martes, 19 de junio de 2018

Noche especial llena de poder y mágica.

LA NOCHE MÁS CORTA DEL AÑO

El calor templa los cuerpos con el Solsticio de verano. Hay algo en el aire que mueve la sangre en los cuerpos. El hombre, la naturaleza y las estrellas se disponen a celebrar una gran fiesta cargada de poder y magia.
La celebración del Solsticio de verano es tan antigua como la misma humanidad. Ritos y tradiciones ancestrales se aglutinan en este 21 de junio. La noche de San Juan ha ido adquiriendo, año tras año, la magia de las antiguas fiestas paganas que se organizaban en este día. Los griegos a los solsticios les llamaban “puertas”. Hay dos momentos del año en los que la distancia angular del Sol al ecuador celeste de la Tierra es máxima, a esos momentos corresponden con el 21 de junio que era “la puerta de los hombres” y el 21 de diciembre “la puerta de los dioses”.

 La finalidad que tenia estos ritos era el dar más fuerza al sol, porque a partir de éste día va haciéndose más débil, es decir, los días se van acortando hasta el Solsticio de invierno.

El fuego es algo especial en estos días y es por el simbolismo que entraña, al tener una función purificadora en las personas que lo contemplan. Las vísperas de esta noche giran en torno al ensalzamiento del fuego. Estos ritos de fuego y hogueras, se han venido conservando, incluso dentro del mismo cristianismo.

En la actualidad el gran protagonista de la noche de San Juan viene siendo el fuego, cuyo fin no sólo es rendir tributo al Sol, sino que también sirve para purificar los pecados del hombre.
 Sirviendo de emulación a los antiguos tiempos, en la actualidad, en las hogueras se asan patatas y se ofrecen al público asistente, así como se arrojan a las llamas ropas viejas, papeles con anotaciones o cualquier objeto que represente un mal recuerdo, así se exorcizaban los malos sucesos de todo el año vivido.

Es norma que la Iglesia celebre la festividad de cada santo el día de su martirio, sólo hay una excepción y es con San Juan, que se celebra el día de su nacimiento. A partir de este día nos restan seis meses antes de la víspera del nacimiento de Jesús, que es el 24 de diciembre. La diferencia de tres días entre el solsticio de verano y la de San Juan, que es el 24 de junio, hizo que ambas festividades se juntaran. La Iglesia conmemora el nacimiento del Precursor de Jesús y con ella la próxima llegada del Mesías. Fue una de las primeras fiestas religiosas que se celebraron en la cristiandad, con ella se nos invita a recordar y a aplicar el mensaje de San Juan.
Hay costumbres interesantes que creo que debo de traer a este artículo por la peculiaridad que entrañan. Con la Noche de San Juan es tradición que los devotos preparen fogatas y con sus brasas hacer caminos de dos metros de largo por un metro de ancho y caminar descalzos sobre ellas sin sufrir daño alguno. Estas caminatas sobre fuego son acompañadas de bailes, comidas y bebidas para celebrar el haber conseguido pasar sobre las brasas sin sufrir daño alguno.

Muchas son las creencias, más bien paganas, que se relacionan con ésta mágica noche, al igual que las tradiciones entre las que destaco las siguientes:
-        Si se echa al fuego un papel donde se haya escrito aquello que se quiere conseguir, se puede lograr a lo largo del año.

-        Quien se baña en el rocío que cae esa noche quedará protegido, de mal de ojo y brujería, durante todo el año.

-        Los solteros y solteras que al amanecer del día 24 se asomen por la ventana de su casa verán pasar por debajo de ella el amor de su vida.

-        Quien se mire desnudo o desnuda y de espaldas a un espejo en la media noche y con la luz de una vela, verá el momento de su muerte.

-        Quien madrugue en día 24 no pasará sueño el resto del año.

Estas y muchas más son las creencias y supersticiones que el pueblo ha ido pasando tradicionalmente, el que se cumplan o no depende de las creencias de cada uno y de la suerte que tenga en el discurrir del día a día.

Feliz Solsticio de verano y felicidades a los Juanes.

Cuenca, 20 de junio de 2018

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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