lunes, 28 de mayo de 2018

El Atleta de Cristo


Fernando III, por su piedad, prudencia y heroísmo le valió el sobrenombre de: El Santo


Fue canonizado por el Papa Clemente X en el año de 1671. Lo sucedió en el trono su hijo Alfonso X, que la historia lo conoce con el sobrenombre de Alfonso el Sabio. Su padre fue Alfonso IX de León y su madre Doña Berenguela de Castilla. Sus abuelos paternos D. Fernando II de León y Doña Urraca de Portugal y los maternos, D. Alfonso VIII  de Castilla y Doña Leonor de Plantagenet. Poseía costumbres parecidas a su abuelo Alfonso VIII. San Fernando portaba, asida por una anilla al arzón de su caballo, una imagen de marfil de Santa María, la venerable “Virgen de las Batallas” que se guarda en Sevilla. En nuestra Catedral también tenemos otra Virgen de las Batallas que fue transformada para que fuera procesionada, es la Patrona de la Catedral, la Virgen del Sagrario actualmente.

San Fernando fue uno de las personas en la que se conjugan, en alto grado, la piedad, la prudencia  y el heroísmo. Fue un hombre que en las batallas no conoció la derrota ni casi el fracaso. Triunfó en todas las empresas interiores y exteriores. San Fernando III unió definitivamente las coronas de Castilla y León. Reconquistó casi toda Andalucía y Murcia. Los asedios de Córdoba, Jaén y Sevilla y el asalto de otras muchas plazas menores tuvieron grandeza épica. El rey moro de Granada se hizo su vasallo.
Procesión de San Fernando en Cuenca

Las guerras que emprendió las hizo bajo la razón de cruzada cristiana y de legítima reconquista del Reino, cumpliendo su firme resolución de jamás cruzar las armas con otros príncipes cristianos, agotando en ello la paciencia, las negociaciones y el compromiso. Apaciguó sus Estados y administró justicia ejemplar en ellos. Fue tolerante con los judíos y riguroso con los apóstatas falsos conversos. Creó la marina de guerra de Castilla.

Emprendió la construcción de las catedrales de Burgos, Toledo. Siguió con la construcción de la de Cuenca, a él y a su mujer Beatriz de Suabia, le debemos las tres naves y la primera fachada.
San Fernando obra de Bartolomé Esteban Murillo

Fue el fundador de la famosa Universidad de Salamanca, protegió a las comunidades religiosas y se esforzó porque sus soldados recibieran educación en la fe. Instauró el castellano como idioma oficial del Reino y se preocupó por que se diera importancia a la música y al buen hablar literario.

El día 30 de mayo de 1252, en los Reales Alcázares de Sevilla, le sobrevino la muerte, que espero con acatamiento y humilde resignación.

En sus cartas se declaraba “Caballero de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima y Alférez del Apóstol Santiago”. El Papa Gregorio IX lo llamó “Atleta de Cristo” y el Papa Inocencio IV le dio el título de “Campeón invicto de Jesucristo”.



En el año 1671, tras un inflexible proceso de 419 años fue canonizado por el Papa Clemente X, siendo Carlos II rey de España. Sus restos mortales reposan en una urna de plata, considerada la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, donada por el Rey D. Felipe V y realizada en el año 1665 por Juan Laureano de Pina, orfebre español, reconocido como uno de los plateros más importantes del siglo XVII-XVIII.

Cuenca, 30 de mayo de 2018

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
Parroquia de San Fernando en Cuenca. Desfile procesional de su imagen

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