martes, 30 de abril de 2019

Aggelos, su presentación en el Salon de Plenos de la Diputación de Cuenca


 "Aggelos". Catedral de Santa María de Cuenca

Esta tarde hemos presentado el libro “Aggelos” en la sala de Plenos de la Diputación de Cuenca. Nos hemos visto obligados a cambiar la ubicación de la presentación por no haberse atenido al tiempo la actividad que precedía a nuestro acto, por lo que mucha gente se ha quedado en el salón de actos esperando a que terminara y otra se ha marchado pensado que se había suspendido el acto.

Siento muchísimo lo sucedido y doy las gracias a cuantos han estado presentes en el acto acompañándome en la puesta de largo de este trabajo, a la gente que ha tenido que estar de pie y a cuantos han ido con la intención de escucharme y se han marchado sin saber donde nos habían ubicado dentro de la Diputación. Mil gracias a todos.

Esta tarde ha sido para mí algo especial, el presentar una obra donde se refleja el sentido cristiano de los ángeles, la veracidad de su existencia y los fondos artísticos que se pueden apreciar en la Catedral de Cuenca desde sus inicios hasta el siglo XVIII.
Cuando ha terminado el acto, en el espacio de firma de ejemplares se me ha acercado una persona para que le firmara un ejemplar y sus palabras han sido: “Gracias José María porque hoy has reafirmado mi fe” por solo esto ha valido la pena el libro y el poder haber hablado del desarrollo del trabajo que hoy hemos presentado.
Gracias a todos por esos momentos, por apreciar el trabajo que vengo desarrollando y por estar ahí en las visitas guiadas y en mis conferencias.

Gracias, mil gracias.
El sábado, día 4 de mayo, a las 11.00h, realizaré una visita guiada gratuita en la Catedral de Cuenca, como todos los primeros sábados de mes, este al haber coincidido con la presentación del libro Aggelos, veremos el mundo angelical que posee nuestro Templo. Quedan todos invitados.

José María Rodríguez González

miércoles, 24 de abril de 2019

Hoy se celebra la festividad de San Marcos Evangelista. 25 de abril.

El Evangelista del león
San Marcos es el autor del Evangelio más antiguo. Al comenzar su evangelio haciendo referencia a San Juan Bautista, el precursor de Cristo. Su iconografía nace por la analogía del desierto con el león, al ser éste el rey del desierto. Se representa, con cierta frecuencia, sentado escribiendo el Evangelio, otras veces se le acomoda la figura de un león como protector, como así ocurre en el escudo de Venecia.
San Marcos. Capilla del Espíritu Santo.
Catedral de Santa María de Cuenca
Si relatamos su vida diremos que: San Marcos era de origen judío. Nacido en Cirene, de la provincia de Pentápolis; posiblemente de familia sacerdotal. Fue uno de los primeros discípulos de San Pedro después de Pentecostés, es por ello que San Pedro lo llamaba hijo en su primera epístola. Lo escogió como compañero de viaje, haciéndose su intérprete, al dominar la lengua griega y también lo tuvo de confidente, plasmando en su evangelio las vivencias con el Apóstol. Viajando con Pedro a Roma, donde desarrolló en gran parte, su evangelización.

Teniendo que marcharse San Pedro de Roma, dejó a su cargo, para que atendiera las funciones de su apostolado  a Marcos. En este tiempo fue cuando los fieles romanos, inflamados día a día del amor de la verdad y penetrando en los grandes misterios de Cristo le rogaron a Marcos que les dejase por escrito la historia evangélica para tener el consuelo de conservarla en la memoria y poder repasar la doctrina que habían oído al Apóstol.
Alentados por los nuevos cristianos San Marcos escribió lo que había oído a San Pedro en las instrucciones públicas a los fieles, en las conversaciones familiares y privadas, observándose una gran exactitud y precisión en los hechos que refiere, cuidando sobre todo de no omitir cosa alguna de cuantas había oído de la boca de su Maestro y de seguir fielmente la iluminación del Espíritu Santo, por cuya inspiración escribía.

Al regresar San Pedro a Roma supo que Marcos había escrito el evangelio, aprobando el hecho y mandó que se leyera en la Iglesia. Este Evangelio es como un compendio al de San Mateo, aunque en algunas cosas en pocas palabras añade circunstancias muy considerables. San Crisóstomo, en plan anecdótico, dice que San Marcos fue más breve en su evangelio que los otros tres evangelistas por imitar a San Pedro que le gustaba poco hablar y acredita que sólo escribió todo aquello que oyó de su Maestro. Este evangelio fue escrito en griego, por ser la lengua más común en aquel tiempo, no sólo en el Oriente, sino dentro de la misma Roma, donde todos hablaban más en griego que en latín. Es más, si hacemos caso a San Gerónimo, se cree que el estilo de San Marcos predomina en los escritos de San Pedro, por lo que posiblemente éste le dictara lo esencial. 
Al ser expulsados los judíos de Roma en el año 49 por orden del emperador Claudio, San Pedro mando a Egipto a San Marcos a predicar el reino de Dios. Llevó consigo el evangelio escrito para que las naciones a quienes enseñase de viva voz, tuviesen después la misma comodidad que los romanos. Al haberlo escrito en griego facilitaba su difusión por ser la lengua comercial de todo Oriente y se usaba, incluso más en Alejandría que en Roma.

Desembarcó en Cirene, su pueblo y el número de convertidos fue muy elevado al obras diversos milagros, todo ello hizo que echaran por tierra los viejos ídolos. Desde allí pasó a otras partes de Libia, concretamente a las provincias de Marmarica y Amonica, en donde permaneció 10 años; extendió su predicación hasta el alto y bajo Egipto cosechando grandes conversiones, ello hizo que en años posteriores diese grandes santos anacoretas.
Pasó a predicar a la misma ciudad de Alejandría, que a la sazón era después de Roma la ciudad más importante del imperio. Al entrar se le descosió una tira de la sandalia y eso supuso el tener que buscar a un zapatero. Éste se pico con la lezna sangrando abundantemente, exclamando ¡Ay mi Dios! Esta expresión dio pie a San Marcos para explicarle la realidad del verdadero Dios, Tertuliano que así se llamaba el zapatero. Después tomando San Marcos un poco de lodo se lo aplicó a la herida y haciendo la señal de la cruz sobre ella se curó al instante. Tertuliano asombrado del milagro que se había obrado en él, le insistió que entrara en su casa, descansara y refrescase en ella con todos los de su comitiva. Después de instruirlo en la verdad fue bautizado con toda su familia. La conversión fue tan profunda que dos años después el mismo San Marcos le ordeno Obispo de Alejandría, siendo el primer obispo en aquellas tierras.

Después de proveer las necesidades espirituales de la iglesia de Alejandría, volvió a visitar sus amados hijos en Cristo de Pentápolis, empleando dos años en recorrer aquellas provincias y en consolidar a los fieles cuyo número y devoción crecía cada día.
Estando San Marcos en Bucoles, una localidad cerca del mar, coincidió que se estaba celebrando la fiesta de su ídolo Sérapis, y comenzaron a gritar furiosos: Busquemos con toda diligencia, y sea sacrificado a nuestra justa cólera el enemigo de nuestros dioses. Encontrando a San Marcos se arrojaron sobre él y le echaron una soga al cuello y arrastrándolo por las calles gritaban: Llevemos a este buey al matadero. Lo fueron arrastrando por el suelo desde la mañana hasta la noche, dejando la tierra regada de su sangre. Por la noche lo encerraron en un calabozo. Esa noche se le apareció Cristo que le consoló y le aseguró que pronto iría con Él a su gloria. Al día siguiente obraron con él de la misma forma que el día anterior y consumó su martirio el día 25 de abril del año 68, en cuyo día toda la iglesia latina y griega celebra su fiesta.
Martirio de San Marcos
En el año 316 se edifico en aquel sitio una magnífica iglesia en la cual, en el sexto siglo se conservaba todavía el manto o pallium de San Marcos, que los futuros obispos Alejandrinos se ponían antes de tomar posesión de su silla episcopal.

En el siglo 870 el cuerpo de San Marcos fue robado y llevado a Venecia y desde entonces el día 25 de abril se celebra en Venecia la fiesta del Santo Evangelista con solemnidad verdaderamente majestuosa.

Cuenca 25 de abril de 2019.

©José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 22 de abril de 2019

San Jorge, su verdadera historia


Sí, cristiano soy y de este nombre me glorío. Así contestó San Jorge al emperador Diocleciano.

Estamos acostumbrados a ver a San Jorge en pinturas y en esculturas montado a caballo armado con una lanza en la mano, en demanda de acometer a un dragón para defender a una doncella, que teme ser despedazada por sus garras. Pero ésto es más un símbolo que historia, para denotar que este ilustre Mártir defendió a su provincia, representada por la doncella, del fiero dragón de la idolatría. Esta historia como tantas otras, vino a degradarse y cambiarse con el tiempo, como tantas otras que se convirtieron en supersticiones ridículas que son el origen de las fábulas que nos venden los viajeros visionarios acerca de San Jorge.
San Jorge, el origen del mito.
¿Quieres saber su verdadera historia? Pues aquí la tienes, tal como fue, sin fabulaciones.

San Jorge fue uno de los más célebres mártires griegos a quien llamaron por excelencia el gran mártir. Nació en Capadocia de familia ilustre y distinguida por su nobleza, pero más señalada por el celo con que profesaba y defendía la verdadera religión.
Su valía y distinción le obligaron a seguir la profesión de las armas; y como era joven de los más dispuestos, más valientes y más cultivados de todo el ejército, le distinguió en poco tiempo, el emperador Diocleciano, dándole a su cargo una compañía y le hizo su maestre de campo. Descubriendo el Emperador cada día, el extraordinario mérito del nuevo oficial, pensó en elevarlo a los primeros cargos colmándole de favores. Esto ocurrió cuando se iban fraguando contra los cristianos las persecuciones, por ir éstos en contra de los dioses del reino.

Jorge viendo lo que se estaba fraguando en contra de los cristianos, con tan solo 20 años, se consideró como víctima destinada al sacrificio. Como tenía el grado de oficial general, eso le hacía miembro del consejo del Emperador y sabiendo que su estatus le obligaría a declarar su fe uno de los primeros, al no disimular sus creencias.
Siendo coherente con sus ideas preparó el camino deshaciéndose de sus bienes. Como había heredado una gran fortuna al morir su madre, la repartió entre los pobres, vendió sus preciosos muebles, sus ricos vestidos y distribuyó lo recaudado entre los fieles más necesitados y corriéndose el rumor de la entrada en vigor del decreto de persecución, dio libertad  a sus esclavos.

Una vez despojado de todo lo mundano entró en la lid y se fue a la sala del Consejo. Cuando el Emperador comunicó a los miembros del Consejo su edicto de exterminación de todos los cristianos, Jorge se levantó de su asiento y con natural elocuencia dio un sabio discurso contrario a lo que todos habían oído del Emperador, reprehendiendo la resolución que se había tomado de perseguir a los cristianos y de exterminarlos de todo el imperio.
Hizo demostración al consejo de la injusticia y de la impiedad de aquella resolución; defendió con una discreta apología a los cristianos y acabó exhortando al Emperador a que revocase el edicto, que sólo oprimiría violentamente a los inocentes.

El Emperador, aún más aturdido que los demás, mandó al cónsul Magnencio que respondiera a Jorge. Bien se conoce, le dijo el cónsul, por el desahogo con que has hablado en presencia del Emperador, que eres uno de los principales Jefes de esta secta; tu confesión confirmará tu insolencia, pero nuestro augusto Príncipe, defensor de los dioses del imperio sabrá vengarlos de tu impiedad.
Emperador Diocleciano.
A esas palabras contestó Jorge: Si la impiedad ha de castigarse, no sé yo que haya otra más abominable que la de atribuir a las criaturas, aun a aquellas que son inanimadas, los soberanos títulos y derechos propios y peculiares de la divinidad. No puede haber más que un solo Dios verdadero y este es aquel a quien yo sirvo y adoro. Sí, cristiano soy y de este nombre me glorío, no aspirando a mayor dicha en esta vida, que a darla derramando toda mi sangre por aquel Señor a quien la recibí. Enfurecido el Emperador al oír este discurso, y temiendo que convenciera a los presentes mandó al punto que lo encadenaran y lo encerrasen en un calabozo.

No contento con eso el Emperador mandó que fuera atormentado atándolo a una rueda con agudas puntas de acero, la cual a cada vuelta que daba le levantaba de la piel pedazos de carne. Sus verdugos quedaron atónitos cuando suponiéndole muerto le hallaron enteramente sano de todas las heridas al día siguiente del macabro suplicio. Sus verdugos se convirtieron al ver el milagro, eso enfureció más a Diocreciano, que mandó que fuera torturado con nuevas artes, pero todo eso sirvió para confundir más a los paganos y glorificar en mayor medida el poder del Dios de San Jorge. Ello hizo que incluso algunos pretores como Prótolo y Anatólio se convirtieran y tanto temió el Emperador que llegara una conversión general de toda la ciudad y más cuando la emperatriz Alejandra se convirtió también.

Todo ésto le hizo a Diocreciano seguir otra conducta contra él y mandó que le condujeran a su presencia, diciéndole con conmovida delicadeza: Jorge, no sin grande dolor mío, me he visto presionado a mandar ejecutar contigo el rigor de los edictos públicos contra los enemigos de mi imperial religión. No puedes ignorar la gran estimación que siempre he hecho de tus méritos; y el puesto que ocupas en mis ejércitos, es buena prueba de mi bondad. El único obstáculo que puede oponerse a tu fortuna, será tu obstinación, eres joven, logras toda la gracia del Emperador, el favor añadido al mérito te  prometen los primeros cargos del imperio. ¿En qué te detienes para volver a tu obligación y para aplacar con tus sacrificios la cólera de los dioses?
Tras esas palabras Jorge le pidió al Emperador que lo condujera al templo para ver aquellos dioses a quienes su Majestad Imperial quería que ofreciera sacrificio. Éste accedió a su petición y gran parte de la gente del pueblo les siguió. Apenas descubrió la estatua de Apolo, San Jorge dirigiéndose a la misma estatua de habló: ¿Dime, eres Dios? No soy Dios, respondió con voz terrible y espantosa la escultura de Apolo, contestando Jorge: Pues venid acá espíritus malignos, ángeles rebeldes, condenados por el verdadero Dios al fuego eterno; ¿Cómo tenéis atrevimiento para estar en mi presencia, que soy siervo de Jesucristo? Al decir estas palabras, acompañadas con la señal de la cruz, se oyeron en el templo gritos horribles, aullidos espantosos y se vieron caer derribadas por mano invisible todas las estatuas, haciéndose pedazos contra el suelo.

Visto el sacrilegio acaecido para los sacerdotes de los ídolos y presionado el Emperador, mandó que al instante le cortaran la cabeza, siendo su ejecución un 23 de abril del año 290 de nuestra era.
Algunas órdenes militares tomaron el nombre de San Jorge, como la que fundó el emperador Federico IV, primer archiduque de Austria, en el año 1470; y otra en la república de Génova, diferente de otra, que con el nombre de los Caballeros de San Jorge de Alfama, se fundó por los años de 1200 en el reino de Aragón.

Ésta es la verdadera historia de San Jorge así se escribió en el libro "AÑO CRISTIANO", por el padre Juan Croisset, en francés y traducido por el padre José Francisco de Isla, en el año de 1851 al español. Así os la cuento, para mayor gloria de Dios, quien dio las fuerzas a San Jorge para atestiguar su fe.
Cuenca, 23 de abril de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.  

domingo, 21 de abril de 2019

Segundo recorrido por la obra de José Martín de Aldehuela en Cuenca


Esta ruta se ha trazado para el grupo Andarines. El martes, día 23 de abril, a las 10.00h. desde la plaza de España, saldremos en dirección a la Puerta de Valencia, luego Parador de San Pablo, Plaza Mayor, terminando en la Catedral donde recorreremos la obra de Aldehuela en el Templo.
Un breve estudio de los lugares que se visitarán. Es para mí un placer el acompañaros por estas obras emblemáticas de la ciudad y explicaros un poquito de la obra que José Martín nos dejo en Cuenca. Solo soy un gran admirador de un hombre autodidacta, que vivió para la arquitectura y el arte barroco. 

IGLESIA DEL CONVENTO DE LA CONCEPCIÓN FRANCISCANA
El convento se construyó a extramuros frente a la Puerta de Valencia de la ciudad, al margen izquierdo del río Huécar en 1501.
Óculo obra de Aldehuela
El 24 de septiembre de 1768 la abadesa del convento pide a José Martín que diseñe un nuevo templo, con la condición de incorporar a él la portada del siglo XVI, obra de Pedro Alviz realizada entre los años 1535 y 1543. Aldehuela incorpora a la fachada un óculo ovoide.
Portada de la Iglesia de las Concepcionistas
El templo diseñado consta de atrio, nave y presbiterio. La planta está concebida de forma elíptica, con atrio a la entrada y sobre él el coro, apoyado sobre pilastras de capitel-ménsula.
ENCAUZAMIENTO DEL RÍO HUÉCAR.
Río Huécar a su paso por la calle de los Tintes. Cuenca
IGLESIA DEL CONVENTO DE SAN PABLO
Es obra realizada entre los años 1756/57. Es de tipo retablo, enmarcada entre pilastras superpuestas que la dividen en dos cuerpos. Está dividida en dos cuerpos, coronada por una espadaña.
Fachada de la capilla de San Pablo. Cuenca
El cuerpo inferior de estructura adintelada, consta de dos columnas jónicas sobre pedestal. Unos lazos de guirnaldas en forma de cruz de San Andrés abrazan la columna. El dintel desciende escalonada (Mocárabe) hacia el arco de medio punto de la puerta, en su interior cobija un rosario y en la parte superior del mocárabe el escudo de la Orden de Calatrava.
El segundo cuerpo hace simetría con pilastras en su centro un ventanal que da luz al coro en el centro de la cornisa la figura de un perro nos trae el recuerdo de los Dominicos representando la fidelidad a la Regla de la Orden.

Capilla del Rosario del convento de San Pablo construido por el año 1770 es un ejemplo del trabajo de Aldehuela.

IGLESIA DE LAS PETRAS
El convento fue fundado en 1509 por Alfonso Ruiz y la iglesia fue realizada según las trazas de Alejandro González Velázquez, costeado por José Neira, organista de la Capilla Real. 
Portada de Iglesia de las Petras. Cuenca

La intervención de José Martín se basó en la reforma que hubo que hacer en la iglesia según escrito del administrador del Hospital de Santiago, basándose en su propia traza y tuvo que terminarla en 7 meses en el año de 1761. Son indicio de su trabajo el óculo exterior del edificio con la Virgen del Pilar en su interior y el panel representativo de la sagrada familia.
Santísima Trinidad. Obra de Aldehuela
Fachada de la Iglesia de las Petras. Cuenca

 SAN FELIPE NERI
Los hermanos Carvajal y Lancaster son quienes lo traen a Cuenca con motivo de finalizar la obra del Oratorio de San Felipe Neri. El oratorio es creado en septiembre de 1738 y en diciembre de 1747 solicitan terreno público para una ampliación para realizar la capilla de la Virgen de la Luz, patrona de la Congregación. Obra que realizará José Martín, la decoración es similar a las que hemos visto con bóveda elíptica decorada con motivos vegetales y angelotes.
Decorado de la Capilla de las Angustias de San Felipe Neri. Cuenca

OBRA REALIZADA EN LA CATEDRAL DE CUENCA.
Catedral de Santa María. Cuenca
 Capilla de la Virgen del Pilar.
Retablo de la Magdalena

Retablo de Santa Rosa y San Antonio

Altar de Santa María del Alba
Retablo de San Andrés

Retablo de San Antolín
La caja de los órganos de la catedral

Ocho sillas del coro
La Capilla de San Santiago

Cerramiento de la Claustra de la Catedral
Retablo de la Sacristía Mayor de la Catedral

Cerramiento de la antesala a la Sala Capitular de la Catedral.

Cuenca, 21 de abril de 2019
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

jueves, 18 de abril de 2019

Hoy celebramos la Misa de la Cena de Cristo


La Misa del Jueves Santo

Hoy día lluvioso en Cuenca bien podemos emplear la tarde en asistir a la Misa de la última Cena del Señor.
Con extraordinaria solemnidad se renueve cada año el misterio de la última Cena en la Misa del día de Jueves Santo. No obstante es un día especial donde la Iglesia aparta por unos instantes su pensamiento de los padecimientos de Cristo. Los cantos en el desarrollo de la Misa son jubilosos, el altar está adornado como en las grandes solemnidades, el alegre y ruidoso voltear de las campanas acompaña al himno angélico en el momento de la Consagración.

Es la fiesta de la Eucaristía, la fiesta del altar, la fiesta de los sacerdotes celebrando el aniversario de la institución del sacerdocio. También los fieles se llenan de santo gozo y muchos de ellos se acercan devotamente a la sagrada Mesa, dejando por unos momentos los desfiles procesionales del día.
Donde hay varios sacerdotes, se conmemora el primer Jueves Santo de la manera más conmovedora.

Es importante recordar que al llegar el momento comunión en la misa, se adelanta al comulgatorio el celebrante llevando sólo la estola, insignia del sacerdocio, y los demás fieles, reciben la sagrada Hostia de mano del único celebrante, como los Apóstoles, en la Cena, fueron servidos de mano de Jesucristo. La Iglesia quiere afirmar en este aniversario, que la Eucaristía se instituyó para todos, y que si bien los apóstoles recibieron poder especial de consagrar, no habían de participar sólo ellos del divino banquete.
En los primeros tiempo del cristianismo se celebraban hasta tres misas solemnes. La primera iba precedida de la absolución de los penitentes públicos. En estos tiempos la Iglesia establecía penitencia pública contra los apóstatas, los herejes y otros grandes pecadores cuyas transgresiones escandalizaban al pueblo fiel.

Como la Semana Santa es período de indulgencia y perdón, determinó la Iglesia coincidir con el Jueves Santo el fin de los ejercicios de penitencia para los pecadores que a juicio suyo habían suficientemente expiado sus culpas y merecían la reconciliación. Este perdón los disponía a recibir la Eucaristía con ocasión de las fiestas de la Pascua.
Que el día de hoy sirva para reconocernos pecadores y pensemos en a debilidad de la carne para que arrepentidos volvamos al sendero de la Verdad y de la rectitud Cristiana.

Feliz día del perdón y de la Santa Cena del Señor.

Cuenca, 18 de marzo de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 17 de abril de 2019

“Aggelos” y el Día Mundial del Libro.


Un momento especial para mí, hoy se culminan tres años de trabajo de investigación y observación.

Coincidiendo con el Día Mundial del Libro, 23 de abril, ponemos a la venta el libro  “Aggelos” Catedral de Santa María. Cuenca. Podrás encontrarlo en la librería Evangelio en la Plaza de la Hispanidad al precio de 25 euros.


Me gusta esta fecha por eso nos adelantamos a sacarlo. Es un momento emblemático, más de cien países celebran este día, los libreros llenan las calles con sus libros y eso da un carácter especial a este día. 
Dicen que su origen se remonta al año 1926 y que un 23 de abril de 1616 fallecía Miguel de Cervantes. En 1995, el día del libro se convirtió en una fiesta mundial al ser propuesto con la Unión Internacional de Editores (UTE) y presentada por el gobierno Español a la Organización de las Naciones Unidadas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Se aprobó proclamar el 23 de abril de cada año el “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”.

Por todo ello creo que es un buen momento para sacarlo al público aunque se presente el día 30 de abril a las 20.30 horas en el salón de actos de la Diputación de Cuenca, coincidiendo con la Feria del Libro de Cuenca.

El día 23, sobre a las 12.30 h, estaré en la caseta de la librería Evangelio para firmar ejemplares aquellos que lo a deseen.


Cuenca, 21 de abril de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

lunes, 15 de abril de 2019

Un símbolo en llamas.


Notre Dame arde.

Hoy vemos con horrorizados como 850 años de historia caen con la aguja central de la torre de Notre Dame de Paris. El incendio se declaró sobre las siete de la tarde de este lunes. A esa hora se cierran sus puertas y miles de turistas admiraban con tristeza como uno de los monumentos más históricos de la humanidad estaba a punto de reducirse a cenizas.
La imagen más impactante del incendio ha sido la caída de la aguja central de la catedral, aguja que se incorporo al edificio en el siglo XIX. Junto con la aguja, la cubierta también ha quedado destruida. También se ha dañado gran parte del interior. Es una suerte que las reliquias que atesora el centro, como la Corona de Espinas de Cristo, no se han visto afectadas.

Este es un momento triste pero debemos centrar nuestros pensamientos en la esperanza, en superar los momentos de decaimiento por lo sucedido y volver la vista al futuro, hay que reconstruir el pasado para crear el presente y asegurar el futuro, así debe ser en la realidad y de hecho toda Europa se ha unido en el dolor y al mismo tiempo en la esperanza de devolver el esplendor al símbolo más influyente del cristianismo de todos los tiempos.


El fuego es y ha sido el enemigo mayor de estos magníficos templos. Nuestra catedral no se ha visto exento de ellos en su historia, ahora mismo recuerdo, por haberlo estudiado hace poquito tiempo, el sucedido en 18 de febrero de 1767, que redujo a pavesas ocho sillas del coro y el magnífico órgano mayor que por orden y a expensas del Ilmo. Sr. San Martín, construyó en 1629 el afamado organero Domingo Mendoza, viéndose dañado también el otro órgano y se calcinó parte del pilar y de la bóveda de la nave de la derecha, en la inmediación de la capilla de san Antolín. Por suerte ese mal momento se superó y fue D. José Martín de Aldehuela, quienes reparó las ocho sillas y las cajas de los órganos, siendo Julián de la Orden, quien devolvió la brillantez a los órganos que hoy podemos disfrutar de ellos.

 De Notre Dame, no tengo dudas, que con el tiempo volverá a ser reconstruida y seguirá siendo el templo y símbolo del catolicismo Europeo, donde todos nos reflejamos y de donde muchos hemos sacado la inspiración, como lo sacó Vicente Lampérez, para la fachada de nuestra Catedral actual y de donde tanta gente, poetas y escritores han sabido obtener su momento de iluminación para contar al mundo sus glorias y virtudes.

Cuenca, 16 de abril de 2019

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 11 de abril de 2019

El triunfo de Jesus en Jerusalén.


Domingo de Ramos.

Jerusalén, la ciudad santa, la ciudad de los profetas y de los reyes, se preparaba para celebrar las solemnidades pascuales. Faltaban seis días para la fiesta judía y ya la afluencia de viajeros era tal, que la ciudad rebosaba de gente llegando a instalarse en los campos, alcanzando hasta las aldeas más próximas. Todo era alegría, dulce murmullo de voces y risas, unidas al suave movimiento de vaivén de las gentes que transitaban de un lado para otro, ya para acampar en un sitio más cómodo o para acudir al templo a purificarse como estaba ordenado y cumpliendo así con uno de los fines de la celebración de la Pascua.


Jesús se hallaba en Betania, huésped de la familia de Lázaro, con él también se encontraba María, su madre. Cumplidor de la ley mosaica, se despidió de Lázaro y su familia y acompañado de sus apóstoles salió de Betania tomando el camino de Jerusalén. Llegando a Betfage dijo a dos de sus discípulos: “Id a esa aldea que está enfrente; al entrar veréis una borrica y su pollino al lado. Soltadlos y traédmelos; si alguien pregunta por qué lo hacéis, contestad que el Señor los necesita y al punto os los dejarán llevar”.


Sucedió conforme el Maestro les había prevenido. Los dos discípulos condujeron la borrica y el pollino, sobre el cual extendieron sus ropas. Montó Jesús e iniciaron la marcha triunfal. A medida que la comitiva avanzaba, se desbordaba el entusiasmo traducido en clamores y vítores que despertaban la atención de cuantos acamaban en las cercanías, los que preguntaban lo que ocurría se les informaba y presurosos acudían a presentarse ante su profeta.

Las tradiciones judías anunciaban que el Mesías, el día de su manifestación, no tendría otra cabalgadura que un pollino. Convencidos de que el que en esa forma cabalgaba era el Mesías prometido, el que iba a restaurar el reino de Israel, desde tanto tiempo subyugado por el dominación romana, le saludaban con sus aclamaciones y vítores: “Hosanna”, es decir: salud, bendición, al Hijo de David. ¡Bendito el Rey de Israel que viene en nombre del Señor!

Llegando a la ciudad, la hallaron toda conmovida. Los fariseos, dispersos entre la muchedumbre, contrariados por tales aclamaciones, le dijeron a Jesús que hiciera callar a la gente y Él contestó: “En verdad os digo que si éstos callan las mismas piedras darán voces y me rendirán pleitesía”.

Jesús se dirigió al templo y el cortejo se dispersó, ya que las costumbre judías prohibían penetrar en el santuario con los pies cubiertos del polvo del camino.

Tal fue el triunfo pasajero de Cristo, seis días antes de la Pasión.


En este día, altamente cristiano, acude a recibir el ramo bendecido, adorna luego con él tu balcón y en la Misa osténtalo bien alto y agítalo en honor a Jesucristo, que tan poética y bellamente inició el supremo dolor que nos llevo a la redención.

Cuenca, 12 de abril de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 10 de abril de 2019

Ruta por la obra de José Martín de Aldehuela. 1ª Parte

Para el grupo Andarines. Ruta que se realizará el martes, 16 de abril, a las 10.00 horas. Salida desde el emplazamiento habitual.

HOSPITAL DE SANTIAGO. Se accede por una escalinata de doble rama que fue realizada en el siglo XVII, principios del XVIII.

La fachada está orientada al este. Antiguamente se entraba por la Puerta Dorada, así llamada por su policromía. La fachada de 1608 fue trazada por el arquitecto Francisco de Mora. En el 1623 Fray Francisco de la Madre de Dios diseñó puertas y ventanas.

A finales de 1762 se remodeló la vieja iglesia y se levantó  siguiendo los planos de José Martín de Aldehuela. Su planta presenta una corta nave, cubierta por una cúpula de media naranja ochavada que descansa sobre una cornisa que se enrosca sobre sí misma a partir de una cabeza de angelote.
Plano de la Iglesia del Hospital de Santiago. Cuenca

La fachada es plateresca, decorada con casetones y sostenida por dos columnas y encima del entablamento hay una hornacina donde se coloca la escultura del Apóstol Santiago, los escudos de la Orden de Santiago y de los Reyes.
El interior está distribuido alrededor de un claustro con dos alturas, en el centro vemos una fuente con la imagen de la Virgen de la Milagrosa. En 1604 era una escultura de la fuente de bronce que representaba al Apóstol Santiago.

VIRGEN DE LA LUZ.

También llamada la ·Virgen de la Puente”. En 1345 los “Antoneros” fundaron el convento-hospital, donde se curaban las enfermedades de “Fuego Sacro”, conocido también por “Mal francés”. Tenía como patrón a San Antón, de ahí el doble nombre de la Virgen de la Luz y San Antonio Abad. Esta Orden fue secularizada en 1791.
Plano de la iglesia de la Virgen de la Luz

La obra se inició en 1761 siendo Obispo de Cuenca D. Isidro de Carvajal. Martín de Aldehuela mantuvo la puerta plateresca. La iglesia es de una sola nave con atrio de entrada, crucero y presbiterio. El presbiterio está formado por un baldaquín con un óculo cenital influencia del barroco romano de Bernini. Su decoración es borrominesca.
El puente que cruza el río Júcar era conocido con el nombre de Puente de Carballido, hoy conocido como el puente de los descalzos.

VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS:

Antes de ser construida la ermita en la expansión del paraje, estaba dentro del convento de los franciscanos, Dicha Orden vino a Cuenca en 1578. La gran devoción del pueblo de Cuenca hizo que se construyera una ermita independiente del convento, el actual santuario se terminó de construir en 1668, se hizo entonces el zig-zag y se horadó la roca para permitir su acceso.
Altar de la Virgen de las Angustias antes de 1936.
Foto de Don Santos Sáez
Se dice que estas obras fueron dirigidas por José Martín de Aldehuela, pero sin aportación documental alguna, sólo por la semejanza de otras obras que sí están documentadas. La fecha que se cita es de 1756, fecha en que Aldehuela ya estaba trabajando en las obras de reconstrucción y mejora de las ermitas de Cuenca.

IGLESIA DE SAN PEDRO.
Fue unas de las primeras tras la conquista de Alfonso VIII. Destruida en 1448 en las guerrillas entre Lope Barrientos y los Mendoza, fue reconstruida en estilo gótico. Tras la guerra de Sucesión volvió a ser destruida y fue en la época del Obispo Floréz Osorio cuando vuelve a levantarse. 
Trampantojo de la iglesia de San Pedro (Cuenca)
En 1758 se comienza su reconstrucción. Su fachada es de tipo retablo con arco abocinado y hornacinas cajeadas sobre pedestales y capiteles corintios. Sobre la puerta el escudo de José Flórez Osorio. La puerta adintelada presenta el símbolo de San Pedro, la tiara y las llaves. En el altar Mayor, a ambos lados quedan todavía unas imágenes al (*) trampantojo, con algunas de las formas ornamentales de José Martín como son los ángeles Borrominescos.

(*) El trampantojo es una técnica pictórica que trata de engañar a la vista jugando con el entorno arquitectónico.

Cuenca, 10 de abril de 2019.

Por José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


jueves, 4 de abril de 2019

Leyendas y misterios en las catedrales góticas

    Las leyendas inundan las catedrales góticas. Cuando comencé mi estudio sobre la catedral de Cuenca, fueron mis guías los investigadores de las catedrales de Notre-Dame de París, de Reins y de Amiens, sus escritos e investigaciones me sirvieron de modelo para escudriñar en los misterios que encerraba la de Cuenca.

    Recoge una de esas leyendas de la Catedral de Notre-Dame de París que en el año 1233, cuando se estaban labrando las esculturas de la portada, un joven escultor codiciaba que sus trabajos fueran los mejores entre las catedrales que se estaban construyendo en ese momento  y lleno de orgullo invocó al diablo para solicitarle ayuda. Este pronto se manifestó haciéndole firmar con el pago de su alma, asegurándole que su trabajo sería insuperable. El escultor aceptó firmando el pacto. Cuando su trabajo pudo ser observado todo fueron halagos y vítores por su inigualable trabajo escultórico. Entonces el diablo exigió el cobro de lo pactado con el escultor, éste se negó y el diablo buscó venganza aprovechando que un día estaba fuera de lo sagrado, es decir, en el tejado, fue arrojando desde él, dando con sus huesos en el suelo.

    Otra leyenda es la que narra la vida de San Marcelo, que fue el primer obispo de París. En una de su hagiografía escrita por San Venancio, San Marcelo es descrito como el primer hombre que se enfrentó con el demonio y lo venció, siendo representado en la puerta norte de Notre-Dame como ejemplo de la victoria del bien sobre las fuerzas del mal.

  Muchas leyendas como ésta fueron surgiendo en todas y cada una de las catedrales. La representación del diablo en estos templos góticos nace en el siglo XIX, especialmente por Viollet-le-Duc, quien en las obras de restauración de Notre-Dame hizo añadir varias gárgolas en las que figuras demoniacas amenazan la ciudad desde lo alto de sus torres. Vicente Lampérez copia de él su portada de la Catedral de Cuenca y hace su propia versión utilizando la historia de Cuenca.

    La puerta que comunica la nave sur de nuestra catedral tiene el nombre de San Lorenzo. Dos son las figuras que ocupan el ángulo que forma el dintel con las jambas. La escultura del lado izquierdo representa un niño sentado con las piernas dobladas, la mano derecha apoyada en la rodilla y la mano izquierda como sujetando el techo. Está mirando al frente como si estuviera escuchando a la figura de enfrente. Es un anciano con barba que sentado tiene un libro abierto entre sus manos. Ambas figuras hacen mención al libro del Apocalipsis, concretamente los capítulos 18 y 20 que hablan del Juicio Final. Si a esto añadimos el nombre que posee la puerta, San Lorenzo, que fue elegido por el Papa Sixto II como encargado de custodiar las reliquias, entre ellas el Santo Grial, ello nos lleva sin más al ángel sonriente del triforio, portador del Santo Grial que Don Rodrigo de Luz lo identifica, en su obra “El Misterio de la Catedral de Cuenca” con las profecías de Nostradamus y ésta con el final de los tiempos.
Ángel sonriente, Triforio de la Catedral de Cuenca.
Foto: José María Rodríguez González

    Una incógnita vuela en el ambiente con relación a la placa situada en los contrafuertes de la nave Norte junto a la girola. Es una placa conmemorativa de la conquista de Cuenca.
    Su explicación puede ser la siguiente: Esta placa formaba parte de una lauda que se encontraba en la fachada, junto a las gradas de entrada a la catedral. En ella está grabada la leyenda: EL REY DON ALFONSO IX GANÓ A CUENCA, MIÉRCOLES DÍA DE SAN MATEO, A XXI DE SEPTIEMBRE, AÑO DEL SEÑOR DE MCLXXVII. Habría que contar con otra donde figuraban los capitanes de la conquista y los linajes de la comarca, como eran: El Conde Cabra, Azagras, López de Haro, Laras y Ceballos, Cañizares, Chirinos, Jarabas, Sacedones, Salazares, Carrillo, Abarca, etc.

    Es mucha la sorpresa de quienes leen el texto de la placa conmemorativa y se quedan sorprendidos al observar en el texto ALFONSO IX, han de saber que en la placa como en muchos textos de la época fue tomado el orden numérico de los reyes considerando a Alfonso I Aragón, el Batallador, como emperador de León y rey de toda España, al casarse con Doña Urraca I de León. Al ser anulado el matrimonio por no llegar a consumarse, tomaría de nuevo la numeración de Alfonso VIII y no Noveno el rey que ganó a Cuenca en 1177.

    Éstas y muchas otras leyendas son las que ilustrarán la última visita guiada gratuita que se realizará en el mes de junio, dando como finalizadas por este curso las visitas.

Cuenca, 5 de abril de 2019.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Aggelos Catedral de Cuenca






Presentación del libro el día 30 de abril a las 20.30horas en el salón de actos de la Diputación de Cuenca.

Aggelos. Un libro diferente para los amantes del arte angelical.

“Aggelos”. Catedral de Santa María. Cuenca

Todas las culturas se han visto fascinadas y atraídas por los seres alados. Culturas anteriores a la nuestra han dado señales de su existencia siendo representados y esculpidos en piedra, pintados en lienzos y frescos en paredes, llegando hasta nosotros esos vestigios de sus creencias. Es por ello que he elegido el título de esta obra "Aggelos", sustantivo masculino en griego de ángel, mensajero o enviado.
El entorno angelical que muestra la Catedral de Cuenca es numeroso y variado. Podemos encontrar esculturas angelicales desde el siglo XII hasta el siglo XVIII. Período que abarca: el gótico, el Renacimiento y el Barroco.

A lo largo de este trabajo explico el contenido catequético que contiene cada obra artística acorde con la época en que fue realizada. La iconografía aportada es el principio básico en que fundamento mi teoría, comparándola con otras obras, ya descifradas por otros investigadores, que existen en otros lugares de la geografía mundial. 

La presentación de la obra será en el Salón de Actos de la Diputación de Cuenca, el día 30 a las 20.30horas. 
Será el Deán de la Catedral: D. José Antonio Fernández Moreno quien  presentará la obra.
Se pondrán a la venta 150 ejemplares, al precio de 25 euros. Aquellos que estén interesados podrán adquirirla en la caseta de la Librería Evangelio o en la misma librería en la Plaza de la Hispanidad.
Una vez sufragados los gastos de la edición, los beneficios que se pudieran obtener de la venta de la obra serán donados a la Catedral de Cuenca para la restauración de obras de arte.

Cuenca, 6 de abril de 2019 y el  5 de abril de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 1 de abril de 2019

Visita guiada gratuita sobre el arte Grutesco en la Catedral de Cuenca


Siguiendo con las visitas gratuitas de la Catedral, este sábado, primero de mes, día 6 de abril, a las 11 de la mañana, el investigador José María Rodríguez realizará una visita guiada explicando la catequética de la rejería del siglo XVI.
Grutescos de la reja del Coro.
Catedral de Santa María de Cuenca
En Cuenca, en el siglo XVI se dieron unas circunstancias especiales, sobresaliendo en el arte de la rejería, al disponer de la materia prima, en las minas de Tragacete y de los medios económicos suficientes para crear en la ciudad una tradición del trabajo del hierro, naciendo una escuela conquense que fue conocida por todo el reino, como lo demuestra los trabajos de Sancho Muñoz en Sevilla y Hernando de Arenas en Sigüenza.

En el siglo XVI, el Renacimiento plantea un enfoque distinto del que se había llevado hasta entonces, los elementos decorativos buscan su inspiración en modelos grecorromanos tendiendo a crear un mundo ficticio, fundiendo caprichosamente elementos de diferentes naturalezas y creando un mundo fantástico, cuyos elementos fueron denominados GRUTESCOS.
La Catedral de Cuenca posee gran cantidad de este arte y centrándonos en la rejería, el sábado intentaré explicar la enseñanza catequética que encierra cada una de estas magníficas rejas, donde se combina la traza creada con el contenido figurativo existente en cada una de ellas, acorde con la idea de su benefactor, donde se funde y se crea un camino y una puerta de comunicación entre lo humano de este mundo y lo divino del otro.

Cuenca, 1 de abril de 2019

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.