viernes, 22 de abril de 2016
sábado, 9 de abril de 2016
LA HUELLA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA EN LA CATEDRAL DE CUENCA
523 años del regreso de
Colón a España tras el descubrimiento.
El día 15 de abril de 1493
llegaba Colón de regreso a España. De las tres carabelas sólo regresaron dos,
la Santa María el día 24 de diciembre encalló en “La Española” y con sus restos
se construyo un fuerte al que llamaron “Fuerte Navidad”. El 15 de enero de 1493
Colón toma la decisión de partir y al día siguiente las cañaveras Pinta y Niña
abandonan “La Española” con rumbo a España.
Indígena y armadillo en la sacristía de la Catedral de Cuenca (C) José María Rodríguez González |
Después de un turbulento viaje a
causa de los temporales que separó las dos carabelas, viéndose obligando a
atracar en las Azores donde es arrestado
y liberado, por otro temporal le obliga a atracar en Lisboa el 4 de marzo donde
es entrevistado por el rey Juan II de Portugal informándole de su
descubrimiento, ese mismo día escribe una carta a los Reyes Católicos indicando
que llegaría a la corte sobre el 20 de marzo.
Colón eleva anclas de Alhandra
(Portugal) con La Niña el 13 de marzo. Navegando por la costa portuguesa y
luego por la costa Española de Huelva llega al Puerto de Palos donde llega el
día 15 de marzo, según el diario de a bordo.
Colón debió de estar en Sevilla
hasta el día 9 o 10 de abril. Se dice que los días que estuvo en Sevilla fue
huésped de honor en la casa del Asistente Mayor de la ciudad y del arzobispo
Diego Hurtado de Mendoza y Quiñones. No existen referencias concretas del
recibimiento que la ciudad de Sevilla hizo al gran descubridor, por lo que hago
referencia a lo descrito por el historiador Henry Harrise, afirmando que se
hizo una fiesta similar a la del Corpus Christi en la ciudad.
En los días que estuvo en
Sevilla, se habla que se paseaba por el entorno de la Iglesia de San Nicolás y
por el Barrio de Santa Cruz exhibiendo los indios que había traído.
En comitiva y con Juan Niño,
Colón partió de Sevilla para Barcelona donde estaban los Reyes Católicos,
llevando con él a seis de los diez indios que había traído de las Indias y
además llevó papagayos verdes y rojos, guaizas, hechas por los indios de
pedrerías y huesos de pescado, y cinturones de oro. El viaje fue realizado por
tierra para que los habitantes de los pueblos por donde pasaran pudieren ver a
los componentes del cortejo.
Los Reyes católicos lo recibieron
en el Monasterio de San Jerónimo de la Murtra, ubicado en Badalona. En la
catedral de Barcelona se bautizaron a los seis indios en presencia de los
Reyes. El 28 de mayo emprende el viaje de regreso a Sevilla.
Estos instantes constituyen los
momentos fundamentales de la historia universal, representando el encuentro
entre los dos mundos que hasta ese momento habían evolucionado
independientemente, cambiando el rumbo de la historia.
Armadillo. Sacristía Catedral de Cuenca (C) José María Rodríguez González |
García Hurtado de Mendoza (1535-1609), cuarto marqués de Cañete, era el segundo hijo del segundo marqués Andrés Hurtado de Mendoza, nacido en Cuenca, y su esposa María Manrique. Al ser su padre nombrado III Virrey de Perú (1555-1560) vuelve para acompañarle junto con su hermanastro Felipe, mientras que el hermano mayor Diego, queda en España y regresa a Cuenca.
Se especula con la posibilidad
que fuera a través del Arzobispo de Sevilla, quien hiciera llegar las noticias
con lo novedoso del viaje de Colón al haberlo tenido alojado en su casa como
invitado al regresar del Nuevo Mundo. Sea como fuere es de destacar que a lo
largo de toda la iconografía existente en las arquerías góticas de la Catedral de Cuenca animales que eran desconocidos en occidente hasta el momento del descubrimiento del Nuevo Continente; animales que fueron
esculpidos por lo novedoso, como puede ser el “armadillo”, nombre
dado por los propios descubridores.
Uno de las cosas que más llamaron la atención a la población del reino en ese tiempo fueron los diez indios que
Colón trajo consigo, como testigos de la veracidad de su descubrimiento y ello
no podía faltar en la representación iconográfica, pues son cuatro los indios los que
ilustran las arcadas, uno con un animal en su mano, como presa. Su tallado
coincide con la descripción que hace de ellos Colón en su diario de a bordo. El Almirante les habló de las cosas extrañas que encontró, entre ellas de los devoradores de carne human o caníbales y de las sirenas frente al Monte Cristi, pero aseguró no haber visto ningún monstruo que los cosmógrafos creían que existían en las islas al fin de la Tierra.
DODO. Sacristía Catedral de Cuenca (c) José María Rodríguez González |
Con relación a las aves la más
destacada seria el “dodo”, natural
de las islas Mauricio, es una especie de pato gigante que no puede volar.
Sobre el año 1681 se trajo el primer
ejemplar a Europa, en la actualidad extinguido. Su nombre de DODO (estúpido) se
lo pusieron los portugueses que se mofaban de su torpeza y facilidad de ser
cazados.
Un producto típicamente americano
es el maíz que es una especie de gramínea anual original y producida por los
pueblos indígenas en el centro de México desde hace unos 10.000 años. Se
introdujo en Europa en el siglo XVII. Ante este hecho he de afirmar que en la iconografía
poseemos más de diez mazorcas de maíz esculpidas en piedra a finales del siglo
XV ya que la reforma finalizó en el año 1505.
Indio del Nuevo Mundo (c) José María Rodríguez González |
Si nos referimos a especies
marinas, nos encontramos con los cangrejos ermitaños, estos suelen vivir en las
aguas de los continentes americano y europeo. En América se distribuye desde
Alaska hasta Baja California en México. Su hábitat en las aguas son los
arrecifes, las zonas rocosas y la arena.
Lo más asombroso es el tener
esculpido un pez globo, este es un pez que suele encontrarse en zonas tropicales, traído a Europa en el siglo XVI. No me cabe duda que fue una mala
experiencia la que llevó a entrar en la clasificación de los animales malignos
en la iconografía religiosa. Analizado su comportamiento diré que este enigmático
pez es temido, a la par que admirado, por su capacidad de hincharse como una
pelota en los momentos en los que se siente atacado por algún depredador. Este sistema de defensa se completa con el empleo
de una sustancia extremadamente venenosa denominada tetradotoxina, un veneno
que bloquea los canales de sodio del cuerpo, paralizando los músculos mientras
la victima permanece totalmente consciente y finamente muere por asfixia; ni
hoy en día hay remedio para ese veneno. Todo lleva a suponer que alguno de los
exploradores españoles tuvo la mala fortuna de acabar sus días por la
curiosidad que despertó y el instinto de poseerlo sería lo que le llevaría a la muerte, hecho
por el que, posiblemente lo tengamos entre lo iconografía de la Catedral de
Santa María de Cuenca.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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