miércoles, 15 de junio de 2022

El milagro de Calanda. El Corpus Chisti.

     La fiesta del Corpus con su correspondiente procesión vino a ser la culminación de la solemnidad eucarística despertada en el siglo XIV.

En el anterior artículo os he hablado del milagro que inició esta gran festividad, este otro os hablo de algo que ocurrió cercano a nosotros, en tierras valencianas; el milagro eucarístico más importante del siglo XIII, a raíz de la batalla de Luchentre entre moros y cristianos. Los corporales, aún ensangrentados, se veneran en la colegiata de Daroca. La más antigua versión de este milagro es la que consta en la Carta de Chiva, del 26 de junio de 1340. La versión tradicional del acontecimiento eucarístico fue corroborado a finales del siglo XIV (1397) por un documento latino guardado en el “Libro Bermejo” de Daroca.

Era el año 1238 cuando Jaime I tomó la ciudad de Valencia; sus capitanes persiguieron a los moros, que se habían hecho fuertes en el castillo de Chío, en el término de Luchente, cerca de la ciudad de Játiva. El capellán Mateo Martínez celebraba la misa para el ejército cristiano, y en el momento de la consagración hubo de guardar las hostias destinadas a los capitanes por el inesperado ataque de los moros.

Terminada la batalla victoriosamente pudo ver que en los corporales, que habían guardado las hostias, estaban teñidos de sangre.

Como todos se disputaban la posesión de las sagradas hostias, fueron colocadas a lomos de una mula, que caminó a su aire hasta que llegó a la ciudad de Daroca, donde se detuvo, lo que se interpretó como un designio providencial para que allí fueran guardados los Corporales.

Como he dicho anteriormente, en el comienzo del artículo, lo característico de la fiesta del Corpus es y fue la procesión, que en su origen era como viático. No había custodia y era preciso llevar el Sacramento en el mismo copón que lo guardaba dentro del sagrario. Como los fieles deseaban ver la Hostia, se utilizaron relicarios con cristales para que se viera, bajo el palio, llevado por clérigos o autoridades. 
Custodia. Catedral de Cuenca.
Ya en estas primeras procesiones se advertía el carácter triunfal y festivo: además de banderas, blandones, ciriales y antorchas había cruces de acompañamiento. Desde principios del siglo XV se engalanaban las calles por donde debía de pasar la procesión, y desde los balcones se echaban flores. Por todo lo cual fue una fiesta popular y solemne en la que intervenían el clero, la nobleza, los gremios, las cofradías y la ciudad entera.

Publicado en Cuenca, 11 de junio de 2020. y el 15 de junio de 2022.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes consultadas:

Mensaje simbólico del arte medieval. Santiago Sebartián. Madrid. 2009

Festividades del año Litúrgico. Dr. Vicente Tena. Huesca. 1945.


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