El reflejo de la
sociedad romana en la rejería del siglo XVI en la Catedral de Cuenca
Detalle Crestería reja del Coro |
Son muchos los misterios que
esconde la Catedral de Cuenca, con la exposición “El hierro hecho arte” que en
estos momentos está expuesta en la Sala de exposiciones de la Catedral y que
estará hasta el 31 de agosto de 2015, hay un apartado dedicado a los rostros
repujados de la rejería del siglo XVI.
Este apartado de la exposición
nos recuerda que el Renacimiento vuelve al orden clásico greco-romano y como
tal los rejeros, bajo las directrices de quienes realizaron la traza y el
contenido catequético de la reja, dejaron plasmadas, en las bases de las
columnas principales, ilustraciones de rostros femeninos y masculinos emulando
al pueblo romano.
Nos recuerda que la sociedad
antigua de Roma estaba constituida por hombres libres y esclavos, pudiendo ser
ciudadanos romanos sólo los hombres libres (cives) y los extranjeros
(peregrini). En los personajes que
aparecen en las rejas se pueden apreciar esa distinción, al igual que los
patricios y plebeyos que eran los que formaban la ciudadanía romana hasta el
302 a.C. tiempo en que la plebe consigue el acceso a todas las magistraturas. En
tiempo de Cristo la sociedad romana sufre otro cambio, en el Imperio aparecen
entre los hombres libres los llamados “clientes”,
ciudadanos libres que se ponían bajo al amparo de una persona rica (patronus).
En el siglo II d.C. se contabilizan 150.000 clientes
procedentes del proletarii (hombres
para quienes la única riqueza era su descendencia). Todo este cambio que
experimenta la sociedad romana se ve impregnado en las rejas, emulando en la
mayoría de los casos, las penurias que va pasando el pueblo judío en su
historia hasta alcanzar la tierra prometida o el Cielo para los cristianos ya
en nuestro tiempo.
Peinado modo Octavia |
A Esteban Limosín corresponden
las rejerías de las capillas: de los Caballeros, 1526; del Peso 1527; de la
Asunción, 1551 y de los Apóstoles, 1530. A lo largo de ellas nos da una visión
muy completa de las costumbres romanas. Como la vestimenta se mantiene similar
durante siglos, se centra en los estilos del peinado. Observamos el “peinado de
Octavia” que se llevaba en los primeros años del Imperio. Octavia era la
hermana del primer emperador de Roma, Augusto, (año 40 a.C.) y ella representaba
las virtudes femeninas. Este peinado consistía en un copete sobre la frente y
una trenza recogida en un moño en la nuca. En el periodo imperial de Augusto se
impone el modelo de peinado
griego. La emperatriz Livia, esposa de Augusto
lucía el “peinado de nudo” consistente
en la frente y los laterales ondulados hacia dentro y recogido en un moño en la
nuca.
Tipo de peinado de nudo |
Peinado de nido de abeja con polvo de oro |
El rejero Hernando de Arenas presenta
los rostros en dos de sus rejas, la Capilla de San Martín, 1548 y el Coro del año 1550. Su trabajo se centra en
los teñidos. Principalmente en el cabello femenino de la mujer patricia.
Presenta el cambio que se dió en la moda del peinado en la Dinastía Flavia (del
69 al 96 d.C.). Destaca el denominado “nido de abeja” que hizo popular Julia,
la hija del Emperador Tito, consistente en rizos formando abultamiento en
altura tipo colmena, haciéndose muy
popular junto con la moda de tintarse el cabello de color rubio, consiguiéndolo
al echarse sobre el cabello polvo de oro, presente en la Capilla de San Martín.
Teñidos rojizos |
Los romanos adoptaron de los
griegos la costumbre de teñirse el pelo amarillo rojo, este color lo conseguían
con jabón realizado a base de sosa caustica mezclado con sebo y cenizas. Este
estilo lo podemos observar en los medallones de rostros femeninos del Coro.
Con relación a los hombres, el
rejero Esteban Limosín, en la Capilla de los Apóstoles nos presenta la moda de
la barba en los primeros años del Imperio romano, que se importó de Grecia y
fue promovida por Adriano.
Primeros años del Imperio |
Hernando de Arenas en la capilla
del Peso, nos presenta unos rostros más depurados, afeitados y con un pelo
arreglado. Hay que saber que el hombre se empieza a afeitar casi cinco siglos
antes del nacimiento de Cristo, se trataba de recortarse la barba y no de
afeitarse. Escipión el Africano que
murió en el año 129 a.C. fue el primero en afeitarse la cara todos los días.
Postizos masculinos |
En el siglo I lo que imperaba era
el rostro afeitado por completo, hasta el siglo II se llevaba la cabeza rapada
o el pelo muy corto. Julio Cesar sentía gran preocupación por su calvicie por
lo que siempre llevaba en la cabeza la corona de laurel. Cuenta la leyenda que
al ser rechazado varias veces por uno de sus grandes amores por su calvicie,
que fue el jefe Galo Vercingétorix, lo mandó ejecutar y se hizo una peluca con
su larga y rubia melena. El cabello era símbolo de masculinidad, valentía y
fertilidad, su pérdida significaba la disminución de virilidad y poder. Otros
casos de calvicie lo tenemos en Tiberio o Domiciano, quienes dejaban crecer su
pelo en la parte posterior de la cabeza y era peinado hacia delante,
recurriendo a último término a pelucas y postizos fabricados con pelo real de
esclavos y prisioneros.
El afeitado en el hombre |
Como podemos observar, la rejería
del siglo XVI nos pone en contacto con ese mundo romano para explicarnos en
unas ocasiones las vanidad de este mundo (Capilla de los Apóstoles), en otras
la importancia de la mujer como participante en la redención (El Coro), en
otras la miseria y la esclavitud en que
se ve sometido el hombre que precisa de la ayuda de Dios para abandonar las
miserias en las que se ve sometido en su caminar hasta encontrar el camino que
lo llevará al paraíso prometido (Capilla de la Asunción, de Santa Elena y del
Pozo) y por último, las virtudes que debe de practicar el cristiano (Capilla de
San Martín).
Cuenca, 15 de junio de 2015
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
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