martes, 28 de junio de 2022

San Pedro y San Pablo. 29 de junio.

Festividad de San Pedro y San Pablo en Cuenca.
El 29 de junio se celebra la solemne festividad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, dos grandes testigos de Jesús.
Ambos santos se representas juntos en la iconografía católica. En nuestra Catedral están representados en la arquitectura del siglo XVI y sobre todo en la rejería.


San Pablo
Catedral de Cuenca. Capilla de Santa Elena

La iconografía cristiana representa a San Pablo como un filósofo de la tradición clásica: calvo, con larga barba y vestido con túnica y manto; suele llevar nimbo como atributo propio de los apóstoles, y en el arte cristiano primitivo se le otorga en su representación el libro o rollo relativo a sus cartas epistolares incluidas en el Nuevo Testamento, mientras que hacia el siglo XIII su atributo más común es la espada de su martirio.

San Pedro
Catedral de Cuenca. Capilla de Santa Elena 

Con relación a San Pedro, la tradición católica narra que acabó sus días en Roma, donde fue obispo, siendo martirizado en el Circo de la colina vaticana, bajo el mandato de Nerón. A principio del siglo IV el emperador Constantino I construyó la gran basílica en su nombre. La iconografía lo representa ya anciano, portando las llaves del Cielo. Entre sus atributos se cuentan también la barca, por ser su profesión; el libro y el gallo por su negación.
Después de la Guerra Civil en Cuenca se empezó a celebrar esta festividad por la Hermandad de Excombatientes de San Pedro Apóstol. Además del solemne triduo, que se celebraba desde el día 26 en la iglesia de San Esteban se organizaba una becerrada.
Acudiendo a la hemeroteca, en el año 1944 nos encontramos que el ilustre sacerdote, D. Emiliano López Falcón, párroco del Salvador y canónigo, fue el encargado de dirigir los actos religiosos de ese año. D. Emiliano era canónigo del Cabildo de Cuenca, conocido por ser el encargado de recibir  a la delegación burgalesa, el 5 de mayo de 1990, que solicitaba una reliquia de San Julián.
El día de la festividad de San Pedro y san Pablo, terminada la función religiosa, hubo un acto de hermandad consistente en un desayuno en el Parque de San Julián, invitándose a toda la ciudad. Por la tarde, a las cinco, se organizaba un gran desfile hacia la Plaza de Toros, que partiendo de la Plaza de Cánovas, abriendo marcha la Banda de Municipal, seguidos por las calesas (carruajes) ocupadas por las presidentas de la novillada y madrina de la corrida. A las seis, se celebraba un festival taurino, lidiándose por representantes de diferentes gremios y entidades de la capital con seis becerros de una acreditada ganadería. Una vez lidiadas las reses eran donadas a la Casa de Beneficencia.

Publicado en Cuenca, 29 de junio de 2015, y 29 de junio de 2022.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico

viernes, 24 de junio de 2022

Promesas del Corazón de Jesús a quienes profesen la devoción a su Sagrado Corazón.

 La promesa del Sagrado Corazón de Jesús a quienes profesen esta devoción.

Hoy que celebramos la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, creo que es el momento más idóneo para hacer mención a lo prometido a Santa Margarita María, persona a quien escogió Cristo, en el siglo XVI, para descubrir al mundo frío y lóbrego, el amor que  le profesa.


Como sabemos en la tercera aparición que Margarita María tuvo, Jesús le pidió la institución  de esta festividad que hoy celebramos. Era el 16 de junio de 1675, domingo infraoctavo de la fiesta del Corpus. La Santa se hallaba de rodillas cerca de la reja del coro, con los ojos puestos en el sagrario y Jesús se le apareció sobre el altar, y mostrándole su Corazón, le dijo: “Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que nada ha omitido para probarles su amor, agotarse y consumirse; y en agradecimiento recibe de casi todos ellos sólo ingratitudes con sus irreverencias y sacrilegios y menosprecios que me muestran en este Sacramento de mi amor. Por eso te pido, que el primer viernes que sigue a la octava de Corpus se dedique a una fiesta particular en honra de mi Corazón, comulgando ese día y desagraviándole de las injurias que recibe. Te prometo que se dilatará mi Corazón para derramar copiosamente las influencias de su amor cuantos le rindan este homenaje o procuren que otros se lo atributen”.

Para dar mayor atractivo a la devoción a su Corazón divino, Nuestro Señor prometió a la Santa regalados favores para sus devotos. Estos son los doce principales sacados de los escritos de la Santa:

1º Les concederé las gracias necesarias a su estado.

2º Haré reinar la paz en sus familias

3º Los consolaré en todas sus penas.

4º Seré su seguro refugio en vida, y sobre todo en la hora de la muerte.

5º Otorgaré copiosas bendiciones a sus empresas.

6º Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuerza y el mar inmenso de la misericordia.

7º Las almas tibias se volverán fervorosas.

8º Las almas fervorosas se levantarán rápidamente a gran perfección.

9º Otorgaré a los sacerdotes el don de mover los más empedernidos corazones.

10º Bendeciré las casas donde estuviese expuesta y fuere venerada la imagen de mi Corazón.

11º MI amor todopoderoso concederá a cuantos comulguen el primer viernes nueve meses seguidos, la gracia de la penitencia final, de no morir en mi desgracia, ni sin recibir los Sacramentos.

12º Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre  escrito en mi Corazón, del cual no se borrará jamás.

Cuenca, 24 de junio de 2022.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuente documental:

-Festividades del año Litúrgico. Huesca 22 de febrero de 1945. Dr. Vicente Tena.

El Sagrado Corazón de Jesús, devoción del pueblo de Cuenca

El mes del Sagrado Corazón de Jesús
Hay una devoción cuyo nombre sólo es un símbolo de amor y cuya práctica despierta suaves efectos del alma; esta devoción es la del Sagrado Corazón de Jesús.
Siempre conocida y siempre practicada por los Santos, aún en nuestros días donde lo religioso parece ser poco estimado y en parte rechazado, pero parece destinado por su naturaleza a reanimar el espíritu cristiano, que es todo amor, haciéndonos honrar y servir a Dios como a un padre y a un amigo.
Corazón de Jesús
Cerro del Socorro. Cuenca
Dios es amor, dice San Juan; y por ese motivo, añade San Agustín, no puede ser honrado sino con amor. Luego esta devoción contiene el culto más digno de Su Divina Majestad.

Esta devoción fue difundida por Santa Margarita de Alacoque, a quien Jesús se le apareció y le dijo: “Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente de mi servicio”.

Son ciertas estas palabras por que una de las peores herejías fue la de Jansenio.
El jansenismo fue un movimiento religioso iniciado por el teólogo y obispo Cornelio Jansenio (1585-1638), que gozó de cierta popularidad en Europa durante los siglos XVII y XVIII. Éste fue condenado por herético por la Iglesia Católica debido a sus tesis sobre la salvación, que negaba el concurso de la libertad humana. Enfatizaba el pecado original, la depravación humana, la necesidad de la gracia divina que salvará sólo a aquellos a quienes les fue concedida desde su nacimiento y la creencia de la predestinación, sin libre albedrío.

En vano pretendieron los sectarios cerrar el paso a un culto opuesto a sus doctrinas; en vano quisieron desfigurarlo, y ridiculizarlo, y tacharlo de idolatría, pues nada puede el hombre contra Dios. Los esfuerzos supremos que hizo la secta en el conciliábulo de Pistoya le salieron tan mal que con la excomunión de la Iglesia se vino abajo el jansenismo, y triunfó la verdad y fue aprobada al poco tiempo la devoción al Sagrado Corazón.
La Catedral de Cuenca posee una capilla dedicada al Sagrado Corazón, entronizado en su altar principal. Hoy designada con el nombre de Capilla Honda. Es obra del siglo XVI, cuando ocupaba la silla episcopal D. Diego Ramírez de Fuenlear (1521.1537).
Capilla Honda o del Sagrado Corazón.
Catedral de Cuenca

Cuenca se prometió al Sagrado Corazón de Jesús, en el acto de Consagración de la Ciudad, celebrado el 16 de junio de 1940, con estas palabras: “Cuidaremos de tus cosas para que Tú cuides de las nuestras”.
El monumento que fue levantado en el cerro del Socorro de Cuenca, se inició las obras en 1951, fueron promovidas por el Obispo D. Inocencio Rodríguez Díez. El proyecto fue trazado por el arquitecto Eduardo Torallas y ejecutado en los talleres de Bieto, siendo los talladores José Bieto  Masip y Andrés Rodríguez Escribano, primer oficial del taller. La figura esta coronada con una aureola de dos metros de diámetro de hierro galvanizado. A los pies del pedestal se encuentra la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, obra del escultor, Leandro Martínez Bueno.
Andamios de la construcción del monumento al Corazón de Jesús.
Foto del archivo de Ángel Redondo Rodríguez
El pago de su construcción fue por sufragio universal, aportando también el ayuntamiento la cantidad de 50.000 pts., el resto hasta un millón de pesetas, fue financiada por los conquenses en donaciones.

Fue inaugurado el 14 de julio de 1957. El monumento tiene una altura total de 30 metros, de ellos 20 son del pedestal y 8 de la escultura del Sagrado Corazón.

Publicado en Cuenca, 24 de junio de 2019 y 24 de junio de 2022.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


jueves, 23 de junio de 2022

Fiesta del Sagrado Corazón

Institución de esta fiesta. Esplendor del culto al Sagrado Corazón.

En mismo Jesús pidió a santa Margarita María la institución de esta fiesta particular en honra de su divino Corazón. La Santa la celebró, primero individualmente, pero también trabajó con esfuerzo perseverante para que se estableciese en toda la Iglesia. Ya en el año 1689 la aprobó el obispo de Langres para su diócesis y poco después se celebró en la de Lyón. En 1697, Inocencio XII, extendió la fiesta a todas las iglesias de la Orden de la Visitación, a la que pertenecía la Santa, y el año 1765 se celebró en todas las diócesis de Francia. Finalmente, en 1856, Pío IX mandó celebrarla en toda la Iglesia; León XIII la elevó en 1888 al rito doble de primera clase y Pío XI le añadió la octava, con su Encíclica Miserentíssimus del 8 de mayo de 1828.

Las fervientes súplicas del insigne apóstol español de esta devoción y culto, el venerable Padre Bernardo Francisco de  Hoyos, S. J., debieron de contribuir eficazmente al establecimiento de esta festividad. Porque preparándose el año 1733 a celebrar individualmente esta fiesta con una novena, dice que en ella “todo fue súplicas al Eterno Padre y a las demás Personas divinas; todo clamores al cielo para que se decretara en el consistorio de la Santísima Trinidad la extensión pronta del culto al Sagrado Corazón”.

Ya el 5 de mayo de dicho año, en la primera visión que tuvo del Divino Corazón, entendió que sería de singular agrado del Señor, que la Provincia de Castilla “tuviese el oficio y celebrase la fiesta de su Corazón, como se celebraba ya en otras partes”. Esperanzadoras promesas le dio el Señor diciéndole que “la solemnidad del Corazón de Jesús llegaría a ser en la Iglesia la más célebre después de la del Corpus”, y que “reinaría en España con más veneración que en otras partes”. San Pedro le aseguró en otra aparición, que “uno de sus sucesores establecería en toda la Iglesia la fiesta que le podía del Corazón de Jesús”. Casi a la par de santa Margarita y las Visitandinas de Francia, trabajaban, pues, incansables, el P. Hoyos y sus celosos compañeros de apostolado, Padres Juan de Loyola, Pedro de Calatayud y Agustín de Cardaveraz, para extender el culto del Divino Corazón y establecer esta fiesta en toda la Iglesia, empezando ellos por España. Imposible traer aquí las diligencias que hizo el Padre Hoyos para que Felipe V pidiera a Roma para España y sus dominios, la fiesta del Corazón de Jesús con oficio y misa propios.

El 30 de mayo de 1919 el rey Alfonso XIII leyó la consagración de España, ante el monumento del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles.

Publicado en Cuenca, 19 de junio de 2020 y el 24 de junio de 2022.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.




jueves, 16 de junio de 2022

El abanico como instrumento de frescor. Su historia.

 Al abanico como fuente de frescor e historia.

Estos tiempos que nos ha tocado vivir son algo complicados al elevarse el precio de los combustibles y con ellos se dispara la electricidad, viéndose con ello afectado la utilización de los equipos de aire acondicionados en las casas y empresas. Habrá que recurrir a los métodos tradicionales para mitigar el calor, como es el abanico.

El abanico como la  sombrilla, responden  al deseo muy humano de combatir los efectos del calor, su origen, se pierde en la noche de los tiempos, su utilización en Oriente se remonta a la antigüedad. Existen numerosas pruebas de que el abanico se usaba muchos años antes de Jesucristo, en países tales como: la India, en China, en Egipto, en Caldea, en Grecia, y en otros países. Desde Luego, su primer fin fue de uso utilitario y con los siglos se convirtió en un signo de distinción y coquetería y e incluso llegó a ser como emblema de poder entre algunos soberanos orientales, asirios y egipcios.

Los abanicos primitivos no se cerraban, tenían  el mango bastante largo por lo general; haciéndose de madera, de seda, de bambú, de plumas y hasta con hojas de palmera y de nenúfares.

Con plumas de faisán se emplearon primeramente en la China y los usados para dar aire al Faraón se confeccionaban al parecer con plumas de avestruz. Se les daba forma circular, semicircular, octogonal o elíptica; unos fijos y otros giratorios, estos últimos son aún utilizados en la India y en algunos lugares de África; parecidos a ellos son los tipicos de Cataluña, hechos de papel, reciben el nombre  de “ventalis”.

En el siglo V, a.d.C., fue adoptado en Grecia el abanico como pieza indispensable para toda mujer elegante, recibiendo el nombre de “psigma”, y se hacían generalmente de hojas de palma o de loto, hasta que luego se pusieron en boga en Grecia y en Roma los de plumas. Los abanicos romanos llamados en latín “flabella”. Hay que destacar que los más estimados eran los fabricados con tablillas de maderas odoríferas o aromáticas.

El abanico plegable fue introducido en España, desde Oriente, en el siglo XV, así como en Portugal e Italia, pasando posteriormente a Francia y Alemania. Se generalizó en el siglo XVI  en toda Europa.

En Francia alcanzó un gran auge entre las damas, contribuyendo a su propagación Catalina de Médicis, al llevar de Italia un abanico. Uno que regaló la reina Margarita a Luisa de Lorena, costó la fabulosa suma de 1.200 escudos. La mayor parte de los de aquella época, eran abanicos de plumas de avestruz o de pavo real, con varillas de oro o de marfil y las damas de alto rango, eran quienes podían usarlos, los llevaban colgados de un cinturón por medio de una cadenilla. Luego, se usaron abanicos pintados de gran tamaño, con varillas de medio metro. La reina Isabel de Francia llegó a tener 27 de éstos abanicos.

En el siglo XVII los abanicos españoles tuvieron tanta fama como los franceses y los italianos. Del tiempo de Luis XV de Francia datan esos modelos bellísimos, adornados con perlas, montados en marfil y hermoseados con pinturas inigualables de  Watteau y de Boucher. En igual época apareció el abanico partido, que estaba compuesto sólo de varillas, se pintaban y esculpían las varillas con extraordinaria minuciosidad y se colocaban en estuches barnizados con un barniz, notable por su brillo y su solidez, inventado por un tal Martín, que se llevó al sepulcro el secreto de su elaboración. Por algunos de estos curiosos abanicos se han pagado precios millonarios en la actualidad.

La vida galante de la corte francesa hizo del abanico un arma poderosa en manos de las mujeres, para quienes fue indispensable en reuniones y en bailes de máscaras; de aquí que en el siglo XVIII, se crearon los llamados abanicos-careta. La famosa marquesa de Pompadour  dio su nombre a varias creaciones,  la reina María Antonieta poseyó una verdadera colección, gustando de regalar con frecuencia abanicos a sus damas.

Con la Revolución francesa nacieron los de madera de sándalo o de cedro, que llegaron a generalizarse en todas partes de Europa. En la época del Primer Imperio las francesas usaron abanicos circulares con lentes en el centro y en el mango. Por entonces se usaban en Inglaterra unos de grandes dimensiones, cuya moda favoreció la reina Ana autorizando a los fabricantes para destruir todo abanico que no fuera de fabricación Inglesa dentro del círculo de Londres.

Para terminar y animar al uso de este emblemático mencionare algunos datos curiosos: Teodelinda, esposa de Autario, rey de los lombardos, dejó a la posteridad un abanico riquísimo que se conserva en la Catedral de Monza, es de plumas y mango de metal con esmaltes. El emperador azteca Moctezuma, regaló a Hernán Cortés seis abanicos de magníficas y variadas plumas, con el varillaje incrustado en oro.

En 1774, la reina Luisa de Suecia fundó una Orden del Abanico para honrar a las damas de su corte, admitiendo después en ella a algunos caballeros.

Espero que después de esta relajante trayectoria por la historia del abanico haya despertado en el lector el uso de él en estos días calurosos que soportamos.

Cuenca, 14 de junio de 2022.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

 

miércoles, 15 de junio de 2022

El Corpus Christi en los primeros siglos y la institución de la procesión.

Celebramos el 16 de junio de 2022, una de las festividades más conmovedoras y populares del culto católico.
A pesar de sus maravillosos encantos, no apareció esta festividad hasta el siglo XIII, aunque se atestigua que es tan antigua como la Iglesia. En verdad, el mismo Jesucristo instituyó la fiesta del Santísimo Sacramento, la tarde de la última Cena, víspera de su muerte.

Los devotos cristianos no han dejado de solemnizar desde entonces el aniversario de este magno acontecimiento el día de Jueves Santo. En medio de las tristezas del tiempo de Pascua, en los postreros días de la Cuaresma, que deben ser de mayor recogimiento y austeridad, se reviste la Iglesia de sus ornamentos festivos, entona jubilosos cánticos y parece olvidarse un momento de su duelo para celebrar la institución del Divino Sacramento, fuente de todas nuestras esperanzas y alegrías.

La ceremonia que da a esta fiesta carácter popular más que a las demás es la procesión solemne en la que se lleva triunfalmente el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, paseándolo por calles y plazas.
Antes del siglo XI, en varias iglesias de Inglaterra y de Normandía solía llevarse la sagrada Eucaristía en la procesión del día de Ramos dentro de un copón; pero este rito no tenía más fin que el de representar la escena de Jesús entrando en Jerusalén el día de Ramos; no había intención ninguna de tributar a Jesús Sacramentado los honores públicos y triunfales de nuestras modernas procesiones.

No faltan quienes pretenden prohibir al Rey de reyes pasearse libremente por las calles de nuestras ciudades. Ya al origen de las procesiones, Lutero, Calvino y sus sectarios clamaron que aquello era supersticiosa novedad. Las ridículas comparsas carnavalescas pueden libremente ostentar por las calles sus atavíos a menudo indecentes; pero la procesión  de Dios que pasa derramando bendiciones a manos llenas, dicen que estorba la circulación.
Ni los herejes, ni los ateos llegarán jamás a suprimir el uso declarado por el Concilio de Trento “del todo conforme a la piedad”, de llevar con religiosa solemnidad el augusto Sacramento por las calles y plazas públicas.

Jesús ha de reinar. Rey es de las sociedades como de los individuos y de los corazones. A Él, pues, los honores reales ya en la tierra, en el augusto Sacramento donde quiere vivir presente.
Es curioso el procedimiento que se llevó para la realización del oficio del Santísimo Sacramento, fue mandado componer por el Papa Urbano IV. Cuenta la historia que mandó redactarlo a Santo Tomas de Aquino y a Buenaventura. Cuando lo tuvieron terminado acudieron ambos religiosos a someter su obra al juicio del Pontífice. Fray Tomás empezó la lectura del suyo. Al paso que iba leyendo sus himnos, lecciones y responsos, Fray Buenaventura, oculta sus manos debajo de su hábito, y va haciendo añicos hoja tras hoja, el manuscrito que contiene su oficio. Cuando le tocó leerlo, dijo sencillamente al Papa: “Santísimo Padre, al oír a Fray Tomás, pareció escuchar al mismo Espíritu Santo. Sólo Dios puede haberle inspirado tan lindos pensamientos; temiera yo cometer sacrilegio intentando comparar mi humilde trabajo con tan admirables bellezas. Mirad lo que de él queda”, y levantando el hábito, dejó caer a los pies del Papa los fragmentos del manuscrito destrozado. Al año de publicar la Bula murió Urbano IV. Clemente V, elegido Papa el año 1305, infundió nueva vida a la Bula de Urbano IV y confirmó la institución de la fiesta del Corpus. Su sucesor, Juan XXII, puso todo su empeño en hacer cumplir los decretos de Clemente V; Martín V y Eugenio IV completaron la obra, enriqueciendo con indulgencias la nueva festividad.

Publicado en Cuenca, 15 de junio de 2019. y el 15 de junio de 2022

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

El milagro de Calanda. El Corpus Chisti.

     La fiesta del Corpus con su correspondiente procesión vino a ser la culminación de la solemnidad eucarística despertada en el siglo XIV.

En el anterior artículo os he hablado del milagro que inició esta gran festividad, este otro os hablo de algo que ocurrió cercano a nosotros, en tierras valencianas; el milagro eucarístico más importante del siglo XIII, a raíz de la batalla de Luchentre entre moros y cristianos. Los corporales, aún ensangrentados, se veneran en la colegiata de Daroca. La más antigua versión de este milagro es la que consta en la Carta de Chiva, del 26 de junio de 1340. La versión tradicional del acontecimiento eucarístico fue corroborado a finales del siglo XIV (1397) por un documento latino guardado en el “Libro Bermejo” de Daroca.

Era el año 1238 cuando Jaime I tomó la ciudad de Valencia; sus capitanes persiguieron a los moros, que se habían hecho fuertes en el castillo de Chío, en el término de Luchente, cerca de la ciudad de Játiva. El capellán Mateo Martínez celebraba la misa para el ejército cristiano, y en el momento de la consagración hubo de guardar las hostias destinadas a los capitanes por el inesperado ataque de los moros.

Terminada la batalla victoriosamente pudo ver que en los corporales, que habían guardado las hostias, estaban teñidos de sangre.

Como todos se disputaban la posesión de las sagradas hostias, fueron colocadas a lomos de una mula, que caminó a su aire hasta que llegó a la ciudad de Daroca, donde se detuvo, lo que se interpretó como un designio providencial para que allí fueran guardados los Corporales.

Como he dicho anteriormente, en el comienzo del artículo, lo característico de la fiesta del Corpus es y fue la procesión, que en su origen era como viático. No había custodia y era preciso llevar el Sacramento en el mismo copón que lo guardaba dentro del sagrario. Como los fieles deseaban ver la Hostia, se utilizaron relicarios con cristales para que se viera, bajo el palio, llevado por clérigos o autoridades. 
Custodia. Catedral de Cuenca.
Ya en estas primeras procesiones se advertía el carácter triunfal y festivo: además de banderas, blandones, ciriales y antorchas había cruces de acompañamiento. Desde principios del siglo XV se engalanaban las calles por donde debía de pasar la procesión, y desde los balcones se echaban flores. Por todo lo cual fue una fiesta popular y solemne en la que intervenían el clero, la nobleza, los gremios, las cofradías y la ciudad entera.

Publicado en Cuenca, 11 de junio de 2020. y el 15 de junio de 2022.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes consultadas:

Mensaje simbólico del arte medieval. Santiago Sebartián. Madrid. 2009

Festividades del año Litúrgico. Dr. Vicente Tena. Huesca. 1945.


lunes, 13 de junio de 2022

San Eliseo (siglo IX a. C.). Festividad del 14 de junio.

Profeta anunciador de Cristo y el primer testimonio escrito de un posible OVNI, al ser elevado desde el suelo por un carro de fuego.

Tremenda figura del Antiguo Testamento, un labrador del que se dice que era hijo de  un tal Safar y que estaba arando con doce yuntas cuando pasó junto a él el profeta Elías y le echó manto por encima, transmitiéndole  así sus poderes sobrenaturales, éste joven labrador era Eliseo.

Después de despedirse de los suyos, Eliseo ofrece un par de bueyes y sigue al maestro, a quien antes de ver cómo era arrebatado al cielo en un carro de fuego (posible OVNI), pide la confirmación de su espíritu de profeta.


El segundo libro de los Reyes dedica diversos capítulos a este hombre fuerte y singular que lucha enérgicamente contra la idolatría y va sembrando su camino de portentos signos del poder de Dios: sanar las aguas, multiplicar el aceite de la viuda, devolver la vida al hijo de una sunamita, purificar la olla, alimentar a los profetas, sanar la lepra a Naamán, proveer de alimentos en estados de sitio a ciudades israelitas, predecir al rey la victoria final sobre siria. Incluso después de muerto siguió realizando prodigios: al contacto de sus huesos, revivió el cadáver de un moabita que por error estaban enterrando en la sepultura de Eliseo. Intervino en la corte, como consejero del rey de Israel. Fuera del país se mostró ardiente defensor del culto de Yahvé.

La iconografía cristiana lo representa con su maestro Elías, en miniaturas para biblias y en el sarcófago del museo de Arles. También aparece en la estatua del crucero norte de la catedral de Chartres. Alonso Berruguete lo representó en un bajo relieve de la sillería del coro de la catedral de Toledo.

Eliseo es como una vaga prehistoria anunciadora de Cristo, anuncia lo sublime desee un mundo todavía lleno de hostilidad e imperfección. En su rudeza quizá lo que mejor recordamos es el inesperado gesto de Elías recubriéndole con un manto, haciéndole suyo y ocultándole a los hombres para meterle en un ámbito sobrenatural que el labrador acepta dócilmente, atendiendo la llamada brusca y definitiva de Dios por la que lo deja todo.

Publicado en Cuenca, 14 de junio de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

domingo, 12 de junio de 2022

San Antonio de Padua, doctor (1195-1231). Festividad del 13 de junio.

“Los trece martes de san Antonio”

Nació en Lisboa el 15 de agosto de 1195 y murió en Padua el 13 de junio de 1231. Su nombre de pila fue Fernando, que luego cambió por el de Antonio, cuando entró en religión. Su padre fue capitán, llamado D. Martín de Bulloes y su madre se llamaba, Dña. Teresa Taveira de Azevedo. Su primera educación la recibió de los canónigos de la catedral de Lisboa. Cinco años más tarde, estando en Coimbra, se decidió a ser misionero y vistió el hábito franciscano. En seguida se embarcó para África, anhelando la gloria del martirio. Una fiebre maligna le obligó a reembarcar hacia España, pero la tempestad lo arrastró hacia Sicilia. De allí pasó a Asís, donde habló con san Francisco, que le obligó a estudiar teología, con el fin de que enseñase después en Francia y en Italia.

Dos cosas sobresalen en la vida de este Santo: el poder grandioso de su oratoria y la fuerza sobrenatural de sus obras. El prodigio y lo extraordinario le acompañan siempre, cuando habla desde el púlpito y cuando anda sobre la tierra o junto a la orilla del mar.

Su celo no le dejaba parar, como si presintiese la brevedad de su vida. Un día en Rimini se encuentra con el desdén y la rebeldía de los hombres, que no quiere oírle. Y se va a la ribera, en el lugar donde el río desemboca en el mar y empieza, sentado, a predicar a los peces: “Hermanos míos los peces, a vuestra manera vosotros también estáis obligados a dar gracias al Creador, que os ha dado por morada un tan notable elemento… Dios vuestro Creador es bueno y liberal…” El prodigio se propagó y entonces acudieron los hombres.

Otro día en Florencia explica el Evangelio: “donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Se celebran las exequias de un poderoso que acababa de morir, conocido en toda la ciudad por su avaricia: “Este rico ha sido precipitado en los abismos de la desesperación y del llanto. Era un avaro miserable, era un Epulón que se olvidaba del pobre Lázaro, tendido a su puerta. Id a su casa, abrid el cofre donde están sus tesoros, y allí, entre sus monedas, encontraréis su corazón todavía”. Estas palabras produjeron un asombro general, que se aumentó ante la realidad del hecho vaticinado.

Se cuenta que en Tolosa, un hereje decía que sólo ante un milagro admitiría la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Pensaba dejar tres días a su mulo sin comer; después le ofrecería heno y avena; si se apartaba del pienso para adorar la Hostia consagrada, era señal de que Cristo estaba presente. San Antonio aceptó la prueba. Pasados los tres días, tomó la Hostia en sus manos, la presentó delante del mulo hambriento y el mulo dejó el heno y la avena para postrarse ante el Señor.
El milagro de la adoración.

Desde la resurrección de varios muertos (comprobada jurídicamente con testigos), hasta la sumisión de los elementos, no hay milagro que no obrara san Antonio. Sus contemporáneos lo llamaban el taumaturgo de Padua. Jesús se le apareció visiblemente varias veces, y en especial en figura de Niño hermosísimo.

Además de los milagros, acompañaban a su predicación una voz extensa y clara, una memoria para recordar todos los textos y citas de la Sagrada Escritura, un semblante que ganaba los corazones, un conocimiento extraordinario de la ciencia cristiana y del corazón del hombre.

Profesó una tierna devoción a la Virgen María. A través de los campos, cantaba a la Señora con su bella voz de barítono: “Oh Señora, gloriosa, más alta que las estrellas”.

Los últimos años de su corta vida murió a los 35 años, los pasó en Padua. “¡Oh Padua, Padua, exclama en un sermón cuaresmal, yo estoy loco por ti, yo quiero salvarte, yo quiero iluminarte con la luz de Dios!”.

Poco antes de morir se retiró a una ermita llamada Camprieta y vecina a la ciudad. Vivía en una choza de ramas, envuelta en aromas campestres e idilios de ruiseñores, símbolo del aroma de sus virtudes y del canto espiritual de su alma enamorada del cielo.

Cuando sus ojos quedaron inmóviles, como deslumbrados por el claror de la luz eterna, sus labios aún pudieron decir: “Ya veo a Dios”. Tenía 35 años; era joven y sigue siendo joven, con la juventud de los bienaventurados del cielo y la que le dan siempre los artistas en la tierra.

El año de su muerte fue canonizado. Padua le levantó un magnífico templo y su culto corrió en seguida por toda la cristiandad. Hoy es muy universal la devoción de los trece martes de San Antonio. Pío XII le concedió el título de Doctor al haber dejado varios tratados de ascética y mística y también se llegó aplicar muchos de sus sermones.

Sobre los trece martes de san Antonio diré que es una tradición que los mismos devotos del Santo la practicaron desde el mismo momento de su tránsito. Cuenta la tradición que el martes siguiente a su muerte obró innumerables milagros a cuantos le invocaron, eso conllevó a orar los “trece martes” al coincidir su muerte con el día 13 del mes, para que el santo le concediera su gracia.

Esta práctica se extendió tanto que el Papa León XIII, en junio del año 1898, concedió la Indulgencia Plenaria a todos los fieles que visitaran un templo franciscano, siempre que se cumpliera con las condiciones exigidas para recibir este don, como son: la confesión sacramental, comulgar y rezar por las intenciones del Santo Padre.

El Papa León XIII, en marzo de 1899, enriqueció o amplió la devoción, concediendo la Indulgencia Plenaria por cada uno de los trece martes o domingos consecutivos previos a la solemnidad del Santo, siguiendo con las condiciones expresadas anteriormente.

Publicado en Cuenca, 13 de junio de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.


sábado, 11 de junio de 2022

Luna llena de junio. Luna de la Fresa.

    Como meses anteriores llegamos al plenilunio de junio de 2022. Este año en junio tendremos una superluna, que la podremos disfrutar en el horizonte, la noche del 13 al 14 del mes en curso.

Luna de la Fresa del 12 de junio de 2022 a las 4:29h.

    El nombre de este Plenilunio, Luna de la Fresa, se le debe al comienzo de la temporada de la recogida de esta fruta, la fresa y también a otros frutos del bosque que maduran por estas fechas

    Este mes a la luna llena se la considera una superluna, debido a que se encontrará cerca del perigeo, el punto de su órbita más próximo a la Tierra. Recordando que cuando esto ocurre se dice que es una superluna. Este término fue empleado por primera vez en el año 1979, y los astrólogos recurren a este nombre cuando la luna llena se encuentra cerca del perigeo, punto más cercano a la Tierra.

    Cuenca, 11 de junio de 2022.

    José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Secuenciación del ocultamiento de la Luna de la Fresa del día 12 de junio de 2022 en Cuenca.










miércoles, 8 de junio de 2022

San Columba (521-597). Festividad del 9 de junio.

 Un santo que tiene que ver con el monstruo del lago Ness.

San Varios los nombres que hay para designar a este santo irlandés son: Columba, Columbano o Columkill. Este santo es muy popular en su patria junto con san Patricio. Nació en Gallan, del condado de Donegal, hijo de Fedlimid y Eithne, del clan de los Uí Néil; entró muy niño en el monasterio de Clonard, se ordenó sacerdote y al parecer después vivió quince años más en su isla natal, predicando y fundando numerosos monasterios, entre ellos los de Derry y Durrow.

San Columba

Allá por el año 563, se hizo muy famoso por su piedad y su saber, marchó a evangelizar a los pictos paganos de Escocia, queriendo dice su primer biógrafo: “Ser un peregrino de Cristo”. En unión de doce discípulos recorrió las tierras escocesas y fundó el gran monasterio de Iona, en la isla del mismo nombre, el centro más importante de la historia cristiana de aquellas tierras.

Desde esta isla de Iona, su influencia se extendió por toda la Caledonia: ponía, ponía paz entre los enemigos, enseñaba a roturar la tierra, llevaba consigo la civilización y tantos años fue el gran apóstol de los pictos.

Los pictos era una agrupación de tribus, cuyos dominios abarcaban el norte y centro de Escocia.

Se hablaba de Columba como alguien “cuyo rostro irradiaba dicha interior”, alegre, bondadoso y caritativo, y el pueblo le atribuía dotes de profeta y taumaturgo, contándose que le bastó hacer el signo de la cruz para ahuyentar del lago Ness a un monstruo acuático, cuyos posibles descendientes todavía atraen el turismo hacia aquellas tierras.


San Columba murió en Iona rodeado de sus monjes, tras haber merecido por sus conquistas espirituales el sobrenombre de “soldado de la Isla”.

Cuenca, 9 de junio de 2021.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

San Primo y san Feliciano. Festividad que celebramos el 9 de junio.

    Estos dos santos, probablemente hermanos carnales, padecieron en la persecución de Diocleciano, en la Vía Nomentana. Allí fueron enterrados en un principio hasta que le papa Teodoro (642-649) los trasladó al interior de Roma, en la basílica de San Esteban, donde los colocó en un altar adornado con mosaicos. El recuerdo de esta traslación se conserva en dos inscripciones latinas.
Martirio de san Primo y san Feliciano.

“Ves el techo dorado que se eleva al cielo y sobre el cual se reflejan los rayos del sol. Queriendo la Divina Bondad decorar el techo del sacro lugar, movió el corazón del supremo Pastor Teodoro, para que con sumo cuidado preparase esta tumba al cuerpo de los Santos, sin descuidar la primera de momento”.

Primo y Feliciano fueron los primeros mártires que hicieron su ingreso en la Ciudad Eterna desde los cementerios de extramuros.

Estos datos son enteramente históricos. Sobre las circunstancias de su martirio no es posible tanta certeza. Se dice que por espacio de treinta años se dedicaron a la práctica de la caridad con los cristianos más pobres y perseguidos en las cárceles.

En la persecución de Diocleciano y Maximiano fueron también ellos perseguidos y encarcelados. Se negaron rotundamente a incensar a los dioses paganos, porque el único Dios era el de los cristianos. Fueron entonces apresados en un pestilente calabozo, donde se dice que recibieron la visita de un ángel que rompió sus cadenas. Este milagro hizo que se convirtieran muchos gentiles.

Las autoridades siguieron rebeldes y mandatarlos y desollarlos vivos. Los dos Santos viejos resistieron con firmeza de jóvenes aquel tormento, son mostrar la menos debilidad. Los trasladaron a Nomento, donde el gobernador  Promoto hizo cuanto pudo por reducirlos a su obediencia. Fueron nuevamente azotados y separados mutuamente para que no se animase el uno al otro. A Feliciano lo clavaron en un madero en su propio calabozo. A Primo le quisieron hacer creer que Feliciano había apostatado. Pero Dios le reveló la constancia de su hermano y los consuelos que recibía del cielo en la Cruz.
San Primo y Feliciano echados a los leones.

Al fin, para abreviar, los arrojaron a los dos a los leones que se tornaron mansos como corderos. La vida de aquellos cuerpos ya gastados era tan dura y fuerte como su fe en Cristo. Sólo la espada pudo acabar con ellas. Sus cuerpos quedaron en el campo para que fuesen devorados por las fieras. Los fieles de Nomento les dieron decorosa sepultura allí mismo hasta que el papa Teodoro los trasladó a la iglesia de San Esteban.

Publicado en Cuenca, 9 de junio de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.




sábado, 4 de junio de 2022

San Bonifacio. Festividad del 5 de junio.

    Nació en el año 675 en el reino de Wesse (Inglaterra) y su nombre de pila fue Winfrido. Desde los siete años creció en el monasterio de Nutscell. A los veinte años era ya un maestro famoso, que los abades se disputaban para dar a sus monjes la enseñanza religiosa y profana.

A los cuarenta quieren hacerle abad, pero él sueña con el apostolado misionero. Sabe que en el centro y norte de Europa hay muchos pueblos bárbaros que no conocen a Cristo y quieren llevarles la luz de la fe.

Su actividad como misionero en el continente europeo se divide en tres períodos. En el primer período (716-722) llega a Frisia lleno de entusiasmo, pero en la hora menos favorable. Sus trabajos resultan casi estériles por la guerra entre Ratbodo y Carlos Martel. Pasa a Roma para recibir la misión del Papa; va luego a Turingia y a la provincia de Rhin, predica en Hesse y se convence que para el buen suceso de sus trabajos necesita la dignidad episcopal y el auxilio de los reyes francos.

El segundo período (722-738) se caracteriza por sus triunfos y misiones felices. A fines del año 723 está de nuevo en Roma, invitado por el Papa Gregorio II, que lo consagra obispo de todas las tierras del norte y le cambia el nombre de Winfrido por el de Bonifacio. Provisto de cartas de recomendación y de una colección de cánones vuelve a predicar con mejores resultados en Hesse, donde muchos abjuran sus errores.
San Bonifacio y la encina.

Había aquí un árbol gigantesco que los paganos llamaban la encina de Thor y se hallaba en medio del campo de Geismar. Era objeto de un culto supersticioso y secular. Bonifacio había decidido derribarlo. Una multitud de paganos estaban dispuestos a matar al misionero si esto sucedía. El Santo apareció entre ellos sin la menor muestra de temor; se dirigió hacia el árbol sagrado, y a los primeros golpes se desencadeno un vendaval que arrojó la encina por tierra. La muchedumbre se convenció de la vanidad de sus errores y de la verdad de la religión de Bonifacio y en masa pedían el bautismo.

Extendió luego sus trabajos a Turingia ayudado por muchos monjes anglosajones que acudían constantemente a su llamamiento. Se fundaron monasterios como los de Fritzlas y Fulda, iglesia, obispados.

El Papa Gregorio III nombró a san Bonifacio arzobispo. De Inglaterra le llegaban refuerzos constantes de sacerdotes y predicadores, ornamentos, campanas, libros sobre todo. La abadesa Eadburga estaba encargada de transcribir las epístolas de san Pablo con letra de oro “a fin de honrar las Santas Escrituras ante los ojos carnales de los paganos”.

El tercer período (738-754) es el de la organización. El 738 estuvo nuevamente en Roma. Nombrado vicario apostólico de Alemania, se consagró a la organización de aquella joven Iglesia, dividiendo las diócesis, formando las provincias eclesiásticas, celebrando sínodos, dando leyes y dictando órdenes. Sobre todo se esforzó por establecer una unión muy estrecha de las Iglesias alemanas en Roma. En el año 748 considera terminada su misión y se establece en Maguncia: pero inclinado a las misiones, volvió a Frisia, donde había derramado los primeros sudores. En el año 755, enfermo y achacoso, se embarcó hasta Utrech, donde convirtió muchos miles de hombres y mujeres. El 5 de junio debían recibir la imposición de las manos. Todo estaba preparado para la Misa Pontifical. En vez de los neófitos, llegaron guerreros dispuestos a acabar con el Apóstol. Se arrojaron sobre él y lo mataron. Su cuerpo fue recogido por los cristianos y llevado a Maguncia. Junto a él y teñida con su sangre, se encontró una copia del libro de san Ambrosio sobre las ventajas de la muerte.

Antes de partir para esta última misión había dicho a sus discípulos: “Yo me voy porque el día de mi tránsito está cercano. Deseo ansiosamente esta partida y nada puede apartarme de ella. Así, pues, preparad todas las cosas y en el cofre de los libros colocad el lienzo en que habéis de envolver mi cuerpo”.

Fue enterrado, cumpliendo su voluntad, en el monasterio de Fulda. San Bonifacio es un apóstol completo; no le faltó ni el heroísmo del mártir, ni la intrepidez del misionero, ni la grandeza de los milagros y de la palabra, ni la bella aureola de la gracia y de la bondad que supo plegarse a su época para dominarla y hacerla cristiana. Su oficio lo extendió el Papa Pío IX a toda la Iglesia.

Publicado en Cuenca, 5 de junio de 2020.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico