martes, 30 de mayo de 2017

Arte y devoción en la festividad del 31 de mayo


La Visitación de María a su prima Santa Isabel

Decía San Antonio de Padua: “El nombre de María es la alegría para el corazón, miel para los labios y la melodía para el oído de sus devotos”.

El mes de mayo ha sido, durante siglos un mes para honrar a la mujer. En la antigüedad Grecia dedicaba el mes de mayo a la diosa de la fecundidad, Artemisa. En la época romana fue dedicado a Flora, diosa de la vegetación. En el Medievo el mes de mayo se consideraba el apogeo de la primavera. En el siglo XII se celebraba el “Tricesium” o “la devoción de treinta días a la Virgen María”, enmarcado del 15 de agosto al 14 de septiembre. Es a finales del siglo XVII cuando se piensa en dedicar un mes exclusivo a la Virgen María, esta costumbre se extendió sobre todo, durante el siglo XIX, llegando hasta nuestros días.

Hoy día 31 de mayo celebramos la visitación de María a su prima Santa Isabel, fiesta que cierra el mes de mayo. Esta fiesta fue iniciada en el siglo XIII por los frailes menores y se extendió por occidente sobre el año 1389.

Existe una referencia anterior, San Buenaventura, prior de la Orden Francisca, comienza a celebrarla sobre el año 1263, exclusivamente en el entorno de influencia de la Orden. Fue el Papa Pio V quien la introdujo en el calendario de la Iglesia universal.

El Concilio Vaticano II la ubicó definitivamente el 31 de mayo. Anteriormente se venía celebrando el 2 de julio, fecha que entró en controversia al celebrarse el nacimiento de San Juan Bautista el 24 de junio, por lo que fue cambiada a la fecha actual.

El Evangelio de San Lucas hace referencia a María y luego desarrolla el acontecimiento situando el lugar (Lc.1, 39-45). La acción la sitúa en la ciudad de Judá, emplazada en una región montañosa, actualmente esta ciudad es identificada con el nombre de Ain Karim, que dista unos seis kilómetros al oeste de Jerusalén.

En la Catedral de Cuenca, como muchas otras escenas de la vida de María queda reflejada en los retablos de las capillas del siglo XVI. Entre otras hay que destacar la escena de la capilla de la Asunción y la capilla del Pozo. El episodio queda plasmado por en encuentro de dos mujeres solas o en esta ocasión acompañas de familiares o amigas.
Visitación. Capilla de la Asunción o del Deán Barreda
Catedral de Cuenca

En la Capilla de la Asunción o del Deán Barreda, en la actualidad se le conoce bajo el título de la capilla panteón de Doña Martina Lasso. Fue fundada por Gregorio Álvarez de Alcalá, canónigo y Deán de esta Catedral al principio del siglo XVI, sobre el año de 1511. Posee un precioso retablo plateresco en el que se haya representado en tabla las escenas de la vida de la Virgen. Entre ellas la Visitación de María a su prima Santa Isabel. Como se puede apreciar en la tabla, la Virgen está situada en el centro, recibiendo el saludo de su prima. Hay dos mujeres más, una detrás de la Virgen y otra a espaldas de Santa Isabel. El escenario lo forma, a la izquierda un altillo con dos ventanas de tipo románico y el conjunto lo cierra con un fondo rocoso del estilo de los paisajes conquenses y un amanecer de colores claros, preludio que la redención.

Otra de las capillas donde podemos disfrutar de esta escena que celebramos hoy la encontramos en la capilla de San Roque o de los “Pozos”, también denominada en su fundación de la Asunción designada así por quien fuera su fundador: Don Juan del Pozo en el año de 1503. Antes de esta capilla estuvo situada en este espacio la capilla de Ntra. Sña. Del Buen Camino, fundada en el siglo XV por Don Diego de Alcalá y su esposa doña Teresa Sánchez Teruel.

Visitación. Capilla del Pozo
Catedral de Cuenca
En el interior de la pequeña capilla puede apreciarse un retablo plateresco formado por siete tablas en las que se representa escenas alusivas a la vida de la Virgen, entre ellas la que nos toca hablar hoy. La tabla de la Visitación de la Santísima Virgen está compuesta por la figura de la Virgen y Santa Isabel que forman la escena central de la tabla, detrás de ambas, en cada lado una doncella que forman el primer plano, el conjunto está adornado con tres arbolitos simétricamente dispuestos componen la ornamentación del conjunto artístico. Se aprecia el pórtico de la casa de su prima, conforman el paisaje una montaña y un cielo con nubes. Las dos figuras se distinguen por su edad, maría está representada como una muchacha joven mientras que Isabel, a la derecha, está representada por una mujer mayor con un pañuelo que le cubre la cabeza.

El calendario litúrgico nos propone el recuerdo de uno de los sucesos más célebre de la historia de la Encarnación. Sin duda para los cristianos es una fecha muy especial, cargada de significado. Es en este pasaje donde las palabras de Isabel son recordadas diariamente al rezo del “Ave María”, ello nos da un sentido inmenso del lugar que tiene la Virgen “bendita tú eres entre las mujeres” que la hace partícipe de la misión profética “bendito el fruto de tu vientre”. Este hecho nos abre una puerta para llegar hasta Dios a través de María. Con María caminamos hacia la luz, hacia la vida, hacia Dios. María nos ayuda a mantener siempre encendida esa luz que nos ilumina el camino para llegar a Jesús.
Dios habla a los hombres a través de esa belleza única llamada María, Madre de Dios y Madre nuestra”. SS. Juan Pablo II

José María Rodríguez González


Cuenca, 30 de mayo de 2017

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