La Hilandera y el Peregrino
Curiosidades y
realidades de la Iconografía Catedralicia Conquense.
LA INDUSTRIA TEXTIL EN
CUENCA EN LOS SIGLOS DEL XV al XVIII
En la Edad Media era normal que en las catedrales, sitios de
reunión de la gente, se publicitaran los oficios del pueblo como dignificación
del trabajo que era ejercido por la población. Curiosamente en la Catedral de
Cuenca el único oficio que se ve representado es el de la hilandera. ¿Por qué
pudo ser esto?
Hilandera Iconografía Catedral de Cuenca |
En el siglo XVI Cuenca se
convirtió en un punto económico muy importante del reino, sobre todo, en la
producción textil y ganadera. Esta industria, derivada de la ganadería hizo
aflorar la producción industrial de transformación de lanas con alvaderos,
tintorerías y tejedurías provocando el comercio de paños y la producción de
alfombras. La población con el auge industrial se vio incrementada, llegándose
alcanzar los 15.000 habitantes. La producción era enviada a Castilla
estableciéndose un camino comercial, sobre todo a las ferias de Medina y el Consulado de Burgos, aprovechando el tránsito comercial los peregrinos se veían amparados y protegidos en su caminar hacia las tierras del Apóstol Santiago, quedando
reflejada en la iconografía en la talla del icono del Peregrino y la del
trabajo de hilar en el icono de la Hilandera.
Este aumento de población se vio
reflejada en una imparable actividad constructora proyectándose el casco urbano hacia los
extramuros de la ciudad, apareciendo los barrios de San Antón y Tiradores al
prohibirse la construcción en intramuros por una Real Provisión de 1550 que
prohíbe la construcción de balcones y salientes a la calle, instando a la
reparación de los ya existentes a fin de conseguir que llegara la luz a las
estrechas calles que poseía la ciudad, un ejemplo de ello que
ha perdurado
hasta la actualidad son las calles de la Moneda, del Clavel y del Colmillo.
Durante este periodo se construyen también la mayoría de los conventos como el
de la Petras, las Angélicas y las Bernardas. Otra de las construcciones
importantes es el Palacio Episcopal y los colegios de San José y Santa
Catalina. En 1523 se construye el monasterio de San Pablo y el puente del mismo
nombre cuyo benefactor fue el canónigo
Juan del Pozo y los arquitectos ejecutores de la obra fueron los hermanos
Alviz, Juan y Pedro, tema que abordaré en el siguiente artículo.
Peregrino. Iconografía de la Catedral de Cuenca |
Es interesante destacar que en
1529 se inaugura la primera imprenta en la ciudad. El primer libro que se edita
fue el de Luis Pastrana, Capellán de la Catedral bajo el título “Principios de la Gramática en Romance”.
La peste que asoló Cuenca en
1588, la sequía que siguió a la peste junto con las plagas de langostas
hicieron descender la población de la ciudad en un número considerable, todo
esto produjo el inicio del declive productivo que se vio alargada hasta el
siglo XVIII. En el año 1631, con el alza de los precios de la lana, hizo bajar las
ventas, produciendo la decadencia de la trashumancia, llevándose con ello las
fábricas de paño conquenses. Tal fue la alarma que el Concejo de la Mesta mandó
al conquense Miguel Caxa de Leruela hacer un análisis de la situación. Es digno
de destacar del análisis realizado, que de las 400.000 arrobas de lana en el
año 1600 que entraban en los lavaderos, se redujo a 8.000 en el año 1631.
Calle de la Moneda |
Edificio Calle Zapaterías |
En los primeros años del siglo
XVIII se produce otra crisis económica provocando el cierre de la Casa de la
Moneda y de los molinos de papel. En el segundo tercio de este mismo siglo,
sobre el año 1771, se consigue acometer las obras de la calle principal de la
ciudad, hoy la calle de Alfonso VIII, rebajándose la calle unos cuatro metros,
testigo de ello es la casa que hace esquina con la calle zapaterías que su
entrada estaría a la altura de los tres arcos que luce la fachada. En 1792 se
derriba la puerta de Huete y su muralla para realizar una pendiente más suave, favoreciendo
el ascenso a la Plaza Mayor.
El último y definitivo descabello
a la producción textil de Cuenca fue por parte del rey Carlos IV al final del
siglo XVIII, al prohibir la apertura de talleres textiles a fin de evitar la
competencia con la Real Fábrica de Tapices. Este hecho junto con la Guerra de
la Independencia provocó el declive total de nuestra empresa textil y la de la
Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara.
José María Rodríguez González
Profesor e investigador histórico
1 de abril de 2014
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