El fin del mundo, los conquenses y su
Catedral
¿Es el fin del mundo o es una especulación publicitaria como
muchas otras?¿Quién de nosotros renunciaría a conocer su porvenir?
Ángel sonriente del triforio de la Catedral de Cuenca (España) |
Estos días estamos escuchando en diferentes medios de comunicación que el fin del mundo fue pronosticado por los Mayas a finales del 2012.
Aunque estos medios no son fiables es interesante ver que sí
existen ciertas referencias reales que no tienen por qué significar el fin del
mundo.
Podíamos decir que el día de la
creación, según los maya, fue el "0.0.0.0.0 4 ahau, 8 cumkú"
que podemos convertirlo al calendario gregoriano como 11 de agosto de 3114 a.C.
No se sabe si es una fecha establecida al azar o simboliza algún hito concreto
ocurrido hace 5000 años. De igual forma también definieron una fecha fin para
su calendario: el 13.0.0.0.0 que bien podría equivaler al 21 de diciembre de
2012.
De nuevo no mencionan ni la
causa, ni que es lo que loprovoca, ni siquiera a que se refiere. Susan Milbrath, del Museo de Historia Natural de Florida, declaró
que: "nosotros, la comunidad
arqueológica, no tenemos registros o conocimientos de que los mayas creyesen
que el mundo se terminaría en el 2012”.
Estos datos no tienen por qué
referirse a la destrucción o fin del mundo, incluso dada la sacralización del
número 13, puede que simplemente escogieran esa fecha como fecha final de
medición para su calendario, de 0 a 13.
Ateniéndonos a la alineación planetaria, todos los años, en invierno, quedan en línea la
Tierra, el Sol y la región donde se encuentra el centro de la Galaxia por la
simple razón que la Tierra da vueltas alrededor del Sol. No se trata de un
fenómeno astronómico, simplemente de una posición típica en esa época del año. Astronómicamente
el año 2012 carece de importancia. La respuesta de la NASA a sí habrá algún
tipo de alineación especial con la vía láctea es rotundamente que no, ni en las
próximas décadas.
Si entramos en nuestras leyendas,
referidas a la Catedral Conquense, es la hipótesis
que la relaciona con una de las profecías de Michael Nostradamus (1503-1566),
médico y astrólogo francés de ascendencia hebrea, que alcanzó gran fama y
prestigio después de que alguna de sus profecías se hubieran cumplido y que
relaciona la Catedral de Cuenca, tal y como recoge Rodrigo De Luz en su
obra: “El misterio de la Catedral de
Cuenca”, con el templo de Nostradamus, donde se guarda el tesoro, que lo
identifica con la promesa Apocalíptica de la salvación, en el que se producirá
la salvación física de la sangre humana en el cataclismo final.
Nostradamus
predice que los que se refugien en él durante el cataclismo, recibirán menos
daño que las rocas que lo rodean, mediante el mensaje recuperado por alguien
que se distinguirá por sus orejas.
El empleo de un lenguaje
esotérico en sus escritos se justifica porque, en el terreno de la profecía más
que en cualquier otro campo, las verdades no son siempre agradables para quien
las dice, ni halagadoras para quienes las escuchan.
Nostradamus subraya la necesidad de tal hermetismo en una carta
dirigida al rey de Francia Enrique II: «para
conservar el secreto de estos acontecimientos, conviene emplear frases y
palabras enigmáticas en sí mismas, aunque cada una responda a un
significado concreto».
Su profecía reza así:
C-3-VI
En el templo cerrado el rayo penetrará,
Los ciudadanos extenuados en sus fuertes:
Caballo, bueyes hombres la onda los tecará
Con hambre, sed los más débiles armados.
Los ciudadanos extenuados en sus fuertes:
Caballo, bueyes hombres la onda los tecará
Con hambre, sed los más débiles armados.
C-8, XXIX
En la cuarta
columna se consagrara a Saturno,
Por tierra temblante y deluge partido
Bajo el edificio Sturnino encontrada urna,
De oro Capión contento y luego rendido.
Por tierra temblante y deluge partido
Bajo el edificio Sturnino encontrada urna,
De oro Capión contento y luego rendido.
C-1, XCVI
Aquel que
tendrá a su cargo destruir,
Templos y sectas cambiados por fantasía:
Más a las rocas que a los vivientes dañará,
Mediante lenguas adornada con orejas recogidas.
Templos y sectas cambiados por fantasía:
Más a las rocas que a los vivientes dañará,
Mediante lenguas adornada con orejas recogidas.
Para los más creyentes y escépticos, siempre queda el pasar la
noche debajo del ángel sonriente del triforio catedralicio.
José María Rodríguez
González