domingo, 24 de junio de 2018

San Pedro y San Pablo, festividad e iconografía

Fervor, testimonio y doctrina de los primeros Apóstoles

Dos figuras muy importantes en la constitución de la Iglesia Cristiana. La imagen de San Pedro es una de las más representadas, en pintura y escultura, con sus diferentes iconografías. Durante el Medievo se dio más importancia a la figura de Pedro como fundador y cabeza de la Iglesia de donde deriva su representación como príncipe de los apóstoles, por lo que su imagen aparece con tiara y vestidura principesca. Su representación habitual es con las llaves. Otra de las representaciones que asume la imagen de Pedro es acompañado de la figura del gallo, y otras, pero en memos ocasiones, enfrentado a la figura doliente de Cristo flagelado, como si se tratase de la recreación de una visión de Pedro.



Para analizar la figura de San Pablo hemos de comenzar cuando tuvo la experiencia mística que lo llevó a convertirse. Se dirigiéndose a Damasco montado en su caballo, con la intención de perseguir a los cristianos, cuando una luz del Cielo le hizo caer del caballo, oyendo una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? - ¿Quién eres, Señor? Yo soy Jesús a quien tú persigues. Ahora levántate, entra en la ciudad y allí te dirán que debes hacer” (Hch. 9,4-6). Desde entonces se usa la expresión caída del caballo, para hacer referencia al cambio repentino o conversión de una persona.

A San Pablo se le representa, anterior a su conversión con armadura de soldado romano y posteriormente como un filósofo de su época, con barba larga, calvo y vestido con túnica y manto, se suele acompañar un nimbo, símbolo de la cristiandad. La espada es el atributo de su martirio, siendo un atributo frecuente en su imagen. Fue en la localidad de “Tre fontane” donde sufrió el martirio.
San Pedro fue encarcelado y llevado a Roma, donde fue decapitado en el año 67. Está enterrado en Roma, en la Basílica de San Pedro de Extramuros. Pasó sus últimos años en Roma liderando la Iglesia hasta su martirio en el año 64. Fue crucificado cabeza bajo a petición propia, por no considerarse digno de morir como su Maestro. Fue enterrado en la colina del Vaticano y la Basílica de San Pedro está construida sobre su tumba.

La tradición cristiana siempre ha considerado inseparables la festividad de San Pedro y San Pablo por que juntos representan todo el Evangelio de Cristo.

El Papa Benedicto, en su homilía del 2012 por la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, aseguró que en Roma “su vinculación como hermanos en la fe ha adquirido un significado particular. En efecto, la comunidad cristiana de esta ciudad los consideró una especie de contrapunto de los míticos Rómulo y Remo, la pareja de hermanos a los que se hace remontar la fundación de Roma”.

La conmemoración del martirio conjuntamente de los dos apóstoles, San Pedro y San Pablo, se celebra con toda solemnidad el 29 de junio. Hasta el siglo IV se celebraba en 28 de diciembre.
En el siglo IV ya existía la costumbre de celebrar tres misas, una en la basílica del Vaticano, otra en San Pablo Extra Muros y otra en las Catacumbas de San Sebastián, donde se escondieron las reliquias de los apóstoles durante algún tiempo. En España esta fiesta de la conmemoración del martirio de ambos apóstoles es celebrada en numerosas localidades.

Cuenca, 25 de junio de 2018
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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