sábado, 21 de septiembre de 2019

San Jonás (Siglo VIII antes de Cristo).

Este profeta, el quinto de los llamados menores, cautiva nuestra imaginación por un célebre episodio, en de aquel pez gigante que se lo traga para vomitarlo al cabo de uno días. Historia impresionante en la que se suele ver el símbolo del Cristo resucitado, pero dejando de lado la ballena, Jonás mantiene unas relaciones con Dios en las que nos reconocemos no sin bochorno.
El Señor empieza por ordenarle que vaya a predicar a Nínive, anunciando a “la gran metrópoli” que si no hace penitencia será destruida. Reacción del profeta: huir lo más lejos posible, a Tarsis, es decir  Tartesos, en Espala, el fin del mundo. No es ningún héroe y tampoco se caracteriza por la obediencia.
Pero Dios no le pierde de vista, su barco está a punto de naufragar, interviene el cetáceo, y una vez en tierra firma se renueva el mandato y una vez en tierra firma se renueva el mandato: “Levántate, ve a Nínive y échale el pregón que yo t digo”. Jonás, escarmentado, lo hace así, y lo hace tan bien que los ninivitas se arrepienten.
Entonces el incorregible profeta se enfada, acusando al Señor de “arrepentirse de sus amenazas”. Tanto esfuerzo y peligros para que todo acabe bien, ¿por qué Dios no aniquila a la ciudad pecadora? Está visto que Yavé no es serio no consecuente, le parece muy mal verle compasivo y misericordioso.
El enfurecido Jonás está a la sombra de un ricino que le libra de la insolación, y he ahí que el ricino se seca, con lo cual vuelve a airearse. ¿Te apiadas del ricino y no de Nínive, con ciento veinte mil hombres? Es la pregunta del Cielo. (El ricino le daba sombra y Nínive era un engorro no hay que olvidárselo). No se nos dice si Jonás aprendió la lección, lo que sí es seguro es que nosotros aún no la hemos aprendido.
Su tumba fue reconocida en la ciudad iraquí de Mosul, en la provincia de Nínive, donde el profeta vivió y cumplió su mandato divino. El sitio es un lugar sagrado par judío, cristiano y musulmán, pero fue destruido el 24 de julio de 2014 por el Estado Islámico.

Cuenca, 22 de septiembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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