miércoles, 28 de octubre de 2015

Hoy hace 422 años que le Marqués de Cañete y Virrey de Perú. Don García de Mendoza regaló una lámpara de plata a la Catedral de Cuenca

Hoy hace 422 años que el Marqués de Cañete  y Virrey de Perú. Don García de Mendoza regaló una lámpara de plata a la Catedral de Cuenca

El sábado, día 24, se reinauguró la restaurada Capilla del Espíritu Santo, Don Miguel Ángel Albares, Director de la Catedral, nos explicó todo el procedimiento seguido en su restauración. Quedé sorprendido del posible hallazgo. La pintura que se pensaba representaba el martirio de San Andrés, se descubrió que no era tal, sino representa el martirio de San Serapio, con la firma de Ricci, posiblemente realizado por Juan Andrés Ricci, conocido como fray Juan Rizi.

Quiero traer al caso y con motivo de esta reinauguración, que el fundador de la citada Capilla, Don García de Mendoza, Marqués de Cañete y virrey de Perú, un 29 de octubre de 1593, es decir, hace 422 años, donaba una lámpara de plata que alumbraría el altar de San Julián.

Era este donativo del Virrey, uno de tantos como en todas las iglesias y monasterios se recibían en aquella época; donaciones realizadas por los conquenses favorecidos por la fortuna en sus empresas y que, como ya he recordado en otras ocasiones, asombraría si se vieran reunidos la relación de los objetos que en sucesivas invasiones, guerras y movimientos han ido desapareciendo de entre lo que se recuerda en memoria o lo que  fue inventariado.   

El regalo del Marqués era como muestra de su devoción al Santo Patrón y en agradecimiento de favores y ayudas recibidas, como manifiesta en la carta dirigida al Cabildo y que hizo pública, el que fue Notario Eclesiástico de esta Diócesis Don Eusebio Ramírez; trascribo algunos de sus párrafos que dicen así:
En quarenta años de peregrinaciones que me he ocupado por mar y por tierra y en la guerra y otras cosas que se han ofrecido al servicio del Rey Ntro. Señor, me he visto en muy grandes peligros de que milagrosamente fui librado. Teniendo memoria de encomendarme en tales ocasiones al buen Aventurado San Julián, cuyo cuerpo en el mismo instante se me facilitaban los peligros y se me aseguraba el salir de ellos con vida y así, dándomela Dios para volver a visitar esa Sta. Iglesia y Cuerpo Sancto, procuré con todas mis fuerzas y hacienda, ayudar a su canonización que es una de las cosas que me deseo ver cumplida y entretanto que esto lo encamina Ntro. Sr. en señal de algún reconocimiento de la devoción que tengo con ese Cuerpo Sancto le yubio una lámpara de plata que suppcó a V. Sª por bien se alumbre, que yo escribo al Sr. Don Pº mi hermano mande proveer de mi hacienda lo necesario de azeyte para que perpetualmente arda en el yntarin que voy a dotarla, y yo quisiera mucho ynbiar con ella una media figura de plata que he mandado hazer a imitación del Santo para sacar en las procesiones y como labran indios y con demasiada fiema no se ha podido acabar pero estarlo ha para que vaya en la primera flota”.

“Y pues la obligación que mi casa tiene de servir a hesa Sta. iglesia son cada día mayores, rescibiré mucho contento y med que se me avise de las cosas en que yo hacerlo desde aca que podrá V.Sª estar tan cierto de que se cumplirá con gran voluntad como yo lo estoy de que por sy parte acudirá a honrar y favorescer como siempre lo ha hecho lo que toca a mi cappilla y cosa como tan propia de V. Sª. A quien guarde a Ntro. Sr.”.

“El Cerrado Santiago (Lima Corte de Perú) a 15 de abril de 1592”

“El Marqués de Cañete”.

Leida la carta en Cabildo se manifestó por el Arcediano de Huete, hermano del Marqués, que obraba la lámpara en su poder y que no la había presentado por haber tenido que proceder a su limpieza, aún no terminada, lo que llevó a cabo en Cabildo de 5 de noviembre “ y habiéndola todos visto y mirado se holgaron muy grandemente y les pareció muy rica, galana y muy bien acabada y dijeron que era don de Príncipes”.
Hoy no podemos contemplar la lámpara del marqués de Cañete que debió ser una  de las alhajas que, según Muñoz y Soliva se llevaron los franceses cuando invadieron Cuenca durante la guerra de la Independencia, cuyo saqueo, dice fue valorado en treinta millones y en el que entraron “5 lámparas de San Julián, 6 lámparas de la Virgen del Sagrario, un número indeterminado de cálices y candeleros de plata.

Cuenca 29 de octubre de 2015

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico 

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