jueves, 4 de febrero de 2021

Santa Águeda (Siglo III). Festividad del 5 de febrero.

Santa Águeda, virgen y mártir.
   Santa Águeda, la primera de las cuatro principales vírgenes y mártires del Occidente, tan celebradas en la Iglesia Universal. Nació en Sicilia hacía el año 230. Hay noble competencia entre las dos famosas ciudades de Catania y de Palermo, sobre cuál de las dos tuvo la gloria de haber sido cuna y patria de esta Santa, lo cierto es que en tiempo de la persecución vivía Águeda en Palermo y que padeció el martirio en Catania.
Santa Águeda
    Era de familia noble de Sicilia y como sus padres profesaban la religión cristiana, criaron a la niña en toda piedad. Era muy hermosa, tanto que pasaba por la mayor hermosura de su tiempo. Hizo voto de no tener otro esposo que Jesucristo, consagrándosele su virginidad.

Se hallaba Águeda en Catania cuando Quinciano, gobernador de Sicilia, oyó hablar de la extraordinaria belleza, quiso verla y habiendo sido informado de sus grandes riquezas, como de su singular hermosura, no pensó ni un instante en tomarla como esposa y al punto envió a por ella.

Cuando Águeda tuvo noticias de la orden del Gobernador, no dudó que el Señor había aceptado el sacrificio que había hecho de su vida.

Fue llevada por los soldados ante Quinciano, procónsul de Sicilia. En las Actas hay respuesta y preguntas que tienen todo el sello de la autenticidad:

-¿Cuál es tu condición? –le preguntó Quinciano.

-Soy de condición libre y de noble nacimiento, y de ello da testimonio todo mi linaje.

-Si eres noble y de ilustre familia, ¿por qué te entregas a la vida de los esclavos?

-Soy sierva de Cristo, y por tanto, de condición servil.

-Si en realidad fueras noble, te avergonzarías de hablar de esa manera.

Las tentaciones y tormentos a que fue sometida fueron muchos y muy duros. Se la entregó a una vieja pervertida llamada Afrodisia, que trató de engañarla y precipitarla por la pendiente del vicio. Treinta días estuvo Águeda con ella, sometida a torturas morales indecibles. Pero salió más pura en su confesión de cristiana, fue abofeteada bárbaramente por los lictores de Quinciano y encerrada en lóbrego calabozo.

-¿Qué has resuelto acerca de tu salvación? – le preguntó el juez.

-Mi salvación es Cristo.

-Insensata, vuelve en ti, reniega de Cristo y compartirás conmigo los honores y riquezas.

-Tú eres quien debes renegar de tus dioses de piedra y de madera, si quieres librarte de la muerte eterna. Mientras era azotada bárbaramente, le decía:

-Muda de resolución e inmediatamente haré cesar tu suplicio.

Como Águeda seguía firme en su confesión, fue sometida al potro, le descoyuntaron los huesos, le aplicaron láminas ardientes de hierro y le cortaron los pechos, después de habérselos atenazado con garfios de hierro.
Martirio de Santa Águeda

    Recluida en la prisión, tuvo visiones y consuelos extraordinarios y el Ángel de Señor, según las Actas, la curó milagrosamente de todas sus heridas- Al día siguiente la presentaron nuevamente ante el procónsul y fue arrastrada sobre un pavimento sembrado de vidrios rotos y carbones encendidos. Hubo un furioso temblor de tierra que asustó a la ciudad y a los verdugos. Retirada en la prisión, murió de rodillas en fervorosas oraciones

Llegaron  a los oídos de Quinciano la noticia de la muerte de la Santa, y temiendo nueva sedición del Pueblo, se retiró precipitadamente. Llegó en posta al río Simeta, que hoy se llama Jarreta, y metiéndose en una barca para cruzarlo, uno de sus caballos le asió con los dientes por el cuello, y la mismo tiempo otro le dio una coz tan fuerte, que arrojándolo al río no fue posible encontrarlo, ni se halló su cuerpo.

Desde el mismo día en que murió Santa Águeda fue celebrada en todo el orbe cristiano. Los milagros que comenzó Dios a obrar en su tumba, dieron luego testimonio de su intersección poderosa en la ciudad de Catania como se aprecia en su biografía. Aún  no se había cumplido un año de su martirio cuando el volcán Etna vomitó de sus entrañas caudalosos ríos de fuego que iba a convertir en pavesas la ciudad, tomando los cristianos el velo que cubría el sepulcro de la Santa salieron al encuentro de la lava y poniéndolo delante al punto se pararon los torbellino de fuego y retrocedió poco a poco. Comenzó la erupción el 1 de febrero y cesó el 5, día en que la Santa murió.

Cuenca, 5 de febrero de 2021.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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