jueves, 11 de marzo de 2021

2º El Solán de Cabras.

Baños termales y fuentes principales de Cuenca y provincia.
    El Solán de Cabras, término de Beteta, a tres kilómetros del Puente de Vadillos, se encuentra a la orilla izquierda del río Cuervo, en un profundo y estrecho valle rodeado de elevadísimas montañas, se hallan los baños en cinco depósitos, tres de ellos descubiertos. El manantial es rico y abundante en aguas. Para comodidad de los bañistas se construyó a finales del siglo XVII una grande y cómoda casa con muchas habitaciones y oratorio.

    El manantial es conocido desde el tiempo de los romanos. Existen testimonios escritos que recuerdan la curación de la artritis de Julio Graco en el año 182 a. C.
    Las propiedades curativas de las aguas las descubrió un pastor que observó como las cabras enfermas después de bañarse en ellas curaban de sarna cuando ponían su piel afectada en contacto con la corriente. Posiblemente sea de este hecho donde proceda el nombre que tiene el lugar: “sólo para cabras”, que haya derivado en el nombre actual de “Solán de Cabras”.
    En el siglo XVIII, Pedro Gómez de Bedoya, sobre el año de 1746, aporta datos que indican que este lugar se había convertido en el centro de sanación de múltiples enfermedades, por la multitud de informes que se realizan por parte del doctor José Garcerán, médico del Cabildo de la Catedral de Cuenca; los de D. Roque Medina y D. Manuel Landero, boticario de Beteta; de D. Dionisio Fernández Martínez, boticario de Priego, y de D. Francisco Forner, uno de los médicos que mandó por España al Dr. D. Rodrigo Quiñones en 1750, a recoger noticias para la obra que publicó Bedoya, D. Juan Pablo Bedoya con el análisis que hizo D. Diego Crespo, boticario de Priego, el informe del médico D. Joaquín Jaques y otros análisis hecho de orden del Gobierno por el químico D. Domingo García Fernández, todos ellos hablan de las bondades de estas aguas.

    Entre los enfermos que vinieron a curar sus dolencias fue D. Pedro López de Lerena y de Cuenca, conde de Lerena, quien contribuyo a que en 1755, el rey Carlos III ordenara construir dos baños y la casa hospedería, que todavía hoy son parte de las instalaciones del Balneario del Solán. Fue el rey Carlos IV quien declaró las aguas de utilidad pública en real Decreto de 10 de abril de 1790, declarando el lugar como Real Sitio.
    En el año 1826, el arquitecto Antonio López Aguado, intervino en las instalaciones de los llamados Baños de la Reina.
    En la corte de Fernando VII, se creía que la fatal de generación real se debía a la esterilidad de la reina, así que se tomó la decisión de llevar a la reina al Solán, en el verano de 1826 se alojó Doña María Josefa Amalia de Sajonia, que estuvo desde el 6 de julio al 12 de agosto.
    A finales del siglo XIX, principios del XX, Baldomero San y Sanz fundó la empresa embotelladora, que en el año 1920 adquirió el Balneario. La empresa se constituyó como Sociedad Anónima el 29 de julio de 1976: “Balneario y Aguas de Solán de Cabras, S.A.” en la que Antonio del Pozo fue Consejero, Secretario y Presidente del Consejo de Administración e intervino en la difusión de la marca, en la ampliación de la planta embotelladora y en el aumento de la producción, haciendo del Solán de Cabras una marca con referencia en el sector de la Aguas Minerales de España.
    El grupo catalán Damn, de acuerdo con dos de las partes propietarias, los Sanz Gallego y los García Cabanes, quieren hacerse con la empresa. La familia Del Pozo se opuso y ganó judicialmente, lo que provoca la salida de Damn del accionariado. Sin embargo los del Pozo si llegan a un acuerdo con el Grupo Osborne en 2001, nuevo dueño mayoritario del Solán desde 2002. La división de aguas y zumos de Osborne es adquirido en 2011, por el grupo andaluz Mahou-San Miguel que se hace con la empresa de Solán de cabras.

Publicado en Cuenca, 12 de marzo de 2019.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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