miércoles, 18 de junio de 2014

Lugar de encuentro, antiguo cine Xúcar


EL TEATRO CINE XÚCAR

Punto de encuentro de generaciones

Hay sitios, lugares y espacios que por las vivencias que has tenido,  guardas gratos recuerdos de ellos, creo que el cine Xúcar es uno de esos lugares. De joven decíamos ¿Dónde quedamos? ¡En el Xúcar! Así fue para las generaciones a partir de los cincuenta; para las anteriores era la Ventilla, que así es como se denominaba el lugar.
Edificio Xúcar - aspecto actual

En este punto estaba emplazada una antigua gasolinera llamada “La Ventilla”, en 1952 se iniciaron las obras del que sería hasta nuestros días el “Gran Cinema-Teatro Xúcar” hoy ocupa su interior la tienda de MANGO. El solar fue adquirido por los hermanos Manuel y Gerardo Navalón. El arquitecto que diseñó el edificio fue D. Manuel Muñoz Monasterio. Introduciendo algunas variaciones el arquitecto D. Eduardo Torallas López, dándole un toque de estilo Victoriano. Estos hermanos fueron los segundos propietarios ya que los anteriores abandonaron la obra. El proyecto fue mejorado por el arquitecto D. Miguel García Monsalve siguiendo como aparejador D. Agustín Carretero y como maestro de obras, el albañil conquense Pedro Muñoz.

El edificio constaba de semisótano, con acceso directo desde la calle e independiente del cinematógrafo, que se destinaba a sala de fiestas, la que contaba con un pequeño escenario para orquesta y una gran pista para bailar, bar, guarda ropa y servicios.
Proyecto edificio Xúcar. Año 1952

Sobre esta planta a la altura de la calle, iba el patio de butacas y escenario para cine o teatro, guardarropa, bar, servicios y un gran vestíbulo situado inmediatamente detrás del pórtico que todos hemos conocido.

Por encima de ésta y en vuelo el entresuelo y sobre este, el principal, al que se accedía por dos grandes escaleras laterales que partían del vestíbulo. El principal estaba equipado de bar y servicios, al que llamábamos “gallinero”, donde a los niños nos gustaba situarnos en la sesión de tarde para ver la película y comernos la merienda. No es que en casa sobrara el dinero para ir los domingos al cine en la sesión de tarde, pero tuve la suerte que entre los oficios que tuvo mi abuelo Sabino, además de carpintero, músico, sereno, fue el de portero y acomodador de este cine. Él no nos dejaba entrar gratis, no quería privilegios para los suyos, pero Bautista Utanda, el otro portero que nos conocía, se apenaba de nosotros y sí nos dejaba entrar. Esperaba a que mi abuelo se ausentara de la puerta para decirnos que entráramos, corríamos mi hermana pequeña y yo por las escaleras hasta el entresuelo y si había butacas vacías las ocupábamos, de lo contrario nos sentábamos en las escaleras, permaneciendo allí durante toda la proyección.

La capacidad del teatro era de tres mil butacas, entre el patio, entresuelo y principal. La iluminación era indirecta y con luz rasante. Tenía calefacción y refrigeración.

Un hecho poco conocido fue el hundimiento de la armadura metálica de la cubierta del edificio, el miércoles día 25 de junio de 1952, resultando once obreros heridos, entre ellos un muerto. En un primer momento fueron atendidos en la Casa de Socorro por el Doctor D. Cristian Casares y el practicante D. Francisco Martínez Olivares, se incorporaron a la tarea el Doctor D. Miguel Suay y los practicantes Domínguez y Pinós, tres de los heridos fueron dados de alta. Se dijo que la culpa fue de la Casa MADUCA de Valencia a cuyo cargo estaba el cálculo de la construcción de las formas y colocación en obra de las mismas. La instalación y el montaje de la armadura metálica de la techumbre lo hicieron obreros especialistas valencianos, bajo la dirección del ingeniero de la casa D. Mauricio Ducajú.
Aspecto del edificio Xúcar en los años 60
Los heridos fueron: Tomás Pérez Vergas, de 20 años; Gregorio Olivares Martínez de 64 años; Emilio Patrón López, de 38 años; Reyes Cuevas García, de 30 años; Dionisio García López de 27 años; Francisco Martínez Gallarte de 19 años; Félix Soriano Cardo de 60 años; Hilario Saiz Martínez, de 42 años y Rufino Huerta Martínez de 44 años. El fallecido fue Emilio Patrón López.

El entierro del fallecido fue presidido por el Excmo. Sr. Gobernador Civil,  D. Gabriel Juliá Andreu. El féretro partió del Hospital Provincial hasta la ermita de Ntra. Sra. De la Luz. Asistieron numerosos productores y público en general. El Sr. Gobernador, terminado el entierro entregó un donativo a la familia de mil pesetas. Los dueños del cine se comprometieron a que la primera función que se celebrase sería destinada a la familia del obrero muerto Emilio Patrón.


El 12 de febrero de 1953 se efectuaron las pruebas  de carga en la cubierta, disponiéndose 500 Kg por metro cuadrado, resistiendo satisfactoriamente. En los voladizos del entresuelo y principal, se efectuó disponiendo 1.200 sacos terreros de 50 kg cada uno lo que supuso una carga total de 60.000 kg, el aforo era de 240 espectadores que calculando un peso de 65kg por persona hace un total de 15.600 kg que viene a ser la cuarta parte del peso de la prueba. Actúan durante 36 horas. Todas las pruebas fueron satisfactorias.
El 4 de octubre de 1953 se inaugura el Cine-Teatro “Xucar” con la intervención de los grupos de jotas de Calamocha (Teruel).

El uno de abril de 1956 se instaló el sistema de Cinemascope del cine Xúcar, lo instaló una casa de Madrid especialista en ello. A las máquinas de proyección de alta frecuencia, se les instaló el correspondiente juego de objetivos anamórficos para “Cinemascope”, todos ellos de marca alemana. La pantalla se cambió por una de marca “Dove” de material plástico, ésta en la proporción de 1 X 2,55 que es la adecuada para este sistema de cine. También fueron cambiados el sistema de audio, dependiendo el volumen de la mayor o menor afluencia de público en la sala.  
El teatro Xucar, con sus obras de teatro y en especial con la revista representó para Cuenca la época del destape. Juanito Navarro, Lina Morgan y Quique Camoiras fueron los actores más representativos. La compañía teatral de Quique Camoiras no faltaba cada verano para las ferias de San Julián, con obras como: El hombre Rojo; Eva al desnudo; Don Armando Gresca; Ponte el bigote, Manolo; Que sólo me dejas… hicieron las delicias de los conquenses de los años sesenta y setenta.

José María Rodríguez González
Profesor e investigador histórico

Cuenca, 16 de junio de 2014

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