miércoles, 31 de octubre de 2018

Insomnio


Un poema es el sentir del corazón y la voz del alma.

Con este título ayer en el salón de actos de Aguirre de Cuenca,  nos sorprendió la poetisa Raquel Carrascosa, un cuaderno lleno de poemas de frescura sin igual, donde ha sabido plasmar la sencillez de cuanto nos rodea. Entre otras, las emociones que siente su corazón en los días de Luna llena, esos instantes de la presencia de la Luna en los cielos de la cuidad, como cantara Federico Muelas: “Alzada en bella sinrazón altiva”.


Es tanto el entusiasmo que ha puesto Raquel en su octavo libro que nos obsequió con una traducción de uno de sus poemas a la lengua rumana. Su sonoridad, su ritmo y su métrica nos arrebataron. No es fácil el traducir un poema de un idioma a otro y en cambio la lindeza la pudimos captar en el equilibrio de ideas enfatizadas por su contenido.

Fue para mí muy grato el poder sentir emocionalmente, la composición poética de los ángeles del triforio, (trabajo que presente hace dos años: “Arcángeles del siglo XIII, Catedral de Santa María de Cuenca) esos ángeles bizantinos de sonrisa llena de paz, que lucen desde su creación en el siglo XIII, Chamuel y Egudiel, arcángeles que representan la grandeza de la reina Beatriz de Suabia, como así mismo representaron en ese momento, la grandeza de la creación poética en Raquel Carrascosa.


Gracias Raquel, por estar ahí presente cada mes en el Aula Poética de Cuenca, donde has sabido aglutinas a un grupo de artistas: en la pintura, en la cerámica, en la canción, en la interpretación, etc. etc. Donde una vez al mes se abre el telón a la amistad y al corazón poético de la ciudad, sobresaliendo entre el conjunto una voz, la voz del alma y del corazón, el tuyo.   Gracias, gracias y gracias.

Cuenca, 31 de octubre de 2018.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 29 de octubre de 2018

Visita guiada gratuita por la Catedral de Cuenca


Sobre el arte Grutesco y la Catequética en la rejería del siglo XVI

Este primer sábado de mes, día  3 de noviembre, a las 11 de la mañana, el investigador José María Rodríguez realizará una visita guiada explicando la catequética de la rejería del siglo XVI.

En Cuenca, en el siglo XVI se dieron unas circunstancias especiales, sobresaliendo en el arte de la rejería, al disponer de la materia prima, en las minas de Tragacete y de los medios económicos suficientes para crear en la ciudad una tradición del trabajo del hierro, naciendo una escuela conquense que fue conocida en todo el Reino, como lo demuestra los trabajos de Sancho Muñoz en Sevilla y Hernando de Arenas en Sigüenza.

En el siglo XVI, el Renacimiento plantea un enfoque distinto del que se había llevado hasta entonces, los elementos decorativos buscan su inspiración en modelos grecorromanos tendiendo a crear un mundo ficticio, fundiendo caprichosamente elementos de diferentes naturalezas y creando un mundo fantástico, cuyos elementos decorativos fueron denominados GRUTESCOS.

La Catedral de Cuenca posee gran cantidad de este arte y centrándonos en la rejería, el sábado intentaré explicar la enseñanza catequética que encierra cada una de estas magníficas rejas, donde se combina la traza creada con el contenido figurativo existente en cada una de ellas, acorde con la idea de su benefactor, donde se funde y se crea un camino y una puerta de comunicación entre lo humano de este mundo y lo divino del otro.

Cuenca, 29 de octubre de 2018
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 28 de octubre de 2018

La muerte como fiesta. 2 de noviembre.

El día de Todos los Santos y el Día de Difuntos.
El día uno y el dos de noviembre, los cementerios se llenan de gente que acude a honrar a sus seres queridos que un día disfrutaron de su presencia. El día 1 de noviembre se celebra la festividad de Todos los Santos y el día 2 el de los Fieles Difuntos.
Esta fiesta se instituyó tras la persecución que sufrieron los cristianos en tiempos de Diocleciano, en el siglo IV, fueron tantos los mártires que la Iglesia señaló un día común para la celebración de todos los santos conocidos y desconocidos.


Esta fecha en los primeros siglos del cristianismo tuvo variaciones, hasta que el Papa Gregorio III la fijó para el 1 de noviembre en el siglo VIII, tal vez para suplantar la celebración pagana que el pueblo celebrara, las fiestas de Samhain o el Nuevo Año Celta que se celebraba el día 31 de octubre. Posteriormente, en el siglo IX el Papa Gregorio IV extendió la festividad el resto del mundo cristiano.

El día 31 de octubre se celebra Halloween, También conocida como noche de brujas o noche de muertos. Sus raíces están ligadas a la fiesta celta de Samhain, mencionada anteriormente. Esta fiesta fue llevada al continente americano por los inmigrantes irlandeses, desde América hace unos años, nos ha llegado a nosotros y con gran fuerza. Es esta festividad importada la que está haciendo perder los valores religiosos, espirituales y morales que tenía hace años nuestras fiestas de primeros de noviembre.

Es el Cementerio del “Santísimo Cristo del Perdón” donde los conquenses seguimos yendo estos días a reunirnos con nuestro pasado, a recordar a nuestros seres queridos que un día compartieron nuestras penas y alegrías y que allí duermen el sueño de los justos por la eternidad. Este cementerio fue inaugurado el 29 de mayo de 1899, siendo consagrado ese mismo día por el Obispo de Cuenca, D. Pelayo González Conde, es curioso recordar la hora de su inauguración ya que fue a las ocho de la mañana, un tanto temprana.

Al llegar nos encontramos con un extraordinario pórtico, que posee un arco ornamentado y una verja en forja, en su parte superior se lee el nombre del cementerio.

Este cementerio fue proyectado ante la necesidad de tener un lugar donde efectuar los enterramientos fuera de la población por las epidemias que acarreaban. En el año 1787 el rey Carlos III dictaba una Real Cédula por la que prohibía las inhumaciones en las iglesias, salvo para los prelados, patronos y religiosos que estipulaba el Ritual Romano y la Novísima Recopilación. Pero hay que esperar hasta bien entrado el siglo XIX para que tenga efecto en la gente y se cambie la costumbre de los enterramientos.

Hasta 1820 se venían enterrando los cadáveres en las iglesias, no solo en la ciudad de Cuenca, sino en casi todos los pueblos de esta diócesis. Únicamente había cementerios en San Clemente, Utiel, Requena, Salvacañete, Cardenete, Iniesta, Villarejo de Fuentes, Torrubia, Villamayor, Buenache de Alarcón, Leganiel, Horcajo y otros siete.

Desde el año 1820, al 1823 se establecieron en Cuenca cementerios, uno en el jardín de la ermita de las Angustias y otro en la de Nuestra Señora de la Cabeza, sobre la lagunilla de los Yesares y después el del camino de Madrid.

Entre los años de 1820 al 1850 se construyeron campos santos en: Minglanilla, los Rubielos, Villagarcía, Pedernoso, Landete, Santa María del Campo, Santa María de los Llanos, y otros hasta diez y seis. Unos cuantos pueblos habilitaron al efecto algunas ermitas en los extramuros de las poblaciones y en casi todos los pueblos, las frecuentes repeticiones de las órdenes del Gobierno, terminaron con los enterramientos en las iglesias. En Cuenca la única ermita que aún mantiene activo su cementerio es la de San Isidro.

No convirtamos estas fiestas en otro carnaval y devolvamos el verdadero valor religioso que posee. Detengámonos a pensar en todo el bien que Dios ha dado a la humanidad por medio de tantos hombres y mujeres que fieles a la voluntad de Dios y a su amor fueron testigos del Reino de Dios. Pensemos en la cantidad de santos, santas y mártires que dejaron una huella tan profunda a su paso por la tierra que ni el tiempo ni los cambios en la sociedad han podido borrar, continuemos con las tradiciones que nos hacen mejores y sintamos la fuerza del espíritu de nuestros antepasados que nos empujan a sobreponer el bien sobre el mal y dejemos la chirigota y las máscaras para los carnavales, todo tiene su lugar y su tiempo.

Feliz día de Todos los Santos.

Cuenca, 27 de octubre de 2018

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.








El negocio de la muerte


El hablar del tema parece que es tabú, es algo que ha quedado relegado al Día de Difuntos, o en algún momento que nos ha tocado de cerca. Nos gusta más montar la parodia de monstruos vivientes en el reciente Halloween.
El miedo nos provoca desconcierto, rechazo a lo que nos pueda pasar y el sentimiento que nos produce nos hace huir.
En el Día de Todos los Santos los cementerios se llenan para rendir tributo a los seres que no están ya con nosotros. Este día sirve de reflexión para repasar todo lo que hay detrás de la industria funeraria, que vienen a ser en España unas 1.700,  que mueve 1.600 millones de euros al año y emplean unos 10.000 personas (Datos de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios. “Panasef”) para que estos datos se mantengan es necesario que haya un gran número de defunciones, en España hay unas 400.000 al año, por lo que el mercado es goloso.

Las costumbres cambian y las tradiciones se pierden. En la actualidad el número de entierros en nichos o tumbas es el 65% mientras que la incineración es de un 35% y creciendo. Saliendo de los números, vemos que esos entierros pomposos están desapareciendo en pos de organizar el entierro como una despedida, algo como un homenaje a la vida del difunto, a los sentimientos, a lo que nos ha dejado en su trascurrir en el contacto diario con el difunto.
El negocio de la muerte creció entre 2013 y 2014, según Funespaña, en un 5,5% y en 2015 sus ingresos aumentaron un 8.8% en comparación el año anterior. Se pretende para aumentar el negocio que el Día de Difuntos se le quite realidad y se convierta en fiesta, la gestora de Funespaña dan conciertos de música y lanzan globos a lo largo del día, explican la acción diciendo: “Queremos que sea algo más entrañable y emotivo”.

En los últimos años las compañías ofrecen a los que son incinerados la opción de los columbarios o en su caso el esparcir las cenizas, en este caso se está pidiendo que se prohíba esparcir las cenizas en la naturaleza, al no existir ningún reglamento que regule este hecho, viene a ser una opción frecuente de los familiares del difunto. También se puede optar por convertir las cenizas en diamante o ponerlas en una urna biodegradable que enterradas junto a la plantación de un árbol, sirve de abono para su crecimiento y poderlo ver crecer algo singular.

Quiero terminar este pequeño artículo con la letra del al canción: “La muerte no es el final”.

Tú nos dijiste que la muerte,

No es el final del camino,

que aunque morimos no somos

carne de un ciego destino.

Tú nos hiciste, tuyos somos.

Nuestro destino es vivir siendo felices contigo

Sin padecer ni morir.



Cuando la pena nos alcanza

Por un hermano perdido,

Cuando el adiós dolorido

Busca en la fe su esperanza.

En tu Palabra confiamos,

Con la certeza que Tú ya le has devuelto la vida,

Ya le has llevado a la luz.



Cuando, Señor, resucitaste,

todos vendimos contigo.

Nos regalaste la vida

como en Betania al amigo.

Si caminamos a tu lado,

No va a faltarnos tu amor, porque, morimos, vivimos

Vida más clara u mejor

Letra y música: Cesáreo Gabaráin.


Cuenca, 28 de octubre de 2018.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.




martes, 23 de octubre de 2018

San Rafael Arcángel


“Porque yo soy el Ángel Rafael, uno de los siete que estamos siempre delante del Señor”.
Hoy celebramos la festividad de San Rafael Arcángel, de todo los que en estos últimos años he venido estudiando este es, por decirlo de alguna maneta, mi preferido. Su nombre significa medicina de Dios. Aunque sea un poquito largo el relato de la historia de Tobías merece la pena leerlo, es el momento bíblico donde se hace patente la presencia del Arcángel Rafael, esta sacado de un libro del año 1846.  Espero que os guste.
San Rafael Arcángel. Siglo XVII
Obra de Andrés de Vargas
Capilla de la Virgen del Sagrario.
Catedral de Cuenca

En el año 9º de Oseas, rey de Israel, y el 6º de Ezequias, rey de Judá, 3243 después de la creación del mundo, Salmanaser, rey de Asiria, tomó a Samaría, y arruino el reino de Israel y de las diez tribus. Uno de los cautivos que llevó aquel príncipe a Nínive, fue Tobías o Tobeth, hijo de la tribu y ciudad de Nephtalí, o sea de Tisbes, que estaba en la alta Galilea. Con él fue cautiva su mujer y un hijo pequeño que tenían. Era Tobías hombre de gran piedad: niño y mozo había sido espejo de virtud en su pueblo. Le trató bien primero Senacherib, como dice el testo griego; luego ya lo miraba sobre ojo y con desamor por la piedad suya para con los muertos, a quien no quería él que enterrase. A los cincuenta y seis años perdió la vista. Daba él gracias a Dios por esta calamidad, y a sus deudos que le insultaban diciéndose que no le había valido la piedad y misericordia para no quedar ciego, respondía como caballero de Dios, que los hijos de los santos no tienen nada que esperar en el mundo, que su esperanza está en aquella otra vida que guarda Dios a los que aquí le son fieles.

Mientras Tobías pasaba sus trabajos como buen siervo de Dios, y le rogaba que recibiese en paz su espíritu, si así era su voluntad; había muy lejos de allí en la ciudad de Ecbatana, de la Media, una linda joven llamada Sara, hija de Raguel, la cual hacía también oración a Dios por una causa semejante a la de Tobías. Afligido Tobías por la ceguera y por las calumnias con que era insultado, y Sara por la pérdida de siete esposos seguidos a quien el diablo Asmodeo le había quitado la vida en la primera noche de las bodas.

La oración de ambos fue escuchada por Dios de otro modo del que ellos esperaban. Para esto destinó el Señor al Arcángel San Rafael, cuyo nombre significa medicina de Dios. Tobías creyendo que oiría Dios su oración sacándole en paz de este mundo, llamó a su hijo Tobías, que entonces tenía ya veinte años, y después de haberle dado una instrucción, que es y será siempre la cartilla de los buenos hijos, le dijo que viese como ir a cobrar una cantidad de dinero que le debía Gabelo, el cual estaba avecinado en Rages, ciudad del país de los Medos. El hijo por obedecer a su padre, tomó el documento del acreedor y salió a buscar quien le acompañase en aquella jornada. Se presentó un gallardo mancebo ceñido en ademan de caminar. Y no sabiendo que fuese el Ángel de Dios, le saludó y preguntó si sabía el camino para ir a los Medos. Le dijo que sí y que muchas veces había andado todos estos caminos, y se había hospedado en casa de Gabelo, vecino de Rages, ciudad que está en la serranía de Ecbatana, y le ofreció que le acompañaría.

Le llevó Tobías a su padre, el cual dio gracias a Dios por este encuentro, y al mancebo dijo que le pagaría bien su diligencia. Le preguntó también de que familia era y de que tribu. A lo cual respondió en Ángel: “¿Buscas la familia del jornalero para que acompañe a tu hijo, o al mismo jornalero? Mas para sacarte de toda duda, has de saber que yo soy Azarias, hijo del grande Ananias”. Le dijo Tobías: “De noble casa eres; pero no te enojes conmigo porque haya querido saber tu linaje”. Quiso Dios que Tobías se parase en el sonido material de aquellos nombres, y no pasase a averiguar la figura que denotaba el oficio y la naturaleza del Ángel. Porque Azarias significa socorro de Dios, y Ananías, nube del Señor; en lo cual dio a entender que venía de parte de Dios a socorrer en aquella necesidad.

Partió pues el Ángel con el joven Tobías, prometiendo a su padre que le acompañaría a la ida y a la vuelta, y se lo devolvería sin desgracia alguna. Se fió de su persona el anciano padre; y a su mujer, que lloraba por la ausencia del hijo, y daba por bien perdida la deuda a trueque de no carecer de su compañía, la consoló diciendo: “No llores, mujer; sano irá y volverá nuestro hijo, y tus ojos lo verán. Yo creo que al Ángel bueno de Dios le acompaña, y dispone todas las cosas que le pertenecen, de suerte que vuelva a nosotros gozoso”.

El Joven Tobías, la primera noche de su viaje, habiendo salido a lavarse los pies al río Trigris, fue asaltado de un gran pez que le iba a morder. Saltó el mozo hacia atrás, gritando dijo: Señor, que me embiste. El Ángel entonces le mandó que sacase el pez a la ribera y le abriese las entrañas, y le arrancase el corazón, la hiel y el hígado, como medicina de varias dolencias. Hizo lo que le dijo y asó parte de la carne para el camino, y lo demás lo salaron para comer de ello hasta el fin de su viaje.

Llegaron a Rages, dijo el Ángel a Tobías que en aquella ciudad vivía un deudo suyo llamado Raguel, el cual tenía una hija única llamada Sara, y le persuadió que la pidiese por esposa a su padre, prescribiéndole los medios con que se había de guardar del demonio que había dado muerte a sus primeros maridos. Salió este negocio conforme al Ángel le dijo. Tobías siguió su consejo con toda exactitud. Rafael, por la virtud invisible y omnipotente de Dios, la primera noche de las bodas tomó al demonio, y lo ató en el desierto del alto Egipto, esto es, e quitó el poder que hasta entonces había tenido en la casa de Raguel, o por mejor decir, en los maridos que se habían hecho indignos de tener por esposa a Sara. Eximió a Tobías de llegar a Rages; él por si hizo este viaje, cobro el dinero y a Tobías acompañado de su esposa volvió a la casa de su padre sano y gozoso, lleno de riquezas que no esperaba; sobre todo esto, untando los ojos del anciano Tobías con a hiel del pez, le restituyó la vista al cabo de media hora.

El padre y el hijo no sabiendo con que pagarle estos beneficios, le ofrecieron la mitad de sus bienes. Entonces fue cuando Rafael descubrió el misterio de su aparición, y les fijo: “Bendecir al Dios del Cielo, y glorificadle delante de todos los vivientes, porque en vosotros ha hecho gala de su misericordia. Bueno en tener ocultos los secretos del rey; pero el manifestar y publicar las obras de Dios, es cosa sobremanera honrosa. Vale más la oración acompañada del ayuno y de la limosna, que todos los tesoros y todo el oro que se pueda amontonar. Porque la limosna libra de la muerte y purifica al hombre de sus pecados, y le facilita el hallazgo de la misericordia y de la vida eterna. Los que cometen pecado  y maldad, esos son enemigos de sus almas. Voy pues a descubriros la verdad; no os tendré más tiempo escondido el secreto. Cuando hacías oración a Dios llorando y enterrabas a los muertos, y para esto te levantabas de la mesa y de día tenías oculto los cadáveres en tu casa, y de noche les dabas sepultura, ofrecí yo tu oración al Señor. Y porque agradabas a Dios, fue necesario que la tentación te probase. Ahora pues, me ha enviado el Señor para que te diese la salud y a Sara, la esposa de tu hijo, librase del demonio. Porque yo soy el Ángel Rafael, uno de los siete que estamos siempre delante del Señor”. Al oír estas palabras del Ángel, atemorizados el padre y el hijo, bien fuese por la novedad del caso, o también por la opinión recibida entre los judíos de que cualquiera que viese un Ángel, luego moría, temblando cayeron contra el suelo. El Ángel les dijo: “La paz sea en vosotros; no tengáis miedo. Cuando yo estaba con vosotros, lo estaba porque lo quería así Dios; bendecidle a él, y cantad sus glorias. Parecía que con vosotros comía y bebía; pero yo me mantengo de un manjar invisible, y de una bebida que tampoco la pueden ver los hombres. Tiempo es ya de que yo vuelva al que me envió; vosotros bendecid a Dios y publicad todas sus maravillas”. Esto dijo y desapareció, y nunca más lo volvieron a ver. Entonces postrados, pegando su rostro con el suelo, estuvieron tres horas alabando a Dios, y levantándose cantaron las maravillas que en su familia había obrado Dios.

Grande es y universal la devoción que tiene a San Rafael la Iglesia de España; especialmente Córdoba le venera como a su Ángel tutear. Se vieron ya en aquella ciudad pruebas claras de su patrocinio en la peste del año 1280, y después en otras varias ocasiones. De las revelaciones del santo Arcángel al V. siervo de Dios Andrés de las Roclas, sacerdote de Córdoba, habla Sánchez de Feria en el Memorial de los Santos de Córdoba, tomo IV, pág. 255 y siguientes.

Cuenca, 24 de octubre de 2018.

(*) José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Bajo el esplendor de una pintura entrañable.

Exposición donde se mezcla la imagen de Cuenca soñada y poética del artista.

Ayer tarde la galería ROCOCÓ de Cuenca inauguraba la exposición de pintura de Raúl Panadero González arropado por el Aula Poética de Cuenca.


La pintura es una de las expresiones artísticas más antiguas y en la obra de Raúl entraña esos paisajes soñados entre tejados de Cuenca, entre lo real e imaginario del Quijote que presenta fantasioso con el libro de lectura en sus manos. Paisajes de Cuenca que te hacen recordar una ciudad soñada de Federico Muelas. Horizontes que entraña el sueño dorado de la Luna llena en los cielos claros de la ciudad de Cuenca, ciudad idealizado y perseguida por el artista. Cada obra colgada es para ser observada y sentida, para ser pensada y querida.

Arropado por el Aula Poética de Cuenca, hizo de esta inauguración unos momentos agradables donde la pintura y la poesía se unieron junto al artista para darle el calor merecido a tal preciado protagonista.

 En resumen una exposición donde se mezcla la imagen de una Cuenca soñada y poética que ha sabido plasmar Raúl Panadero.

Enhorabuena a Raúl y la galería ROCOCÓ que nos brinda una exposición como esta.



Cuenca, 18 de octubre de 2018.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico. 

FOTOS DE LA IMAUGURACIÓN:







domingo, 14 de octubre de 2018

Santa Teresa, doctora mística, maravilla de su siglo.

Festividad de Santa Teresa de Jesús

Siempre ha tenido mi familia cierta devoción hacia Santa Teresa, de hecho, mi tía Angustias guardaba y veneraba una imagen de la Santa en su casa que donamos a la muerte de mi madre a la Catedral. De Santa Teresa conocemos sus obras, pero poco se ha dicho de su vida adolescente hasta llegar a centrar su vida para Dios. Hoy quiero hablar de esa parte de su vida.


Santa Teresa nació en Ávila, el día 2 de marzo de 1515, siendo la tercera de diez hermanos, que tuvo Alfonso Sánchez con su segunda esposa, Beatriz de Ahumada, hijodalgo a Fuero de España.
Aunque dieron a sus hijos buena educación, pusieron especial cuidado en la educación de esta niña por su talento, viveza y capacidad que manifestaba, muy superior a su edad. Notable en ella era una natural inclinación  a la virtud y una devoción tierna a María Santísima. Alfonso, su padre, les gustaba leerles libros espirituales, y hacia que todos los días se leyese a la familia la vida de algún santo. La niña Teresa hallaba en esto un gran gusto y no contenta con lo que había oído leer, leía muchas veces con su hermano Rodrigo las historias y vidas de los santos, sobre todo las de aquellos doncellitas delicadas que habían derramado su sangre por Jesucristo.

Estas lecturas hicieron mella en Teresa que un día decidió escaparse, secretamente con su hermano Rodrigo, de la casa de sus padres para ir a padecer martirio en tierra de moros. Teresa sólo tenía seis años y Rodrigo diez. Ya estaban en camino cuando los encontró un tío suyo que los volvió a traer a su casa. 
Estaba Teresa tan preocupada por la Eternidad que repetía muchas veces estas palabras: “Para siempre y sin fin”. Viendo los niños que no podían ser mártires, determinaron hacerse ermitaños y fabricaron a este fin dos celditas con ramas de árboles, a donde muchas veces al día se retiraba Teresa para hacer oración delante de una estampa de la Samaritana, rezaba todos los días muchos Rosarios y adornaba su imagen con algunas flores.
Perdió a su madre a la edad de doce años y comenzó a leer libros de novelas, en los que aprendió la inclinación a las galas, a brillar y a desear ser amada. A los catorce años tuvo comunicación con un pariente suyo algo ligero de pensamientos y puso en peligro su inocencia, pero presto se acabo todo aquel espíritu de fervor y devoción y notándolo su padre, puso remedio enviándola de seglar a un convento de agustinas. Una vez en el convento sintió en su corazón un vivo dolor por todas sus vanidades, cuya mutación atribuyó a la especial protección de María, a cuyos pies se postró tras la muerte de su madre. Estuvo dudosa, como cualquier chica de su tiempo, en la elección de estado, cuando le sobrevino una grave enfermedad, por lo que su padre la sacó del convento para que fuera a curarse en su casa.

Tras estar un poco recobrada de la enfermedad, fue enviada a una aldea donde vivía una tía suya, para que acabara su convalecencia. Visitó en el camino a un tío suyo que hacía vida solitaria y con sus consejos y la lección de libros espirituales, reconoció el peligro en que había estado de perderse eternamente.
Le costó muchos ruegos y lágrimas alcanzar el consentimiento de su padre para meterse a monja, pero al final el 2 de noviembre de 1535 entró en el convento de las carmelitas de Ávila, a los veinte años de edad.

Su salud siempre fue delicada pero eso no fue suficiente para parar su vocación. Todas las enfermedades que le sobrevinieron las sufrió con heroica paciencia. Durante estos periodos de enfermedad cayó en sus manos un breve del Papa Pío IV para fundar la reforma y entró en su nuevo convento, dedicado a San José y con ella cuatro doncellas que ella había escogido para que fuesen los cuatro pilares de aquel espiritual edificio. Fue el 24 de agosto de 1562 cuando se celebró esta fundación, en cuyo día el mismo Obispo de Ávila bendijo la Iglesia. Este fue el nacimiento de aquella célebre reforma que es una de las joyas de la Iglesia Católica. Tras esta fundación le siguieron  muchas otras.
No hubo santa más ilustre en los caminos de Dios, ni que poseyese la ciencia de los santos en más alto grado de perfección. El Señor la correspondía con unas visiones celestiales que llegaron a ser comunes en ella. Oyó un día una voz que le decía: “Hija mía, yo te di mi Hijo, y al Espíritu Santo por Esposo, a mi querida hija la Virgen por Madre tuya: ¿Qué podrás tú darme por tan gran favor?". Otro día junto a ella vio a un serafín, que con un dardo de fuego le traspasaba el corazón, y quedó después fuera de sí por muchas horas. Oprimida un día de tristeza, combatida de temores sobre el camino por donde Dios la conducía, y anegada en lágrimas, se arrojó a los pies de un Crucifijo y oyó una vos interior que le decía: "No temas hija; yo soy; no te abandonaré". Y luego se desvanecieron todas sus dudas y temores.

El día de San Mateo del año 1582 entró en Alba enferma de nuevo, eso no le privaba de la comunión diaria. El día de San Miguel le sobrevino un flujo de sangre viéndose obligada a guardar reposo, pasando toda la noche en oración. El primer día de octubre se confesó con el padre fray Antonio de Jesús y viendo en el estado que se encontraba le preguntó que en caso de que muriera si quería que su cuerpo reposara en el convento de San José de Ávila que ella fundó, a la que contesto: “¿Tengo yo acaso en este mundo cosa alguna propia? ¿Y no me darán aquí un poco de tierra para enterrarme?
Después de haber recibido la Extrema-Unción, repitió muchas “yo soy hija de la Iglesia” y fijando sus ojos en el Crucifijo que tenía en las manos, entregó su alma dulcemente en las de Dios el día 4 de octubre de 1582, a los 67 años de edad.

En el momento que espiró se llenó su celda de una exquisita fragancia, que se difundió por todo el convento, se le quitaron todas las arrugas de la vejez y quedó su cara fresca y encarnada. Al día siguiente fue enterrada con gran solemnidad entre las dos rejas del coro.
En 1614 fue beatificada por el Papa Paulo V y solemnemente canonizada en el año 1622 por el Papa Gregorio XV.

Cuenca, 15 de octubre de 2018.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 11 de octubre de 2018

La Virgen del Pilar


El devoto que llega a Zaragoza encuentra en la capilla del Pilar dos grandes consuelos: la fe de un pueblo mariano y la sonrisa maternal de la sagrada imagen.

Celebra en este día la Iglesia de España la festividad de la Santísima Virgen con el título del Pilar de Zaragoza, en reconocimiento de los singulares beneficios con que ha favorecido a España por medio de su prodigiosa imagen colocada sobre una columna, dada en esta forma al Apóstol Santiago en la memorable aparición que se dignó hacerle la Reina de los Ángeles cerca de los muros de Zaragoza, estando Santiago en oración implorando el auxilio del Señor para el feliz éxito de sus conquistas en España; en cuyo glorioso hecho le ofreció la Señora su protección, manifestándole que era voluntad de su Hijo que erigiese en aquel sitio un templo en honor suyo; asegurándole su permanencia hasta el fin de los siglos, y anunciándole que jamás faltarían cristianos en Zaragoza, que en aquella su casa y heredad le tributasen culto, ofreciendo su especial protección a cuantos en ella la venerasen.
La Virgen del Pilar. Grabado de 1846

Esta tradición está reconocida y confirmada con las concesiones apostólicas de los sumos pontífices: Jelasio, Celestino II, Clemente VII, Clemente X y Paulo V, a favor del Santuario, bajo la suposición del memorable suceso, reconocida por indubitable en las cortes generales que celebró en Zaragoza el Rey Carlos II, de todos los prelados y sujetos condecorados del reino; apoyada con la súplica de todas las Iglesias de España a la santidad de Clemente II, reconocida por Felipe V, sobre la confirmación del oficio propio Cesaraugustano, relativo al glorioso hecho referido al fin de los Morales de San Gregorio en la historia de Tajón, obispo de Zaragoza, cuyos antiguos caracteres, conducidos a Roma, se leyó en ellos con citación del promotor fiscal, y revisión de personas inteligentes la aparición con todas las circunstancias.

De jaspe es el Pilar traído por los ángeles a Santiago y sobre el cual se asienta la sagrada imagen. Mide poco menos de seis pies de altura (1,82 metros). Está revestida por una chapa de bronce cincelado. De tanto besarla en la parte no cubierta han abierto en el Pilar un surco profundo.

Sobre este Pilar de jaspe se asienta la imagen de la Reina de los Cielos, lleva en brazos a su Divino Hijo Jesús, cuya mano derecha está asida del manto de la Virgen sobre el pecho; en su mano izquierda tiene el Niño Jesús una avecilla. La talla pone al Niño son ropaje, pero los vestidos con que se cubre la Imagen son variadísimos y de extraordinaria riqueza. Todo en esta estatua, en postura y pormenores, irradian gracia y honestidad.

Cuenca 12 de octubre de 2018

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.



FUENTES DOCUMENTALES:

-Festividades del año litúrgico. Editorial Luis Vives, S.A. 1945

-Año Cristiano y Fastos del cristianismo. Según el P. Croiste V.5 – Madrid 1846

lunes, 1 de octubre de 2018

Los Santos Ángeles, festividad del 2 de Octubre


Cuando creemos estar solos, no lo estamos; nuestro ángel nos escolta.

En teología se enseña que cada hombre tiene un ángel de su guarda. El hombre en esta vida ha de aprender el camino del Cielo, la senda es estrecha y peligrosa. Si para remontar los Alpes o escalar una montaña es preciso hacerse guiar por una persona experta en el trayecto, del mismo modo Dios, que nos ha impuesto la marcha a través de la vida, nos ha procurado un instructor que suavice la jornada.


Desde mucho antes del cristianismo se había imaginado que dioses de segundo orden guardaban a los recién nacidos. En la antigüedad se pensaba que Júpiter, rey de los dioses, daba a cada hombre, desde el instante de su nacimiento, un genio para iniciarle en los misterios de la vida. Tertuliano (1) escribió: “nosotros creemos que los ángeles son los custodios de los hombres y Orígenes (1) añade, siempre está a nuestro lado un ángel que nos gobierna y corrige, él es el que presenta al Señor nuestras oraciones y buenas obras”.

La institución de la fiesta es tan antigua como la Iglesia misma. Se celebraba desde hace siglos, con gran devoción en Toledo y después se extendió  a los reinos de Francia, Alemania y Países Bajos.

Decía San Jerónimo (2), que ninguna cosa contribuye tanto a formar el concepto elevado de la dignidad de nuestra alma, como el haber destinado Dios a cada uno un Ángel Custodio desde el día de nuestro nacimiento. Como ninguna cosa costó a Dios como el hombre no es de admirar que destinase un Ángel para nuestra custodia, a fin de que nos guarde y nos acompañe en todos nuestros caminos y decisiones. San Bernardo dice que habiendo sendas escabrosas y peligrosas el Ángel Custodio nos preserva de varios funestos accidentes y peligros, conjura los maleficios, conserva a los niños de mil peligros y los sostiene en sus caídas.

San Francisco de Sales se encomendaba a los ángeles custodios de las ciudades y pueblos que recorría. Cuando este apóstol infatigable hablaba con los herejes, saludaba a su ángel de la guarda. Cuando predicaba, hacía una larga pausa, después del Avemaría, pasando la vista por todo el auditorio, y habiéndole preguntado una vez la causa uno de sus canónigos, respondió: “Saludo al ángel de cada uno de mis oyentes y le ruego que prepara su corazón: Por esta práctica he recibido favores señalados”.

Con el fin de fomentar la devoción y culto a los ángeles custodios los papas han señalado indulgencias extraordinarias a la oración siguiente: “Ángel del Señor, que sois mi custodio por un especial favor de la divina Caridad para conmigo, dignaos iluminarme, ampararme, guiarme y gobernarme. Así sea”. Se ganan así las indulgencias siguientes: 1ª Cien días de indulgencia cada vez que se reza esta oración con el corazón arrepentido. 2ª Indulgencia plenaria, con las condiciones ordinarias (confesión, comunión y visita a una iglesia, rogando a las intenciones del soberano Pontífice) por los que la rezan  cada día del año, mañana y tarde. 3ª Indulgencia plenaria en el artículo de la muerte a los que la hayan rezado frecuentemente durante su vida. (Pío VI, 2 de octubre de 1795 y 20 de septiembre de 1796) Pío VII, el 15 de mayo de 1821 confirmó todas estas gracias y agregó una indulgencia plenaria, según las condiciones ordinarias, una vez al mes, a los que recen esta misma oración una vez al día durante todo un mes.

Cuenca, 2 de octubre de 2018.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.



(1)     Tertuliano fue un padre de la Iglesia y un prolífero escritor en el siglo II y III. Debido a su trayectoria por haberse unido al movimiento montanista es, junto con Orígenes, el único padre de la Iglesia que no fue canonizado. Nació, vivió y murió en Cartago, en el actual Túnez, y ejerció una gran influencia en el Cristianismos Occidental de la época.

(2)     San Jerónimo de Estridón,(374-420) Padre y Doctor de la Iglesia, especialmente recordado como autor de la “Vulgata”. Una célebre traducción al latín de la Sagrada Escritura a tener una amplia difusión más allá de la Edad Media.

FUENTES DOCUMENTALES:

-Festividades del año litúrgico. Ediciones Luis Vives, S.A. Zaragoza. 1945

- Año Cristiano y fastos del cristianismo. Según el P. Croiset. Madrid. 1846