lunes, 30 de marzo de 2020

Criaturas de fábula y misterio.

   Siempre nos hemos sentidos atraídos por las criaturas misteriosas, criaturas de cuento, de esos cuentos encantados de príncipes y princesas. Criaturas como el dragón, la montícola, la hidra, el grifo y el basilisco.

Todas estas criaturas pueden ser reales o imaginarias, criaturas extrañas que han poblado la tierra, habitado sus océanos y surcado sus cielos desde tiempo inmemoriales, sembrando el terror y el asombro de quienes los observaban y padecían. A lo largo de los siglos, algunos de los monstruos más feroces han quedado confinados a las leyendas, convirtiéndose en un vívido testimonio de la imaginación del hombre.
La hidra

Nos parece increíble que estas criaturas puedan descender de algún modo de bestias reales, de algunas de las cuales se tenían noticias únicamente a través de los informes de viajeros y exploradores a la vuelta de sus expediciones a lejanos mundos no explorados.

Como animal misterioso está catalogado el grifo, una invención medieval que se suponía que habitaba en algún país lejano, es una imaginativa combinación del león y el águila. Más de un monstruo ficticio fue modelado a partir de la serpiente, un animal largamente identificado con el mal, como hablábamos ayer en el artículo del “bestiario del diablo”. Es casi seguro que la serpiente sea el origen del dragón lanzallamas, una criatura a la que parecen habérsele añadido las alas de un murciélago y las extremidades de un lagarto.
Dragón lanzallamas.

Los estudiosos han apuntado a menudo la posibilidad de que la creación de tales monstruos se haya inspirado en los restos de animales ya extintos como el mamut y los osos cavernarios.

Si el origen exacto de los monstruos míticos es un misterio, también lo son las razones que llevaron a su invención. Quizá resultaban una forma adecuada de representar los miedos y fantasías más profundas del hombre o una manera de explicar fenómenos naturales que carecían de causa evidente.

La rejería del siglo XVI de la Catedral de Cuenca está llena de estos seres mitológicos, como parte del contenido catequético, que cada benefactor quiso dejar impreso a las generaciones posteriores. Este arte en el hierro hace dos funciones importantes en cada capilla, proteger su interior e informar y catequizar cristianamente a través de la iconografía que fue trazada y plasmada en el hierro para que generaciones posteriores, como la nuestra, aprenda sus creencias y sepa encontrar de nuevo el camino de la fe de nuestros mayores y antepasados.

Sirva esto de adelanto de lo que hablaré en próximo día.

Cuenca, 31 de marzo de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 29 de marzo de 2020

Yo Soy la Resurrección y la Vida

    No he podido pasar sin repetir el Evangelio de hoy, quinto domingo de cuaresma, “La Resurrección de Lázaro”. Cuando nos agruma la pandemia, cuando el miedo nos invade, cuando comprendemos la pequeñez de nuestro ser acudimos a lo divino en busca de consuelo y respuestas. Después del pasaje del capítulo 11 del Evangelio de san Juan, os relataré la experiencia de una persona. Tal vez por así decirlo, podamos encontrar (en este relato) como proceder para pedir por aquellos, por los que están en peligro sus vidas al estar afectados por el Covid-19.
“Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo. Al oírlo Jesús, dijo: Esta enfermo no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba. Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: Volvamos de nuevo a Judea. Le dicen los discípulos: Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí? Jesús respondió: ¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.
Dijo esto y añadió: Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarlo. Le dijeron os discípulos: Señor, si duerme, se curará. Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo abiertamente: Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí para que creáis. Pero vayamos donde él. Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: Vayamos también nosotros a morir con él.
Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén cómo a unos quince estadios y muchos judíos habían venido a cas de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando María supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: Señor si hubieras estado aquí, no había muerto mi hermano. Pero aún ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te o concederá. Le dice Jesús: Tu hermano resucitará. Le respondió Marta: Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día. Jesús le respondió: Yo soy la resurrección, el que cree en mí, aunque muera, vivirá: y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto? Le dice ella: Si Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.
Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: El Maestro está ahí y te llama. Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente y se fue donde él. Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde María lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verlo, cayó a sus pies y le dijo: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano, no habría muerto. Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: ¿Dónde lo habéis puesto? Y respondieron: Señor, ven y lo verás. Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: Mirad cómo le quería. Pero algunos de ellos dijeron: Éste, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera? Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: Quitad la piedra. Le respondió Marta, la hermana del muerto: Señor, ya huele; es el cuarto día. Le dice Jesús: ¿No te he dicho que, si creer, verás la gloria de Dios? Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto  y dijo: “Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas, pero lo he dicho por éstos que me rodean, para que crean que tú me has enviado” (Jn.11).
Dicho esto, gritó con fuerte voz: ¡Lázaro, sal fuera! Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: desatadlo y dejadle andar.
Después de este gran pasaje bíblico de san Juan, lleno de emoción y sentimiento, os diré que en algunos relatos, como el que os voy a contar a continuación, se ve el poder de la oración en tiempos difíciles y que la oración por otras personas tienen su valía y su fuerza ante la muerte, por eso os invito a rezar por aquellas personas que están mal o muy mal ante los efectos de esta pandemia.
Así contaba una mujer que tenía a su tía muy enferma: “Estuve con mi tía durante su última enfermedad, que fue muy prolongada. Ayudé a cuidarla y todo el tiempo los miembros de la familia rezaban para que recuperara su salud. Dejó de respirar varias veces, pero siempre se recuperaba. Finalmente, un día me miró y me dijo: “Juana, he estado allí, en el más allá, y es hermoso. Quiero quedarme pero no puedo hacerlo si sigues rezando para que permanezca a tu lado. Tus oraciones me están sosteniendo aquí en este mundo. Por favor no reces más”. Sabiendo la voluntad de la enferma, dejaron todos los familiares de rezar y al poco tiempo murió.
Feliz domingo de cuaresma y recemos por la gente que está llenando los hospitales o en sus casas afectadas con el COVID-19 para que se repongan y para detener esta pandemia.
Cuenca, 29 de marzo de 2020.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


sábado, 28 de marzo de 2020

El valor eficaz de los tres ochos, 888. La trasformación del mal en el bien.

Ayer hablé de la marca de la bestia y explicaba el valor numérico de las letras. Como dije, los griegos y los hebreos no tienen símbolos diferentes para definir los números como nosotros.
Al igual que los romanos, utilizan la letras de sus alfabetos, así en griego la letra alfa representa el 1 y la beta el 2, etc. podríamos seguir así sucesivamente hasta el ápice, que es el 10. Después Kappa es 20, tau 300 y seguimos hasta omega, que es 800. Estos valores los podemos ver en la siguiente tabla para su mejor comprensión.
Letra
Nombre
Valor
Letra
Nombre
Valor
Letra
Nombre
Valor
α
alpha
1
ι
iota
10
ρ
ro
100
β
beta
2
κ
kappa
20
σ
sigma
200
γ
gamma
3
λ
lamda
30
τ
tau
300
δ
delta
4
μ
mu
40
υ
upsilon
400
ε
epsilon
5
ν
nu
50
φ
phi
500
ζ
zeta
7
ξ
xi
60
χ
chi
600
η
eta
8
ο
omicron
70
ψ
psi
700
θ
theta
9
π
pi
80
ω
omega
800
    De esta manera se puede tomar las letras de cualquier palabra o nombre y sumando su valía podemos obtener el valor numérico de ello. A este proceso se denomina Gematria, que me habréis oído hablar de ello cuando explico la iconografía e iconología de la los arcos góticos del siglo XV de la catedral de Cuenca, donde tuve que emplearme a fondo para saber su significado y su catequética.
De esta manera hallamos el nombre de Jesús, que en griego sería Ιησους”, sustituyendo cada letra por su valor y las sumamos, obtenemos la cifra: 888.
Ι
=
10
η
=
8
σ
=
200
ο
=
70
υ
=
400
ς
=
200
888
Cuando hablé del poder de la Bestia, hacía referencia al capítulo 13 del Apocalipsis, donde se le da poder de actuar a la Bestia, durante cuarenta y dos meses y hacerle la guerra a los santos y vencerlos (Ap.13, 7). Hoy entramos en el capítulo 14 donde habla del acompañante del Cordero, de los Ángeles anunciando la hora del Juicio y de la siega y la vendimia de las naciones.
Al inicio del capítulo 14 dice: “seguí mirando, y había un Cordero, que estaba en pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre del Padre…” (Ap. 14, 1). Si comparamos el final del capítulo 13 con el principio del 14 vemos un gran contrate, la bestia estaba representada con el número 666 y Cristo, el cordero está representado por el nombre que contiene el número 888. En este capítulo 14 Juan describe una visión de los 144.000 siervos de Dios. Ellos son introducidos por primera vez en el capítulo 7, donde se les describe como 12.000 de cada una de las tribus de Israel que están sellados en la frente. La gran diferencia que se aprecias es que son como Jesús. Nacieron a semejanza Adán, pero se han convertido en 888. Dios los ha reconocido como totalmente suyos sellándolos o marcándolos con su sello. Estas son las personas que tiene la mente de Cristo.
Mientras que en el capítulo 13 nos habla de un rendimiento del hombre al maligno, en este otro nos habla de un resurgimiento y una lucha contra el género del mal. “Estos siguen al Cordero a donde quiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicia para Dios y para el Cordero, y en su boca no se encontró mentira: no tienen tacha” (Ap.14, 4-5). Leamos estos versículos lentamente para poder captar la visión del plan de Dios.
Iconografía de los tres ochos. Siglo XV
Catedral del Cuenca
La gematría es caprichosa y vemos como en muchos de los títulos que se le da a Jesús aparece el número ocho, para muestra un botón: Señor (Κυριος) tiene el valor de 800; Salvador (Σωτηρ) 1408.
Y como caprichosa es la iconografía también podemos encontrar el 8 y el 888 en nuestra Catedral. Es un símbolo que no podía pasar desapercibido en el siglo XV para nuestro Obispo Lope Barrientos (primer catedrático de prima de Teología de la Universidad de Salamanca en 1433). Los tres ochos apareces entrelazados y el 8 tumbado lo constituye un dragón serpiente, y con ellos nos hablan de la venida de Cristo a la tierra de su doctrina basada en el amor y la entrega a los demás y del ocho tumbado. En la actualidad conocemos este símbolo con el nombre de infinito, pero hay que saber que hasta el siglo XIX no comienza a ser usado como tal.
Iconografía del símbolo de infinito. Siglo XV
Catedral de Cuenca
El ocho tumbado es un símbolo muy antiguo, aparece en la cruz de San Bonifacio que murió en el año 754. Pero el honor de haber sido el primero en emplearlo, en sentido matemático, fue el británico John Wallis por el año 1655, con el ocho tumbado quiso representar el infinito en su obra “De sectionibus conicis”. Nunca dio ninguna explicación del porqué eligió esta forma de representarlo, pero se especula que pudo ser una deformación del símbolo que se empleaba en el Imperio Romano para indicar el valor 1000, aunque los romanos la forma de representar el número 1000 era a través de la letra “M” mayúscula. Originalmente esa cantidad se representaba con los gráficos “CI” o “C” que podría haber degenerado en un ocho tumbado, otras opiniones son que se podría haber inspirado en la última letra del abecedario griego que es la omega Ω, intentando de este modo expresar que el infinito sería siempre el último termino de cualquier serie que no tuviera solución exacta.
De una manera u otra hay que reconocer que la posee la iconografía marginalista del siglo XV y que está situada en la parte que hace referencia al capítulo 12 del Apocalipsis, titulado: “Visión de la Mujer y el Dragón”. Inicia así: “Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza…”  (Ap.12,1). Terminando así el capitulo: “…Entonces despechado (el Dragón) contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús” (Ap.12,17).
Capilla Virgen del Sagrario
También es conveniente recordar que las figuras geométricas constituidas por el octógono, como la bóveda de la capilla de la Virgen del Sagrario (ocho ventanas), no se limitan a representar un símbolo mandálico, sino que representan el camino del mundo terrenal al celestial, por ello la cúpula está decorada por los siete Arcángeles y el Ángel Custodio, junto con las las virtudes.
Y después de todo esto, quien tenga oídos para oír que oiga.

Cuenca, 28 de marzo de 2020.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

viernes, 27 de marzo de 2020

La marca de la bestia. En términos numéricos la cifra 666.

    Estamos viviendo momentos revulsivos donde se ve implicado todo el planeta, momentos donde tiene su emulación en las revelaciones de san Juan, en el libro del Apocalipsis.

La marca de la bestia es un término bíblico que está asociado con la bestia del Apocalipsis. Esta bestia representa al sistema político mundial, el cual ejerce el poder sobre toda tribu y pueblo y lengua y nación, asegurando que dicho sistema constituye un fracaso (Ap. 13).

Dice así: “Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia. Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre. ¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666” (Ap. 13,15-18).

No seamos tremendistas. Busquemos aclaraciones a los eruditos en el tema. El teólogo Ioan Boxall, de la Universidad Católica de América, instruye un posible significado del número. Si la intención de san Juan en el libro de las Revelaciones no era predecir el futuro del mundo sino atacar al imperio romano, usando eventos contemporáneos y tradiciones apocalípticas antiguas, entonces quizás podemos mirar con otros ojos la profecía más conocida del Apocalipsis, el número de la bestia: 666.

Si “la bestia” es realmente la manera de referirse al emperador, entonces ¿qué significa este número? Es interesante recurrir al hebreo para descifrarlo pues cada letra le corresponde un número de manera que si sumamos los números que le corresponde a cada letra del nombre en hebreo de Nerón Cesar, que era el emperador del Imperio Romano de aquella época daría esto: 200+60+100+50+6+200+50=666.
Nerón Cesar y su valor numérico.

Podemos buscas por otra vía el significado del número de la bestia. Sabiendo que el libro de las Revelaciones fue escrito en tiempo de Imperio Romano y empleando los números romanos podernos tener esta otra resolución de su significado: DCLXVI. Este acrónimo vendría a significar: Domitius (o Domitianus) Caesar Legatos Xti Violenter Interfecit, que quiere decir: Domicio (o Domiciano) César mató vilmente a los enviados de Cristo. Domiciano es el nombre del emperador Nerón antes de ser adoptado por el emperador Claudio como hijo suyo. La cifra apunta a Nerón o al emperador Domiciano, famoso ambos por sus persecuciones a los cristianos, conocido como el Anticristo.

A lo largo de la historia se ha intentado asociar este número, a través de la numerología, con diferentes personajes, desde Nerón, como hemos visto; con Lutero, también con Napoleón y con Hitler.

El filósofo y científico estadounidense Martin Gardner, escribió un artículo en su libro juegos y enigmas de otros mundos sobre el número de la bestia y las propiedades matemáticas que entraña este número.

Para ir cerrando este artículo diré que en el año 2005 se encontró en Oxirinco (Egipto) un fragmento del Nuevo Testamento escrito en griego alrededor del año 275. En este manuscrito que es el más antiguo encontrado del Apocalipsis, se puede leer que el número de la bestia, (escrito en griego) es: chi-iota-signa, que pasado a cifras es: 616.

En las investigaciones de san Irineo ya dio con el número 616 y él supuso que la L de Legatos, correspondiente al acrónico, anteriormente citado: “Domicio (o Domiano) César mató vilmente a Cristo”, supuso que esta corrección hace que el sentido de la frase sea más genérica pero sigue apuntando a Nerón o a Domiciano como responsables de los males de los cristianos.

Por todo ello diré que en la actualidad no está claro cuál de los dos números corresponde realmente al llamado “número de la Bestia” según el libro de las Revelaciones, pero para nosotros siempre será el 666 el número que identifica al diablo.

Cuenca, 27 de marzo de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 25 de marzo de 2020

El ancla como símbolo de firmeza y solidez.

   El ancla se considera un símbolo universal de firmeza, solidez, tranquilidad y fidelidad. El uso del ancla en el cristianismo hemos de relacionarlo con la “Epístola a los Hebreos” donde se nos recuerda las promesas de Dios en Jesucristo como esperanza de los cristianos, dice así: “…nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y que penetra hasta más allá el velo, a donde entró por nosotros como precursor Jesús…” (Hch. 7, 19). Es muy probable que a partir de este texto se diera uso de éste símbolo ya que la representación del ancla en las catacumbas de san Calixto y de Priscila fue muy numerosa como símbolo de la fe y la esperanza en la resurrección. El pez (anteriormente explicado) indicaba la esperanza en Cristo.
El Ancla.

La forma que tiene, en cuanto a los símbolos cristianos es como las anclas marinas de los primeros tiempos, las cuales tenían su cuerpo con dos brocos que eran cruzados y además un anillo ubicado en la parte de arriba con el fin de que pasara la cuerda.

En estos momentos de incertidumbre y de fragilidad corporal por el coronavirus, el Papa Francisco ha dedicado sus últimas intervenciones para hablar de la esperanza. Reconoció que la esperanza “quizás sea la virtud que menos se entiende, pero es la más fuerte: vivir en esperanza, siempre mirando adelante con valentía”.

El ancla es un símbolo de esperanza por el hecho de mantener una embarcación fija en el mar. AL ser una masa de peso que retiene al navío, el ancla se considera un símbolo universal de firmeza, solidez, tranquilidad y fidelidad porque es un elemento que fija, ata, inmoviliza y asegura.

Cuenca, 24 de marzo de 2020

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

La Anunciación. Festividad del 25 de marzo.

   El arcángel san Gabriel fue el mensajero escogido por Dios para presentar a María la propuesta de que había de surgir la victoria de la humanidad contra el demonio.

Dice San Bernardo que Gabriel era ángel guardián de la Santísima Virgen y que Dios tiene costumbre de comunicarnos sus gracias por la intercesión de nuestro ángel custodio. Otra razón da san Gregorio: “Es que la Encarnación del Hijo de Dios es un misterio tan sublime y tan difícil que Dios ha intervenido con todo su poder. Pertenecía, pues, principalmente al ángel Gabriel, cuyo nombre significa “la fuerza de Dios”, ser negociador en tan grande empresa”.
La Anunciación. Capilla de la Asunción. S.XVI Obra de Martín Gómez el Viejo
Catedral de Cuenca.

Llegó por fin la hora prefijada en los eternos decretos de apiadarse de los humanos la divina justicia ultrajada. Llegó la hora de la misericordia. Era la media noche del 25 de marzo: La Virgen María velaba en su oratorio, dice san Vicente Ferrer, y releía las palabras de Isaías: “He aquí que una Virgen concebirá y dará a luz a un Hijo que será llamado Emanuel”.

Detenida la lectura, comenzó a meditar esta profecía, pensando en lo íntimo de su corazón: “¡Oh Señor! ¿Quién será esta Virgen digna de concebir al Hijo de Dios, digna de ser Madre de Dios y Reina del cielo?” Suplicaba humildemente al Señor que prolongara su vida con el fin de poder conocer a esta feliz Señora y servirla: “Señor –exclamaba- conservadme la vista para mirarla, el oído para oírla, la lengua para hablarle, las manos para servirla”.

En ese preciso momento, el ángel Gabriel, tomaba la forma humana, aparece ante el oratorio de la Virgen. Había entrado sin abrir las puertas, ya que el cuerpo que lo formaba no era de materia humana como el nuestro. Entró en silencio y con profundísima humildad, pues no venía a ordenar, sino más bien,  a suplicar el consentimiento de la Virgen.

Después de haber tranquilizado a la María el arcángel san Gabriel en nombre de Dios, le explica el motivo de su embajada y le propone el maravilloso pacto, el admirable contrato que el Creador quiere negociar con la criatura: “He aquí, le dice el ángel, que concebirás y darás a luz un hijo a quien llamarás Jesús. Será grande y se llamará Hijo del Altísimo. El Señor le concederá el trono de David, su padre, y reinará eternamente sobre la casa de Jacob…”

En el mismo instante que María dio su conformidad, la Santísima Trinidad operó en ella la más portentosa de sus obras. Por el poder del Padre y el amor del espíritu Santo, el Verbo, Sabiduría eterna de Dios, como el rayo del sol que atraviesa un cristal sin romperle ni mancharle, entró personalmente en el seno de la Virgen, y de su purísima sangre juntas a revertir el Verbo de la naturaleza humana; pero únicamente la persona del Verbo se despojó a nuestra vista del resplandor de la divinidad, tomó la forma de esclavo y se hizo hombre semejante en todo a nosotros, a juzgar por su apariencia externa.
Medallón de la Anunciación. Capilla de los Caballeros. S. XVI
Catedral de Cuenca

Tal relato se cumple en el medallón de la  reja de la capilla de los Caballeros de la Catedral conquense, cada año, en el primer domingo de Adviento (último domingo de noviembre o primer domingo de diciembre) los rayos del sol atraviesa el vitral de Torner para llevar su luz brillante al medallón de la Anunciación, sobre las 12.30h, recordándonos el misterio de la Encarnación de Cristo que se hace patente año tras año en el interior del templo magno. La Casa de Dios por excelencia. La Catedral de Cuenca.
Llegada de los rayos del sol al medallón de la reja de la capilla de los Caballeros.
Primer domingo de Adviento.


Cuenca, 25 de marzo de 2020.

©José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico. 

martes, 24 de marzo de 2020

La Tau, una señal, un sello y un símbolo

La Tau es un signo concreto de una devoción cristiana y sobre todo un compromiso de vida en el seguimiento de Cristo pobre y crucificado.

El ser docente a veces reporta algunos beneficios como sucedió en esta ocasión con la Tau, mi preciación sobre ella se remonta al último viaje con alumnos que hice, en esta ocasión fui a Italia y visité Asís (el año pasado volví, en esta nueva ocasión con la asociación San Idelfonso de Cuenca). Asís es una ciudad situada en la provincia de Perugia en la región de Umbría. Un lugar donde nació, vivió y murió San Francisco. Todo lo que se ve en ella es referente al santo.
Tau adquirida en Asís (Italia)

Íbamos el sacerdote del Instituto, otra profesora y un servidor. El ir con un sacerdote a lugares como Asís tiene sus ventajas. Se le ocurrió que deberíamos regalar a cada alumno una pequeña cruz Tau de madera, como eran bastante baratas no nos importó poner un poco de dinero y tener ese detalle con los alumnos. Las bendijo y las repartimos, nosotros como es natural, también nos quedamos con una, la cual conservo con mucho cariño y devoción.

¿Qué es la Tau? Es la última letra del alfabeto hebreo y la decimonovena letra del alfabeto griego, correspondiendo con la letra “T” de nuestro alfabeto castellano. La Tau es la única letra que comparten los dos alfabetos, tanto el hebrero como el griego y éstas son las dos lenguas oficiales de la Biblia.

No podemos olvidar su forma gráfica, que nos recuerda claramente a la cruz donde murió Cristo. En la Biblia aparece en varias ocasiones, entre las que destacaré algunas citas.

En el A.T. en el libro de Ezequiel dice: “La gloria del Dios de Israel se levantó de sobre los querubines sobre  los cuales estaba, hacia el umbral de la Casa. Llamó entonces al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escriba a la cintura; y Yahveh le dijo: Pasa por la ciudad, por Jerusalén, y marca una cruz en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella. Y a los otros oí que les decía: Recorrer la ciudad detrás de él y herir. No tengáis una mirada de piedad” (Az. 9, 3-6). Es por este texto por lo que es conocida la Tau como la cruz de la profecía, o cruz del A.T. al haber sido elegida, como el símbolo para marcar los dinteles de las puertas de los israelitas en Egipto, con la sangre de los corderos para que el ángel pasara de largo sin hacer daño a los primogénitos del pueblo de Israel, celebrándose desde entonces la noche de Pascua.

En el libro del Apocalipsis, San Juan nos recuerda el signo como sello de bendición y gracia al paso de los cuatro ángeles, diciendo: “Luego vi a otro ángel que subí del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quien se había encomendado causar daño a la tierra y al mar: No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los siervos marcados con el sello” (Ap. 7, 2-4).

Este símbolo ha sido usado por dos grandes santos universales como son: san Antonio Abad, fundador del movimiento eremítico, en los siglos III y IV y por san Francisco de Asís en el siglo XII.

En 1300 fue fundada la Orden de los caballeros del hospital de san Antonio, conocida como los “Hospitalarios” o la “Orden de los antoninos”. Los monjes de esta Orden vestían con un hábito negro con una cruz Tau en medio de sus hábitos. En Cuenca se instalaron en lo que es actualmente la iglesia de la Virgen de la Luz. Se dedicaban a tratar a peregrinos con enfermedades contagiosas como la lepra, la peste, la sarna, etc. Su vinculación con la Tau está inmersa en la Leyenda Aurea, el bastón que siempre llevaba san Antón, tenía la forma de una Tau. ¿Resultaría un amuleto protector para la pandemia que estamos padeciendo en estos momentos, el coronavirus? Todo depende de la fe de cada uno, como dije en anteriores artículos sobre los amuletos.

Con san Francisco de Asís, en el siglo XII, se pensaba que la Tau era un signo que te protegía de la peste y la gente solía llevarlo como amuleto, pero san Francisco lo adoptó como su firma, con este símbolo firmaba y sellaba las cartas y pintaba las paredes de las pequeñas celdas.

En la actualidad la cruz Tau, tiene varios significados, se considera: un símbolo profiláctico, un amuleto, una protección, pero principalmente es un signo cristiano, una cruz, la cruz de san Francisco y san Antón; la cruz del peregrino, apareciendo a lo largo del camino de Santiago.
Capilla del Obispo.
Catedral de Cuenca

En nuestra catedral el símbolo de la tau aparece en el calvario existente en el tímpano de la capilla del Obispo. A la izquierda del calvario aparece la Jerusalén destruida y a la derecha la nueva y eterna Jerusalén, con el sol y la luna en un paisaje de color ocre rojizo, uno a cada lado del Cristo crucificado sobre la Tau. Encima de san Juan el sol y sobre la cabeza de la Virgen la luna y detrás de ella la Nueva Jerusalén.
Santa Elena portando la Tau. Frontal de la capilla del mismo nombre.
Catedral de Cuenca. Obra de Jamete. S. XVI

También está presente en la capilla de Santa Elena, a la que la vemos a la Santa abrazada a la Tau. Esta capilla está situada entre las puertas que dan acceso a la Sala Capitular y la entrada a la Capilla Honda. Fue fundada por el Deán y Canónigo D. Constantino del Castillo, esta capilla goza del privilegio, concedido por el Papa Clemente VII, de poder celebrar de pontifical (1*). Toda la Obra es de Esteban Jamete, a excepción de la reja que su autor es Hernando de Arenas. En el retablo de nogal vuelve a aparecer, en el segundo cuerpo, en el centro, aparece la figura de Santa Elena con una cruz muy parecida a la Tau, (la parte superior está muy acortada) apoyada en el hombro derecho y por detrás de ella tiende la mano derecha hacia el emperador Constantino, su hijo, que se encuentra arrodillado ante la cruz como señal de adoración.
Santa Elena y su hijo Constantino. Siglo XVI
Capilla de Santa Elena. Obra de Jamete. Catedral de Cuenca.

Para terminar este primer símbolo diré que la Tau es un signo concreto de una devoción cristiana y sobretodo un compromiso de vida en el seguimiento de Cristo pobre y crucificado. Es el signo de reconocimiento del cristiano, sobre todo es un signo de poderosa protección contra el mal (Ez. 9, 6), un signo de privilegio divino (Ap. 7, 1-4; 9, 4 – 14,1).

Es un signo que recuerda que todo cristiano debe de ser fuerte en las pruebas, dispuesto a la obediencia del Padre y dócil en la sumisión, como lo fue Jesús a la voluntad del Padre. Por último decir que es un símbolo de la dignidad de los hijos de Dios, porque es la Cruz que ha sostenido a Cristo.

Cuenca, 24 de marzo de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Obra consultada:

1* Misa de pontifical, es aquella misa solemne celebrada por el obispo y en las que el obispo ejerce su ministerio como el sacramento de la Confirmación, el sacramento del Orden Sagrado, etc.
      -Alabav Perles, Miguel, en http//:perlegrino.martianistas.org/la-tau-historia-y-significado (14 junio 2011)
      -Cherterton, Gilbert Keith. San Francisco de asís. Buenos Aires. Lohlé Lumen. 1995.
      -Azevedo. David. San Francisco de Asís, Fe y Vida. Madrid. 1987.
      -Jesús Bermejo. La Catedral de Cuenca. Barcelona. 1977.


lunes, 23 de marzo de 2020

Simbología cristiana y anticristiana.

   Como esta cuarentena se está alargando creo interesante hablaros de la simbología cristiana de todos esos símbolos que forman parte de nuestra vida, que los vemos pero no sabemos su significado, que están entre nosotros y no los apreciamos.

En los mercadillos medievales, en los puestos callejeros, en las tiendas de suvenir proliferan, están presentes, nos pueden gustar o no, pero siempre nos entran ganas de poseer alguno de ellos sin saber que nos puede aportar o que significado tienen en el mundo de los símbolos.

Por todo ello voy hablaros de la cruz, el cordero, el crismón, la paloma, el alfa y la omega; de la Tao, de la medalla milagrosa, del crismón, del ancla, del significado del 888, del pavo real y de otros que son contrarios al cristianismo como: la mano cornuda, el hexagrama, el pentagrama invertido, de los números 666, de la A de anarquía que la vemos pintada por los paredes de nuestra ciudad; de la cruz invertida.

Iré haciendo un repaso por este mundo simbólico que existe pero no sabemos qué es lo que nos quiere decir, de esta manera sabernos que tienen de malo o bueno cada uno de ellos y lo que nos puede transmitir e incluso saber cómo es la persona que lo porta, consciente o inconscientemente pero nos da una idea de su pensar y de sus creencias.

Y ya que estamos con todo esto también hablaré sobre los fenómenos ocultos como adivinación y profecías, criaturas misteriosas que están en la rejería del siglo XVI en la Catedral de Cuenca, los sueños y fantasías; el tiempo y el espacio, etc. No se si os parece interesante todo ésto pero a mí me fascina y gracias a entrar en este mundo lleno de símbolos y misterios pude descifrar la iconografía del siglo XV de los arcos ojivales de la Catedral y apreciar el contenido catequético que hay expresado en las rejas del siglo XVI de nuestra Basílica Catedral.

Espero que con todo esto os de argumentación para que os distraigáis y se os haga más llevadero el tiempo de la cuarentena que nos obliga a estar enclaustrado en casa.

Un gran abrazo y hasta la primera aportación.

Cuenca, 23 de marzo de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 21 de marzo de 2020

Amuletos Egipcios con poder

  Este es el tercer artículo sobre amuletos y creo que este será el último aunque podía estar describiendo amuletos indefinidamente, pues la cantidad de objetos que hay, a los que mostramos nuestro interés, por conseguir una parcelita de poder o de salud son infinitos.

Empezaré con el escarabajo. Este amuleto es uno de los más conocidos de la historia, fue el antiguo Egipto quien popularizó su divinidad. Tenía un gran poder mágico por lo cual muchísimos egipcios pintaban y decoraban su casa con la figura del escarabajo para que los protegiera de enfermedades, muerte prematura, problemas en el hogar, etc.
Escarabajo

El escarabajo si eres mujer te traerá bienestar familiar, fortaleza en la salud y un poder de atracción hacía los hombres debido a que escarabajo aportará belleza en los ojos de quien  mira y observa a la mujer que lo porta.

Para el género masculino les puede traer suerte en los negocios y les inundará de buenas ideas y creatividad, en los políticos les proporcionará una mente clara y analítica. También eliminarán los problemas de salud.

En los niños es conveniente que lleven en sus ropas algún motivo con la figura del escarabajo para protegerlos de enfermedades y que crezcan sanos.

Para que el amuleto funcione correctamente es importante limpiarlo periódicamente para eliminar la acumulación de energía negativa que haya podido ir absorbiendo con el tiempo. Se limpiará solo con agua corriente.

Se aconseja ponerlo al sol una vez al mes ya que su energía le hará funcionar mejor, con solo unos minutos es suficiente.



El Ojo de Horus, es posible que no haya nada mejor para proteger contra la envidia y el mal de ojo. Desde el antiguo Egipto se viene usando para evitar los males esotéricos, incluso es efectivo para aquellos que tienen problemas de la vista  y oculares en general.
Ojo de Horus.

Se dice que aquellos que portan este símbolo pueden tener ciertas clarividencias sobre acontecimientos que van a ocurrir, incluso puede adivinar si alguien está diciendo la verdad o miente, llegando a poder distinguir el lado bueno o malo de las personas.

En el antiguo Egipto eran muy celosos de los símbolos, ya que creían en el gran poder que aportaban. En principio este ojo fue puesto en el un sarcófago de una momia para que pudiera resucitar en la otra vida. Esta momia era Osiris el padre de Horus, el cual fue asesinado por Seth (hermana de Osiris y tía de Horus). A partir de la muerte de Osiris hubo una encarnizada lucha por el trono entre Seth y Horus, este último perdió el ojo izquierdo, el cual fue reemplazado por uno que le dio el dios Tot. Este ojo tenía propiedades  mágicas y podía resucitar a los muertos en este caso a s padre. De ahí viene la creación de este amuleto.

Los egipcios pintaban el ojo de Horus en las proas de sus barcos por que se creía que este símbolo les ayudaría a llegar a sus destinos sanos y salvos.



Por último os hablaré de la cruz Egipcia. Está asociada a mitos o leyendas del antiguo Egipto. Es un símbolo cuya popularidad es clara entre quienes usan amuletos y se dibujan tatuajes en la piel.
Cruz egipcia.

La gran mayoría de las personas que la usan tiene la creencia de que ésta posee propiedades mágicas es así por la creencia de los egipcios después de morir la persona seguía viviendo, representando la vida eterna. Otro poder que se le otorga es el de la sabiduría; es un repelente del mal y de la energía negativa, el poder de este amuleto tiene gran parecido con el escarabajo.

Esta cruz también se la conoce como símbolo de Ankh, cuyas raíces son muy antiguas. Se dio a conocer el significado en papiros antiguos, en ellos se deja ver que el poder que posee esté relacionado con la vida infinita. Otra versión afirma que su significado va más acorde al comienzo de los femenino y masculino. Posteriormente, los escandinavos la usaron como símbolo de la inmortalidad.

Cuenca, 21 de marzo de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

viernes, 20 de marzo de 2020

Los amuletos como dicha de bienes.

   Hay objetos que les tenemos cierto aprecio o que nos recuerdan a alguien o un momento especial. Un amuleto puede ser cualquier cosa con un significado o recuerdo, algo que te ha regalado alguien, que tiene buenos deseos hacia ti o algo que portaba alguien a quien tenías en gran estima.

El poder de los amuletos no está relacionado con el precio o valor monetario del mismo, ni con el material de que está hecho, es el valor sentimental o afectivo el que le da el verdadero valor y el impulso para crear en ti la suficiente fuerza para llegar a conseguir lo que deseas, todo está en tu interior.

Siempre que veo un trébol de cuatro hojas me acuerdo de mi época de estudiante que cuando me encontraba con un trébol de estas características me decía a mí mismo, Josemari hoy será tu día de suerte. Y es que un trébol de cuatro hojas es un amuleto de la buena suerte de conocimiento universal. Las cuatro hojas representan la esperanza, la fe, el amor y la suerte. Dice la tradición que cuando nuestros primeros padres se vieron obligados a abandonar el Paraíso, Eva se llevó consigo un trébol de cuatro hojas como recuerdo y ello nos dio la esperanza de la Redención y el regreso, algún día, al Paraíso perdido.
Trébol de cuatro hojas.

Tenemos que pensar que encontrar un trébol de cuatro hojas es una suerte, pues los estudios sobre la mutación genética de esta planta dicen que por cada trébol de cuatro hojas hay 10.000 tréboles normales. Por tanto el encontrar un trébol de cuatro hojas trae buena suerte y garantiza una vida repleta de felicidad y fortuna, al menos ese día en que lo hemos hallado.


Otro amuleto interesante es el “árbol de la vida”. En mis estudios sobre los arcángeles del siglo XIII de la Catedral de Cuenca, me dí de bruces, con un medallón que tenía el arcángel Jophiel sujetando su capa. Este arcángel es representado llevando un códice cerrado en sus manos, como un libro y otro broche cierra y asegura el contenido del manuscrito. El arcángel Jophiel tiene el don de la enseñanza, es decir, el mostrar al hombre las veces que sean necesarias, hasta que su alma quede iluminada, el plan divino que hay establecido para él.
Arcángel Jophiel (Luz de Dios)
Catedral de Cuenca.
Es curioso y me llamó mucho la atención que su representación más común fuera llevando una espada y un libro. En esta ocasión lo vemos sólo con el libro, y es el libro de la sabiduría que reconoce la apertura mental y la libertad que se obtiene con la pérdida de la ignorancia. Su ropaje suele ser dorado, (aunque haya perdido su esplendor y nos quede sólo el color de la piedra) representa la iluminación y la santidad y el libro encarna el conocimiento y el árbol de la vida acrecentado con el amuleto que sujeta su capa (que en su interior está esculpido el árbol de la vida), hace ver el alcance de la iluminación del saber.
Centrándome más en el amuleto diré que el árbol de la vida es fuente de conocimiento y simboliza varias cosas: el aliento vital, que es el aliento tan necesario para la vida y la conexión entre esta vida y la eternidad. A su vez, cada una de las distintas partes del árbol simboliza algo diferente. Las raíces simbolizan la conexión con la madre tierra; el tronco, la fuerza necesaria para mantenerse y sentirse vivo; las ramas, el deseo de crecer y alcanzar objetivos cada vez más altos; las hojas, la necesidad de buscar el sustento y por último los frutos que es el símbolo de la entrega a los demás.
Árbol de la vida.

Siguiendo con el significado angelical diré que cada uno de los arcángeles que integran el triforio de nuestra Catedral tiene su historia y su motivo de estar ahí, como muy bien sabéis quienes asistir a mis visitas guiadas de los primeros sábados de mes. Pues bien quiero recordaros la historia de Jophiel (Luz de Dios) porque viene al pelo con los momentos que estamos viviendo actualmente y creo que nos puede ayudar a pasar estas calamidades sociales que nos ha tocado vivir.
La tradición cuenta que cuando el rey David se encontraba en los umbrales de la muerte, llamó a su hijo y sucesor, Salomón, para despedirse de él. Salomón joven e inexperto estaba preocupado por la corona que pronto sería suya y le rogó a su padre que le dejara algo que le ayudara en tiempos difíciles. Su padre le dio un joyero que contenía una moneda y le dijo: “Cuando te encuentres en aprietos, abre este estuche y mira la cara de la moneda. Pero cuando te encuentres en la cima del bienestar, vuelve a abrirlo y dale la vuelta y mira el lado opuesto. Que Dios sea contigo, hijo mío” y a los pocos días murió el rey David.
Pequeña cajita de bronce, recuerdo de familia.
Pasaron unos años y Salomón se encontró asediado por problemas graves, estaba abatido y recordó el consejo de su padre y abrió el joyero, en la cara de la moneda leyó: Gam zeh ya`avor que quiere decir: “esto también pasara”. Se sintió profundamente reconfortado por el mensaje y volvió a tomar el control de su destino con confianza y decisión.
Cuando todo andaba bien en su reino, sus barcos surcaban los mares y su pueblo disfrutaba de una gran prosperidad y con el templo de Jerusalén terminado, se volvió vanidoso y el diablo Asmodeo lo tentó golpeando a la puerta de su corazón. Salomón preguntó al rey de los demonios como estaba encadenado siendo el rey del mal que acecha a este mundo y puesto a los pies de un simple mortal como era él. Asmodeo respondió que si le quitaba las cadenas y le prestaba su anillo mágico, podría probarle los poderes que poseía y Salomón dentro de su vanidad le entregó el anillo y lo liberó. El demonio poniéndose en pié ante él, con una de sus alas tocó el cielo y con la otra tocó la tierra, tomó a Salomón y lo llevó volando a muchos kilómetros de Jerusalén dejándolo abandonado, luego el diablo se designó a sí mismo rey de la Tierra, asolándola y creando mil males a sus habitantes, como pestes, hambre y soledad.
Durante años Salomón vagó por la tierra pidiendo misericordia para un rey que había sido engañado por su vanidad y en un momento, cuando ya no podía más, se acordó del regalo de su padre, que era lo único que le quedaba en posesión.
 Abriendo el estuche y leyó: Gam zeh ya`avor que quiere decir: “esto también pasara”. Desde ese instante todo volvió a la normalidad. Una vez recuperado su reino y estando en la cima de la gloria pensó de nuevo en la moneda y en su reverso. Y si en los tiempos difíciles le había ayudado a superar los obstáculos ¿cuál podría ser el mensaje de la moneda en tiempos de bonanza?, así que le dio la vuelta a la moneda y leyó: Gam zeh ya`avor que quiere decir: “esto también pasara” y así fue como Salomón se convirtió en el ser más sabio de todos los tiempos.
Ahora estamos pasando unos tiempos difíciles con el coronavirus, pidamos la intersección del arcángel san Jophiel para que nos saque de esta pandemia que nos asedia a la humanidad.


Como vamos a estar por aquí largo y tendido por la cuarentena del coronavirus, hoy termino con un amuleto que nos ha llegado de otras latitudes como es el Ying y el Yang
Amuleto del Ying y el Yang.
Este amuleto representa lo positivo y lo negativo, el día y la noche. Nos hace ver cómo dos fuerzas aparentemente opuestas pueden ser complementarias, apoyándose la una en la otra hasta formar una unidad perfecta como un círculo. No sé si comprendéis este amuleto, intentaré explicarlo lo más resumido posible. Dentro del círculo esta dividido en dos partes: la parte negra representa el ying (el principio femenino que se asocia con la tierra, la pasividad y la oscuridad) y la parte blanca representa el yang (el principio masculino relacionado con el cielo, la actividad y la luz), Dado que depende el uno del otro, la zona ying incluye un embrión blanco del yang y de forma semejante, la demarcación yang contiene un embrión negro del ying, diciéndonos que todo esta conexionado entre sí.

El llevar al cuello un amuleto como éste te permite comprender que no hay noche sin día, ni bien sin mal y te ayuda a sobrellevar con paciencia los momentos difíciles que se presentan, haciendo cambiar tu suerte, dándote lo necesario para que veas la vida con tu mejor sonrisa.

Cuenca, 20 de marzo de 2020.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.