sábado, 21 de octubre de 2023

El Obispo don Gaspar de Quiroga y la Claustra de la Catedral de Cuenca.

 Mi contribución al día de la Catedral.

    Los otoños es un tiempo donde la dormición es palpable en la naturaleza y el género humano no es ajena a ella, es en este período donde más defunciones hay, no fue ajeno a ello el obispo Quiroga pues falleció el 20 de octubre de 1594 a los 82 años de edad y su cadáver reposa en el convento de religiosas agustinas de su villa natal, Madrigal.

Fue un hombre muy cercano a la Casa Real de la época, Felipe II le nombró consejero de Castilla y de la Santa Inquisición, visitador del consejo de Cruzada y residente en Italia, y tanto le gustó de su trato y sabiduría que le llevó en su compañía a la jornada de las Alpujarras, para sosegar la rebelión de los moriscos del reino de Granada.

En 1571 le presentó para obispo de Cuenca, y el Papa S. Pío V firmó la gracia en 17 de diciembre de este mismo año. Tomó posesión en 19 de enero de 1572; le consagró en la Iglesia de Santa María de Madrid D. Diego de Espinosa, obispo de Sigüenza e inquisidor general. Entró en esta ciudad el 16 de julio y en el año siguiente de 1573 fue presentado para inquisidor general y recibiendo las bulas tomó posesión en mayo del mismo año.

En esta diócesis dejó un  buen sabor de boca, tomando por modelo a su glorioso predecesor San Julián, reformó completamente este obispado. Era templado en la comida y no bebía vino, siempre que se sentaba a la mesa le leían un capítulo de las Sagradas Escrituras. Con los pobres fue sumamente generoso, hubo día que les distribuyó dos mil ducados a los más necesitados de la diócesis.

Podría estar hablando de la caridad de este hombre durante varias páginas pero me centraré en la construcción de la claustra y el patio de nuestra Catedral, situado al lado norte. “Es de orden dórico, con columnas resaltadas dos tercios de su diámetro y cinco arcos espaciosos en cada uno de sus cuatro lados. Cada uno de estos es de cuarenta varas de longitud, cinco y cuarta de latitud y diez de altura” (Así lo describe Trifón  Muñoz y Soliva, canónigo de la Catedral de Cuenca). Su material es piedra de color pardo oscuro, pero tan frágil que con la humedad se cuartea y pulveriza. La arquitectura es del mayor gusto de la época de la restauración de las artes y es triste que con los bloqueos de cal o yeso se le haya quitado, como también  a la catedral, aquella importancia majestad que  adquiere con los siglos la piedra diestramente cortada. El pavimento está completamente destrozado, desde que en esta claustra se labraron los jaspes para los para la capilla Mayor y el Transparente.

La claustra de la Catedral de Cuenca

En patio, es donde campean las principales bellezas arquitectónicas de la claustra, es un cuadrilongo de veintisiete varas de longitud y de veintiséis de anchura. En su centro hay una fuente compuesta de pilastra, taza y remate y de un pilón polígono irregular, cubierto con un emparrado y jazmines. Cuatro jóvenes y hermosos cipreses están a sus lados con simetría y lo demás del patio lo ocupan varios cuadros con diversidad de flores, principalmente en primavera y otoño. A unas dos varas de los lienzos corre un seto de boj, lilas, rosales e higueras, bajo el emparrado, todo el conunto hace un sitio delicioso (Nada de estas plantas se conservan en nuestros días).

Vista de la claustra de la Catedral de Cuenca

De la identidad del realizador de la claustra no está muy claro, lo más acertado es decir que fue un “Vandelvira” (y me pregunto yo ¿el nombre de Vandelvira es un error de escritura? ya que en el libro de cuentas de fábrica de la catedral de 1564 afirma habérsele pagado a: " “Vandelvira”, doce ducados por el viaje a Cuenca para hacer la traza de la claustra", pero en el libro no especifica el nombre así que pidiera ser: Pedro de Valdelvira, maestro de la catedral de Jaén  o cualquiera de sus hijos: Francisco, Cristóbal o Andrés. por lo que no queda claro. Pero lo que sí está claro es que en el libro de cuentas de fábrica que la traza fue remitida al Escorial para su aprobación y que la ejecución de la obra se subastó en presencia del Ilmo. Sr. obispo Quirog el 23 de abril de 1577 y se remató con varias condiciones de Juan Andrea Rodi con el precio de 13.700 ducados.

No termina aquí la cosa de la obra. Con Juan Andrea Rodi hubo desavenencias en 1583, que le parecía haberse equivocado en la valoración de la obra pidiendo un aumento de presupuesto y la obra se le pasó a Juan Martínez del Barrio. Al final, ni con Rodi ni con Barrio, la claustra la concluyeron los facultativos Pedro de Aguirre y Pedro de Abril.

Así acabó esta historia que luego se retomaría en el siglo XVIII para cerrar los arcos por las bajas temperaturas que se sufrieron en esta ciudad.

Cuenca, 22 de octubre de 2022 y el 21 de octubre de 2023.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuente documental:

-Episcopologio conquense 1858-1997. Trifon Muñoz y Soliva.

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