CUENCA, EL GÓLGOTA DE
LA PASIÓN EN LA NOCHE NAZARENA
Guardo gratos recuerdos de la niñez cuando subía animosamente
las cuestas, como si fueran llanuras, por el sólo hecho de ver los desfiles
procesionales desde el balcón de la casa de mis abuelos en la calle Alfonso
VIII. Todo se trasformaba y la vida cobraba aires de piedad y recogimiento, con
el rezo del Santo Rosario por las tardes, contemplando desde las ventanas que
daban al barrio de San Martín, el morir del día y el emerger de la grandiosa
Luna llena de primavera que se elevaba airosa por el Cerro del Socorro, como
faro anunciador de la Semana Grande de Cuenca.
Se oyen los tambores, las puertas del balcón engalanado se
abren, mientras esperamos a divisar la cabecera de la procesión los minutos se
hacen horas. Mi abuelo, como buen conocedor de las costumbres conquenses,
aprovecha para decirme que en la época de los gremios cada oficio tenía su paso
y que en la actualidad aún queda ese rescoldo de aquel tiempo pasado; pues el
señor Ambrosio, como buen hortelano su hermandad es la Oración del Huerto;
Abilio que era albañil, seguía y cuidaba
de Jesús Amarrado a la Columna; el
sastre, que vivía dos puertas más abajo, el Cristo de los Espejos; los señores
letrados sacaban a Jesús Yacente en el Santo Sepulcro y él como carpintero, se
enorgullecía de su más amado paso, San Juan Evangelista.
Cristo de marfil |
Este año celebramos el tercer centenario de la fundación de
la Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía, que fue fundada el 12 de mayo
de 1715, por lo que el próximo mes de mayo hará 300 años de su fundación.
¿Se tiene constancia de como se realizó su constitución? Intentaré
relatar lo que dicen los anales de la época: en la desaparecida iglesia de
Santo Domingo de Silos, el 17 de julio del citado año quedaron presentadas las
constituciones de esta hermandad para su aprobación ante el Licenciado Don
Francisco de Añoa y Busto, dignidad y Canónigo de la Santa Iglesia Catedral,
Provisor de la Ciudad y Obispado que gobernaba el Ilmo. Sr. Don Miguel del
Olmo. Informadas las constituciones por el Fiscal General, Don Juan Francisco
Calvo, el 24 de julio de 1715, se dictaba auto de aprobación de las mismas por
el Provisor Señor Añoa y Busto.
San Juan Evangelista |
Hemos de saber que la Venerable Hermandad del Santísimo
Cristo de la Agonía tiene concedida perpetuamente a cada uno de sus cofrades
indulgencia plenaria, bajo ciertas condiciones, por bula expedida en Roma por
el Papa Clemente II, fechado el 5 de enero de 1717. Pero no sólo ésta, el Papa
Pío VI, otorgó otra bula el 23 de noviembre de 1784, dando el título de Altar
Privilegiado el del Santísimo Cristo de la agonía, en su Capilla de la Iglesia
donde se recoja en la Ciudad de Cuenca, igualmente sostenía el privilegio de
poder usar ornamentos encarnados en su función religiosa anual, que tradicionalmente
se venía celebrando el Santísimo Cristo de la Agonía. Este privilegio fue
ratificado el 9 de mayo de 1877 por el Ilustre Gobernador Eclesiástico Don
Diego Izquierdo. La Hermandad poseía un precioso crucifico de marfil, donado
por Don Juan Cerdán de Landa y en recuerdo de esta donación la Hermandad tomó
un acuerdo, el día 16 de mayo de 1713, de sufragar una misa anual en el altar
del Santísimo Cristo de la Agonía por el descanso eterno de tan piadoso
donante.
Hay datos curiosos que han llegado a mí poder. Una de las
Hermandades Religiosas que tuvo mayor arraigo en nuestra ciudad ha sido siempre
la titulada al Apóstol y Evangelista San Juan. Su fundación data del año 1702,
como lo atestigua el acta primera de su Cofradía que dice textualmente: “Cofradía
de San Juan Evangelista, sita en la Iglesia del Convento de San Agustín de esta
Ciudad, que se fundó el año 1702”. Como curiosidad digna de recuerdo debemos
consignar que el día de San Bartolomé
(24 de agosto de 1816) hubo una solemne procesión organizada por esta Hermandad
que trascurrió desde la parroquia de El Salvador, calle de El Peso y Bajada por
la Trinidad, hasta el convento de San Agustín, con asistencia del Cabildo de
Curas y Beneficiados, Comunidades Religiosas y Autoridades y Cofrades. En esta
procesión figuraban las Sagradas Imágenes de Jesús Nazareno, Cristo
Crucificado, con el título de “La Luz”, María Santísima de la Soledad y el
glorioso Evangelista San Juan. Los pasos fueron llevados por hermanos vestidos de
nazarenos como si hubiera sido un Viernes Santo.
Volvamos a la visión desde el balcón. Suenan los agudos
clarines y los redobles de tambores nos hacen sentir la majestuosidad del
desfile de los nazarenos. Los pasos se mecen en el vaivén de los bancaros
mientras en el aire flotan los compases de marchas fúnebres que lloran notas de
dolor. Las túnicas se arrastran por los adoquines con sus largas colas buscando
el perdón. Sobre las sombras de la noche rompen las luces de los cirios en las
tulipas… ¡Ya se aleja la procesión! ascendiendo por la cuesta que lleva al Gólgota conquense, perdiéndose
por los arcos de la Plaza, por fin se pierde por completo entre un temblor de
luces oscilantes y las graves notas de un miserere, nuestros ojos aún
permanecen abiertos largo rato buscando la silueta del Salvador de la Cruz y el
rostro transido de la Madre Dolorosa que cierra el desfile en la noche de la
Semana Grande de Cuenca.
Semana Santa de 2015
José María rodríguez González. Profesor e investigador
histórico
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