lunes, 15 de julio de 2019

San Francisco Solano Jiménez

El santo de hoy es poco conocido. Nació en un pueblo de Córdoba llamado Montilla, marzo de 1549. Creció en un hogar cristiano cuyos padres fueron Mateo Sánchez Solano y Ana Jiménez. La familia tuvo tres hijos Diego, Inés y Francisco.
Benedicto XIII la canonizó en el año 1726 y le llamó “El Taumaturgo del Nuevo Mundo” por la cantidad de prodigios y milagros que se le atribuyen.

Ingresó en la Orden de San Francisco a los 20 años. Se ordenó sacerdote en 1576. Solicitó el destino de misionero del norte de África pero no se le concedió.
A la muerte de su padre volvió a Montilla para visitar a su madre que era ciega, prolongando su estancia en el mueblo al declararse un epidemia de peste. El santo realizó varias curaciones inexplicables por lo que adquirido una fama de hacedor de milagros.
Después fue destinado como vicario y maestro en el convento de Arruzafa de Córdoba, esto sería sobre el año de 1581. De este periodo se cuenta que había una gran serpiente en el lugar que atacaba a los rebaños y pastores haciendo estragos en la región, un día cansado de las quejas de los pastores salió Francisco Solano a buscarla y hallándola la reprendió y le ordenó que quería verla en su convento, una vez que llegó allí la alimentó cuanto quiso comer y le hizo que le prometiera que no volvería a meterse con los rebaños y los pastores del lugar. Desde ese día no volvió a causar daño alguno y jamás se supo del paradero de la serpiente.

Felipe II pidió a la Orden francisca, en 1589, que enviara misioneros s Sudamérica. Finalmente Francisco fue elegido para esta misión de extender la religión en estas tierras. A él le tocaba ir a las tribus más guerreras y aunque al principio lo recibían ásperamente, después de predicar unos minutos con el crucifijo en la mano, conseguía que todos empezaran a escucharle y se hacían bautizar por centenares.
Su voz era fuerte y sabía tocar el rabel y la guitarra por lo que a través de ellos facilitaba su predicación.

Cuenta de él que un día en el pueblo de San Miguel, estando de fiesta se organizó una corrida de toros, escapándose de los corrales uno de los toros, y comenzó a cornear sin compasión a la gente por las calles. Visto el peligro que entrañaba aquella situación solicitaron su presencia y éste se enfrentó al animal y levantado el crucifijo ante el toro bravísimo, el animal se acercó a él dócilmente lamiendo sus manos y se dejó llevar por él de nuevo al corral empleando como ramal el cordón de su hábito.
Francisco Solano y el toro. Obra de Murillo.

En octubre de 1605 Francisco Solano pasó a la enfermería del convento aquejado del estómago. Finalmente murió el 14 de julio de 1610, día de Buenaventura Ese mismo día y a la misma hora se produjo un tique de campanas en el convento de Loreto, en Sevilla sin saber porque las campanas tocaron solas, tal vez porque en Sevilla un santo subía al cielo y sus pies pisaron las calles donde joven Francisco Solano estudió Filosofía.

Cuenca, 15 de julio de 2019.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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