lunes, 25 de noviembre de 2019

“El Milagro de la Luz de Adviento”


La llegada del Sol al medallón de la Anunciación en la Catedral de Cuenca

Cuando la noche dura igual que el día, cuando el equinoccio de otoño empieza a declinar para dejar paso al solsticio de invierno, es en este tiempo, como todos los años, el Sol nos recuerda el Adviento al quedar iluminado el medallón de la rejería de la capilla de los Caballeros que representa el momento en que el Arcángel San Gabriel anuncia a María que será madre. Un fenómeno asombroso que la sabiduría popular ha dado en llamar desde tiempos: “El milagro de la luz de Adviento”.
Medallón de la Anunciación. Efecto lumínico del 1º domingo de Adviento.
Capilla de los Caballeros. Catedral de Cuenca

¿Qué es el Adviento?  Es el comienzo del año Litúrgico, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo, su duración varía entre 21 y 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos anteriores a la fiesta de Navidad. Este año se inicia el primer domingo, el día 1 de diciembre y terminará el 24 de diciembre. La palabra Adviento procede del latín “adventus”, cuyo significado es venida, llegada.

En la catedral gótica es el templo de la Luz. Las vidrieras dejan pasar un tornasol de luz y color que contribuye a crear una atmósfera espiritual. Las vidrieras son por sí mismas todo un programa iconográfico y en nuestra Catedral conquense tiene sus momentos especiales como es el que se da en el primer domingo de Advierto, al que llamamos: “El milagro de la luz de Adviento”.

 El fenómeno se da progresivamente durante esta semana, terminando de centrarse el domingo, día 1 de diciembre sobre las 12.30h hasta las 12.45h, a lo largo de la siguiente semana, se irá descentrando hasta su desaparición.

Este fenómeno trata de explicar la concepción de María imitando al cuadro de la Anunciación del pintor toscano del Renacimiento Fray Angélico, pintado en el año 1426.  El cuadro se compone de una escena principal, la Anunciación de la Virgen y a la izquierda del cuadro la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Para nosotros lo importante es el haz de luz que emana del ángulo superior izquierdo que traspasa ambas escenas para depositarse sobre el pecho de María.
La Anunciación de Fray Angélico.

El medallón de la reja de la Capilla de los Caballeros de la Catedral está formado por una corona compuesta por distintos tipos de hojas y frutos, como granados, moras, hojas de laurel que circunda la escena. En su interior el medallón está compuesto por la Virgen María a la derecha, sentada, sobre su regazo un libro o manuscrito y sobre ella la paloma, símbolo del Espíritu Santo. A la izquierda el arcángel Gabriel portando una filatería con la inscripción “Ave María Gracia Plena” en su mano derecha y en la mano izquierda porta una rama de nardos blancos, símbolo de la virginidad y en el medio de la escena un jarrón con azucenas, símbolo o logotipo de la Catedral de Cuenca, dejando claro quién fue el promotor de la reja.

Sólo falta el haz luminoso que lo pone la segunda vidriera del Presbiterio que en estas fechas un haz de luz lo atraviesa dejando su color y su luz sobre el medallón, expresando la verdad del momento: “Como un rayo de luz atraviesa un vidrio sin mancharlo así sucedió el embarazo de María”. En el mundo físico es una metáfora corpórea de la realidad espiritual, concepción filosófica de la escolástica de Santo Tomás de Aquino que resume perfectamente cómo la iconografía cristiana tiene una carga significativa de orden superior. Es decir en la doctrina cristiana afirmamos lo religioso partiendo de un símbolo. Como decía Santo Tomás: “no es bella una cosa porque nosotros la amamos, sino que la amamos porque es bella y buena y todo lo bello y bueno es verdadero”.

Disfrutemos durante estos días de este anuncio espectacular que nos da el arte que posee nuestra Catedral, cuando el sol brilla con todo su esplendor aportando a la escena algo natural que se funde con la creencia religiosa que se anuncia y que su autor nos ofrece para mayor gloria de Dios. Porque esta escena tan fantástica no podría haber estado mejor iluminada ya que el rayo de sol que alumbra el bello medallón, significa un rayo de esperanza para el ser humano.

Cuenca, 25 de noviembre de 2019

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

viernes, 22 de noviembre de 2019

San Clemente.

Hoy la festividad de San Clemente.
     San Clemente I fue el cuarto sucesor de San Pedro en el Pontificado romano: Pedro, Lino, Anacleto y Clemente. Esta es la opinión de Eusebio en el siglo IV, quien asigna para su gobierno los años 92 al 101.
    La tradición cierta que refleja el Libro Pontifical le hace natural de Roma y fija su cuna en el Monte Celio. También nos dice que murió mártir en el tercer año de Trajano.

Parece cierto que conoció a los Apóstoles, como asegura San Ireneo y que dio su sangre por la verdad cristiana. Desde el siglo IV la Iglesia de Roma da por indiscutible su martirio.

Tertuliano nos dice que San Clemente fue consagrado por San Pedro, y Eusebio añade que, por amor a la paz, cedió la cátedra a San Lino. Estos datos hace sumamente amable la figura de San Clemente, se le puede llamar el Papa de la unión y caridad cristiana.

Se conserva de San Clemente un escrito auténtico, que es una carta a los fieles de Corinto. Escribe en nombre de toda la Iglesia de Roma, y en su modestia y humildad oculta el propio suyo. Pero es evidente, aunque no se nombre, que él es quien escribe y así lo ha creído toda la antigüedad. Dionisio, obispo de Corinto por el año 170, dice que su Iglesia veneraba al escrito de San Clemente casi al par de las Escrituras Sagradas y lo leía en las reuniones litúrgicas.

Ya desde el tiempo de San Pedro los cristianos de Corinto se habían distinguido por su espíritu inquieto y rebelde. Consciente de su deber supremo de Pastor universal de la Iglesia, redactó una carta, que dirige la Comunidad de Roma a la de Corinto. Es bastante larga y en dos partes bien definidas exhorta primero a las virtudes y unen a los cristianos entre sí, como son sobre todo la humildad, la caridad y la subordinación a la legítima autoridad y luego señala los medios prácticos que conducen al logro de la paz.

La carta se debió escribir entre el año 95 y 98 y es un espejo del alma tranquila, equilibrada, dulce y enérgica de su amor. Bajo el punto de vista teológico tiene una importancia excepcional, porque es como “la primera epifanía del Primado Romano”.

Hoy no podemos determinar con certeza el género de martirio que sufrió San Clemente. Los detalles que nos da el Breviario se inspiran en la Pasión, probablemente de un segundo Clemente martirizado en el Quersoneso. Aunque la historia no haya recogido sus últimos momentos, Dios guarda su sacrificio final, la prueba suprema de su amor.

Su atributo es un ancla, símbolo de la firmeza de la fe. Se cuenta que fue arrojado al mar Negro con un ancla atada al cuello, y que los ángeles construyeron en el fondo del mar un magnífico sepulcro de mármol. Todos los años, en el aniversario de su martirio las aguas se retiraban hasta esta capilla submarina.

Cuenca, 23 de noviembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Día 21 de noviembre PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN.

    Celebramos hoy la consagración de la Virgen Mará a Dios a la temprana edad de tres años. Algo así como su ingreso en una Orden religiosa de la que había de ser Madre y maestra de todas ellas.

Las primeras ráfagas heladas del otoño nos traen todos los años el recuerdo de la fiesta de la Presentación de la Virgen. Es un hecho cuya noticia escrita nos ha llegado por los Evangelios Apócrifos de Santiago y de la Natividad de la Virgen María, pero que ha entrado de lleno desde muy antiguo en la corriente litúrgica de la Iglesia. La Iglesia Oriental la celebraba ya a finales del siglo VI o principios del VII; en Occidente entró en la segunda mitad del siglo XIV, en tiempos de Gregorio XI.
Presentación de María en el Templo. Ventura Rodríguez. 
Catedral de Cuenca.

La fiesta de hoy es la historia suavísima de una Niña de tres años que va al Templo de Jerusalén para consagrarse al Señor por entero, darle su infancia y su juventud, lo más simpático y valioso de su vida preciosa, y formarse allí al pie del altar para la misión incógnita a que Dios la destine.

El himno de varios y antiguos Breviarios nos dice así:

“Los padres de la Virgen Soberana,

en su esterilidad,

alcanzaron del Dios Grande el tesoro

de esta Niña sin par.

Cumplen su voto y al sagrado Templo,

de tres años no más,

llevan su prenda, que agradable hostia

en él quiere morar”.

Según esta vieja tradición, la Virgen fue fruto de oración y bendición milagrosa del cielo. Sus padres, antes de que naciera, la habían ofrecido a Dios. Para cumplir la promesa, a los tres años de nacida, la llevan al Templo y la Niña aceptó consciente y alegre aquella obligación.

Hoy la Iglesia nos propone el retrato moral que trazó de la Virgen la elocuencia de San Ambrosio; “Era Virgen en el cuerpo y en el alma, sin que en la sinceridad de su afecto hubiese el más pequeño engaño. Humilde de corazón, grave en las palabras, prudente en el ánimo, breve en el hablar, aplicada al estudio…” Doce años está probablemente en el Templo.

Desde la Concepción Inmaculada, Dios, durante quince años, va a preparar el Centro espiritual del mundo cristiano, el Corazón de la Virgen.

San Pedro Canisio escribe: “La Presentación de la Santísima Virgen fue objeto de gozo inmenso para el Todopoderoso, ya por la piedad de los padres que ofrecían la víctima santa, ya la generosidad misma de la sagrada Niña”.


Cuenca, 21 de noviembre de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 19 de noviembre de 2019

Efemérides conquenses del día 20 de noviembre.

    Hoy quiero traer un recordatorio importante para Cuenca y en estos momentos para la Hermandad Sacramental de San Fernando por que el año que  celebrarán el 25 aniversario de la parroquia y el 350 de la Canonización de San Fernando, el documento que hago mención hoy es porque Fernando III “El Santo” el 20 de noviembre de 1250, en la ciudad de Sevilla firmaba un documento sobre: “Reforma de algunos usos y ratificación de ciertas normas”. El documento original es un pergamino de 459X340 milímetros. A.M.de C. Leg.1 núm. 3.
Documento del Rey Fernando III para Cuenca.

La Glosa dice: Fernando III, desde Sevilla, el 20 de noviembre, da una disposición no sólo en relación con la equiparación de las aldeas y las villas, sino reafirmando unas veces y modificando otros diversos aspectos del ordenamiento establecido. Abordando las siguientes cuestiones que sólo enumeraré pues de ello hablaré en la conferencia que impartiré en la parroquia de San Fernando con motivo de los aniversarios anteriormente citados.

Pues este documento aborda las siguientes cuestiones:

Petición de que Cuenca mantenga los fueros y las costumbres que tenía en tiempos de Alfonso VIII, su abuelo, tal como él mismo había prometido al recibir el reino.

Regulación de viáticos de mandatarios o nuncios entre la corte y la Ciudad.

Calidades de los jueces. Dispone que los menestrales sean excluidos de la elección –por azar- para los puestos de la justicia.

Gastos en las bodas. Manda el Rey que nadie ose dar ni recibir vestidos por matrimonio de parientes.

Estas y otras son tratadas en este documento del que pongo traigo una parte de él.

Otro acontecimiento que se dio en el 20 de noviembre fue la muerte del venerable fray Hernando de Santarén, en el año 1616. Murió martirizado en América. Nació en Huete en febrero de 1567, en el año 1588 pasó, a petición propia, a las misiones de la Nueva España y en Méjico. Más tarde paso a Cijalvo y dos años más tarde a la tierra de Tapias, donde bautizó a más de 50.000 indígenas.

Cuenta su biógrafo que era Visitador de la Orden y cuando llegó a Topeguanes y Zorocapa al intentar decir misa se dio cuenta de que el pequeño altar estaba destruido, junto con las imágenes y objetos del culto y supuso que se abrían sublevado los indígenas. Visto lo sucedido montó en su mula y prosiguió su camino; pero al llegar al río, los indios que acechaban lo vieron y cogieron. Hernando les preguntó a los rebeldes y al hechicero  qué mal les había hecho pero ellos le contrataron con fuertes golpes en la cabeza repitiendo que era por ser sacerdote. Los golpes le provocaron la muerte.

Decían de él: “Nadie lo vio triste, si no alegre”. Edificó más de 40 iglesias. En una carta dirigida al Provincial de la Orden que le invitaba a retirarse ya del colegio de México le decía: ¡Aunque me siento viejo y cansado, deseo que no quede por mí el procurar el bien de estas almas u misiones; ni pediré el salir de ellas, aunque no cerrando por eso la puerta a la obediencia para que disponga de mi persona como de un cuerpo muerto, pues harto mal fuera si de 19 años de Misión y trabajos no hubiera quedado en la indiferencia que nuestro Padre San Ignacio nos pide…”.

Cuenca, 20 de noviembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Santoral del día. Gertrudis la Grande (1256-1302)

    Debió de nacer en Eisleben, que es un pueblecito en Sajonia-Anhalt de Alemania. Es la cuna de Martín Lutero. Gertrudis a los cinco años ingresó para su educación en el monasterio cisterciense de Helfa, muy cerca del lugar de su nacimiento, y al parecer nunca salió de allí.

Profesó en esta orden, pero no tuvo ningún cargo en ella (aunque a menudo se la confundía con Gertrudis de HacKeborn, que fue abadesa de Helfa por estos mismos años) y su vida transcurrió sin ningún accidente externo digno de noticia.

Hasta los veinticinco años estuvo ávida por adquirir una gran cultura, pero después de tener una visión de Jesucristo, se dedicó exclusivamente a la Biblia, a los Padres de la Iglesia y a la liturgia. Renunció a los saberes humanos por sabiduría superior, haciéndose una vida  contemplativa.

Sus Revelaciones, el Heraldo del amor divino y otros escritos tuvieron una enorme influencia en la espiritualidad medieval, sobre todo en la mística alemana, y se le atribuyen también los primeros atisbos de lo que luego será una devoción tan difundida entre los católicos como la del Sagrado Corazón de Jesús.
Estampa de Santa Gertrudis la Grande

In corde Gertrudis invienietis me”, en el corazón de Gertrudis me encontraréis, Cristo como habitante del corazón humano que le es fiel. El atributo por el cual se la representa es un corazón en llamas habitado por el Niño Jesús. De ahí los versos finales del soneto que compuso en su honor Lope de Vega:

Custodia sois mientras gozáis el suelo,

Y pues que todo Dios en él se esconde,

Mayor tenéis el corazón que le cielo,



Cuenca, 16 de noviembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Luna llena del Castor. Plenilunio del mes de noviembre.


     Por fin hoy nos deja ver su rastro al despejare el cielo a las 6.45h de la madrugada. Luce una espléndida luna llena entre las nubes.

Es la una del Castor, que ilumina el firmamento en la noche del lunes, 11 del 11 de 2019 y la madrugada del día 12, día del plenilunio. Así es popularmente conocida la luna llena de noviembre. En su origen se indican dos explicaciones diferentes. Primero por ser la época del año en la que los castores se activan y por otro lado, los cazadores se preparaban para hacer frente al invierno poniendo trampas para capturarlos y con sus pieles poder hacer frente a los rigores del frío invierno.

La Luna llena de noviembre, en Europa, también es conocida con el nombre de Luna del Cazador, así como Luna de la Escarcha y la Luna de la Nieve.

Cuenca, 12 de noviembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.



Algunas de las fotos de esta madrugada: Tomadas desde las 6.45h hasta las 7.15horas

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Efemérides conquenses del día 7 de noviembre.


    El día 7 de noviembre de 1190, el Obispo de Segorbe, hizo restitución voluntaria de la Villa de Cañete a la diócesis de Cuenca, como perteneciente al territorio conquense, en 1183, Don Juan Yáñez, trabajó extraordinariamente en aclarar los límites de la diócesis de Cuenca.
Archivo de la Catedral de Cuenca.

Conquistada Cuenca por Alfonso VIII en 1177 y fundada una nueva diócesis con sede en esta ciudad en 1182, fue nombrado Obispo titular a Don Juan Yáñez (1183-1195). Durante la Edad Media la diócesis conquense fue dirigida por 31 prelados cuya potestad se proyecto en un doble ámbito. Por una parte, el poder de los obispos se manifestó dentro de su propia diócesis, afectando tanto al clero como a los laicos. Por otra parte la potestad episcopal tuvo un fuerte frado de proyección sociopolítica a través del mantenimiento de todo un complejo y variado sistema de relaciones de poder con otras instituciones y grupos sociales, sobre todo con las casas reales.

D. Juan Yáñez, nació en el seno de una familia noble castellana, pues era descendiente de D. Diego Rodríguez Porcelos y biznieto de Pedro Ansúres y Eylo Alfonso por línea paterna, sobrino de Diego de Guzmán por parte de madre.

Este piadoso varón, desdeñando la carrera de las armas, dedicándose a las letras y servicios del santuario y en consideración a sus méritos el Arzobispo de Toledo D. Cerebruno, lo elevó a la dignidad de Arcediano de Calatrava y atendiendo a ellos, aún más que a los grandes servicios que le prestaran en la conquista de Cuenca, su padre D. Juan y su tío D. Rodrigo Álvarez, el Rey Alfonso VIII lo nombró su primer Obispo de Cuenca.

La diócesis fue formada por la unión de las antiguas diócesis visigodas de Ercávica y Valeria, confirmada en 1183 por el Papa Lucio III. Formó el nuevo cabildo nombrando canónigos y dignidades de entre las diócesis de Burgos, Calahorra y Osma, dio constituciones para su gobierno, estableciendo beneficios e impulsó la construcción de la catedral.

A esta institución acompaño las donaciones y réditos que siguen: la mitad de todos los diezmos de todas las iglesias de Cuenca y de todas las aldeas, la mitad de los molinos y veinte vacas; la mitad de todos los réditos reales, a saber: la mitad de los diezmos de pan y vino, el quinto del portazgo y las calumnias; un majuelo que dicho Sr. Obispo compró al lado del Júcar, y la mitad de una heredad sita en la Hoz del Huécar; la tercera parte de los diezmos de la capilla y yodos las ofrendas de pan y vino que se ofrecían en ella. Todo ello lo confirmó y  selló con el de sus armas D. Gonzalo, Arzobispo de Toledo en el mes de julio de 1184.

Cuenca, 7 de noviembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador hitórico.

martes, 5 de noviembre de 2019

Efemérides conquenses del 6 de noviembre.

    El día 6 de noviembre de 1442 nació en Cuenca D. Tomas de Cuenca, hijo de D. Alfonso de Torrijos y de Doña Beatriz García de Cañete. Él firmaba siempre con la expresión. “de Cuenca” por su amor a su ciudad. Isabel de Castilla, por sus muchos méritos, le nombró miembro del Consejo Real. Fue presidente del Consejo del Arzobispado Conquense de Toledo con  “Plenx-Potestis”, para suprimir las herejías que entonces se cometieron en Ciudad Real.. No aceptó el Obispado que le ofreció Isabel la Católica.

Esudo de los Carrillo de Mendoza en la Calle de San Pedro (Cuenca)
Perteneciente a Diego Hurtado de Mendoza III Conde de Priego.
El día 6 de noviembre de 1465, se otorgó a D. Diego Hurtado de Mendoza el título de conde de Priego, por el rey Enrique IV, en Olmedo, “por los muchos, e altos, e leales, e señalados servicios”. Contrajo matrimonio con Teresa de Carrillo, VI señora del estado de Priego, hija única de Pedro Carrillo y de su mujer Guiomar de Sotomayor. De este matrimonio nacieron tres hijos; Pedro Carrillo de Mendoza, que heredó el condado, Iñigo López de Mendoza, señor de Argal y Mochales, y Andonza Carrillo de Mendoza, esposa de Juan Alonso de Haro, de quienes desciendes los marqueses del Carpio; le sucedió su hijo primogénito.


Severo Catalina.
El 6 de noviembre de 1832 nació en Cuenca D. Severo Catalina del Amo, político y escritor. Escribió bellas páginas dedicadas a la mujer. Fue ministro de Marina y de Fomento, en el Gabinete que cerró la presidencia de los moderados con González Bravo, entre los meses de abril y septiembre. Los acontecimientos revolucionarios de 1868 y el exilio de la reina lo llevaron a Roma, en misión diplomática ante el Papa encargado por la propia Isabel II; a él se le ha atribuido también la redacción del manifiesto que la soberana destronada dirigió desde Pau a los españoles. En agosto de 1869 pasó a Biarritz, y su regreso a nuestro país se produjo en 1871, cuando ya reinaba Amadeo de Saboya. Por entonces, su salud estaba ya bastante quebrantada y en octubre de ese mismo año falleció en Madrid.

Cuenca, 6 de noviembre de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.