Pedazos de madera de lo que tal vez fuera parte de la cuna se exhiben en un relicario en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
La noche de Navidad muchísima gente se apiña en dicha basílica para ver el pesebre.
El culto a las reliquias se ha venido ejerciendo desde los
primeros años de las persecuciones cristianas, teniéndose en gran estima
cualquier objeto relacionado con aquellas personas que murieron por su fe. Convirtiéndose
en un fenómeno social, económico y cultural.
La primera emperatriz en abrazar
la religión cristiana fue Santa Elena. Ella dedicó parte de su vida en llevar
a Roma los objetos más venerados, entre ellos la cruz, los clavos, el rótulo de
encima de cruz y de más objetos relacionados con Cristo.
Misterio del Belén de la Plaza de la Hispanidad de Cuenca Foto José María Rodríguez González |
En Evangelio de San Lucas nos
cuenta que Jesús al nacer fue envuelto en pañales y acostado en un pesebre. En
vano iríamos hoy a Belén en busca del feliz pesebre donde estuvo reclinado el
Divino Infante.
Hace ya catorce siglos que huyó de aquellas tierras y vino a
albergarse a Roma, en la suntuosa Iglesia de Santa María la Mayor, elevado en el
monte Esquilino. La noche de Navidad muchísima gente se apiña en dicha basílica para ver el pesebre llevado
a hombros de los sacerdotes oficiantes como si fuera la nueva Arca de la
Alianza.
Lo que sí se puede admirar en
Belén es la cueva donde nació el Salvador. Forma la cripta de la Basílica del
Nacimiento, edificado por la Emperatriz Elena. Esta cueva, recubierta toda de
mármoles preciosos, está alumbrada por treinta y dos lámparas de plata,
regaladas por diferentes reyes y emperadores Católicos. El lugar en que estaba
María cuando dió a luz, se ve señalado por una estrella de plata incrustada en
el pavimento, alrededor de la cual se lee la inscripción que dice: “Hic de Vírgine María Jesus Christus natus
est”.
Portal de Belén. Plaza de la Hispanidad de Cuenca Foto José María Rodríguez González |
Las reliquias procedentes del
nacimiento están diseminados por distintas partes del mundo. Pedazos de madera
de lo que tal vez fuera parte de la cuna se exhiben en un relicario en la
Basílica de Santa María la Mayor en Roma; los pañales que lo envolvieron, se
dice que están en un gran cofre de la Catedral de Aquisgrán en Alemania. En
España, en la Catedral de Lérida, se guarda, supuestamente, algunos pañales,
pero que desaparecieron durante la guerra civil, no quedando más que pequeños
retazos.
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