miércoles, 31 de marzo de 2021

LA ÚLTIMA CENA. Jueves Santo

 Institución de la Eucaristía y del sacerdocio
¿Por qué el Jueves Santo se celebra la última cena de Jesús? Repasemos los libros de la liturgia y encontraremos la razón y el por qué:
    Llegaba ya a su fin el día catorce del mes de Nisán. Era la tarde del jueves, pero según el modo de contar el tiempo de los judíos, había ya empezado el viernes, primer día de los ácimos.

    Era el momento de cumplir con los ritos simbólicos de la Pascual.

    El Cenáculo estaba dispuesto para recibir a Jesús y a sus discípulos. Todos llegaron al anochecer. Venían de Betania. Se sentaron  a la mesa los doce alrededor del Maestro, y empezaron a cenar.
    Ninguno de los ritos ordenador omitió Aquel que un día dijo a Juan Bautista: “Menester es que cumplas todas las prescripciones de la Ley”.
    Tras la primera parte de la cena en que se comía el cordero pascual con pan sin levadura y lechugas silvestres, seguía la otra que era menos ordenada y estaba separada de la primera por la ablución de las manos.
    En esta segunda parte de la cena instituyó Jesús el más augusto de los Sacramentos, la Eucaristía, y la más sublime por las dignidades, el sacerdocio.
No traeremos aquí todos los pormenores del relato evangélico, pero si recordaremos los hechos principales.
    Mis amados apóstoles –dijo el Señor-, con vivas ansias deseé comer esta Pascua con vosotros, antes de que padezca”.
    En el momento en que el ritual ordenaba a los convidados que se lavasen las manos, Jesús, el Hijo de Dios, a punto de pasar de este mundo al Padre, sabiendo ya que Judas le había vendido, quiso dar a los suyos a quienes tanto amaba, nuevo y supremo testimonio de su amor. Tomó un paño y se lo ciñó a la cintura, vertió agua en un lebrillo y arrodillándose ante sus apóstoles, empozó a lavarles los pies.
Simón Pedro no pudo aguantarlo. Cuando Jesús le llegó a él, exclamó: “Tú, Señor, tú lavarme a mí los pies?
-No entiendes ahora lo que hago- le respondió Jesús con mansedumbre-; más adelante lo sabrás-
-Jamás toleraré- respondió Pedro- que Tú me laves los pies.
-Si note lavo los pies, no tendrás parte conmigo.
-¡Oh! Si es así, Señor, lávame no solamente los pies, sino las manos y la cabeza.
-No es necesario- insistió Jesús-. El que acaba de lavarse limpio está; sólo necesita lavarse los pies, para limpiar las manchas del viaje. Vosotros, limpios estáis, bien que no todos.
Sentándose Jesús de nuevo a la mesa, absorto de todas las grandes cosas que iba a ejecutar.
Afligido estaba visiblemente por la inminente traición de Judas: “En verdad, en verdad os digo, que uno de vosotros me hará traición, y ese tal come conmigo”.
    Los discípulos horrorizados se miraban unos a otros, dudando de quién hablaría. “Quién es?, dijo Pedro al oído de San Juan. Y Juan, recostándose más sobre el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor. ¿Quién es?”
    -Es aquel a quien Yo daré ahora pan mojado.
    No oyeron los demás apóstoles estas palabras dichas por Jesús en voz baja. Por lo que siguieron preguntando: “Señor, ¿seré yo por ventura?” También Judas le preguntó: ”Señor,  ¿soy yo acaso?” “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús, como para obligarle a que reparase mientras en la gravedad de su pecado. Esta respuesta de Jesús la oyó solamente el traidor y la entendió, pero se obstinó en su culpa.
    Teniendo muy presente a su espíritu la inicua traición de Judas, instituyó Jesús el Sacramento por el que se dió en comida a todos los fieles hasta la consumación de los siglos.
    Tomó el pan con sus santas y venerables manos, lo partió y dio a sus discípulos diciendo: “Tomad y comed: esto es mi Cuerpo”. Tomando asimismo el cáliz, dio gracias, y se los dió diciendo: ”Bebed todos de él: porque ésta es mi Sangre, Sangre del nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de sus pecados”. Y añadió: ”Haced esto en memoria mía”.
Tales fueron con admirable sencillez e inefable grandeza, la primera comunión y la primera ordenación. La fe y la pureza de corazón tan admirables de los once apóstoles fieles, consolaron algo al Divino Maestro de la infame traición de Judas.

    En Cuenca la Hermandad de la Santa Cena es de reciente refundación y digo refundación porque se tiene noticias de la existencia de un paso que fue esculpido por Marco Pérez en madera de nogal sin policromar y que desfilaba el Jueves Santo, desaparecido, tal vez quemado en la Guerra Civil. La fundación definitiva de la Hermandad fue en el año de 1985. Sus estatutos fueron aprobados por Don José Guerra Campos el 27 de enero de 1987. El nuevo paso es obra del escultor valenciano Vicent Cortina, siendo entregado en el año de 1983.



Publicado Jueves Santo. Cuenca, 29 de marzo de 2018



Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 30 de marzo de 2021

El valor de la imagen

La imagen es la escritura que despierta los sentidos.

Sin duda alguna, uno de los textos más elocuentes sobre el valor de la imagen en el siglo XII es el conocido de san Bernardo cuando, en 1124, arremetió en su polémica contra el lujo escultórico cluniacense.

Dejando al margen la intención de la polémica, que no trae nada más que enfrentamientos, nos encontramos un hecho paradigmático en la historia de cómo los cluniacenses reaccionaron de forma diametralmente opuesta a los cistercienses ante una misma imagen. Valorando estos hechos diré que mientras los cistercienses necesitaban de apoyos visuales para el desarrollo de sus oraciones, los cluniacenses ven en ellas distracción y evasión en su recogimiento.

Si buscamos en los anales de la historia nos encontramos con una carta escrita por el Papa Gregorio Magno a Sereno, obispo de Marsella, por causa de haber destruido las imágenes de su diócesis; le recrimina al obispo porque al destrozar las imágenes ha privado a los fieles, especialmente a los incultos, de las enseñanzas que el pueblo podrá recibir visualmente, puesto que “una cosa es adorar y otra conocer a través de la historia pintada, qué es lo que hay que adorar. Porque lo que la Sagrada Escritura proporciona a los que saben leer, es lo que la pintura proporciona a los analfabetos que saben mirar”.
Sátiros. Reja del Coro. Siglo XVI. Catedral de Cuenca.

Para cerrar esta introducción antes de proseguir con las criaturas de las que hablamos ayer, describiéndolas iconológicamente manifestaré las tres causas que señaló santo Tomás de Aquino para justificar la presencia de las imágenes en los templos.

La primera es ya conocida sobre la instrucción al pueblo, que al no saber leer queda ilustrado con sólo verlas. La segunda razón es que no le basta con oír hablar de los misterios de la fe, los recuerda mejor si ha visto una ilustración tanto de la palabra de Dios como de la vida de los santos; así pues, las imágenes proporcionan un efecto semejante al de las lecturas y finalmente, la tercera razón es que las imágenes nos recuerdan tanto el amor de Dios como los ejemplos de los santos, y en consecuencia el hombre asimila mejor lo que oye si lo apoya con un soporte visual.

Espero que tras estas explicaciones comprendamos mejor el poder catequético que desempeña este conjunto de imágenes en el arte del Medievo e incluso en nuestro tiempo una vez que se le explica a la gente el cometido que tienen estas bellas imágenes que inundan tantos los muros, como las rejas del siglo XVI de la Catedral  de Cuenca, como así es también en el resto de catedrales del mundo.

Publicado Cuenca, 31 de marzo de 2020.

Por José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

lunes, 29 de marzo de 2021

Bestiario del diablo. Su representación iconográfica.

La representación del diablo. Su Bestiario.

La Edad Media parece haber pensado con pasión que todo pudiera ser símbolo, pero hay que estudiar este simbolismo en sus fuentes y textos, pues existe el peligro de deformar con la mejor buena fe su verdadero significado.
Diablo Botis. Iconografía marginalista siglo XV
Catedral de Cuenca.
  A mitad de la Edad Media aparece el talento enciclopédico de san Isidro quien supo sintetizar a Cicerón, a Horacio, a Ovideo, a Marcial, a Plinio, a Juvenal y a Luciano, a los que resumió sin sacar consecuencias morales de los animales y sin dar tampoco interpretaciones alegóricas, porque sería la obra de los Physiologi o de los bestiarios (1*).

No debe olvidarse que la Edad Media rara vez ha inventado; solamente se ha limitado a beber en las fuentes antiguas, en las que a veces ya había un intento de moralización. Por tanto los primeros comentarios simbólicos se hallan en los autores antiguos, de los que se alimentarán los Padres de la Iglesia; todo se cargará de sentido, aunque sea muy poco lo que se sepa del comportamiento animal.

Tengo que decir que es difícil dar una definición breve, para este artículo, de lo que es el Physiologus, creo que la más acertada es la que dio el especialista italiano Sbordone que lo calificó de pequeño manual zoológico-simbólico.
Perro. Iconografía marginalista. siglo XV. Catedral de Cuenca

El libro original fue creciendo de contenido con los años y llegó a tener 200 descripciones no sólo de animales sino también de plantas y minerales, así que la obra se dividió en tres partes: bestiario, herbario y lapidario.

En España no paso desapercibida esta obra, pues el humanista sevillano Gonzalo Ponce de León llevó a cabo en Roma la traducción al latín, el llamado Physiologus Epiphani, en época del Papa Sixto V, al que dedicó el libro. Editado en Roma en el año 1587 y 1601, apareciendo en París y en Amberes (2*).

Tras esta breve explicación entro de lleno en el bestiario de Satanás.

Hoy en día somos muy morbosos y todo esto nos llama la atención desmesuradamente y comenzaré diciendo que son muy numerosas las encarnaciones del espíritu del mal, y los animales pueden ser reales, fabulosos y monstruosos, como lo podemos observar en la iconografía del siglo XV en la Catedral de Cuenca, pues tenemos un verdadero bestiario en nuestros arcos góticos del siglo XV.
Cerdo. Iconografía marginalista. Siglo XV. Catedral de Cuenca.

La imagen de Leviatán es la Ballena que los Salmos: 73, 14 y 103,26 describe como monstruo infernal; en su vientre estuvo Jonás cuando fue arrojado al mar. A veces el demonio de Macho Cabrío, de Cabra, de Camaleón (por su poder de transformación) o de Gato negro. Pájaro diabólico es el Murciélago, especie de vampiro que chupa la sangre de los niños dormidos. Los orientales califican el Perro de impuro, es el símbolo de los pecadores, que como el perro se alimenta de lo que ha vomitado, como recuerda San Pedro en la segunda Epístola.
Arpía masculina. Iconografía marginalista siglo XV. Catedral de Cuenca.

Son demonios los animales que se arrastran por la tierra y viven en ciénagas como el Sapo, símbolo de la avaricia, la Rana, El cocodrilo, cuya boca es comparada con la del infierno, y el Erizo, que destruye las viñas. A Satanás alude  el Leopardo, cuyo pelaje simboliza la ambigüedad del demonio: también es bivalente el León. Otro destructor de las viñas del Señor (Cantar de los Cantares 3,15) es el Zorro, símbolo de la hipocresía, como el Jabalí, que destruye con violencia. El símbolo más universal es la Serpiente, el Mono, cuyo rostro tanto recuerda al del diablo.
Dragón. Iconografía del siglo XV. Catedral de Cuenca.

El poder del demonio queda simbolizado por los cuatro animales recordando en los salmos (90,13); áspid, basilisco, león y dragón. El áspid, según Honorio de Autun, es un pequeño dragón, que huye de los encantamientos colocando una oreja pegada al suelo y tapándose la otra con la punta de la cola. El basilisco es el rey de las serpientes y lleva en la cabeza una cresta. 
El dragón es una variante de la serpiente y la Quimera es un híbrido de cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente. Otro animal demoniaco y fabuloso es el grifo, con cuerpo de león y cabeza y alas de águila. Quizá los más frecuentes son los monstruos semihumanos, como el Sátiro, derivación demoníaca de un ser mitológico, y otro tanto hay que decir del centauro, mezcla de hombre y de caballo, de la Esfinge y de la Sirena, ésta última, sin duda, la más conocida. Aún se mencionan unos seres monstruosos como los pigmeos, los esciápodos, etc., pero carecieron de significado moral.

Publicado en Cuenca, 30 de marzo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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-1* C.S. Lewis; La imagen del mundo, 4-8 y 113-114. Barcelona 1980.
     -2* El Fisiólogo atribuido a san Epifanio, pp. XV-XIX, Madrid, 1986.
 -Iconografía e iconología de la Catedral de Santa María. José María Rodríguez González. Diputación de Cuenca. 2013.
-Mensaje simbólico del arte medieval. Santiago Sebastián. Madrid. 2009.

sábado, 27 de marzo de 2021

Luna Llena del Gusano (Marzo) 28 de marzo

La mitología de la Luna Llena.
    La Luna para algunas mitologías representa el poder femenino, es la Diosa Madre. Desde los orígenes de la humanidad ha existido inquietud por el culto y el estudio de la Luna. La mitología grecolatina contaba entre sus dioses con la diosa Selene, otras diosas similares fueron, Artemisa en Grecia y Diana en Roma.
    Cuentan las leyendas que mirando a la luna se puede ver una rana, ésta es un animal lunar, portadora de agua, lo mismo que el sapo, que también es un animal lunar. Se dice que el sapo de tres patas habita en la Luna y que sus tres patas simbolizan las tres fases lunares.

    Existen muchos mitos sobre nuestro satélite, popularmente se habla de que la locura aflora durante las noches de Luna llena, de ahí el término Lunático, del mismo modo se afirma que durante este período de plenilunio aumentan los asesinatos y suicidios.
    Hoy es el Plenilunio de marzo. Cada Luna Llena tiene un nombre y la de marzo se llama Luna Llena del Gusano porque la temperatura inicia lenta subida y la tierra comienza a deshelarse. Aparecen los gusanos anunciando la vuelta de los pájaros y el inicio de la primavera.
    La Luna es un foco de atención para poetas, creyentes, enamorados y pensadores, usando como referencia sus poderes sobrenaturales se le ha nombrado como madre, lo mismo que al Sol se le ha tenido como el padre.

    Los mitos creados por la humanidad todavía se toman como reales, aún teniendo explicación científica de ellos, pero aunque en la actualidad la ciencia los haya desmentido, siempre existe un corazón enamorado que ve en ella el reflejo de su amor, el poeta el sentido de su inspiración y el científico la belleza de una Luna Llena que se deja ver su más profundo corazón.

Publicado en Cuenca, 20 de marzo de 2019.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


viernes, 26 de marzo de 2021

El cordero como signo de sacrificio y entrega. 27 de marzo. A las puertas de la Semana de Pasión.

   En mi estudio sobre la simbología y la catequética de la rejería del siglo XVI en la Catedral de Cuenca (libro que saldrá a la venta en la próxima feria del libro), me quedé sorprendido cuando en la base de una de las columnas de altar mayor, traza de Sancho Muñoz, año 1510 y obra de Juan Francés) me encontré con una oveja y dos tréboles; uno delante, debajo de su boca y otro en su parte trasera, sobre su lomo. Eso me llevó a estudiar ambas cosas. (En parte son por estas cosillas, las que me llevan en estos momentos, a descubrirles lo que en su día investigué y que me gustaría, algún día, explicárselas en insitu, en las visitas guiadas de los primeros sábados de mes).
Oveja con tréboles. Columna izquierda de la calle central. Presbiterio.
Obra de Juan Frances. S. XVI. Catedral de Cuenca
Si conocemos un poco la Biblia nos daremos cuenta que desde el A.T. viene tratándose el tema, pues son los profetas Isaías y Jeremías quienes anuncian la llegada de un servidor de Dios dulce como un cordero. El apóstol Pablo, en su epístola a los Corintios (1 Co. 5,7) se refiere a Cristo como el Cordero Pascual que ha sido inmolado. Y San Juan en el Apocalipsis lo cita varias veces, una de ellas dice: “Entonces vi, de pie en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado…” (Ap. 5,6) y sigue: “Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero…” (Ap. 5,8) y el capítulo 6 del Apocalipsis lo titula: Cordero rompe los siete sellos. Por tanto podemos concluir que el que está en el trono es Jesús en todo su poder y deidad. El Cordero es el Hijo de dios.
Hablando del N.T. a Jesús lo identifica como el Cordero que ofrece su sangre para liberarnos de la carga de nuestros pecados (Jn 1,36).
Ya hemos visto el significado del cordero y ¿el Trébol de tres hojas, que pinta con el cordero en la base de la reja del altar Mayor?  Eso me preguntaba yo hasta que encontré el punto de unión. Os contaré la historia que los unirá a ambos.
En la época de predicación y extensión del cristianismo san Pancracio, (el día 17 de marzo os conté su vida) estuvo por las tierras de Irlanda predicando la palabra de Cristo. Su biógrafo cuenta que un día se encontraba junto a un grupo de gente e intentaba explicares el significado de la Santísima Trinidad, pero sin éxito alguno porque no entendían tal concepto de tres en uno. Fue entonces cuando san Pancracio mirando al suelo vio un trébol entre la hierba que estaba a sus pies. Lo arrancó y se lo enseño a su público, explicando que al igual que de un solo tallo de trébol salen 3 hojas diferentes, que serían: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y los tres eran un solo trébol, igual ocurre con la Santísima Trinidad y fue así como comprendieron el gran Misterio de la Trinidad.
Pues bien, partiendo de estas dos historias podremos afirmar que la representación del cordero con el trébol está representando, además de a Cristo a la Santísima Trinidad. Y el que haya un trébol delante y detrás del cordero nos habla que Dios es presente pasado y futuro, en Él no hay término de tiempo.
Otra forma de representación lo tenemos en el sagrario de la capilla del Espíritu Santo de la Catedral de Cuenca. Un cordero y una cruz. ¿Cómo surge esta representación? Intentaré explicarla.
Sagrario de la capilla del Espíritu Santo.
Catedral de Cuenca.
Según el “Liber Pontificalis”, Constantino el Grande regaló al baptisterio Laterano (1*) una estatua de oro de un cordero derramando agua que fue emplazada entre dos estatuas de plata de Cristo y San Juan Bautista; el Bautista estaba representado portando un rollo inscrito con las palabras: “Ecce Agnus Dei, ecce qui tollet peccata mundi.” Desde el siglo V, la cabeza del cordero empezó a ser rodeada por la aureola. Es menester decir que el cordero representa a Jesús crucificado atravesado por la lanza, el Cordero de Dios que se ofrece en sacrificio por la salvación del hombre. Diversos monumentos también muestran al cordero con su cabeza coronada portando la Cruz. En el año 692, en el Concilio de Constantinopla, para evitar confusiones con otras religiones y creencias que a lo largo de la historia podría surgir simbología similar, como el culto al dios Dionisio, donde los fieles sacrificaban un cordero para inducir al dios a regresar a los infiernos, se impuso que en el arte cristiano se representara a Cristo en la cruz, ya no como cordero sino en forma humana.
Otra forma de representación es el cordero portado en los hombros. Esta escena sobre los hombros del Buen Pastor es un símbolo del alma de los difuntos llevado por Nuestro Señor al cielo. Esta interpretación está en armonía con una antigua oración por los difuntos que dice: “Te rogamos Dios… que seas misericordioso con él en el juicio, habiendo redimido por tu muerte, líbralo del pecado, y reconcílialo con el Padre. Se para él el Buen Pastor y llévalo sobre tus hombros…”
Es San Juan, en su evangelio, quien nos presenta a Jesús como aquel Pastor que se encarga al completo de sus ovejas, las cuida y da la vida por ellas. Así lo expresa: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás. (Jn. 10, 27-28).
Publicado en Cuenca 25 de marzo de 2020.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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1* Baptisterio Laterano es el arquetipo de baptisterio de los primeros tiempos del cristianismo, se remonta a la época del emperador Constantino. Se trata de un pequeño edificio de planta octogonal, próximo a la Archibasílica de San Giovanni in Laterano.

jueves, 25 de marzo de 2021

Viernes de dolores en tiempos de pandemia. 26 de marzo de 2021.

   En este segundo años que venimos padeciendo los estragos de la pandemia del COVID-19 y sus variantes diversas, nos vemos en la necesidad de no poder asistir con normalidad a la visita obligada de los conquenses a su patrona, la Virgen de las Angustias en el VIERNES DE DOLORES.

La devoción a la Virgen de los Dolores, en nuestro caso con la advocación de las Angustias, es sin duda una de las más antiguas de la Iglesia. La encontramos en todo tiempo en el mundo selecto de las almas que enternecidas por el espectáculo de la sublime escena del Calvario, se propusieron honrar según merecía el profundo misterio de la compasión de María en los sufrimientos de Jesús. “Las palabras afectuosas y compasivas de la Virgen durante el curos de la Pasión, nos muestra bien la veneración que los fieles han sentido en todo tiempo por las amarguras de esta divina Madre afligida hasta tal punto, que la Iglesia la honra con el glorioso título de Reina de los Mártires”.

Según una respetable tradición traída por Marchese, en su “Diario de María”, se remonta a los tiempos de los apóstoles el origen de esta devoción. Hacía dos años que la Virgen había muerto. Apenado san Juan por el dolor de la separación, suspiraba por el día afortunado en que le sería otorgado volver a ver en el cielo a la que tan tierna, y filialmente había amado en la tierra, a aquella cuya sola presencia había convertido la vida del Apóstol en un verdadero paraíso sobre la tierra. Embebido en estos pensamientos, se pasaba por los lugares que le recordaban a María, y de manera especial por el Calvario donde tan cruelmente había sufrido; los dolores de la Virgen eran de continuo la materia de sus piadosas e incesantes meditaciones. Aconteció que un día quiso el Salvador consolar al tristeza del Apóstol y se le apareció acompañado de María y el discípulo amado oyó a la Virgen pedir a su divino Hijo una gracia particular a favor de las almas devotas de sus dolores, gracia que nuestro Señor otorgó en el acto prometiendo que cualquiera que fuese fiel a esa devoción haría antes de morir penitencia de sus pecados y sería preservado de las llamas del infierno.





Cuenca, 26 de marzo de 2021.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 20 de marzo de 2021

San Benito. Festividad del 21 de marzo. (11 de julio).

     La fiesta de San Benito Abad se celebra en la actualidad el 11 de junio, aunque hasta la ordenación del nuevo calendario litúrgico por el Concilio Vaticano II, se ha venido celebrando el 21 de marzo que es el aniversario de su muerte. Esto fue debido al querer librar de los santos más importantes y reconocidos, el tiempo de Cuaresma. No obstante querido traer al presente este gran Santo al que se le debe la mayoría de las Reglas con que se dirigen las órdenes religiosas.

San Benito es el patriarca de los monjes de Occidente, es comparado con Abraham, el padre de los creyentes, porque Dios le bendijo también con una posteridad más numerosa que las arenas del mar y las estrellas del celo.

Nació en Nursia de Umbría por el año 480, de noble familia, se consagró en Roma, pero muy pronto abandonó esta ciudad, a causa de la inmoralidad reinante entre sus condiscípulos, y se refugió primero en Enfide, pueblo de Sabina, y luego en una caverna enclavada en el valle del Anio, cerca de Subiaco, donde se dedicó a la oración y penitencia. Describiendo la fecundidad de este retiro, del que se dijo: “Lo que de allí salió por la gracia de Dios es más grande que la encina poderosa salida del grano que arroja un niño al margen del camino; más grande y duradero que cuanto han realizado el genio y la espada; después del árbol de la Cruz. Dios no ha plantado en la tierra nada tan magnífico y que haya producido tantos frutos. En el mundo no había nada más que fuerzas destructoras. Dios arrojó entre los peñascos aquel joven desconocido, aquel niño desnudo ara tomar por esposa la pobreza y engendrar de ella una raza de héroes que habían de resistirlo todo, vencerlo todo y restaurarlo todo. Aquella gruta era el abrigo de la civilización. Todo estaba en germen invisible en el hueco de las rocas de Subiaco. Allí se había de formar el gran Seminario de Cristo, plantel de obispos, de Papas, de civilizaciones, de doctores y de maestros del mundo”.

La semilla de frutos tan prolíficos fue la Regula Monasteriorum, que redactó San Benito en las soledades del Subiaco para los dice monasterios que allí nacieron en torno suyo. En cada monasterio puso doce monjes y un abad, como queriendo reproducir el Colegio de los Doce Apóstoles bajo la dirección de Cristo. Nobles romanos como Equico y Tertulio le entregaron sus hijos, San Mauro t San Plácido, a los cuales profesará siempre un cariño tierno y profundo.

Veinte años llevaba en las cercanías de Subiaco cuando se vio forzado a abandonarlo por las intrigas que maquinaban contra él clérigos envidiosos. Se desterró el mismo a la montaña de Casino, allí sube el Santo y funda el monasterio que será cuna y centro de la Orden Benedictina.

San Benito murió hacia el año 547. Alma pura, que para vencer las seducciones de la carne se arrojó en los años de su vigor corporal sobre unas zarzas y espinas; voló a su Creador después de haber hecho abrir el sepulcro seis días antes de su muerte. Se hizo llevar a la iglesia, recibió los Sacramentos y, apoyado sobre sus discípulos, murió para vivir eternamente en el cielo.

Cuenca, 21 de marzo de 2021.

     José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

martes, 16 de marzo de 2021

La reliquia de la corona de espinas y Luis IX de Francia


SEGUNDO VIERNES DE CUARESMA


Siguiendo con los relatos de los viernes de Cuaresma hoy os traigo como consiguió la reliquia de la Corona de Espinas el rey de Francia Luis IX que llegó a ser San Luis IX de Francia.

Cuenta la historia que San Luis IX de Francia, cuya generosidad hallaba remedio para todos los infortunios, había auxiliado con importantes cantidades a Balduino II, último emperador latino de Constantinopla, cuyas necesidades pecuniarias fueron extrema en la guerra onerosa que sostuvo contra los búlgaros. El desgraciado príncipe, llegó a Francia den demanda de subsidios, acabó por declarar a San Luis IX que sus ministros, carentes de recursos, iban a verse en la necesidad de empeñar a extranjeros la sagrada corona de espinas, venerada en su capilla imperial.

Como viera la penosa impresión que sus palabras producían en el santo rey, aprovechó la ocasión de agradecerle sus múltiples liberalidades y añadió: “A vos, que sois mi primo, mi señor y mi  bienhechor, y al reino de Francia que es mi patria, desearía ofrecer ese precioso tesoro. Os ruego que lo aceptéis como un puro don”. San Luis complacido aceptó la ofrenda.

La menor dilación podía hacer fracasar sus combinaciones. Sin demora envió a Constantinopla a dos religiosos dominicos, Santiago y Andrés, uno de los cuales había sido prior de un convento de la mencionada ciudad y había tenido ocasión de ver la santa reliquia.

A su llegada se enteraron de que los ministros del emperador obligados por extrema necesidad habían empeñado a los venecianos, mediante una gran cantidad de dinero, la corona de espinas. Ya se había sacado la reliquia del palacio real y estaba en depósito en la iglesia que los venecianos poseían en Constantinopla, dispuesta a ser llevada a Venecia y entregada a las personas que reembolsarían a los venecianos las cantidades que habían adelantado.

Los emisarios de Francia negociaron con presteza cerca de los ministros de Balduino y de los venecianos. Convinieron en entregar la corona de espinas a los enviados de Luis IX y llevarla a Venecia acompañada de los embajadores y personalidades de Constantinopla; en Venecia, los franceses pagarían a los venecianos la cantidad convenida y se encargarían de llevar a Francia el sagrado tesoro.

Este programa se cumplió al pie de la letra. Antes de salir de Constantinopla, los dos dominicos tomaron las providencias necesarias para asegurar la autenticidad y la conservación de la reliquia. El arca en que se guardaba se selló con los sellos de los nobles franceses. El viaje fue visiblemente bendecido. Se hizo la travesía del Mediterráneo en época desfavorable, o sea por Navidad del año 1238, y ninguna tormenta puso en peligro el navío.

Enterado el emperador griego Vatacio de la traslación y queriendo vengar el dominio momentáneo  que los latinos ejercían sobre los griegos de Constantinopla, envió varias galeras en persecución del preciado tesoro, pero por mucho que lo buscaron no dieron con el barco que lo llevaba. La Providencia velaba solícita por la sagrada corona. Llegaron felizmente a Venecia y fue depositada en la capilla de San Marcos.

Complacido el santo rey francés del feliz resultado de las negociaciones, cumplió sin vacilar lo tratado con los venecianos, adelantando la cantidad estipulada, pero exigió que pusieran una escolta para proteger la sagrada corona en lo restante del camino hasta  Francia.

Aquí me quedo por este viernes, pues aún nos restan unos pocos hasta el Viernes de Dolores. Queda pendiente para el próximo el recibimiento que hizo Luis IX a la Santa Corona a su llegada a Francia. Qué paso con la reliquia durante la Revolución francesa y por último os hablaré sobre la dispersión de las espinas por distintos países.

Un saludo y gracias por leerme.

Publicado en Cuenca, 17 de marzo de 2017

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 15 de marzo de 2021

Efemérides conquenses del día 16 de marzo.

   Tres son los sucesos interesantes que ocurrieron en esta ciudad de Cuenca un 16 de marzo; el primero fue en el año 1408, siendo promovido a la mitra de Cuenca el XVII Obispo de esta diócesis, D. Diego de Anaya Maldonado de Salamanca. El segundo suceso acaeció en el año 1604, se hundió a las cinco de la mañana, un trozo de lienzo de muralla que hacía pared con la casa del mayorazgo de D. Alonso de Mendoza en el barrio del Alcázar, este lado daba a la vertiente del río Júcar. Se derrumbó haciendo gran estruendo lo que alarmó a los vecinos de todo el casco antiguo, cuando se disipó la cantidad de polvo que provocó el hundimiento, quedaron al descubierto gran cantidad de huesos, como si aquel espacio hubiera sido aprovechado como osario.

Es de destacar la tercera efemérides que no se dio en esta ciudad pero si en uno de sus hijos como fue Alonso García Ramón que un 16 de marzo de 1607 funda en Monterrey la factoría que había de ser el fundamento de la actual ciudad de Los Ángeles. Fue un gran hombre, bueno y fiel a España, que calumniado vilmente murió pobre después de haber prestado excelentes servicios a España.

El primer motivo que nos trae hoy es el nombramiento de nuestro XVII Obispo de Cuenca, D. Diego de Anaya, era natural de Salamanca, hijo de Pedro Álvarez de Anaya y doña Aldonza Maldonado; tuvo varios obispados: el de Tuy desde el año 1383 hasta 1390; el de Orense, desde 1390 hasta 1392 y el de Salamanca hasta 1408.

Fue maestro del rey D. Enrique III y de su hermano el Infante D. Fernando rey de Aragón. Siendo obispo de Salamanca en el año de 1390 asistió a una solemne Junta en Alcalá de Henares, con asistencia del rey D. Enrique y los Prelados de ambas castillas, para quitar la obediencia a Benedicto XIII y determinar el modo de gobernar las iglesias durante el cisma. El 16 de marzo de 1408 fue promovido a la iglesia de Cuenca y en el año 1414 fue enviado al Concilio de Constanza con Martín Fernández de Córdova.

Fue uno de los nombrados en el Concilio para elegir Pontífice y acabar con tan dilatado cisma, y resultó elegido el Cardenal Oton Colona, que tomó el nombre de Martino V.

Se instituyó en su Pontificado en esta Santa Iglesia las Abadías de Santiago y del Asey. Estuvo en Cuenca hasta el año 1417, y el 7 de marzo del año de 1419, asistió como Arzobispo de Sevilla a las Cortes que celebró el Rey D. Juan II en el Alcázar de Madrid, como se expresa en la crónica de dicho Rey.

Este sabio Prelado, digno rival de D. Gil Álvarez de Albornoz se cuenta un hecho en el que viendo en el Concilio de Constanza que alternaba su socio Martín Fernández con el embajador de Borgoña sobre el asiento preferente que había tomado y no quería dejar, el Obispo de Cuenca, viendo que no solo era Prelado sino también Presidente del Consejo de Castilla, se dirigió al sitio de la polémica, asió de un brazo al embajador de Borgoña y le arrancó del asiento en cuestión, y encarándose con Martín Fernández, le dijo: Yo, como clérigo, he hecho lo que debía: Vos, como caballero, haced lo que yo no puedo, si es necesario, por el honor de Castilla.

Murió en Cantillana año de 1437; su cuerpo fue trasladado a la Iglesia Catedral de Salamanca a una capilla que había edificado, y se le puso el epitafio siguiente: Aquí yace el Reverendísimo e Ilustre, y muy magnifico Señor D. Diego de Anaya, Arzobispo de Sevilla, fundador del insigne Colegio de San Bartolomé, fallecido año de 1437: dejó por su heredero a dicho Colegio mayor de san Bartolomé de Salamanca que había fundado siendo obispo de Cuenca en el año 1410.

Publicado en Cuenca, 16 de marzo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 14 de marzo de 2021

El puente de San Antón en Cuenca

Punto de partida para Madrid
    Entre los puentes que existen en Cuenca se ha llevado la palma el de San Pablo, del cual os hable hace uno días, hoy quiero abrir una ventana al puente que nos comunicaba con Madrid desde hace muchos años, hasta que se construyó el puente por la zona del barrio de Buenavista, siendo inaugurado el 22 de julio de 1978. 
    Según la hemeroteca del momento, desde 1941 la Dirección General de la Vivienda encargó al arquitecto Manuel Muñoz Monasterio el proyecto de Ordenación de la Ciudad de Cuenca, que sería aprobado cinco años más tarde. Se hace referencia en el mencionado informe, que entre otras dificultades de los accesos a la ciudad, del incomodo y único acceso desde Madrid era el puente de San Antón.

    Como dato curioso diré que en el año 1974 se presentó el proyecto en la Casa de Cultura “Fermín Caballero”, con exposición de dibujos y maquetas, siendo adjudicadas las obras a Entrecanales y Tavora.
    Sobre el río Júcar desde la época musulmana se aprecia la existencia de un puente sobre el río en la zona de San Antón. La documentación de esa época es nula por lo que solo se especula de cómo pudo ser. La descripción más certera que tenemos, ya en el siglo XIX, la hace Muñoz y Soliva, diciendo: “Se compone de dos grandes ojos de cantería tan fuerte que, cuando en 1822 se empezó a cortar el arco pequeño que hay sobre el machón a la parte de la ciudad, para evitar la entrada de la facción de Bessieres, vi saltar con los barrenos más fácilmente la sillería que la petrificada argamasa. En 1849 le dieron por ruinoso y se hizo uno de madera al frente de la huerta de Santiago, que ya no existe, y el ruinoso continúa dando paso a la diligencia y carros”.

    Esto es cierto porque en 1851 se determina su restauración por parte de las autoridades, diseñándose un armazón nuevo que sostuviera los arcos y se concluye con su restauración hacia 1867. Durante el periodo de restauración se suspendió el tránsito por él, instalándose uno provisional de madera en el paraje conocido como el Sargal. En 1868 se sustituyeron los pretiles de piedra por barandillas de hierro para permitir más espacio al tránsito y el acerado que podemos ver hoy en el puente se puso en las obras de mejoras llevadas a cabo en el año de 1995.

Publicado en Cuenca, 7 de marzo de 2019.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 13 de marzo de 2021

Pandemias y pestes en la historia. Los casos que afectaron a Cuenca redujeron un 68 % su población, en el siglo XVIII

   Las enfermedades contagiosas en que se ha visto inmersa la sociedad han sido muchas y de distintos virus y procedencia. La más antigua de la que tenemos noticias escritas, con relación a la ciudad de Cuenca, procede del siglo XII, coincidiendo con la llegada de San Julián (1196), segundo obispo de Cuenca. El historiador Muñoz y Soliva hace el siguiente relato de los hechos: por los ruegos de vuestro Obispo tiene Dios a bien que cese esta plaga. Enmendaos vosotros de vuestros pecados.” (1*)
La peste y san Julián. Obra de Bartolomé Matarana siglo XVI.
La ciudad estaba invadida de peste…. Asistió a los cristianos apestados con limosnas, con los santos sacramentos y con fervorosas exhortaciones, y a los que morían les daba sepultura por si mismo… orando en la Santa Iglesia Catedral con algunos prebendados, para que cesase el cruel azote, se oyó una voz celestial que decía: “

 Sobre el origen de las enfermedades contagiosas que se dieron en el Medievo se alude, entre otras, a los efluvios de la descomposición de materia orgánica que había en el aire que se respiraba. También se imaginaba que la peste tenía un origen astrológico, como eclipses, alineación de planetas o por el paso de algún cometa, también de origen geológico por emanaciones de origen volcánico por las que eran liberados gases tóxicos. Ante la falta de conocimientos científicos fueron considerados fenómenos sobrenaturales atribuidos a la cólera divina por los pecados de la humanidad.
Portada de san Julián. Archivo Histórico Provincial de Cuenca.
Documento de 1643 que dice: "Yo, escribano del Rey nuestro señor, y público del número de la 
ciudad de Cuenca y su tierra, certifico y doy fe, a los que presente vieren, cómo por la
misericordia de Dios, Nuestro Señor, esta ciudad está libre de peste y otro mal contagioso, 
y se guarda de las partes donde se entiende lo ay...".

La peste negra a mediados del siglo XIV se extendió por los países del mediterráneo y el resto de Europa en pocos años. El foco inicial se produjo en Caffa (actual Feodosia), en la península de Crinea, a orillas del mar Negro.  Esta ciudad estuvo asediada por el ejército mongol, posible foco de la infección en el año 1346. Como anécdota se cuenta en las crónicas que los muertos por la pandemia de la peste negra entre las filas mongólicas eran arrojados con catapultas al interior de la población de Caffa, pero sería más probable que la infección penetrara a través de las ratas infectadas. De aquí pasó a Italia por los mercaderes genoveses y desde aquí se extendió a todo el continente. La población de la región italiana de la Toscana perdió una población entre el 50 y el 60 por ciento de sus habitantes. En la península Ibérica, se produjo una disminución de población entre el 60 y 65 por ciento. Se calculó que en la región de Navarra y Cataluña se sintió la pérdida entre el 50 y el 70 por ciento. En Europa la población se redujo de 80 millones a sólo 30 entre los años de 1347 al 1353.

Otra de las pandemias importantes fue la peste neumónica o pulmonar que al contagiarse por el aire el contagio era muy rápido. Cuando la bacteria afecta a los pulmones y a la sangre la muerte se produce de forma segura y en un plazo de horas. Dada la rápida muerte de los portadores, el contagio por esta vía se producía en un tiempo breve y su expansión fue más lenta.

Los historiadores sugieren que la peste bubónica fue de las que más afectó a las poblaciones. La transmisión se producía a través de barcos y personas que transportaban los agentes portadores, como eran las ratas y las pulgas infectadas, éstas eran transportadas en las mismas mercancías y por las mismas personas que traían esos productos propagando la peste por doquier. Las grandes ciudades comerciales eran los principales focos de infección, de éstas eran transmitidas a los pueblos y núcleos más pequeños. La Catedral de Cuenca guarda un recuerdo de esta peste bubónica que asoló Cuenca en el año 1285. Es el retablo de la ermita de Santa Ana, trasladado aquí en el siglo XVIII al hundirse la ermita de Santa Ana. En aquella época acudieron los habitantes de Cuenca a su mediación para que los efectos nefastos cesaran. El actual retablo y la pintura en lienzo sobre tabla, está fechada en el año 1400 y es de estilo gótico.

En el reinado de los reyes Católicos se dio otra peste en el año 1492, este hecho no es muy conocido, afectó a Cuenca, Ocaña, Alcalá de Henares y Sevilla. Y en el año 1717 se volvió a producir otra pandemia, en ambos casos el pueblo de Cuenca recurrió a la protección de la Virgen de las Nieves, organizándose una procesión por las calles de la ciudad, remitiendo el mal que acosaba a sus habitantes, por ello se juró guardar un día festivo al año, coincidiendo con su festividad y se levantó un altar en conmemoración de los hechos del que se puede disfrutar hoy en día en la Catedral de Cuenca.

Por último diré que en 1508 y 1509 se juró por esta ciudad de Cuenca celebrar todos los años la festividad de san Roque: “La peste hacía grandes estragos, y se decretó que los ayuntamientos se celebrasen (reuniones o plenos) fuera de su recinto. El primero se celebró en Albaladejito y otros en Chillarón, Cólliga y otras aldeas” (2*), según costa en su archivo. Desde entonces, cada 16 de agosto, Cuenca cumple con la tradición de sacar en procesión, por sus calles la imagen de san Roque.    En 1709 en Cuenca, a causa de la peste, de las malas cosechas por las plagas de langostas, hubo mucha hambre, esto hizo que su población menguara a unos 5726 habitantes, de los cerca de 18.000 que había a mediados del siglo XVIII, ocasionándose una reducción de población del 68 por ciento.
Retablo de la Virgen de las Nieves.
Catedral de Cuenca. Testigo de las pestes de 1492 y 1717.
  Ahora en nuestro siglo XXI, donde todo parece que está controlado se vuelve a dar una pandemia mundial por un extraño patógeno llamado coronavirus COVID-19. Fue el 31 de diciembre cuando se detectó el primer caso de la enfermedad en Wuhan. La denominación de los virus va cambiando, el Covid-19 es diferente a la que se utilizó en anteriores brotes de coronavirus, podemos recordar el SARS o el MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio). Mientras que se busca una vacuna contra este virus no queda más remedio que luchar contra él utilizando las armas disponibles para combatirlo o ¿habrá que retomar las creencias de nuestros antepasados y recurrir a la vía divina?

Publicado en Cuenca, 12 de marzo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes:

-Noticias, los Ilmos. Señores Obispos que han regido la Diócesis de Cuenca, Trifon Muñoz y Soliva. 1860. g.21

-Historia de la Ciudad de Cuenca. Trifon Muñoz y Soliva. Libro II. 1867. Pag.572.

viernes, 12 de marzo de 2021

Baños termales y fuentes principales de Cuenca y provincia. 3º parte

Baños de Valdeganga, Alcantud y otros
    Además de los balnearios tratados como los de la Isabela y el Solán de Cabras, que alcanzaron una popularidad real son muchos otros baños y fuentes curativas las que existieron en la provincia de Cuenca como “La fuente de la Aurora”, a media legua de Córcoles y poco más allá de los baños de la Isabela, que nacía también a orillas del Guadilea, y se decía que sus aguas eran semejantes y de temperatura más elevada. Escribieron sobre ellas el Dr. D. Pedro Gómez de Bedoya y D. Juan Gayan de Santoyo. D. Leoncio González, escribano que fue de Priego, construyó una casa para comodidad de los bañistas en 1850.
Baños de Valdeganga
        Junto al molino de Buendía existieron otro baño termal casi iguales a los de La Isabela y Córcoles, no siendo tan populares, pero de ellos escribió D. Martin Martínez; D. Francisco Suárez de Rivera; el traductor de la Medicina práctica del Dr. Heister; D. Miguel Ballesteros el referido Gayán y Santoya de lo saludable de sus aguas.

    De los baños de Alcantud, en la ribera del Guadiela, se cree que eran aguas aplicables a las escrófulas (hinchazones) y reumas, dan buenos resultados; pero sus instalaciones de alojamiento eran escasas, sólo poseían unas casitas como albergue.
    Mucho ha cambiado estos baños en la actualidad. Los Baños de Alcantud se extienden sobre una finca de 50 hectáreas de monte alto, en un entorno natural absolutamente privilegiado, destacando entre sus principales características naturales la existencia de un manantial declarado de utilidad pública desde el año 1.845. Dispone de una magnífica zona ajardinada que rodea todo el establecimiento y en medio, se encuentra la piscina de agua minero-medicinal, perfecto complemento de los tratamientos.

    En Vado Cañas, término de Requena, a orillas del Cabriel, había baños que eran muy concurridos por la gente del lugar. Escribió de ellos el Dr. D. José Jiménez, médico de Villamalea, un tratado que se imprimió en Orihuela en 1758.
    Al frente de Albaladejito estaba la famosa fuente Licona (Helicona) de aguas templadas y medicinales, en tiempos pasados se usaron sus baños. Entre Moya y Landete, a orillas del río Moya, estaba la famosa Fuente Podrida, que sin duda pasaba por mineral de azufre, según se deduce de su sabor, olor y del color que deja en su corriente. Obra maravilla con los problemas de dolores de estómago. En Mira, cerca del Cabriel, la Fuente Caliente se usaba en bebida y baños con buenos efectos.
    Los Baños de Valdeganga, a la margen izquierda del Júcar y a unas ocho varas de distancia, había tres manantiales de una antigua terma romana. El 25 de agosto de 1859 el Consejo de Sanidad aprobó estos baños que pertenecían a la sección de aguas minerales salino-ferruginoso-carbónicas, y según el análisis practicado por D. Mariano López, médico de la Parrilla, contenían gas carbónico libre, sulfato, cloruro y carbonatos de cal y de magnesio, sosa y potasa y el óxido de hierro. Las pozas estaban al descubierto y los bañistas se albergaban en un molino harinero, distante unos trescientos pasos, movido con el riachuelo de Valdeganga y raudales que surgen de la posesión de Juan Patiño, vecino de esta ciudad. En el año 1920 fue construido un edificio de tres plantas aunque se registró actividad desde el año 1876 e incuso antes.


    Se ha intentado su rehabilitación como balneario, en varias ocasiones, pero no han llegado a colmo. En el año 1967, un año antes de su cierre, del director de cine Carlos Saura, ambientó su película “Peppermini Frappé” en sus instalaciones.
    En Cañete, en el sitio Olmillo de la Peña, Pimpollar y Marín, hay en cada uno una fuente: la primera a orillas del río y a una distancia de una legua del pueblo; la segunda a una cuarta de legua, río arriba a orillas del río Grande en un ribazo y la tercera a un tiro de fusil de la Huérguina, dentro de una huerta. Bedoya las asemeja a la Fuente Podrida de Landete, pero no tienen igual olor y sabor. Quizás ignoran los del país estas buenas aguas por estar acostumbrados a las del Sargal de la Huérguina y de la Fuente de Grumiel, que está al pie de la sierra en el sitio del Tovar.

    En Enguídanos hay una fuente igual que la de Mira, en el sitio llamado Las Cayatas.
    En Valdecabras estaba la Fuente de Herro de Concejo, cuya agua se tiene por la más delicada de toda la sierra. La reina de Francia, Doña Ana de Austria, no bebía de otra y según Porreño, se la conducían a París en ciertas épocas en gran cantidad.

    En Cañizares hay una fuente periódica o intermitente llamada la Burlaca o Burladora, porque en verano es cuando se minora el manantial, en tiempos dados se agota de repente. En Fuentescusa, en la cumbre de la sierra hay una fuente y otra nace en el cerro Alcon, que es el recurso del pueblo.
    En Priego, en el desierto y sobre el convento nace la Fuente Loca, así llamada porque cayendo de pasmosa elevación sus aguas, según el impulso del viento, cae sus aguas a derecha e izquierda a gran distancia en un minuto.
    Finalmente en el término de Poveda de la Sierra, camino de Peralejos, se ve a temporadas la fuente de Boca negra, así llamada por el agujero de donde sale.

Publicado en Cuenca, 13 de marzo de 2019.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 11 de marzo de 2021

2º El Solán de Cabras.

Baños termales y fuentes principales de Cuenca y provincia.
    El Solán de Cabras, término de Beteta, a tres kilómetros del Puente de Vadillos, se encuentra a la orilla izquierda del río Cuervo, en un profundo y estrecho valle rodeado de elevadísimas montañas, se hallan los baños en cinco depósitos, tres de ellos descubiertos. El manantial es rico y abundante en aguas. Para comodidad de los bañistas se construyó a finales del siglo XVII una grande y cómoda casa con muchas habitaciones y oratorio.

    El manantial es conocido desde el tiempo de los romanos. Existen testimonios escritos que recuerdan la curación de la artritis de Julio Graco en el año 182 a. C.
    Las propiedades curativas de las aguas las descubrió un pastor que observó como las cabras enfermas después de bañarse en ellas curaban de sarna cuando ponían su piel afectada en contacto con la corriente. Posiblemente sea de este hecho donde proceda el nombre que tiene el lugar: “sólo para cabras”, que haya derivado en el nombre actual de “Solán de Cabras”.
    En el siglo XVIII, Pedro Gómez de Bedoya, sobre el año de 1746, aporta datos que indican que este lugar se había convertido en el centro de sanación de múltiples enfermedades, por la multitud de informes que se realizan por parte del doctor José Garcerán, médico del Cabildo de la Catedral de Cuenca; los de D. Roque Medina y D. Manuel Landero, boticario de Beteta; de D. Dionisio Fernández Martínez, boticario de Priego, y de D. Francisco Forner, uno de los médicos que mandó por España al Dr. D. Rodrigo Quiñones en 1750, a recoger noticias para la obra que publicó Bedoya, D. Juan Pablo Bedoya con el análisis que hizo D. Diego Crespo, boticario de Priego, el informe del médico D. Joaquín Jaques y otros análisis hecho de orden del Gobierno por el químico D. Domingo García Fernández, todos ellos hablan de las bondades de estas aguas.

    Entre los enfermos que vinieron a curar sus dolencias fue D. Pedro López de Lerena y de Cuenca, conde de Lerena, quien contribuyo a que en 1755, el rey Carlos III ordenara construir dos baños y la casa hospedería, que todavía hoy son parte de las instalaciones del Balneario del Solán. Fue el rey Carlos IV quien declaró las aguas de utilidad pública en real Decreto de 10 de abril de 1790, declarando el lugar como Real Sitio.
    En el año 1826, el arquitecto Antonio López Aguado, intervino en las instalaciones de los llamados Baños de la Reina.
    En la corte de Fernando VII, se creía que la fatal de generación real se debía a la esterilidad de la reina, así que se tomó la decisión de llevar a la reina al Solán, en el verano de 1826 se alojó Doña María Josefa Amalia de Sajonia, que estuvo desde el 6 de julio al 12 de agosto.
    A finales del siglo XIX, principios del XX, Baldomero San y Sanz fundó la empresa embotelladora, que en el año 1920 adquirió el Balneario. La empresa se constituyó como Sociedad Anónima el 29 de julio de 1976: “Balneario y Aguas de Solán de Cabras, S.A.” en la que Antonio del Pozo fue Consejero, Secretario y Presidente del Consejo de Administración e intervino en la difusión de la marca, en la ampliación de la planta embotelladora y en el aumento de la producción, haciendo del Solán de Cabras una marca con referencia en el sector de la Aguas Minerales de España.
    El grupo catalán Damn, de acuerdo con dos de las partes propietarias, los Sanz Gallego y los García Cabanes, quieren hacerse con la empresa. La familia Del Pozo se opuso y ganó judicialmente, lo que provoca la salida de Damn del accionariado. Sin embargo los del Pozo si llegan a un acuerdo con el Grupo Osborne en 2001, nuevo dueño mayoritario del Solán desde 2002. La división de aguas y zumos de Osborne es adquirido en 2011, por el grupo andaluz Mahou-San Miguel que se hace con la empresa de Solán de cabras.

Publicado en Cuenca, 12 de marzo de 2019.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Baños termales y fuentes principales de Cuenca y provincia.

1º La Isabela.
De las muchas fuentes beneficiosas para la salud y su trasformación en balnearios hablaré estos días. Comenzaré por el de Sacedón que fue muy concurrido y usado por las Casas Reales españolas.

El conocimiento de su existencia parte de la época musulmana e incluso de la época romana. Encontramos vestigios de su existencia en el manuscrito árabe atribuido a Agmet Ben Abdala, médico de Toledo, traducido por D. Mariano Piza y Frangeschi, haciendo referencia por el año 1054 de la era cristiana en que escribió Agmet Ben Abdala, existían inscripciones que decían: “Julio Graco romano, padeció cinco años dolores artríticos y logró curarse con esta aguas en el año 522 de la fundación de Roma” (182 años antes de Cristo) Otra inscripción decía: “Vibio Sereno, procónsul en España por el Imperio Romano, se curó felizmente de un humos herpético que padecía, con los baños y aguas de la ciudad de Contrebia, en el año 738 de la fundación de Roma” (16 años antes de Cristo); y otra que decía: “Alí Ben Abdal, Ragman el Jahachari, en el año 528 de la Xaschra (agira) se libertó de una hidropasía”.


De las virtudes medicinales de estas aguas han escrito D. Fernando Infante en su Teatro de la Salud, Aguas de Sacedón: el Dr. Alfonso Simón Montero en su Espejo cristalino de las aguas de España; D. Juan Gayan y Santoya y el Dr. D. Miguel Ballesteros.
Estas aguas tienen su nacimiento junto al río Guadiela, cerca del despoblado de Santaver a una legua larga de Sacedón, así cuenta Muñoz Soliva.

El Sr. Marqués de Monte-alegre, no hallando comodidad al bañarse en ellas, hizo varias obras en baños y habitaciones, y con motivo de bañarse la reina Doña Isabel de Braganza en 1817, pasaron a llamarse Baños de la Isabela. La Reina aconsejó a su esposo, D. Fernando VII, fundase este Real Sitio y se empezó a hacer la nueva población con las seis manzanas de casas que tenía la plaza. Continuó la obra en octubre de 1824, terminándose el 25 de enero de 1826, por una Real Orden se le tituló Real Sitio de Isabela. En el año de 1860 vino a los baños Doña Fernanda de Borbón, duquesa de Monpensier.

Esto fue así porque el Infante D. Antonio Pascual de Borbón, se interesó por estas aguas y va con frecuencia a Sacedón para someterse a las curas de agua del balneario, animando a su sobrino, el rey Fernando VII, que acudiría por primera vez en el año 1814 con la intención de ser tratado de gota que le aquejaba desde que tenía 29 años. En la hemeroteca de la época, concretamente en la Gaceta de Madrid, en el periódico del 30 de julio de 1816, comenta la noticia del buen estado de salud del que gozaba Fernando VII y su tío D. Antonio, gracias a las aguas de los baños de Sacedón. Disfrutando la Reina del lugar convenció a su esposo, Fernando, para que hiciera un palacio rodeado de jardines, fuentes y huertos y un poblado para ochenta colonos que cuidaran y dieran vida al lugar.
En la desamortización de Madoz, se enajenó, pasando al Ministerio de la Gobernación, en 1865 y en 1869 se puso a la venta.

En la posguerra, la Confederación Hidrográfica del Tajo aprobó el proyecto del embalse de Buendía en diciembre de 1941, iniciándose las obras en 1946. Los últimos habitantes del lugar estuvieron viviendo hasta el año 1950, que tuvieron que abandonar el lugar.
En el mes de julio de 1958, concretamente el 15 de julio se inauguro el pantano y toda la Isabela quedó definitivamente cubierta por las aguas. Estas grandes obras públicas no tuvieron en cuenta el conjunto histórico artístico del lugar. En la actualidad las ruinas de la Isabela emergen de las aguas y están expuestas al aire por lo que son fácilmente visitables por grupos de excursionistas y amantes de estos lugares históricos.

Fue publicado en Cuenca, 11 de marzo de 2019.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.