sábado, 9 de diciembre de 2017

Cuando la historia se mezcla con la magia

El Cardenal Cisneros, el Licenciado Eugenio de Torralba y el Arcángel Zadquiel
Todos deseamos ser felices, pero nos limitan las emociones, los pensamientos dolorosos, el rencor y los conflictos en que nos vemos sumergidos, todo ello nos hace ver las cosas de una manera distinta creando una realidad que nos empequeñece, así lo juntamos con la idea de que queremos lo que no tenemos y lo que tenemos no sabemos valorarlo. Tal vez fuera todo esto lo que le sucedió al Licenciado Eugenio de Torralba, más conocido como el Licenciado Torralba, el cual se vio metido en el torbellino de la nigromancia que lo llevaría a ser encarcelado y a realizar un acto de fe ante la Santa Inquisición.
Ángel del siglo XVIII
Catedral de Cuenca
©José María Rodríguez González
Fue un jueves, 10 de diciembre de 1928, cuando decretaba el Consejo Superior de la Inquisición que fuera devuelto el proceso del Licenciado, empezando a incoarse a principio de año siguiente, hecho que el próximo año hará de estos hechos 490 años.
Según sus declaraciones en el proceso, Eugenio de Torralba nació en Cuenca, hacia el año 1485 en una familia de viejos hidalgos, viajó a Italia al servicio del Obispo Volterra, quien fue elevado a Cardenal en el año de 1503. En Roma comenzó los estudios de filosofía y medicina, licenciándose por el año de 1501. Haciéndose amigo del maestre Alfonso y Pomponezzi se dedicó a la quiromancia y astrología. 
Otro de los personajes que marcarían su vida fue al conocer a un fraile dominico de nombre Pedro, clérigo nigromante, quien le dijo que tenía como criado a un ángel bueno llamado Zequiel o Zadquiel, que le revelaba toda clase de secretos, sin pacto alguno. Tanta era la amistad que se tenían que no vaciló en brindar a Torralba la amistad del mismo y el arcángel aceptó dejándose ver bajo la apariencia de un joven rubio, quien le aseguró que “sería tuyo mientras viviera”. Sentía su presencia en los días en que la luna cambiaba a cuarto creciente y menguante, sin que le indujera a error contra la religión, le acompañaba a misa y éste le reprendía si cometía algún acto “non sancto” por lo que lo tenía como un ángel protector.
Llegó Eugenio a alcanzar fama como médico por el uso de muchas plantas que le enseñaba Zadquiel, y quien de vez en cuando le regañaba por cobrar las curaciones que hacía alegando que no le costaba trabajo adquirir los conocimientos que ponía en práctica.
Otro de sus logros era el vaticinar sucesos, entre sus pronósticos fue una mala noticia que había de tener el Rey y que fue comunicada al Cardenal Cisneros y al Gran Capitán; el mismo día se supo la muerte de un hijo del duque de Alba en lucha con los moros. 
Entrevistando Cisneros a Torralba, quiso éste conocer a Zadquiel, pero el arcángel se negó, aunque no sin decirle que llegaría a ser como el rey. Cosa que sucedió en 1505, tras la muerte inesperada de Felipe el Hermoso, Cisneros presidió la Junta de Regencia, siendo nombrado Gobernador General del Reino por los miembros de la grandeza. Desde su influyente posición, determinó en 1507 el inmediato regreso de Fernando a Castilla, servicio que el monarca tuvo a bien premiarle con el capelo cardenalicio e Inquisidor General de Castilla. (1*)
Cardenal Cisneros
Otra de las predicciones que realizó fue el anuncio de que el Cardenal de Sena  tendría un final lamentable y murió ajusticiado. Predijo la guerra civil de España a la muerte del Rey y surgieron las Comunidades y por no vaticinar sólo calamidades, predijo que la emperatriz tendría un varón y nació Felipe II.
Una de sus capacidades estaba basada en los viajes rápidos y en una ocasión quiso viajar a Venecia para visitar a un amigo y Zadquiel lo trasladó y como si se detuviera el tiempo fue y vino y no lo echaron de menos en su entorno habitual, contaba que había viajado de Valladolid a Roma en una hora. En otras ocasiones su arcángel le hizo ver los sucesos del saqueo de Roma, la muerte del Condestable, la prisión del Papa y trasladarle de nuevo a Valladolid en hora y media.
Este viaje fue el causante de su prisión; denunciado por su amigo, Diego de Zúñigo que lo denunció ante el inquisidor Ruesca. Al ser notoria su fama como nigromante, entró en la prisión de Cuenca a principio de 1528, iniciándose su proceso el 10 de enero. En marzo de 1531 se celebro un auto de fe y fue excarcelado. El arrepentimiento mostrado y por el tiempo de encarcelamiento le fue perdonado la pena y continuó ejerciendo de médico del Almirante de Castilla D. Fadrique Enriquez, de quien lo era antes y quien influyó en el indulto.
Arcángel Zadkiel
Catedral de Cuenca
©José María Rodríguez González
Otro de los aspectos que aún no he tocado es el del arcángel Zadquiel y he de afirmar que en el triforio de la Catedral de Cuenca, el segundo arcángel del lado del Evangelio es Zadquiel o Zadkiel, del que hace referencia en la vida del Licenciado Torralba. Está representado con un crucifijo en las manos y sobre una figura que en su rostro muestra desesperación, agarrándose los carrillos con las manos y tirando de ellos como si quisiera arrancárselos (2*). Este arcángel se asocia con la justicia, la benevolencia, la misericordia, el perdón y las cualidades que aporta son: la liberación, el recuerdo, la transición, la magia y la alquimia.
Es sabido que Eugenio de Torralba vivió en Cuenca en el palacio romano de Gómez Carrillo, ubicado en el barrio de San Martín. 
Aventura de Clavileño
Cervantes en la segunda parte del Quijote resume dos mitologías con efecto literario como la aventura de Clavileño, haciendo mención a nuestro Licenciado Torralba: “No hagas tal –respondió don Quijote- y acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, a quien llevaron los diablos en volandas por el aire caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas llego a Roma, y se apeó en Torre de Nona, que es una calle de la ciudad, y vio todo el fracaso y asalto y muerte de Borbón, y por la mañana ya estaba de vuelta en Madrid, donde dio cuenta de todo lo que había visto; el cual asimismo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que abriese los ojos, y los abrió y se vio tan cerca, a su parecer, del cuerno de la luna, que la pudiera asir con la mano, y que no osó mirar a la tierra, por no desvanecerse” (3*).
Cuenca, 10 de diciembre de 2017
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
FUENTES.
1* Retrato de Francisco Jiménez de Cisneros con un epítome sobre su vida incluida en el libro Retratos de españoles ilustres, publicado en el año de 1791 Imprenta Real de Madrid.
2* Arcángeles del siglo XIII. Catedral de Cuenca. José María Rodríguez González. Cuenca, 2017, pág. 35.
3*Don quijote de la Mancha. Segunda Parte, capítulo XLI, edición anotada al cuidado de Silvia Iriso y Gonzalo Pontón, presentación y prólogo de Francisco Rico, Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores, Barcelona, 1988, pág. 961.

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