jueves, 26 de diciembre de 2019

Orígenes del champagne. Elemento especial en estas fiestas.

   El vino de Champagne o Champaña, también llamado en nuestros días, vino espumoso, es posible que pensemos que, este tipo de vino, pudiera ser una creación relativamente moderna, he de decir que su creación es muy antigua, veámoslo.

Si nos remontamos a la tribu gala de los “Remos”, (los Remos eran una tribu belga en el noreste de la Galia en el siglo I a.C. que ocuparon la parte septentrional de la llanura de la Champaña) establecida en las llanuras inmediatas de los bosques de las Ardenas algunos siglos antes de ser conquistadas la Galia por Julio César, elaboraba, según testimonio de varios historiadores, un vino sonrosado, agridulce y muy grato al paladar. Gran aficionados al licor de la vid como eran los romanos fomentaron la producción del Champagne primitivo, que los emperadores hicieron figurar en sus mesas junto a los mejores vinos de Italia, Grecia y España.

El cruel Domiciano, para castigar una rebelión de los Remos, no halló mejor medio que talarles las viñas. Marco Aurelio, años después, puso enmienda a tal desaguisado, mandando repoblar aquellas, desde Reims a Chalons, a cargo del tesoro imperial.

Del siglo IV existe un precioso documento que hace referencia a los viñedos de esta región. Se trata del testimonio de San Remigio, según el cual éste legaba a su sobrino y a los monjes de Reims unos viñedos que él mismo había hecho plantar en las inmediaciones de la ciudad de Reims.

En el siglo X, los vinos de la Champaña cobraron gran fama; se recomendaba su uso como bebida medicinal y era algo indispensable en la mesa real. El Papa Urbano II, que era de la región de Champaña, bebía en sus comidas vino de ahí. El nombre de la región fue con el que se denomino al champagne hasta el siglo XVII.

Felipe IV de Francia, con motivo de su coronación en 1288, regaló a cada personalidad de la Corte un tonel de buen vino de esta región, como prueba especial de su estima.

Su fama creció con el tiempo, alcanzando en los siglos XV y XVI enorme prestigio en toda Europa. Se sabe al respecto, que Wenceslao de Bohemia, emperador de Alemania, tuvo que ir a Reims para negociar un tratado de paz y amistad con Carlos VI de Francia, fue llevado allí principalmente por su deseo de apreciar sobre el terreno los méritos del vino de esa zona, del que hizo tan abundante consumo durante sus negociaciones que más de una vez hubieron sus pajes de sacarle en andas de las regias estancias.

También el emperador Segismundo hizo en 1410 una visita especial a los viñedos de Reims, tanto para gustar sus productos como para enterarse por sí mismo de su cultivo. Carlos V fue igualmente devoto de este vino haciéndose acompañar en sus campañas por unos cuantos toneles del famoso vino. Viejo y enfermo en su retiro de Yuste, aun seguía fiel a su bebida favorita. De igual afición al Champagne participaron: Enrique VIII de Inglaterra, Francisco I, Enrique IV y Luis XV de Francia, el Papa León X y los reyes de España Felipe V, Carlos III y Fernando VII.

El Champagne no fue espumoso hasta finales del siglo XVII, en que el fraile benedictino Don Perignon, procurador de las Abadías de Hautvillers, señaló la época en que habían de vendimiarse las uvas y su mejor manipulación para obtener del fruto, tinto vinos limpios y espumosos. Los benedictinos conservaron en secreto tal descubrimiento y hasta mediados del siglo XVIII no lo pudieron averiguar y explorar los cosecheros de la región. Desde entonces, el vino de Champaña ha venido creciendo todavía más en celebridad, a causa del grado de perfeccionamiento a que se ha llegado.

Cuenca, 26 de diciembre. 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


3 comentarios:

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  2. Chema, como siempre, sientas cátedra en todo lo que nos informas. Muchísimas gracias y que tengáis un año venturoso en todo lo que os propongáis.

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  3. Enhorabuena. Chema, me encantan tus explicaciones.

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