Dueños de nuestro tiempo. Reflexiones para un nuevo año.
Un día especial, el último del
año, horas que nos llevan a iniciar un nuevo calendario, a cambiar las
páginas que mes a mes hemos ido pasando como margarita que se deshoja buscando
el amor inseguro de la amante imaginaria.
En el silencio de la noche suenan
doce campanadas, eco que vaga en el espacio unos momentos, vacilante, y se
pierde en el abismo de lo infinito. Con la desaparición del viejo año que
termina. Uva a uva, despidiendo lo viejo para entrar en lo nuevo.
Unos exclamarán ¡Un año más!
El tiempo con sus estímulos y prisas, sus certidumbres
y sus melancolías. El día que fenece entre negruras
de pesimismo o brumas de halagüeñas esperanzas; el año que desaparece enterrándose
en las frías y mudas páginas de la Historia, sirva de reflexión para el inicio
de uno nuevo que nace como niño venido al mundo, limpio, sin pesares ni pasado.
Cada paso nos ofrecerá una nueva
satisfacción, un mayor grado de bienestar que ofrecer a quienes nos acompañen.
El tiempo es el infinito tesoro que nos da el vivir el día a día. Una llamada
constante a nuestra razón y a nuestra conciencia para que en toda su próvida extensión
no quede baldía, donde un día con otro podamos abrir surcos de fecundos bienes.
Este nuevo año nos invita al aprovechamiento de cada hora, pues nuestro tiempo
nadie puede disfrutarlo si no somos nosotros mismos. Somos dueños y señores de
nuestro tiempo y hacedores de nuestro futuro.
Disfrutemos del tiempo que
se nos otorga como don Divino y hagamos partícipes de él a cuantos nos
encontremos en nuestro camino, como bienhechores de amor y felicidad.
Feliz año 2014.
José María Rodríguez González
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