viernes, 30 de junio de 2023

Plenilunio de julio, Luna llena del Venado.

 Plenilunio de julio, Luna llena del Venado.

El mes de julio de estaño el plenilunio es temprano, dándose en los primeros días. Será el lunes día 3, alcanzando su máximo esplendor a las 13:38 horas. Pudiendo disfrutar aquellos que gustan de los hechizos de luna, de una superluna, término que se acuña cuando el astro se encuentra en el punto más cercano de una órbita alrededor de la Tierra, recibiendo el nombre de perigeo. Percibiéndose un 10 por ciento más grande y brillante percibiéndose a simple vista.


El nombre con el que se denomina esta luna llena es el de “Luna llena del Vendado” otros la denominan “Luna llena del Ciervo”, al ser el mes en que los ciervos echan la cornamenta. También se le llama “Luna llena del Trueno”, debido a que en esta época del año se dan las tormentas eléctricas con más frecuencia.


En Japón, la Luna llena de Julio era vista como O-BON o el Festival de las Linternas. En honor a los antepasados. Los altares de las casas eran decorados, los jardines se adornaban con linternas, las cuales mostraban el camino a los muertos.

En mi libro de “Selene-Mitología de la Luna llena en la hoz del Huécar” canté a esta luna llena con este poema:

Luna Llena del Venado.

Son las horas las que marcan

de la noche tu morada.

Luna que rondas la montaña,

como golondrina avispada.

Levanto hasta ti la mirada,

convirtiendo mis pupilas

en espejo de tu luz gris plateada.

Miro a través de la cámara

Y allí estas, reflejada;

quedando eternamente plasmada.

José María Rodríguez González. 2010

 

Anticipamos que para agosto tendremos dos lunas llenas. La primera el día 1, teniendo su máximo esplendor a las 20:31 horas. La segunda luna llena se dará el último día del mes, el 31 de agosto, teniendo su máximo esplendor a las 3:35 horas de la madrugada. Esta segunda luna recibe el nombre de Luna Azul.

Cuenca, 1 de julio de 2023.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuente documental:

SELENE. Mitología de la luna llena en la hoz del Huécar. 2010. Fundación Antonio Pérez. Autor: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 17 de junio de 2023

Inmaculado Corazón de María Santísima. Festividad del 17 de junio.

     Esta festividad se celebra al día siguiente de la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, que se celebró ayer, 16 de junio.

Dios, cuya bondad y misericordia son infinitas, para manifestar su gloria y salvar a los hombres de sus faltas y pecados, decidió la Encarnación de su Hijo, y señaló al mismo tiempo la criatura privilegiada que ostentaría en el mundo la incomparable dignidad de Madre de Aquél que en eterno objeto de las complacencias del Padre. La escogida para misión tan sublime no fue otra que la Virgen María, y para que se pudiera condignamente desempeñarla, la Santísima Trinidad se adelantó a colmarla de todas las gracias espirituales y corporales. La preservó en su Concepción de la culpa original, y aun no había visto la luz del día aquella obra maestra del Espíritu Santo y era ya las delicias del cielo.


Es San Lucas en su evangelio quien nos narra que “María guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc. 2, 51) con relación a la infancia de Jesús, ella fue una excelente educadora, pues los dones especiales que recibió la hacían apta para desempeñar la misión de madre y educadora junto con san José, son los que introducen a Jesús en los ritos y prescripciones de Moisés sin necesidad de corregir y sólo ayudando a Jesús a crecer “ en sabiduría, en edad y en gracia” (Lc.2, 52).

Santo Tomás nos recuerda que cuando damos culto al Corazón Inmaculado de María honramos a la persona misma de la Santísima Virgen. Al dar culto a un órgano del cuerpo se dirige a la persona. El amor al Corazón de María se dirige a la persona de la Virgen, significado en el Corazón.

Si repasamos las distintas culturas anteriores a la nuestra podemos ver que simbolizan el amor en el mismo corazón, motor de la vida. Al centrarnos en el corazón de María honramos su santidad, sus virtudes y toda su grandeza y hermosura, su amor a Dios y a su Hijo Jesús quien redimió con su sangre a los hombres.

La devoción al Corazón Inmaculado de María se extiende desde el siglo I, la Theotokos, la Maternidad divina, como réplica a la herejía de Nestorio. En el siglo XIII, la devoción del Rosario- En el siglo XIX, la Asunción y la Inmaculada. A mediados del siglo XIX se fue extendiendo la devoción al Inmaculado Corazón de María, adelantada por San Bernardino de Sena y San Juan de Ávila; en el siglo XVII, fue su defensor San Juan Eudes.

Más cerca a nuestros tiempos san Antonio María Claret, funda la Congregación de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, y en el siglo XX alcanza su cenit con la aparición de la Virgen de Fátima y la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María.

El Papa Pío XII hizo oficial a toda la Iglesia esta devoción y después fue Pablo VI y, sobre todo, Juan Pablo II, que se declara milagro de María: “Santo Padre –le dijeron en Brasil-; Agradecemos a Dios, sus trece años de pontificado”. Y contestó, tres años de pontificado y diez de milagro. El ha sido el Pontífice que ha acertado a cumplir plenamente el deseo de la Virgen, cuyos resultados se han visto con el derrumbamiento del marxismo y la conversión de Rusia.

San Juan Pablo II consagró el mundo al Inmaculado Corazón el 25 de marzo de 1984. Y hay que considerar que en 1917, durante las apariciones de la Virgen María en Fátima a los tres pastorcillos, Ella pidió la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón, la difusión de esta devoción, así como el rezo diario del Santo Rosario.

No olvidemos el pedir el cese de las hostilidades en Ucrania y que reine la Paz en el mundo.

Cuenca, 17 de junio de 2023

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 7 de junio de 2023

Corpus Chisti, 8 de junio, el misterio del día.

     Celebramos en este día una de las festividades más conmovedoras y populares del culto católico.

Fue instituida esta fiesta en el siglo XIII, aunque es tan antigua como la Iglesia, el mismo Jesucristo instituyó la fiesta del Santísimo Sacramento la tarde de la última Cena, vísperas de su muerte. Los cristianos no han dejado de solemnizar el aniversario de este magno acontecimiento el día de Jueves Santo.

A principios del siglo XIII, el monasterio de Monte Cornillón, cerca de Lieja, tenía de priora a una santa monja llamada Juliana. Ella fue el instrumento de que se valió el Señor para la institución de la fiesta que celebramos hoy. La virtud que caracterizada a esta monja era un amor extraordinario al Santísimo Sacramento. De tal manera que encendía su corazón en santos ardores durante el augusto sacrificio, que quedaba como arrobada en éxtasis cada vez que a él asistía; cada comunión era para ella manantial de nuevas gracias y consuelos. A la edad de 16 años tuvo varias veces una visión muy singular. Parecía ver la luna llena que brillaba esplendorosamente, pero tenía un ligero entrante en su circunferencia.

Esta rara visión se le presentaba a cada momento, en el sueño como en la oración. Dos años estuvo luchando para rechazarla, pero en balde; temió incluso que fuera una tentación del demonio, y suplicó al Señor con fervientes oraciones que la librase de ella.

Finalmente, el Señor le descubrió el significado de aquel enigma; cierto día que rezaba Juliana con angelical devoción, oyó una voz interior que le dijo: “Juliana, la luna que ves representa a la Iglesia, y el entrante señalado en el disco significa que falta una solemnidad en el ciclo litúrgico, la del Santísimo Sacramento”.

“Quiero –añadió el Señor- que se establezca una fiesta especial para honrar el Sacramento de mi cuerpo y de mi Sangre. A ti te elijo para que des a conocer la necesidad de esta fiesta y para que tú te ocupes de ella la primera”.

Señor –respondió la monja-, yo, la ínfima  de vuestras criaturas, nada podré para llevar adelante esta magna empresa. Señor mío, pedir esta ayuda a varones santos y letrados, y quitadme de encima esta preocupación.

-Tú darás comienzo a esta obra -repuso el Señor- y otras personas sencillas y humildes la llevarán adelante.

Puestas las autoridades eclesiásticas al tanto de las revelaciones, entre ellos Santiago Pantaleón, más tarde Papa con el nombre de Urbano IV, habiendo orado y estudiado con detenimiento el asunto, juzgaron el celebrar la festividad del Santísimo Sacramento con mayor pompa que hasta ese momento.

En el año 1246, Roberto de Torote, obispo de Lieja, mandó que en su diócesis se celebrase una fiesta del Santísimo Sacramento el jueves siguiente a la octava de Pentecostés.


Publicado en Cuenca, 3  de junio de 2020. y el 7 de junio de 2023.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes consultadas:
Festividades del año Litúrgico. Dr. Vicente Tena. Huesca. 1945.


domingo, 4 de junio de 2023

Pentecostés. 5 de junio. Antes y después de la venida de Cristo.

Se califica este día como uno de los más grandes del año. En el libro del Levítico lo llaman celebérrimo y santísimo. Tal era tenido ya en el Antiguo Testamento el carácter de eta fiesta. El mismo Señor la instituyó cuando dijo a Moisés: “Cincuenta días después de Pascua, ofreceréis nuevo sacrificio al Señor: Le consagraréis las primicias de la cosecha, y para que la ofrenda le sea más agradable, le inmolaréis siete corderos son mácula, un becerro y dos carneros. No haréis en aquel día obra ninguna servil”.
Venida del Espíritu Santo
Capilla del Espíritu Santo Catedral de Cuenca
Esta fiesta se llamó también fiesta de las espigas o de las primicias, pues como la recolección del trigo en Palestina se terminaba en aquella época del año, era conveniente que los hebreos, en acción de gracias, ofreciesen a Dios los primeros frutos. En Jerusalén se celebraba en el templo con intervención del Sumo Sacerdote.
Pero un gran acontecimiento debía relazar aquella solemnidad. Siete semanas después de la salida de Egipto y cincuenta días de Pascua, Dios se manifestó a Moisés en el monte Sinaí entre relámpagos y truenos y mientras el pueblo estaba acampado al pie del monte, asustado ante aquella terrible manifestación, el Señor le dio su santa ley. En dos tablas grabó los diez mandamientos o Decálogo, base de toda legislación en los pueblos civilizados.

El día ya tan santo que vio aquella solemne promulgación había de ser día sagrado y por eso los judíos nunca olvidaron de celebrarlo con esplendor casi igual al de la Pascua.
Acudían cada año en tropel a Jerusalén desde toda Palestina y países limítrofes espléndidas manifestaciones de fe y de religión.

Más, por solemne que fuese el Pentecostés hebreo, era sólo imagen de otro más importante y más santo, el Pentecostés cristiano donde el  Espíritu Santo vendría, en forma de lenguas de fuego, sobre los Apóstoles.
Cuarenta días antes templaban los Apóstoles por miedo a los judíos, tenían cerradas y atrancadas las puertas del Cenáculo. Pero apenas recibieron al Espíritu Santo quedaron repentina y totalmente transformados. En un instante una luz admirable ilumina su mente y alcanzan sin esfuerzo el conocimiento de las verdades que habrán de predicar a los hombres, pues como dice San León: “Cuando es Dios el maestro, pronto se aprende”.

Con la luz de la mente reciben el Don de fortaleza, por virtud del cual los que en la Pasión de Cristo habían huido cobardemente, no aguardan más que el momento de anunciar en público la divinidad de Jesús crucificado, y por encima de todo, sienten su corazón abrasado del Divino Amor y arden del deseo de comunicarlo a todas las gentes. Solamente entonces se convirtieron en verdaderos apóstoles, enviados de Cristo, ministros de su palabra, sembradores de su doctrina y conquistadores de las almas.

Publicado en Cuenca, 9 de junio de 2019 y 05 de junio de 2022
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.