedaje la casa del conde de Cervera, frente a la fuente del Escardillo. Hubo un incidente con el obispo D. Ramón Falcón y Sacedo, que según refiere Muñoz y Soliva, obedecía a que una vez llegado Moncey al Puente de San Antón, hizo alto mientras emisarios suyos entraban en Cuenca en busca de alojamiento, dirigiéndose al citado conde, máxima autoridad en la plaza que prestó su casa sin ser aceptada por no parecerle suficiente amplia y por ello hubo que ir al Palacio Episcopal a pedir habitación al Sr. Obispo quien ofreció la sala de San Julián y las adyacentes. El emisario no las consideró dignas de un Mariscal del Imperio, enfadando a Su Ilustrísima que le contestó: “que si no le servía el Palacio se fuera a una posada”, saliendo los emisarios profiriendo amenazas. Informado Moncey de la entrevista ordenó bombardear Cuenca, hizo emplazar las baterías en las eras de la Cruz del Bordallo, no llevando a cabo su propósito por la presencia del conde de Cervera que apaciguó al Mariscal ofreciéndole su casa entera junto con todas las casas de los vecinos de Cuenca e incluso el Palacio Episcopal. El Sr. Obispo le ofreció respeto y excusas, pidiendo toda clase de seguridad para la población. El día 17 de julio levantó el campamento para continuar su viaje a Valencia.


En esta ocasión no hicieron mal pero no pasaron muchos días cuando nuevas tropas llegaron al mando del General Caulaincourt que se entregaron a toda clase de excesos con saqueo general de la población, apoderándose de las alhajas y objetos de oro y plata de la Catedral que no se pudieron ocultar y destrozaron la custodia de los Becerril, otro día os narraré los hechos que acaecieron en la Catedral y de las cartas intervenidas al espía Joseph Garrote dirigidas a estos Generales en el lugar de “Las Zomas”, jurisdicción de Cuenca.

Los saqueos y atropellos de los franceses a nuestra ciudad se cuentan en nueve episodios. Un gran número de sus habitantes se refugiaron en las localidades próximas a la ciudad.

Cuenca, 22 de noviembre de 2014

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 11 de noviembre de 2014

Las cuatro torres de la Catedral de Cuenca

LA TORRE DEL ÁNGEL DE LA CATEDRAL DE SANTA MARÍA DE CUENCA (España). Primera parte

Torre del Ángel de la Catedral de Cuenca

Por José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

Hoy empiezo un nuevo reto y es hacer un pequeño estudio de las cuatro torres que poseía nuestra querida Catedral conquense. A saber: la torre del Giraldo, las torres de la Saeta y el Gallo y la torre del Ángel.

Empezaré por la única que queda en pie, que es la torre del Ángel.

 La catedral ha sufrido modificaciones a lo largo de los tiempos, desde su construcción en 1184 hasta nuestros días, ello queda atestiguado por los diversos estilos arquitectónicos que engloba la obra.

Entramado de vigas de madera de la torre del Ángel
La torre del Ángel o cimborrio se construyó para dar luz al interior a modo de linterna y es de planta cuadrada, pero sobre una planta octogonal. Con una altura de 30 m sobre el nivel de la calle.

Al estar construida sobre una planta octogonal es de suponer que la primera torre tendría esa estructura. Ateniéndose a lo publicado y lo que está reflejado en el libro de Actas Capitulares se aprecia que hubo tres incendios que afectaron a la torre en los años: 1432, 1509 y 1597, estos tres incendios fueron provocados por la caída de rayos.

Interior de la torre del Ángel. José María Rodríguez Gzlez.
En los años 1432 y 1509 se indica que el tejado de la torre “era muy alto y de mucha madera que tenía más de trescientos cruceros enteros, (lo que nosotros llamaríamos hoy vigas), y todo cubierto de tablas escamadas en lo alto” (1*) En 1978, ediciones El Albir de Barcelona, sacó al mercado una edición facsímil de un importante autor del siglo XIX, D. José María Quadrado, que formó parte de la serie España: sus monumentos y artes, su naturaleza e historia, al que puso por título el nombre de ambas ciudades: “Guadalajara y Cuenca”; en su página 274 advierte, en una nota a pie de página, que “Del libro de Fábrica de 1590 aparece que el maestro de obras Alonso Serrano se le pagó 328,82 maravedís por los trabajos realizados en la torre del Ángel… en desbaratar todo el chapitel viejo de madera que estaba podrido y en hacerlo todo nuevo con la pirámide y el ángel” (2*). De este escrito se desprende que la torre del Ángel estaba terminada en una aguja y en su extremo un ángel, de ahí el nombre de la torre del Ángel.

Torre del Ángel según D. Rodrígo de Luz

En el informe que emite el Jesuita murciano Fernando Bautista, figura clave en la arquitectura barroca Española del siglo XVII con referencia a la torre del Ángel informa en palabras textales: “E subido a ella y visto y reconocido toda, por dentro y esta mui maltratada, y asi me parece se quite hasta que no quede mas que un pie mas alta que los caballetes de los tejados, maҫiҫando mui bien los huecos que quedaren en todas las paredes , que ai muchos que servían de tribunas y se podrá hacer con la piedra que se fuere quitando, travandolo con algunas varillas o grapas, para que la pared que quede fuerte y unida, y luego se pondrá su cornisa de piedra por la parte de afuera, y luego se hara su armadura con buena soleras, tirantes y quadrales, y me parece se haga bien alta y se cubra de poҫarra, con su pedestal, bola y cruz y asi lo firmo en Cuencaa 24 de junio de 1668 = Francisco Bapttista de la Compañía de Jesús”.

Quedando la torre del Ángel cubierta por un sencillo tejado a cuatro aguas, tal como lo vemos hoy en día.
Cuenca, 14 de junio de 2013
_________________________________

(1*) La Catedral de Cuenca. J. Bermejo. Caja de Ahorros 1977, Págs., 30, 31 y 33).

(2*) El chapitel o aguja es un elemento arquitectónico que se sitúa en la parte superior de una torre a modo de remate.

(3*) La Catedral de Cuenca del siglo XIII. Cuna del gótico Castellano. 1978. Rodrigo de Luz

lunes, 10 de noviembre de 2014

Los pinares del Rey Alfonso VIII (segunda parte)


Del testimonio de la escritura de transacción entre la Real Hacienda y la Ciudad de Cuenca, villas y aldeas de su suelo y tierra, sobre propiedad de su sierra, dehesas, quintos, etc., y de la Real Cédula de Confirmación.

Archivo
No encontraba el día para subir con mi abuelo al Archivo del Excmo. Ayuntamiento para que me explicaran mi abuelo Sabino y el Archivero los pleitos interpuestos entre el Concejo de Cuenca y los 124 pueblos que tenían derecho al disfrute de la Sierra. Pero he aquí que se puso mi hermana pequeña enferma y mi madre tenía que ir a la plaza a comprar dejándome al cuidado de ella. Tuve la picardía de adelantar una hora el reloj y cuando llegó mi madre viendo lo tarde que era, me dijo: ¡no vayas hoy a la escuela que se ha hecho muy tarde y te regañará la maestra! convencí a mi madre para subir a casa de mi abuelo a llevarle flores de confitura que había hecho al acercarse la festividad de Todos los Santos.

Cuando llegue no me falto la bronca del abuelo por haber engañado a mi madre y por no ir esa mañana al Colegio Español, pero el mal estaba hecho así que me llevó al Archivo. Tenía diez años cuando pisé por vez primera un archivo. Un mostrador separaba la entrada del resto de la estancia; seguidamente una mesa de madera y algunas sillas, sólo se veían estanterías de madera llenas con archivadores de cartón y libros viejos con nuevos mezclados. Fue todo una experiencia. El Archivero, un señor algo mayor, calvo y con una gafa redonda. Saludo a mi abuelo y haciendo las presentaciones de rigor el Archivero nos hizo sentarnos alrededor de la mesa camilla que salía cierto calorcillo al disponer de un brasero en su interior.  Y sabiendo de qué iba el tema me dijo: hoy no has ido al colegio pero que te sirva de lección todo lo que vamos hablar hoy. Sí señor, conteste yo.

Sierra de Cuenca - Acueducto de Royo frío
Como te habrá contado Sabino, a pesar de ser tan evidente como la luz del medio día que la Sierra pertenece por igual a Cuenca y a los pueblos, villas, aldeas y lugares, este Ayuntamiento que en aquella época era Concejo, prescindiendo por completo de dicho condominio y por su cuenta propia, sin más derecho que su capricho y faltando por completo a todos los respetos debidos a sus “condominantes”, utilizó él exclusivamente, todos los montes en muchos años, ingresado en sus arcas municipales por este concepto mucho dinero y está mal que lo diga yo que trabajo para él, pero la verdad siempre será la verdad. Pues no contento con ello y jactándose de que era el único dueño y señor de todos los montes, intentó desalojar de los pastos al ganado interponiendo denuncias y decretando la exacción de las multas y provocando ejecuciones y embargos para cobrarlas. Aburrido los pueblos por tal estado de cosas les obligó a defenderse de tanto atropello, buscando apoyo en alguien que pudiera ayudarles, lo cual no les fue difícil y alentados por personas que comprendieron su derecho removieron cierto expediente que existía en la Sección de Fomento de Cuenca y se empezó la batalla que es digna de conocer por las peripecias que contiene y por algo de cómico que encierra, si es tal como me lo contaron.

En el momento que el Ayuntamiento tuvo noticias que se iba a poner en marcha el expediente aludido, acordó reunirse en sesión y tratar en ella los medios que debía poner en ejecución para defender sus derechos y que los pueblos fueran en tiempo oportuno condenados.

En la reunión se dijo que puesto que la Corporación contaba en su seno con una eminencia jurídica, capaz de resolver todas cuantas cuestiones se presentaran en materia de derecho, como lo era su reputado Secretario, a nadie más que a él se podía confiar el estudio de este asunto. Con él estarían seguros de que no les fuera arrebatada la verdadera ganga que venía disfrutando con tantos y tan hermosos duros como hacía entrar en sus arcas para atender a las innumerables exigencias de su Municipio, ya que los pueblos al ser pobres la defensa que presentarían sería siempre débil.

Biblioteca del Escorial
Aceptó el Secretario el desafío y se puso a buscar legajos en este archivo, al no encontrar nada que le fuera favorable pensó en ir a buscar al Archivo del Escorial, organizándose un viaje por todo lo alto para el señor Secretario, costeado por el Consistorio, pensando que allí encontraría lo que no encontró en el suyo. Muy convencido de su éxito expresó a la Corporación: “encontraré lo preciso para que los 124 pueblos que reclaman no se salgan con la suya, ya verán cómo yo les confundo haciéndoles renunciar para siempre de sus inconcebibles pretensiones”.



Llegado al Escorial con sus credenciales, éstos le abrieron las puertas de par en par donde se encuentran históricos legajos y después de leer cientos de epígrafes, consultar índices, buscar y buscar cuanto le fue posible no encontró nada que le sirviera para negar la evidencia. Cabizbajo y pensativo regresó a Cuenca y al dar cuenta a su Corporación del resultado del viaje, acordaron darle un voto de gracia en consideración a que “si no trajo gallinas, no fue de voluntad, sino por no haberlas en el gallinero”.

Estanterías de la Biblioteca del Escorial
Ya que no encontraron argumento que proporcionara a Cuenca el ir en contra de los 124 pueblos, acordaron proseguir el examen del Archivo de la casa, porque pudiera ser que en el legajo que menos se pensara saliera algún papelote de provecho, comenzando de nuevo la tarea del registro. Cansado de mirar papeles dio con uno que al verlo exclamó: “Eureka, aquí está lo que yo buscaba; pero ¡oh decepción! Aquel perdido papel era la condenación más completa que se podía dar contra Cuenca; era nada menos que la escritura de compra de toda la Sierra, llevada a cabo por Cuenca y los 124 pueblos, villas, aldeas y lugares”. Reflexionando el Secretario sobre tan trascendental documento expresó: “Efectivamente, esta escritura da a los 124 pueblos igual derecho que a Cuenca ¿pero qué entienden de esto los pobres pueblos?

Todo esto lo comunicó a la Corporación y convino con ella que aquella escritura sólo era un papelucho que nada significaba aunque estuviera en poder de los defensores de los 124 pueblos. Casi por imperativo de la Corporación, el Sr. Iglesias, que así se llamaba el Secretario, dejó el registro de papeles y se dispuso a la pelea con el coraje y bríos que en él eran peculiares y sólo esperaba ocasión en donde demostrar la potencia de su talento para probar que “Covarrubias” podía haber aprendido mucho de él. Así estaban las cosas, el expediente de los 124 pueblos seguía su curso y como el Ayuntamiento no había aportado nada en su provecho, había una atmósfera favorable a la petición de los pueblos. Eso enfadó al Secretario y diciendo: “ni habrá en lo sucesivo Secretario de este Ayuntamiento capaz de llevar adelante empresas como la presente” y calándose las gafas, arremetió con el expediente y formuló tan descomunal alegato que al unirlo al grueso del expediente duplicó su volumen. Tal era el fárrago que allí había metido, el famoso Secretario, que toda la legislación administrativa fue aplicada allí donde lo creía necesario y hasta se dijo que no dejó letra por leer del Fuero Juzgo y las Partidas. Concluido este famoso trabajo, se reunió la Corporación  para escuchar la lectura, siendo vitoreado y agasajado el Secretario por tal impresionante escrito.

Listo el escrito fue despachado el expediente por el Ayuntamiento, pasándolo a la Diputación Provincial para que éste emitiera su dictamen. La Diputación estudió todos los informes, uno por uno y por más que intentó buscar el mérito tan cacareado por el Ayuntamiento no se lo encontró en ninguno de sus argumentos. Y emitió el siguiente informe con las siguientes conclusiones: “Que era a todas luces  indiscutible el derecho de los 124 pueblos al disfrute gratuito de todos los productos de la dilatada Sierra y que debía reconocerse que éstos estaban en posesión de la misma y que si Cuenca quería hacer valer algún especial derecho que acudiera a los tribunales ordinarios a entablar el correspondiente juicio de propiedad”.

Así despachó el expediente la Diputación Provincial, pasándolo al Gobierno Civil para su resolución definitiva. No se sabe que pasó allí para que D. Mariano Sanz, que desempeñaba interinamente el puesto, cambiara el expediente y resolviendo que: “Cuenca estaba en posesión de la Sierra y que si los pueblos querían hacer valer otros derechos, podían acudir a los Tribunales Ordinarios a entablar el juicio de propiedad”.

Serranía de Cuenca
La Corporación aplaudió la decisión gubernativa, pero uno de los concejales hizo la siguiente reflexión: “Señores, creo que estamos llevando las cosas hasta la exageración, yo creo que la cosa no es para tanto; pienso que este triunfo no es concluyente, porque de la resolución del Gobernador pueden alzarse los pueblos ante el Ministerio de la Gobernación y ¿quién sabe lo que de allí resultará? creo que es racional y prudente esperar los acontecimientos y según estos vengas obraremos después”.

Apenas los pueblos se enteraron de la resolución del Gobernador publicada en el Boletín Oficial, pensaron utilizar el plazo legal que la ley les concedía para presentar un nuevo escrito. Contrataron al abogado D. José Martínez Enríquez, quien aconsejó a los pueblos lo que debían hacer y les hizo gratis el escrito de alzada, el cual realizó de la manera más brillante y más cumplida.

El Ministerio pasó el expediente a informe del Consejo de Estado y este alto Cuerpo dictaminó en pleno que procedía revocar la resolución del Gobernador de Cuenca y declarar que los 124 pueblos, villas, aldeas y lugares estaban en posesión de la Sierra de Cuenca, con arreglo a la escritura de 1744; y el Ministro de la Gobernación, de acuerdo con el Consejo de Estado, publicó una Real Orden en la cual declaraba que se mantuviera a los 124 pueblos en la posesión y disfrute de todos los aprovechamientos  de la Sierra y que si Cuenca quería hacer valer otros derechos que acudiera a los tribunales ordinarios a ejercer la acción que creyera oportuna.

Se pasaron algunos días y desde el Ministerio de la Gobernación se remitió al Gobernador de Cuenca la Real Orden; y como ésta era esencialmente de carácter ejecutivo, se publicó en el Boletín Oficial y al poco tiempo se convocó por el Gobernador a los 124 pueblos a una reunión con objeto de organizar el asocio de éstos, nombrando una Junta Administrativa, como previene la Ley Municipal, así fue en efecto: se reunieron en la capital un delegado de cada uno de los pueblos celebrando su sesión; se nombró una Junta Administrativa; se aprobó su correspondiente reglamento y quedó constituida el asocio o comuna (Mancomunidad de la Sierra de Cuenca).

Cuenca al no estar de acuerdo le quedaba la última vía, entablar el pleito contencioso, pidiendo al Ministerio de la Gobernación que la Real Orden quedara en suspensión de ejecución; y así fue en efecto.

Una vez entablada la demanda por Cuenca contra la Real Orden de Gobernación, confió su defensa al letrado D. Alfonso González y los pueblos la suya al Excmo. Sr. D. Eugenio Montero Ríos. Como es consiguiente, al igual que había sucedido con la Excma. Diputación de Cuenca y en el Ministerio de la Gobernación, sucedió en el Tribunal de lo Contencioso.

Llego la hora de la vista y después de pronunciar D. Alfonso González su discurso de defensa, tocó el turno al Fiscal, que defendió con elocuencia la Real Orden y por último, el Excmo. Sr. D. Eugenio Montero Ríos, con elocuentes argumentos probó la injusticia e improcedencia, alegando la excepción dilataría de falta de personalidad en el actor; es decir, que el Abogado del Ayuntamiento de Cuenca no tenía, poderes de ésta y no pudo defenderla legalmente, con lo cual el Tribunal Contencioso, de acuerdo con la petición del fiscal y la del coadyuvante, D. Eugenio Montero Ríos, dictó sentencia por la cual la Real Orden quedó firme y los pueblos en posesión de todos los aprovechamientos de la Sierra.

Esto dicen que fue el final del famoso asunto entablado entre Cuenca y los 124 pueblos que figuraban como compradores en unión de la misma de todo el suelo de la dilatada Sierra.

Valla lio que se entablo para llegar el principio de las cosas, así es contesto el Archivero, pero debes de saber que este Ayuntamiento después de haber pasado todo lo referido, Cuenca sigue ejerciendo de reina y señora de toda la Sierra, haciendo caso omiso de esta sentencia, que si bien no fue publicada en el Boletín Oficial de la provincia está inserta en la Gaceta de 21 de agosto de 1891.

Que te sirva de ejemplo, siempre el más grande se come al chico, por mucha defensa que se haga y por mucho tribunal que haya. Que sea ésta tu lección de hoy y no vuelvas a faltar a clase. Gracias señor, así lo hare; y de la mano de mi abuelo regresamos a su casa y yo a la mía, con la lección aprendida de que no siempre gana el que tiene la verdad y la razón en esta vida.

Cuenca 10 de noviembre de 2014

José María Rodríguez González. Profesor e Investigador Histórico

Fuentes documentales:

- “El Justiciero”. Madrid. De los años: 1892 y 1893. Periódico Político y de la Administración general y local.

- “La Gaceta”. Madrid. 21 de agosto  de 1891.

 

 

domingo, 9 de noviembre de 2014

Los pinares del Rey Alfonso VIII (primera parte)


Del testimonio de la escritura de transacción entre la Real Hacienda y la Ciudad de Cuenca, villas y aldeas de su suelo y tierra, sobre propiedad de su sierra, dehesas, quintos, etc., y de la Real Cédula de Confirmación.

Entrando en el otoño Cuenca se prepara para el invierno y como todo hijo de vecino había que proveerse de la suficiente leña para la estufa. En los años sesenta era normal tener una estufa de leña en el comedor o en un lugar de la casa que abriendo las puertas de las habitaciones llegara el calor para caldearlas. A mí me gustaba preparar la estufa con serrín. Se ponía un palo redondo en el centro de la estufa, otro metido por la puertecilla de abajo, que hacía de tiro, uniéndolo los dos. Luego se llenaba de serrín y se apisonaba lo más posible para que quedara compacto (yo me subía encima de la estufa y con los pies, pisando fuerte bajaba el serrín, repitiendo la operación hasta llenarla) luego se retiraban los palos y dejando libre de serrín el tubo de la chimenea se prendía fuego por debajo con una tea y teníamos calor para toda la mañana. Por la tarde eran los tarugos de leña los que se metían para calentar la estancia.


Serranía de Cuenca
La leña había que entrarla ya que no venía sola a casa, así que mi abuelo Sabino llamaba a su amigo, el del motocarro, y lo subía lleno de leña; madrugábamos por que la leña había que meterla antes de que el autobús de la Plaza empezara el servicio. Así que a las siete de la mañana estaba en el nº 23 de la Calle Alfonso VIII, esperando el motocarro para entrar la leña a la casa. Nosotros la subíamos y mi abuelo la colocaba haciendo pared hasta llegar al techo, al terminar desayunábamos. Ese día le pregunté a mí a bueno de donde venia la leña y él me dijo de la fábrica de Pozo. Proseguí preguntado ¿y Pozo de donde la trae? De la Sierra contestó mi abuelo.

¿Qué es la Sierra, abuelo? Existe en la provincia de Cuenca una extensión de tierra denominada Sierra cuya extensión suma más de 100.000 hectáreas poblada de pinos maderables y a la vez de la riqueza en árboles, hay otra riqueza que son los pastos para el ganado ¿De quién es todo eso? se dice, que ésta inmensidad de terreno y riqueza que contiene la extensa Sierra la donó el Rey Alfonso VIII a Cuenca, a sus villas, a sus aldeas y lugares. Esta donación la hizo el Monarca en mérito a los auxilios que recibió de todos, en su empresa de reconquista. Es decir, desde 1177 que se conquistó Cuenca, hasta 1738. Durante este periodo la ciudad de Cuenca con sus villas, aldeas y lugares vinieron disfrutando mutuamente los productos que daba dicha Sierra, no obstante, el Concejo de Cuenca intentó coartar diferentes veces a los pueblos el disfrute que venía haciendo efecto de la Real Cédula de donación, dando lugar a varios pleitos entre ésta y los pueblos.
Miniatura de los Reyes haciendo donación

Intervine yo diciendo ¿Si era un regalo del Rey para sus gentes, porque quería el Concejo adueñarse de todo? La codicia Josemari, pero no sólo eso, llegó el año 1738 y el rey Felipe V quiso retrotraer a la corona los terrenos que formaban la donación de Alfonso VIII y para ello mandó a Cuenca a un Juez especial encargado de llevar a cabo esta reintegración. ¿Si era un regalo de Alfonso VIII porque querían quitárselo? Te explico lo que sucedió. Llegó el Juez a Cuenca y manifestó su propósito, como nadie estaba conforme se estableció un pleito entre la Corona y Cuenca con sus 124 localidades que tenían derecho, cuyo pleito se tramitó como era corriente en aquella fecha, en el cual se llegó a la conclusión de que la donación hecha por Alfonso VIII lo había sido sólo del “usufructo” y no de la propiedad. La Corona se hizo dueña otra vez de toda la Sierra. Mandaron retirar de ella los ganados que había pastado, a los labradores que habían roturado alguna extensión de ella y todo cuanto menoscabara la ocupación de toda la Sierra por la Corona.

 ¡Eso es una  canallada! Si Josemari, si pero el Rey es el dueño y señor de todo y no era justo pero así lo hizo. ¿y se calló la gente? Prosiguió mi abuelo, acudieron en “súplica” a la Corona para que les vendiera la propiedad de la tierra ya que el “usufructo” era de ellos, según el Juez. ¿Y el Rey le vendió lo que era de ellos? Si, así fue, llegó a convenir con ellos el precio en 75.000 reales y les otorgó su correspondiente escritura, que llevó la fecha de 12 de diciembre de 1744.

Así que si todo esto es cierto, como se asegura, desde esta fecha arranca de una manera concluyente el dominio absoluto de la Sierra a favor de Cuenca, sus villas, aldeas y lugares y si entre todos la compraron y entre todos la pagaron, claro es que a todos pertenezca, sin preferencias para ninguna de las partes.

Pero que te quede claro, Josemari, que nada nos pertenece en realidad. Cuando estemos enterrados algún otro se adueñará de todo lo que deseamos o guardamos con recelo. Que te quede claro, repitió de nuevo mi abuelo, que es absurdo pensar que algo es propiedad nuestra. Es triste dar más importancia a las cosas que a las personas.      

Muy intrigado le pregunto a mí abuelo, ¿todos quedaron contentos y disfrutando de lo que producía la Sierra? Que va Josemari, esto lo complicó después el Concejo de Cuenca, que quiso sacar más de lo que le correspondía; pero eso otro día te lo contará mi amigo el Archivero del Ayuntamiento, y terminada la charla me baje a casa esperando el momento para conocer el Archivo y a su Archivero del Ayuntamiento.

Cuenca 25 de septiembre de 2014

José María Rodríguez González. Profesor e Investigador Histórico

 

lunes, 3 de noviembre de 2014

Berlín en el 25 aniversario de la caída del muro


La caida del Muro de Berlín. Una sociedad en continua superación

El canciller de Alemania Federal, Helmut Kohl, recibió una llamada con un mensaje escueto: “Señor Canciller, han abierto el Muro”.

Cúpula del Reichstag
Tuve la suerte de visitar esta ciudad hace unos años y quedé gratamente sorprendido de la superación del pueblo alemán. Viajando por sus transportes públicos y visitando los lugares más emblemáticos del lugar, descubrí el contraste de un pueblo con ánimo de superación diaria y ejemplo para el resto de Europa.

El 9 de noviembre de 1989 todos los pueblos miraron con el rabillo del ojo hacia Berlín, estaba cayendo el muro que separaba las dos partes de una Alemania dividida, permitiendo el libre paso a los ciudadanos entre las dos partes de la ciudad. Un año después desaparece la RDA que traslada su capital de Bonn a Berlín en 1990 ingresando en la Unión Europea.

Museo Pérgamo
Después de 25 años es una ciudad única gracias al esfuerzo y el sacrificio diario de sus gentes. Devastada, tras la segunda guerra mundial, ha sido reconstruida. Al pasear por sus avenidas nadie diría que allí jamás hubo una pérdida total de la urbe, pues ha sido reconstruida tal como era antes de la contienda. De nuevo, desde 1991 Berlín volvió a ser la sede del Gobierno Alemán.

En mi visita me impactó la majestuosidad de la cúpula del Reichstag, diseñada por Norman Foster. Desde aquí fuimos a visitar la puerta de Brandeburgo (Branderburger Tor), símbolo de Berlín desde hace más de 200 años, y volvimos de noche para impregnarnos de su grandeza, no faltando la típica foto de grupo.


Torre de Comunicaciones - Alexander Platz
Esta puerta, el 9 de noviembre de 2014 será el centro de la atención mundial en la celebración del 25 aniversario de la caída del muro. La majestuosa avenida que parte de la Puerta de Brandeburgo la recorrimos hasta la isla de los museos. El conjunto museístico era impresionante, visitando el museo Pérgamo  y disfrutando de la visión de la  figura de Nefertiti en el Neues  Museum, me sorprendió la amabilidad de sus empleados, invitándonos a esperar un rato porque a partir de cierta hora su entrada era gratuita.


Restos del Muro de Berlín
Estábamos hospedados en un hotel de la zona de  Alexander Platz, punto de encuentro de la Berlín oriental y desde él se podía divisar la impresionante Torre de Telecomunicaciones que en su día fue el edificio más emblemático para el régimen de la RDA, muy cerquita está el Ayuntamiento Rojo, así llamado por el color de sus ladrillos.


Para ver el trozo de muro que aún queda tuvimos que desplazarnos a la East Side Gallery donde aún queda 1,3 kilómetros de muro a la largo del río Spree en el barrio Kreuzberg. Continuando por Zimmerstrasse llegamos al más famoso punto de control, el Checkpoint Charlie, repleto de turistas, se respiraba un ambiente festivo y divertido perdiéndose de momento la tragedia que supuso el muro.


Iglesia conmemorativa

Columna de la Victoria
La nueva Berlín impresiona, el Potsdamer  Plazr con sus dos estandartes de la arquitectura moderna, el Soni Center, de Helmut  Jahn y el Daimler Chysler Quartier, de Renzo Piano y Christoph  Kohlbecker.  Desde aquí fuimos a visitar el fabuloso Tiergarten, que es el pulmón verde de la ciudad con su columna de la Victoria, posteriormente pasamos a ver la iglesia conmemorativa, símbolo del Berlín Occidental cuyo violento perfil en ruinas recuerda los terribles acontecimientos que sufrió esta ciudad.


Potdamer Plazr
A la salida del metro nos topamos con un gran cartel conmemorativo de la tragedia judía. Tal vez la historia no se entendería sin la persecución de los judíos. El hecho de que dedicara parte de mi tempo a tomar fotografías me hizo fijarme en estos detalles. Tengo que decir que es una ciudad a la que se respira cultura. Desde la zona de la estación de Alexander Platz, donde estábamos hospedados, pasando por los parques, zonas culturales y el mismo muro, tuve la oportunidad de cruzarme con algunas personas que llamaron mi atención en el trato y el comportamiento tan distinto al de nuestra sociedad conquense. Un ejemplo de ello fue al sacar el ticket para tomar el metro, el empleado al vernos que éramos un grupo de cinco personas, hablándonos en alemán y entre gestos, nos incitó a sacar un bono que nos resultaba más barato que  individualmente. Realmente no tengo ni idea de lo que nos dijo pero fue su gesto gentil de querer ayudar lo que denota la raza de esta gente. De acuerdo que son pequeñas cosas, pero podría contar muchas más como ésta. Todo ésto es muestra del sentido común, de ganas de compartir y de humildad de un pueblo que habiendo vivido la represión y la libertad de pensamiento derrochan amabilidad como forma de pedir perdón por algo que no hicieron pero de lo que se les acusa globalmente. ¡Feliz aniversario de la unión en la libertad! 
Foto de grupo - Puerta de Brandeburgo

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Cuenca, noviembre de 2014

 

 

domingo, 2 de noviembre de 2014

Conservemos nuestras tradiciones. El día de Todos los Santos


 La festividad de Todos los Santos

Al llegar estas fechas en Cuenca, como en muchas otras ciudades españolas, se visitan los cementerios y tumbas de nuestros antepasados.

Cementerio de Cuenca
Como es menester ayer con mi hermana hicimos la visita reglamentaria al cementerio de nuestra localidad, para llevar flores a mis padres, en especial a mi madre recientemente fallecida, eso nos llevó a visitar las tumbas de mis abuelos y de mi tía, comprobando que en en la inscripción de mi abuelo por parte paterna está mal el año de su fallecimiento, esa fecha difícilmente olvidable, al coincidir con el año de mi nacimiento y al haber fallecido tres días antes, heredé su nombre.

Este día no es sólo para lamentaciones y recuerdos de los seres queridos que ya no están con nosotros, también es un día de celebrar la vida. Ellos nos han precedido abriéndonos caminos hacia el Cielo.
Tumba con flores

Pero ¿Por qué esta celebración? A principios del siglo IV fue instituido por la Iglesia Católica a raíz de las persecuciones de Diocleciano. Estas persecuciones ocasionaron cientos de mártires y la Iglesia Católica acordó el señalar un día especial para el recuerdo de estos primeros cristianos que dieron su vida por sus creencias religiosas, tomando el día como la festividad de “Todos los Santos”. Fue el Papa Gregorio III (731-741) quien consagrando una capilla en la Basílica de San Pedro, en Roma, a todos los Santos fijó el aniversario para el uno de noviembre y luego el Papa Gregorio IV (827-844) extendió la celebración del uno de noviembre a toda la Iglesia.

Era tradición en mi casa, dejar encendida una vela de aceite toda la noche en recuerdo de los difuntos de la familia para que guíen sus almas.

La celebración de “Halloween” que está entrando en nuestra sociedad actual, es exportada de otros países, tiene un origen pagano, asociado originalmente a las sociedades agrarias que celebraban la llegada de las distintas estaciones, su origen es celta, proviene de una festividad conocida por “Samhain” que deriva del irlandés antiguo que significa “Fin del verano”. En el Samhain se celebraba el final de la temporada de las cosechas y era considerada como el año nuevo celta, que comenzaba con la estación oscura, el invierno. Ellos creían que la línea que une este mundo con el otro se estrechaba con la llegada del Samhain permitiendo a los espíritus pasar de un mundo al otro.
Buñuelos

Como es menester en estas fechas tenemos confituras típicas como son los huesos de santo, realizados con mazapán, dulces que reciben el nombre por el color que poseen no por que tengas forma de huesos. También están los buñuelos de viento, que esta elaborados con masa parecida a los churros y rellenos de crema, nata o chocolate. Se cree que fue el cocinero del rey Felipe II el artífice de tal dulce, al hacer referencia a una receta del siglo XVII. Afirmaba  mi abuelo Sabino, sobre los buñuelos de vientos típicos en estas fechas, que por cada buñuelo que te comes sacas a un alma del purgatorio. ¡Así que a comer buñuelos!