sábado, 13 de marzo de 2021

Pandemias y pestes en la historia. Los casos que afectaron a Cuenca redujeron un 68 % su población, en el siglo XVIII

   Las enfermedades contagiosas en que se ha visto inmersa la sociedad han sido muchas y de distintos virus y procedencia. La más antigua de la que tenemos noticias escritas, con relación a la ciudad de Cuenca, procede del siglo XII, coincidiendo con la llegada de San Julián (1196), segundo obispo de Cuenca. El historiador Muñoz y Soliva hace el siguiente relato de los hechos: por los ruegos de vuestro Obispo tiene Dios a bien que cese esta plaga. Enmendaos vosotros de vuestros pecados.” (1*)
La peste y san Julián. Obra de Bartolomé Matarana siglo XVI.
La ciudad estaba invadida de peste…. Asistió a los cristianos apestados con limosnas, con los santos sacramentos y con fervorosas exhortaciones, y a los que morían les daba sepultura por si mismo… orando en la Santa Iglesia Catedral con algunos prebendados, para que cesase el cruel azote, se oyó una voz celestial que decía: “

 Sobre el origen de las enfermedades contagiosas que se dieron en el Medievo se alude, entre otras, a los efluvios de la descomposición de materia orgánica que había en el aire que se respiraba. También se imaginaba que la peste tenía un origen astrológico, como eclipses, alineación de planetas o por el paso de algún cometa, también de origen geológico por emanaciones de origen volcánico por las que eran liberados gases tóxicos. Ante la falta de conocimientos científicos fueron considerados fenómenos sobrenaturales atribuidos a la cólera divina por los pecados de la humanidad.
Portada de san Julián. Archivo Histórico Provincial de Cuenca.
Documento de 1643 que dice: "Yo, escribano del Rey nuestro señor, y público del número de la 
ciudad de Cuenca y su tierra, certifico y doy fe, a los que presente vieren, cómo por la
misericordia de Dios, Nuestro Señor, esta ciudad está libre de peste y otro mal contagioso, 
y se guarda de las partes donde se entiende lo ay...".

La peste negra a mediados del siglo XIV se extendió por los países del mediterráneo y el resto de Europa en pocos años. El foco inicial se produjo en Caffa (actual Feodosia), en la península de Crinea, a orillas del mar Negro.  Esta ciudad estuvo asediada por el ejército mongol, posible foco de la infección en el año 1346. Como anécdota se cuenta en las crónicas que los muertos por la pandemia de la peste negra entre las filas mongólicas eran arrojados con catapultas al interior de la población de Caffa, pero sería más probable que la infección penetrara a través de las ratas infectadas. De aquí pasó a Italia por los mercaderes genoveses y desde aquí se extendió a todo el continente. La población de la región italiana de la Toscana perdió una población entre el 50 y el 60 por ciento de sus habitantes. En la península Ibérica, se produjo una disminución de población entre el 60 y 65 por ciento. Se calculó que en la región de Navarra y Cataluña se sintió la pérdida entre el 50 y el 70 por ciento. En Europa la población se redujo de 80 millones a sólo 30 entre los años de 1347 al 1353.

Otra de las pandemias importantes fue la peste neumónica o pulmonar que al contagiarse por el aire el contagio era muy rápido. Cuando la bacteria afecta a los pulmones y a la sangre la muerte se produce de forma segura y en un plazo de horas. Dada la rápida muerte de los portadores, el contagio por esta vía se producía en un tiempo breve y su expansión fue más lenta.

Los historiadores sugieren que la peste bubónica fue de las que más afectó a las poblaciones. La transmisión se producía a través de barcos y personas que transportaban los agentes portadores, como eran las ratas y las pulgas infectadas, éstas eran transportadas en las mismas mercancías y por las mismas personas que traían esos productos propagando la peste por doquier. Las grandes ciudades comerciales eran los principales focos de infección, de éstas eran transmitidas a los pueblos y núcleos más pequeños. La Catedral de Cuenca guarda un recuerdo de esta peste bubónica que asoló Cuenca en el año 1285. Es el retablo de la ermita de Santa Ana, trasladado aquí en el siglo XVIII al hundirse la ermita de Santa Ana. En aquella época acudieron los habitantes de Cuenca a su mediación para que los efectos nefastos cesaran. El actual retablo y la pintura en lienzo sobre tabla, está fechada en el año 1400 y es de estilo gótico.

En el reinado de los reyes Católicos se dio otra peste en el año 1492, este hecho no es muy conocido, afectó a Cuenca, Ocaña, Alcalá de Henares y Sevilla. Y en el año 1717 se volvió a producir otra pandemia, en ambos casos el pueblo de Cuenca recurrió a la protección de la Virgen de las Nieves, organizándose una procesión por las calles de la ciudad, remitiendo el mal que acosaba a sus habitantes, por ello se juró guardar un día festivo al año, coincidiendo con su festividad y se levantó un altar en conmemoración de los hechos del que se puede disfrutar hoy en día en la Catedral de Cuenca.

Por último diré que en 1508 y 1509 se juró por esta ciudad de Cuenca celebrar todos los años la festividad de san Roque: “La peste hacía grandes estragos, y se decretó que los ayuntamientos se celebrasen (reuniones o plenos) fuera de su recinto. El primero se celebró en Albaladejito y otros en Chillarón, Cólliga y otras aldeas” (2*), según costa en su archivo. Desde entonces, cada 16 de agosto, Cuenca cumple con la tradición de sacar en procesión, por sus calles la imagen de san Roque.    En 1709 en Cuenca, a causa de la peste, de las malas cosechas por las plagas de langostas, hubo mucha hambre, esto hizo que su población menguara a unos 5726 habitantes, de los cerca de 18.000 que había a mediados del siglo XVIII, ocasionándose una reducción de población del 68 por ciento.
Retablo de la Virgen de las Nieves.
Catedral de Cuenca. Testigo de las pestes de 1492 y 1717.
  Ahora en nuestro siglo XXI, donde todo parece que está controlado se vuelve a dar una pandemia mundial por un extraño patógeno llamado coronavirus COVID-19. Fue el 31 de diciembre cuando se detectó el primer caso de la enfermedad en Wuhan. La denominación de los virus va cambiando, el Covid-19 es diferente a la que se utilizó en anteriores brotes de coronavirus, podemos recordar el SARS o el MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio). Mientras que se busca una vacuna contra este virus no queda más remedio que luchar contra él utilizando las armas disponibles para combatirlo o ¿habrá que retomar las creencias de nuestros antepasados y recurrir a la vía divina?

Publicado en Cuenca, 12 de marzo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes:

-Noticias, los Ilmos. Señores Obispos que han regido la Diócesis de Cuenca, Trifon Muñoz y Soliva. 1860. g.21

-Historia de la Ciudad de Cuenca. Trifon Muñoz y Soliva. Libro II. 1867. Pag.572.

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