martes, 1 de abril de 2014

La Hilandera y el Peregrino reflejo en la iconografía catedralicia de la realidad de Cuenca en el siglo XVI


La Hilandera y el Peregrino

Curiosidades y realidades de la Iconografía Catedralicia Conquense.

LA INDUSTRIA TEXTIL EN CUENCA EN LOS SIGLOS DEL  XV al XVIII

En la Edad Media  era normal que en las catedrales, sitios de reunión de la gente, se publicitaran los oficios del pueblo como dignificación del trabajo que era ejercido por la población. Curiosamente en la Catedral de Cuenca el único oficio que se ve representado es el de la hilandera. ¿Por qué pudo ser esto?
Hilandera Iconografía Catedral de Cuenca
En el siglo XVI Cuenca se convirtió en un punto económico muy importante del reino, sobre todo, en la producción textil y ganadera. Esta industria, derivada de la ganadería hizo aflorar la producción industrial de transformación de lanas con alvaderos, tintorerías y tejedurías provocando el comercio de paños y la producción de alfombras. La población con el auge industrial se vio incrementada, llegándose alcanzar los 15.000 habitantes. La producción era enviada a Castilla estableciéndose un camino comercial, sobre todo a las ferias de Medina y el Consulado de Burgos, aprovechando el tránsito comercial los peregrinos se veían amparados y protegidos en su caminar hacia las tierras del Apóstol Santiago, quedando reflejada en la iconografía en la talla del icono del Peregrino y la del trabajo de hilar en el icono de la Hilandera.

Este aumento de población se vio reflejada en una imparable actividad constructora  proyectándose el casco urbano hacia los extramuros de la ciudad, apareciendo los barrios de San Antón y Tiradores al prohibirse la construcción en intramuros por una Real Provisión de 1550 que prohíbe la construcción de balcones y salientes a la calle, instando a la reparación de los ya existentes a fin de conseguir que llegara la luz a las estrechas calles que poseía la ciudad, un ejemplo de ello que
Peregrino. Iconografía de la Catedral de Cuenca
ha perdurado hasta la actualidad son las calles de la Moneda, del Clavel y del Colmillo. Durante este periodo se construyen también la mayoría de los conventos como el de la Petras, las Angélicas y las Bernardas. Otra de las construcciones importantes es el Palacio Episcopal y los colegios de San José y Santa Catalina. En 1523 se construye el monasterio de San Pablo y el puente del mismo nombre cuyo benefactor  fue el canónigo Juan del Pozo y los arquitectos ejecutores de la obra fueron los hermanos Alviz, Juan y Pedro, tema que abordaré en el siguiente artículo.

Es interesante destacar que en 1529 se inaugura la primera imprenta en la ciudad. El primer libro que se edita fue el de Luis Pastrana, Capellán de la Catedral bajo el título “Principios de la Gramática en Romance”.

La peste que asoló Cuenca en 1588, la sequía que siguió a la peste junto con las plagas de langostas hicieron descender la población de la ciudad en un número considerable, todo esto produjo el inicio del declive productivo que se vio alargada hasta el siglo XVIII. En el año 1631, con el alza de los precios de la lana, hizo bajar las ventas, produciendo la decadencia de la trashumancia, llevándose con ello las fábricas de paño conquenses. Tal fue la alarma que el Concejo de la Mesta mandó al conquense Miguel Caxa de Leruela hacer un análisis de la situación. Es digno de destacar del análisis realizado, que de las 400.000 arrobas de lana en el año 1600 que entraban en los lavaderos, se redujo a 8.000 en el año 1631.   


Calle de la Moneda
Edificio Calle Zapaterías
En los primeros años del siglo XVIII se produce otra crisis económica provocando el cierre de la Casa de la Moneda y de los molinos de papel. En el segundo tercio de este mismo siglo, sobre el año 1771, se consigue acometer las obras de la calle principal de la ciudad, hoy la calle de Alfonso VIII, rebajándose la calle unos cuatro metros, testigo de ello es la casa que hace esquina con la calle zapaterías que su entrada estaría a la altura de los tres arcos que luce la fachada. En 1792 se derriba la puerta de Huete y su muralla para realizar una pendiente más suave, favoreciendo el ascenso a la Plaza Mayor.
El último y definitivo descabello a la producción textil de Cuenca fue por parte del rey Carlos IV al final del siglo XVIII, al prohibir la apertura de talleres textiles a fin de evitar la competencia con la Real Fábrica de Tapices. Este hecho junto con la Guerra de la Independencia provocó el declive total de nuestra empresa textil y la de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.

José María Rodríguez González

Profesor e investigador histórico

1 de abril de 2014

 

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