LA CRUCIFIXIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN, LA BASE DE LA FE CRISTIANA
«Mors
turpissima crucis»: «la muerte en la cruz es la infamia suprema», escribe
Orígenes (In Mt. XXVII, 22: GCS 38, p. 259).
Desde mi más tierna infancia, al
nacer en el seno de una familia cristiana, nunca me he planteado el hecho de la
muerte de Jesús, ni me he puesto a analizar el proceso, sólo lo he asumido como
algo natural e inevitable para el desarrollo del cristianismo en sus orígenes.
Sólo a lo largo de los años y bajo una perspectiva distinta me lo planteo y
quiero compartir con todos el fruto de mi reflexión sobre este hecho que cambió
el comportamiento de una sociedad de la que somos herederos.
Justus Lipsius 1594 De Cruce p.10 |
En Oriente Medio y concretamente
en Persia, parece que comenzó, por primera vez, a emplearse la cruz como instrumento de
suplicio. Este instrumento de tortura se inició de la forma más simple, con un
palo vertical, que podía ser un árbol, un poste o una viga, al que se le ataba al reo abandonándolo a la
muerte. También fue utilizada por otros pueblos como los asirios y los fenicios.
Este poste fijo fue completado con un travesaño en la parte superior, donde se
colocaban los brazos del ajusticiado, este hecho fue copiado por los romanos de
los cartagineses.
Que la cruz era el símbolo de la
ignominia (1) lo prueba fácilmente el hecho de que solía aplicarse casi
exclusivamente a los vencidos en campo de batalla para cuya muerte sobraban todas
las consideraciones. Los romanos empezaron a aplicarlo exclusivamente a los esclavos
como complemento de la “horca” que transversalmente colocaban sobre la nuca del
esclavo-reo a quien obligaban a pasear de esta forma su deshonor por las aldeas
vecinas.
Los procedimientos que los
romanos empleaban en la aplicación de este suplicio no podían ser más tortuoso;
previamente se azotaba al reo con varios instrumentos y después le obligaban a
cargar con el madero hasta el lugar de la ejecución, en medio del gentío que
podía insultarles, escupirles y apedrearles impunemente. Atados o clavados en
la cruz, por la situación del cuerpo, los clavos o ligaduras solía ocasionar la
muerte por ahogamiento, pérdida de sangre o dificultad de circulación casi
siempre dentro de las 24 horas.
Calvario. Retablo de San Fabián y San Sebastián Catedral de Cuenca. Foto: José Mª Rodríguez |
La crucifixión de Cristo es
relatada en los evangelios. Pero además el proceso realizado por Poncio Pilato
esta atestiguado por el historiador pagano Tácito (Annales XV, 44-45) y el judío
Flavio Josefo (Antigüedades Judías XVII, 64)
lo que da veracidad a los relatos Evangélicos. La organización de los
relatos de los cuatro evangelistas son descritos con el mismo esquema general
comprendiendo los mismos elementos.
calvario - Retablo renacentista. siglo XVII |
Cerca de tres horas duró todavía
en la Cruz a la que no le ataron sino que le clavaron, según unos en el suelo
antes de alzar la Cruz, según otros, con la Cruz levantada y durante este
tiempo hubo de soportar la burla de los soldados y el tremendo tormento de la
sed.
El Buen Pastor- Catedral de Cuenca |
Siempre me he preguntado ¿Por qué
el símbolo de la Cruz no se empleó hasta pasados muchos años de la muerte de
Jesús? Pues bien hoy tengo la respuesta. El crucificado era maldito en todos
los aspectos. Su nombre era borrado de la historia y era un delito recordarlo,
tanto para romanos como para los judíos. Para la gente de la época de Jesús
creer en un Dios crucificado era una cosa absurda e irracional. A los
seguidores de Jesús les fue muy difícil superar el trauma de la muerte en la
cruz y sobre todo culturalmente, posiblemente esa fuera la razón del desánimo
de los Apóstoles. San Pablo en su discurso en el “Aereópago” (2) no relató la crucifixión de Jesús. Las primeras
imágenes simbólicas de Jesús fueron las del Buen Pastor.
El historiador Cornelio Tácito
(61-117 d.C.) dice a propósito del incendio de Roma: “Nerón señaló como culpables y castigó con la mayor crueldad a una clase
de hombres, aborrecidos por sus vicios, a los que la turba llamaba cristianos.
Cristo, de quien tal nombre trae su origen, había sufrido la pena de muerte
durante el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilatos. La
execrable superstición, momentáneamente reprimida, irrumpía de nuevo no sólo en
Judea, origen del mal, sino también en Roma, lugar en el que de todas partes confluyen
y donde se celebran toda clases de atrocidades y vergüenzas”.
Para los romanos, los cristianos
negaban la existencia de los dioses del panteón estatal y en consecuencia
rechazaban su cultura. Por ello los cristianos eran considerados ateos. Del año
64 al 313 se persiguió a los cristianos por monoteístas, por practicar una religión
exclusivista, por proselitismo, porque no daban culto al emperador (delito de
alta traición) y por ateísmo. Para verse libres de esta persecución sólo
deberían realizar un sacrificio a los dioses.
Dibujo del Gólgota. |
Ante tanta contrariedad no hay
quien lo soporte si la convicción no es profunda y supera al sufrimiento y al
mismo miedo de morir que posee todo ser humano. Dos son los signos que
promueven el cambio del creyente: “El
velo del templo se desgarra en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las
rocas se hundieron”, (Mateo 27, 51). Ello explica la conclusión de la era
antigua. Lo más prodigioso del relato es el reconocimiento del centurión de que
Jesús era el hijo de Dios. Dice el relato bíblico: “Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús,
al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:
Verdaderamente este era el Hijo de Dios” (Mateo 27, 54). Estos dos signos
poseen en sí mismo un valor distinto, donde se aprecia que la muerte de Jesús
ya no es considerada como un punto final, sino como un punto de partida, ambos
signos revelan su fecundidad y la presentación como impulso victorioso hacia la
resurrección (Mateo 28).
Esta realidad es fácil asumirla
en nuestra era, pero difícil de vivirla en los años posteriores a la
resurrección de Cristo. La sociedad romana y judía no estaba preparada para la
asimilación del cambio, los seguidores de Cristo se ven obligados a ocultar sus
creencias y a practicarla en la clandestinidad, utilizando lugares donde el
ciudadano normal no iria, como las catacumbas (3).
Catacumbas de San Calixto en Roma |
En las catacumbas la
representación simbólica de la cruz es inexistente, en ellas se encuentra el
ancla y la “tau” (4) griega sobre
todo. La victoria de Constantino, ligada a la visión que tuvo el emperador de
la insignia de la cruz, llevó a su representación en los escudos y en las
monedas, principalmente el monograma de Cristo “XP”, las dos primeras letras griegas del nombre
de Cristo. El criptograma empezó a aparecer en las monedas romanas después del
Edicto de Milán (año 313) con el que Constantino establecía la libertad de
culto para los cristianos.
Por el año 430, uno de los
cuarterones de la puerta de madera esculpida en Santa Sabina de Roma representa
a los tres crucificados del Gólgota, cuyo movimiento de los brazos clavados
reproducía el gesto de los orantes. En el siglo VI, el mosaico del ábside de la
iglesia de San Apolinar de Rávena, sobre el año 549, presenta una composición
teológica centrada en torno a la cruz de Cristo; por encima de la cruz se
encontraba la palabra griega ICTHYS (pez), anagrama de los títulos de Cristo;
debajo estaba la inscripción latina “Salus Mundi”. Por el año 586 en el
evangelio de Rábula (5) surge la propuesta de asociar, de manera superpuesta la
crucifixión de Jesús con el sepulcro vacío y más tarde con la crisis
iconoclasta que afectó a Oriente se respetó la cruz, convirtiéndose en el único
símbolo representativo. La Cruz de ser un símbolo odiado pasó a ser una
representación gloriosa, de odiosa se hizo espléndida y motivo de decoración
artística siendo el símbolo triunfal de la victoria de Cristo sobre la muerte.
José María Rodríguez González - Profesor e investigador histórico
10 de abril de 2014
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(1) La ignominia es una ofensa pública que sufre el honor o la dignidad de
una persona o un grupo social, es decir deshonor, descrédito de quien ha
perdido el respeto de los demás a causa de una acción indigna o vergonzosa.
(2) Según el libro Hechos de los Apóstoles, que figura en el Nuevo Testamento
cristiano, cuando el Apóstol Pablo
visitó Atenas, fue invitado a hablar a la elite ateniense en el Areópago
expresó lo siguiente: «Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los
conceptos, los más respetuosos de la divinidad. Pues al pasar y contemplar
vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba
grabada esta inscripción: «Al Dios
desconocido.» Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a
anunciar…
(3) Las catacumbas son galerías subterráneas que fueron utilizadas como lugar de enterramiento
durante varios siglos. Los enterramientos
de los ciudadanos paganos, judíos y los primeros cristianos de Roma. En
las catacumbas comenzaron a realizarse en el siglo II y no se verían
finalizados hasta el siglo V. La palabra catacumba, que viene a significar
"al lado de la cantera", proviene del hecho de que las primeras excavaciones para ser
utilizadas como lugar de enterramiento fueron
realizadas a las afueras de Roma, junto al terreno de una cantera.
(4) La Tau «T» es la
última letra del alfabeto hebreo. Decimonona letra del alfabeto griego, que
corresponde a la que en el nuestro se llama «te». Pero es también una señal o
signo, todo un símbolo. San Francisco profesaba una profunda devoción al signo Tau,
del que habla expresamente el profeta Ezequiel (9,3-6) y al que se refiere
implícitamente el Apocalipsis (7,2-4).
(5) El evangelio de Rábula, que está escrito en Siria, fechado en el 586, y firmado por el monje
Rábula. Tradición diferente al a de Constantinopla.
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