viernes, 18 de agosto de 2017

Atentado. Con un carnet y un vehículo se pueden hacer atrocidades

La sin razón del terrorismo

Dos cosas tan simples, que está al alcance de cualquiera, se han convertido en un arma mortal, todos lloramos y nos lamentamos de los atentados en Cambrils y el de las Ramblas de Barcelona.

¿Quien podía sospechar que un vehículo que circula junto a nosotros pueda ser un arma mortal por un instante? La rapidez que se da en este tipo de ataque junto con la confusión que se crea entre la gente resulta un cocktail perfecto para producir una masacre como ha ocurrido en Cataluña.

Los ataques suicidas, como se puede llamar a este de Barcelona, al llevar cinturones explosivos los terroristas, que han resultado ser falsos, pero han cumplido con su función, amedrentar al público.

Este tipo de ataques no es nuevo, si repasamos la historia encontraremos organizaciones como las “Assasins” del siglo X y XI, conocidos históricamente como implacables criminales dedicados al misticismo. En el siglo XVIII, el sudeste asiático se vio inmerso en una campaña en contra de la presencia occidental en ese lugar y así hasta nuestra época. Ya en 1983 fue de la mano del grupo libanés “Hazbollah” quien trajo el caos. En 1987 esta forma la adopto los tigres tamiles del LTTE. En 1994 fue “Hamas” la que comenzó a utilizar los “ataques suicidas” contra Israel y el PKK la puso en práctica en 1996.

Los estudiosos y expertos en el estudio de esta clase de atentados señalan que los ejecutores no se ven como suicidas, sino como mártires despertando en ellos sentimientos de conseguir la gloria individual. Puede ser escalofriante, para los que condenamos de este tipo de violencia, la opinión del analista y experto en terrorismo, del israelí, Ely Karmon, al indicar “que el activista dispuesto a autoinmolarse se presenta hoy en la actualidad como el arman más moderna de esta guerra sin fronteras, convirtiendo a cada ejecutor es una bomba que puede ser tan sofisticada como un misil, con la particularidad que no hay antimisiles que pueden detenerlos”.

Hoy nos ha tocado más cerca y nos sentimos vulnerables, inseguros en nuestra propia tierra. Mi Profundo dolor y consternación por esta sin razón bárbara.

José María Rodríguez. Profesor e investigador histórico.
Cuenca, 18 de agosto de 2017


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