jueves, 25 de marzo de 2021

Viernes de dolores en tiempos de pandemia. 26 de marzo de 2021.

   En este segundo años que venimos padeciendo los estragos de la pandemia del COVID-19 y sus variantes diversas, nos vemos en la necesidad de no poder asistir con normalidad a la visita obligada de los conquenses a su patrona, la Virgen de las Angustias en el VIERNES DE DOLORES.

La devoción a la Virgen de los Dolores, en nuestro caso con la advocación de las Angustias, es sin duda una de las más antiguas de la Iglesia. La encontramos en todo tiempo en el mundo selecto de las almas que enternecidas por el espectáculo de la sublime escena del Calvario, se propusieron honrar según merecía el profundo misterio de la compasión de María en los sufrimientos de Jesús. “Las palabras afectuosas y compasivas de la Virgen durante el curos de la Pasión, nos muestra bien la veneración que los fieles han sentido en todo tiempo por las amarguras de esta divina Madre afligida hasta tal punto, que la Iglesia la honra con el glorioso título de Reina de los Mártires”.

Según una respetable tradición traída por Marchese, en su “Diario de María”, se remonta a los tiempos de los apóstoles el origen de esta devoción. Hacía dos años que la Virgen había muerto. Apenado san Juan por el dolor de la separación, suspiraba por el día afortunado en que le sería otorgado volver a ver en el cielo a la que tan tierna, y filialmente había amado en la tierra, a aquella cuya sola presencia había convertido la vida del Apóstol en un verdadero paraíso sobre la tierra. Embebido en estos pensamientos, se pasaba por los lugares que le recordaban a María, y de manera especial por el Calvario donde tan cruelmente había sufrido; los dolores de la Virgen eran de continuo la materia de sus piadosas e incesantes meditaciones. Aconteció que un día quiso el Salvador consolar al tristeza del Apóstol y se le apareció acompañado de María y el discípulo amado oyó a la Virgen pedir a su divino Hijo una gracia particular a favor de las almas devotas de sus dolores, gracia que nuestro Señor otorgó en el acto prometiendo que cualquiera que fuese fiel a esa devoción haría antes de morir penitencia de sus pecados y sería preservado de las llamas del infierno.





Cuenca, 26 de marzo de 2021.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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