jueves, 18 de abril de 2024

San León IX (1002-1054). Festividad del 19 de abril.

   Nació el 21 de junio de 1002 en Egisheim de Alsacia, hijo del conde Hugo de Nordgau, le pusieron de nombre Bruno. Fue sucesivamente canónigo y obispo de Toul. La Dieta de Worms de 1048, en la que tomaron parte, además del emperador y los grandes del Imperio, representantes de la Iglesia Romana, lo eligió Papa. Pero Bruno no quiso aceptar la dignidad pontificia hasta saber que el pueblo romano y el clero aprobaba su elección. Fue a Roma en hábito de peregrino y el 2 de febrero de 1049 el clero y el pueblo confirmaron su elección, cautivados por la humanidad, grandeza y fe del Santo.

El gobierno de san León IX se distingue por su actividad y celo contra la corrupción y la lujuria de muchos miembros de aquel clero, entre los que se distingue el gran Hildebrando, que después fue Papa y se llamó Gregorio VII. Celebró multitud de Sínodos dentro y fuera de Italia, destituyendo a muchos obispos deshonrosos y castigando a los clérigos que de ellos habían recibido las sagradas órdenes. En 1050 celebró uno en Roma, que se ha hecho célebre por la condenación dictada contra los errores eucarísticos de Berengario de Tours.

Los normandos oprimían por aquel entonces las poblaciones del sur de Italia. El Papa pidió socorro a Alemania y marcho al frente de su ejército y cayó prisionero de los normandos el año 1053. Cerca de un año duró su cautiverio.

El celo apostólico del Papa sufrió todavía más con la ambición y soberbia de los griegos. El cisma que Focio había iniciado en el siglo IX vino a consumarse ahora, al subir Miguel Cerulario a la silla patriarcal de Constantinopla. Este obispo ignorante, que había sido mercader de cera, mandó cerrar en Constantinopla todas las iglesias de rito latino y expulsar a los abades de sus conventos. El Papa, deseoso de la paz y de la unión de los cristianos, hizo cuanto pudo por evitar el cisma. Pero sus legados nada pudieron recabar del ambicioso Cerulario y tuvieron que depositar en el altar de Santa Sofía de Bula de excomunión, el 16 de junio de 1054. A las falsas acusaciones de los orientales, el Papa contestó con una réplica en cuarenta y un capítulos, donde reivindicaba las prácticas y usos de la Iglesia Romana.

Al peso de tanta solicitud, de tantos trabajos, y de tantas penitencias, se rindió en fin una salud, que siempre había sido muy achacosa. Una gran debilidad acompañada de igual inapetencia a todo género de comida, fueron anuncios de su cercana muerte. Para prepararse para su partida, bajó desde Benevento a Roma. Mandó llamar a su cuarto a los cardenales, obispos y todo el clero, y los habló como verdadero pastor y como santo Pontífice. Mandó que le llevaran a la iglesia de San Pedro, donde recibió la santa Unción e hizo la siguiente oración: “Señor, lleno de misericordia, y redentor de todos los hombres, vos sois toda mi confianza y mi salvación. Si queréis que todavía trabaje en la salud de vuestro pueblo, no rehúso el trabajo; pero si queréis llamar a vos a vuestro Siervo, dignaos abreviar el tiempo de mi destierro”. Después hizo que le echase en una camilla: oyó misa, habiendo mandado que le dejasen solo con Dios, espiró mientras estaba dando gracias el 19 de abril de 1054 a los 52 años de edad y el quinto de su pontificado. Fue venerado por sus contemporáneos como Santo y la Iglesia celebra hoy, 19 de abril, su festividad. Es indiscutiblemente una de las grandes figuras del Pontificado de Roma.

Publicado Cuenca, 19 de abril de 2020. Actualizado el 19 de abril de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

miércoles, 17 de abril de 2024

San Perfecto, presbítero (año 850). Es el primer mártir en la Córdoba de los califas. Festividad del 18 de abril.

Un mártir tan sincero como imprudente. ¿Sí o no? Juzguen Uds.

El nombre de Don Perfecto siempre ha ido de la mano de la chunga y del orgulloso que se tiene como nadie, a veces hemos oigo decir a alguien: ¡Eres don Perfecto!

El santo de hoy 18 de abril es totalmente distinto al encabezamiento. Así se llamaba el primer mártir en la Córdoba de los califas, reinando Abderramán II, y tuvo como biógrafo contemporáneo a san Eulogio, quien le presenta así: “Presbítero de venerable memoria, cordobés, instruido en la escuela de la basílica  de San Acisclo, muy versado en las ciencias eclesiásticas, bien impuesto en las letras humanas y bastante docto en la lengua de los árabes”.

Iba Perfecto por las calles de la ciudad cuando unos musulmanes le detuvieron para hacerle preguntas acerca de Jesucristo y de Mahoma. Él “expresó elocuentemente el poder divino de Cristo, diciendo que era Dios de todos”, pero para no ofender a sus oyentes prefirió callar su opinión sobre el Profeta.

No obstante, debido a su insistencia, por fin les dijo lo que pensaba de Mahoma, según el texto de san Eulogio no precisamente con diplomacia: fementido, embustero, falsario, dado a embaucamientos y a falsos ritos, fautor de la impureza y esclavo de los deleites carnales, parece que no quedó nada por decir.

No tardó mucho en ser llevado ante el tribunal del cadí, juez, por lo visto, honrado y virtuoso, pero que por las denuncias tuvo que condenarle a muerte, y un 18 de abril, en la fiesta que seguía al ayuno del Ramadán, fue degollado al otro lado del Guadalquivir, en el llamado Campo de la Verdad.

Nombre adecuadísimo para este mártir tan sincero como imprudente al que hoy en nuestra listeza llamaríamos tonto. San Perfecto, sin duda excesivamente ingenuo y sin doblez para una situación tan peligrosa, nos interpela: es un hombre que cuando abre los labios sólo sabe decir la verdad. ¿Si viviera en nuestro tiempo le volvería a pasar lo mismo?

Publicado en Cuenca, 18 de abril de 2020. Actualizado el 18 de abril de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

Efemérides conquenses del día 18 de abril. Toma de Posesión del Obispo don Juan Gualberto Ruiz de Cachipín y Feijóo.

    Un día como hoy pero del año 1848 tomaba posesión del Episcopado de Cuenca D. Juan Gualberto Ruiz de Cachipín y Feijóo, por su apoderado D. Jerónimo Priego.

Nació en Calahorra, donde su padre desempeñaba el cargo de la administración de correos. Dedicado a las letras y mostrando aplicación fue llevado a Salamanca, en cuya Universidad cursó filosofía y ambos derechos y recibió los grados académicos de bachiller y licenciado con laudes. Siendo aún estudiante opositó a la canonjía doctoral de Santander y fue agraciado ganándola con soltura. Después opositó a la de la catedral de León que también la obtuvo. En esta iglesia se encontraba de doctoral y de maestrescuela en 1847, cuando el 16 de agosto de dicho año, S.M. Católica Doña Isabel II le presentó para la vacante del Sr. D. Jacinto Ramón Rodríguez Rico(Obispo de Cuenca). Pasó la gracia S.S. Pio IX el 17  de diciembre siguiente fue consagrado el 9 de abril de 1848 en el convento de la Encarnación de Madrid por el Nuncio de S.S. Sr. Brunilli, siendo asistentes el Excmo. Sr. Arzobispo de Toledo y el Ilmo. Sr. Obispo de Almería; tomó posesión por su apoderado el licenciado D. Jerónimo Priego, vicario capitular, el 18 de abril. Llegó a Cuenca al ponerse el sol el 29, y el 30, previos los juramentos, hizo su entrada solemne en la Catedral.

Arcos góticos de la catedral de Cuenca.
Cuenta las actas de este prelado, que era de elevada talla, de musculatura vigorosa, de condición apacible y rostro simpático, era de un candor infantil. Enemigo de empalagosas fórmulas, accesible a todo el mundo y caritativo con los pobres.

Su episcopado sólo duró cinco meses y nueve días. Creo que no se mereció el trato que le dispensaron sus feligreses, todo fue por una indiscreción a la que no estaba acostumbrado el pueblo de Cuenca y esto fue así:

“Hallándose pobre al ser nombrado obispo, a efectos del destierro que sufrió por causas políticas y de la mezquindad y mal pagadas dotaciones del clero, y empeñado en unos cuatro mil duros, que le anticipó un sobrino para los gastos imprescindibles, no contando con fondos para dejar establecida a su antigua ama de llaves, tuvo la indiscreción de traerla consigo y darle habitación en el palacio Episcopal. Esta acción jamás vista en sus antecesores.

Esto de ver una mujer en palacio, chocó tanto en esta ciudad, que su muerte pronta y efímero pontificado los imputó el vulgo al castigo de san Julián por tamaño escándalo”.

 D. Juan Gualberto Ruiz de Cachipín y Feijóo murió el 9 de octubre de 1848 y yace entre la capilla mayor y la de Caballeros en la catedral de Cuenca.

Es de estacar que en estos meses de pontificado se estableció en Cuenca la compañía de serenos, compuesta de cuatro y un cabo, pagados de fondos municipales. Dividieron la ciudad en distritos y la vigilancia de toda la noche, avisando de su paso y la hora si algún vecino necesitara de su auxilio.
Serenos 1927.
   Su uniforme es un saco con capuchón, sus armas alabarda y pistola y llevaban un farol encendido. Cuidaban también del alumbrado. Anteriormente solo había un sereno, que se sostenía de cuestaciones. El pago de los nombrados en este año de 1848 ascendía a 10.365 rs., recibiendo 2000 rs., cada uno y el cabo un real más cada día. He de decir que ya en el siglo XX mi abuelo, por parte de madre, además de carpintero, fue sereno en nuestra ciudad, hasta su jubilación, del que conservo tu garrote y bastón.

Publicado en Cuenca, 18 de abril de 2020 y el 18 de abril de 2024.

Por José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 16 de abril de 2024

San Aniceto I Papa y mártir. 17 de abril.

 A él se le debe la fecha de la celebración de la Semana Santa.

Mirando en el Libro Pontifical, descubrimos que nació en Emesa de Siria y sucedió en el papado a San Pío I, entre los años 154 y 165. Durante su pontificado encontramos en Roma muchos orientales ilustres, como san Justino, Taciano y Hegesipo. Todos acuden a Roma como centro de la unidad cristiana. San Aniceto nació en Siria, era hijo de un legionario romano.

Hegesipo nos dice expresamente que ha ido a Roma para beber en su fuente misma la pureza de la doctrina apostólica.

El más célebre de todos los orientales llegados a Roma en ese tiempo fue san Policarpo, obispo de Esmirna y discípulo inmediato de san Juan Apóstol. En su ancianidad emprendió tan largo viaje para tratar con el sucesor de san Pedro diversos asuntos relacionados con la fe y las costumbres cristianas. Sobre la fecha en que debía celebrarse la Pascua no consiguieron entenderse. San Policarpo sostenía, apoyado en la práctica de Oriente y en el magisterio de San Juan, que debía celebrarse el 14 de la luna de marzo. San Aniceto, por el contrario, siguiendo la tradición de Roma y de África, y alegando el ejemplo de san Pedro, estaba por el domingo siguiente a la luna llena de primavera.

Esta divergencia de criterio no entibió el amor mutuo que se profesaron ambos. El Papa ofreció a san Policarpo que presidiera la celebración de la liturgia eucarística en su propia iglesia, se despidieron con lágrimas en los ojos y se dieron el ósculo de la paz. La afluencia de tantos orientales a Roma nos prueba el prestigio de su Cátedra en la Iglesia universal, porque todos reconocían en sus obispos a los sucesores del príncipe de los Apóstoles.

Los herejes también tomaban Roma como centro de sus propagandas. Aquí vinieron el gnóstico Valentín, Marcelino y el heresiarca Marción. San Ireneo nos cuenta la labor de san Policarpo con estas ovejas descarriadas, durante su estancia en Roma. Muchos volvieron al redil del Buen Pastor por su celo y prudencia.

Fue sepultado en el cementerio de san Calisto. En 1590 consta que su cabeza fue trasladada a la iglesia de los jesuitas de Baviera, donde aún se venera. En el año 1604, al vaciar las catacumbas de san Calixto sus reliquias fueron trasladadas a Altaemps, donde el Duque Juan edificó una capilla para guardarlas. Actualmente esa capilla fue transformada en un edificio público, siendo el único papa que no yace en un edificio religioso.

Publicado en Cuenca, 17 de abril de 2020 y el 17 de abril de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 15 de abril de 2024

San Benito José Labre (1748-1783). Festividad del 16 de abril.

El mendigo del santoral. 

Otros son doctores, mártires, confesores, papas, fundadores, abades, él solo eso, mendigo, y así consta.
    Podríamos añadir y vagabundo. Ya que es un hecho comprobado que llevó una vida errante y miserable sencillamente porque no servía para nada más.
San Benito José Labre

Sin salud, sin instrucción, sin capacidad para ser religioso, le rechazan en todas partes, ninguna comunidad le acepta, y entonces se echa a los caminos pordioseando para peregrinar. Largas y penosas visitas andariegas a santuarios remotos de la Virgen –su cortesía a lo divino-, está incluso en Compostela y Montserrat, llega a Loreto para ver la casa de Nazaret, y por fin ancla en Roma.

Un mendigo más entre la turba innumerable de pobres reales o simulados, píos o granujas que llenan Roma. Pero no, él es el más desamparado y piojoso, persiguiendo de iglesia en iglesia el fulgor de la Eucaristía, rezando sin cesar, releyendo los pocos libros que llevaba en su hatillo: un evangelio, el Kempis.

Miserable que duerme en las escaleras y portales, que come desperdicios y que sonríe en sus éxtasis a la Gran Presencia que le dora el alma. Así se hizo santo este extrañísimo francés, coetáneo y paisano de Robespierre.

Al final del siglo de las luces parece que necesitaba un campeón de la fe que aplastase la hidra de la impiedad. Un Tomás para refutar errores, un Agustín para vencer con su pluma, un Ignacio para fundar una milicia espiritual o un Francisco, santos que fueran grandes ante el mundo. Pero como escarnio al sentido común la Providencia elige un desecho social, lo más humilde y sucio de la brillante Roma, para que aprendamos a no creer en lo que ven nuestros ojos.

Publicado en Cuenca, 16 de abril de 2020. Actualizado el 16 de abril de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 14 de abril de 2024

San Pedro González Telmo (1190-1246). Festividad del 15 de abril

    Este es uno de los santos que por su nombre y apellidos apenas se le reconoce, pero llamándole simplemente san Telmo en seguida se recuerda a un santo de gran devoción entre la gente del mar, que dicen ver su figura en las ráfaga luminosas que aparecen durarte las tormentas sobre los mástiles de los barcos.

Sin embargo, fue hombre de tierra adentro, leonés quizá de Astorga; hizo brillantes estudios en la universidad de Palencia y, bajo la protección de su tío el obispo, se ordenó sacerdote para ser al cabo de poco tiempo canónigo y deán.
San Pedro González Telmo.

Al parecer, Pedro González, será en sus primeros años, un eclesiástico que derrochaba fastuosidad y muy presumido hasta que un día de Navidad, cuando formaba parte de una cabalgata entre la admiración de los palentinos, su caballo resbaló en la nieve, y él, envuelto en sus galanos arreos, acabó en el fango en medio de la rechifla general.

¿Pero qué ocurrió realmente en este acto que marcaría su vida? Os lo cuento: Lo sucedido guarda similitud con lo que le ocurrió a Pablo de Tarso, a él cuando iba a la ceremonia de su toma de posesión del cargo de Deán, Pedro tuvo una caída del caballo, vestido con sus mejores galas y delante de la multitud. El hecho le hizo reflexionar sobre su actitud hasta la fecha y decidió abandonar la vida de pompa y vanidad, pidiendo el ingreso en la Orden de Predicadores de Palencia.

Este episodio de vanidades humilladas, en el que la arrogancia y su lujo tienen una especie de camino de Damasco, le hizo reflexionar, ingresó en un convento de dominicos y, una vez convertido en el más humilde de los frailes, fue por obediencia un gran predicador itinerante de su orden.

Ejerció como capellán del rey Fernando III (San Fernando) en las campañas del sur, animando al soberano, como su confesor que fue, a continuar el avance contra los musulmanes. Recorrió Castilla, Galicia y Portugal, y al fin se asentó en Tuy. Fue en esta zona donde entró en relación con las comunidades de pescadores y marineros y donde se le atribuyen milagros, como atravesar el río Miño a pie o apartando con sus manos una tormenta que iba a descargar sobre los que seguían su predicación.

Cuenta su biógrafo que viéndose sediento después de una caminata, fue a pedir agua para beber, y una pobre mujer rehusó darles por que sólo disponía de una pequeña porción de vino que le había mandado guardar su amo, solicitándoselo el Santo ella accedió y bebieron él y su acompañante y quedó en la vasija la misma cantidad que había al principio.

San Telmo murió en Tuy cuando iba a emprender una peregrinación a Santiago. Su tumba está en la Catedral de Tuy y es venerado en muchas localidades de la costa gallega y las zonas marítimas en general. Los marinos le invocan cuando se producen las tormentas y llaman fuego de san a las fosforescencias que, a veces, se forma sobre los mástiles de los barcos.

Durmió en el sueño de los justos poco después del día de la Resurrección del año 1246. Los milagros con que manifestó Dios su santidad fueron tantos y tan frecuentes, que concurrían de todas partes con votos y presentallas, testimonios de los favores recibidos.

Es representado iconográficamente con un cirio encendido en la mano derecha y un barco en su mano izquierda, vistiendo el hábito de los dominicos.

Publicado en Cuenca, 15 de abril de 2020. Actualizado 15 de abril de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.


sábado, 13 de abril de 2024

Santa Liduvina (1380-1433). Festividad del 14 de abril

    La santa de hoy es muy especial, su nombre ha sido transformado en Ludovina y Luz divina. Había nacido en Schedam, en Holanda, muy cerca de la Haya, El Domingo de Ramos de 1380. Su padre era el sereno de la ciudad, eran pobres y tenían ocho hermanos.
A los quince años renuncia al matrimonio, porque desea consagrar su vida a sólo Dios. Poco después un día de fuerte helada, el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor y Purificación de la Virgen María, sufre una violenta caída. A la fractura en el costado derecho, se añada una herida; que, al infectarse, convierte su cuerpo en una llaga viva, durante casi cuarenta años de sufrimiento incesante día y noche.
Se puede decir que es la santa más paciente de todo el santoral, con una biografía terrible que espeluzna, y que movió al escritor francés Huysmans a darnos en 1901 uno de sus libros sombríos y refilgentes, con una impresionante mezcla de amor y dolor incomprensibles. Su vida ha de leerse como glosa y complemento de la de Job, que encontraremos en el próximo mayo.
En Liduvina a partir del accidente se acumularon en su cuerpo todas las desgracias imaginables. Llagas, calenturas, huesos desencajados, fortísimas  jaquecas, continuos vómitos de sangre, dolores en el pulmón, en el hígado y en el vientre, un largo martirio sin tregua, inmovilizada en el lecho.
La que había sido una atractiva jovencita no era más que piel y huesos, la cara cenicienta y tumefacta por las lágrimas, en un quejido incesante sin que los médicos acertasen a aliviarla. Un sacerdote le indicó cual creía que era su misión, afirmándole que sería sufrir para complacer la Pasión de Cristo, y desde entonces sus tormentos se transformaron espiritualmente.
El venerable Tomás de Kempis y otros de sus primeros biógrafos describen sus milagros, profecías y visiones, y ella misma decía que se olvidaba de su penoso estado cuando veía el rostro del ángel de su guarda, lo cual la hacía suponer cuál no sería la hermosura del rostro de Dios.
Santa Liduvina partió para unirse al Divino Cricificado en el año de 1432. Sus reliquias están en santa Gúdula de Bruselas
Publicado en Cuenca, 14 de abril de 2020 y el 14 de abril de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.