miércoles, 11 de octubre de 2017

El sentido civilizador de España en América

Una efemérides digna de ser recordada 


Mañana, 12 de octubre celebramos el día de la Fiesta Nacional. Se estableció como tal por ley de 18/1987 y recoge la efeméride histórica del descubrimiento de América. Cristóbal Colón llegaba el 12 de octubre de 1492, a la isla de Guananí en el archipiélago de las islas de las Bahamas.
El nombre que se le ha dado a esta festividad ha ido cambiando con los tiempos. Primero se le denominó "El día de la Raza", después el "Día de la Hispanidad" y desde 1987 hasta la actualidad, para los españoles es el "Día de la Fiesta Nacional", establecida por el Decreto de l 18 de diciembre de 1987.

Es a Colón a quien en justicia cabe el honor del descubrimiento en su aspecto teórico e inicial. Ya que en el aspecto práctico, lo ha de compartir con la nación que hubo de animarle y protegerle, cuando el resto del mundo pensó que era una iniciativa absurda, teniendolo como un desdichado visionario. Por otra parte, cuando ya en las caraberas, tiene Colón un momento desafortunado ante la actitud desesperada de la tripulación, son los Pinzón quienes ponen a la ciaboga en su sitio; y le animan a seguir adelante. Es en este momento trascendental, cuando se da la posibilidad del descubrimiento. Sin la entereza social de aquellos bravos capitanes españoles, el hecho asombroso no se hubiera producido por aquel entonces; y la existencia de un nuevo mundo hubiera quedado en el más absoluto desconocimiento, quizá por larguísimo tiempo.

El honor de dar al mundo un nuevo continente, pertenece en una u otra forma a España. y no sólo el descubrimiento, sino su continuación en una empresa que durante varios siglos ha sobrepasado a la que cualquier otra nación haya podido realizar en región alguna de la Tierra. Es una historia que verdaderamente fascina y sorprende. Existía un viejo mundo y de repente, como de arte de magia, se halla un mundo nuevo, constituyendo el hecho el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad.

Y es de  notar en honor a la verdad, que todo el espíritu de empresa, todo el espíritu de sacrificio se concentró en nuestra nación que no era, ciertamente, ni la más rica ni la más fuerte de las naciones de la época.

Nuestros audaces capitanes, unido y emparejados con nuestros misioneros, tomaron ante sí la importante tarea de coordinar los descubrimientos de nuevos conglomerados humanos con su incorporación a la vida civilizada.

Bajo la égida de Cortés, Pizarro, Ponce de León, Alvar Núñez, Cabeza de Vaca y tantos otros caudillos españoles recorrieron el nuevo mundo; y fundaron colonias, una nueva generación antes de que los restantes pueblos sentaran su planta en aquellos territorios. Singularmente, Alvar Núñez, había hecho, a pie, un escalofriante recorrido a través de la América del Norte, desde la Florida hasta el Golfo de California.

La primera población inglesa  que en esta regiones no fue fundada hasta 1607; y para esas fechas los españoles estaban establecidos de modo permanente en la Florida y Nuevo Méjico, al par que dominaban un vastísimo territorio más hacia  el Sur.

España había descubierto y colonizado el nuevo mundo, desde el nordeste de Kansas hasta Buenos Aires y desde el Atlántico al Pacífico. En el momento en que Inglaterra estableciera una, pequeña factoría en Virginia, los españoles poseíamos la mitad de Norteamérica, todo el territorio mejicano, el Yucatán y otros países de la América Central y Meridional.

También a España no sólo alumbrar al mundo más de veinte naciones que son nuestro orgullo al otro lado del Atlántico, sino llevar todo lo que en aquel entonces, era dado proporcionar, allí con loa españoles, fundaron las primeras iglesias y las primeras universidades. Instituyeron las primeras imprentas y publicaron los primeros libros.

Y en pleno siglo XVII ya los españoles habían hecho un ensayo periodístico en Méjico.

Una característica peculiar de la actuación española en aquellos territorios es el alto espíritu  humanitario y de progreso que llevó en marcha instrucciones desde el principio hasta el fin. No importa que alguna historia deliberadamente de formadas, que surgen, precisamente en los momentos en que haremos algo que esta bien y que por ello moleste a los demás, hayan tratado de presentar la actuación de España como desafortunada para con los indígenas. La  verdad reconocida por el tiempo y presentada por historiadores de indiscutible probidad, demuestran cómo la legislación española amparaba a los indígenas de aquellos territorios, era muchísimo más extensa, humanitaria, comprensiva y sistemática que la de otras menciones  europeas para sus colonias.

Los maestros, y los misioneros españoles enseñaron la lengua de Castilla y la religión de Cristo, desde el año 1521 hubo escuelas para los indios en donde España ejercía este doble apostolado en una proporción de mil a dos, respecto la ejercitada por otras potencias. En 1575 casi un siglo antes de que hubiera una sola imprenta en los territorios ocupados por otras naciones, había impreso en la ciudad de Méjico multitud de libros en doce dialectos indios; y tres universidades españolas tenían más de cien años de existencia y actuación ininterrumpida cuando fue fundada la de Harvard.

Estos territorios un día unidos  a España los vió partir dolorida; pero también gozosa, sintiendo el legítimo orgullo de haberlos puesto en condiciones de afrontar por ellos su desvinculación.

Así surgieron más de veinte naciones americanas `por las que los españoles sentimos siempre especial predilección.
Cuenca, 12 de octubre de 2017
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

No hay comentarios:

Publicar un comentario