viernes, 20 de septiembre de 2019

San Mateo. 21 de septiembre

    Era natural de Galilea y judío de religión, pero de una profesión odiosa a toda la nación hebrea porque era publicano, recaudador de los tributos que los romanos imponían a todas las provincias sujetas a su dominación.

San Mateo es un Apóstol, hombre decidido y generoso desde el primer momento de su vocación. Es también evangelista, el primero que por inspiración divina puso en escrito el mensaje mesiánico de Jesús, Apóstol y evangelista.
San Mateo.Catedral de Cuenca
   Poseía dos nombres el de Mateo y el de Leví, fue judío como indica el nombre de su padre Alfeo y el mismo suyo, que en nuestra lengua es lo mismo que “don de Dios”, como Teodoro o Adeodato. Ejercía en Cafarnaúm, puesto fronterizo y puesto de gran movimiento, el oficio de alcabalero o recaudador de impuestos, como jefe subalterno, al servicio de Herodes Antipas.

Un día que Jesús salía de la ciudad de Cafarnaúm en dirección al lago, se fijó en Matero, sentado en su banco frente a la mesa de contribución. Fue un fichaje propio de Jesús; lo miró con atención y sobre todo con amor. La mirada equivalía ya a una invitación cariñosa. Siguió luego la palabra, que habla al oído  y l corazón: “Mateo, sígueme”. No fue preciso más.

Como todos los Apóstoles, acompañó a Jesús durante el ministerio público, fue testigo de la Resurrección y diversas apariciones y por último asistió a la Ascensión y recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés, para tomar parte de la función de la Iglesia Madre de Jesucristo.

San Mateo fue generoso en seguir el llamamiento y agradecido al mismo tiempo. Dio un banquete en su casa, al que invitó a Jesús y a sus discípulos y a muchos colegas suyos, Publicanos y pecadores, como dijeron los escribas y fariseos.

El Nuevo Testamento no vuelve a hablar más de él, sino es en la lista de los doce Apóstoles. Los datos que añade la tradición no nos dan plena seguridad sobre el apostolado concreto de San Mateo y su final glorioso. Es cierto que su primera predicación fue en Palestina a los judíos. Clemente de Alejandría nos dice en el siglo III que su apostolado en Palestina duró quince años. Las demás regiones evangelizadas por el primer evangelista no podemos determinarlas con certeza, pues los testimonios son ya tardíos y no concuerdan del todo. San Gregorio Magno nos habla de Etiopía y San Isidro de Macedonia.

Cuenta la tradición que murió Ejipa, una de las hijas del rey y llamó a los dos magos para que la resucitasen; pero no lo pudieron conseguir por más que invocaron a los demonios. Fue llamado San Mateo y apenas invocó el nombre de Jesús, se puso en pie la infanta viva y sana. A vista de este prodigio se convirtió el rey, toda la familia real, la corte  y casi todo el pueblo.
San Mateo. Catedral de Cuenca

Predicó San Mateo un sermón sobre la excelencia de las vírgenes y oído por la princesa Ifigenia, hija primogénita  del rey, consagró a Dios su virginidad y siguieron su ejemplo otras doncellas, muy pronto creció el número de las consagradas, y este hecho le costó la vida a San Mateo. Muerto el rey, se apoderó del reino su hermano Hirtaco, que para asegurar la corona, creyó que era preciso casarse con su sobrina Ifigenia, que era de extrema hermosura. Oyó esta con horror la proposición de su tío, que se irritó más con la resistencia de Ifigenia. Mandó llamar a San Mateo para que en su presencia persuadiese a la princesa para que consintiera el matrimonio, pero lo que hizo fue apoyar la actitud de la princesa. Indignado Hirtaco se retiró, mandando que le quitaran al vida al Apóstol, que aún no había acabado de celebrar el Divino Sacrificio, cuando en el mismo altar a golpe de hacha le quitaron la vida. San Hipólito le llama hostia y victima de la virginidad y protector de vírgenes.

El cuerpo de San Mateo se conservó largo tiempo en la ciudad de Nadaber, donde padeció el martirio, hasta que en el año de 1080 fue trasladado a Salermo, en el reino de Nápoles, de donde se santa cabeza fue llevada a Francia, y se conserva con gran veneración en la catedral de Beauvais y también algunas reliquias suyas en la catedral de Chartres.

Su Evangelio fue escrito primero en arameo para los judíos conversos y traducido al griego posteriormente. Sus escritos fueron utilizados por todos los autores cristianos del siglo I.

Cuenca, 21 de septiembre de 2019.

©José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


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