Semana Santa en Cuenca, fervor, artistas y poetas
Este domingo, día 13 de abril, da comienzo la Pasión en Cuenca, la pasión de sus gentes que viven el fervor religioso al son de tulipa, horquilla y tambor, donde su gente se mezcla con las imágenes y pasos de los artistas como Marco Pérez y Martínez Bueno en esta ciudad de ensueño y poesía, donde el camino de la pasión se hace realidad en el ascenso por sus calles empinadas que dan entrada a la Plaza Mayor, convertido en el Gólgota conquense. Estas magníficas gentes conquenses que durante estos días sueña y reza, conservando su fe y sus costumbres en ánforas de la tradición como un tesoro que se hereda de padres a hijos.
Como historiador y amante de mi Semana Santa Conquense quiero aportar mi granito de arena a esta tradición centenaria. Es sabido que una de las Hermandades que tiene mayor arraigo en nuestra ciudad ha sido la denominada “El Apóstol y Evangelista San Juan”. Su fundación data del año 1702, como lo atestigua el acta primara de su Cofradía que dice textualmente: “Cofradía de San Juan Evangelista sita en la Iglesia del Convento de San Agustín de esta Ciudad, que se fundó el año 1702”.
Como curiosidad digna de recuerdo debo señalar que el día de San Bartolomé (24 de agosto de 1816) hubo una solemne procesión organizada por esta Hermandad, que desde la parroquia de El Salvador, calle de El Peso, Real (ahora Alfonso VIII) y bajada por la Trinidad hasta el convento de San Agustín, con asistencia del Cabildo de Curas y Beneficiados, Comunidades Religiosas, Autoridades y Cofradías. En esta procesión figuraban las Sagradas Imágenes de Jesús Nazareno, Cristo Crucificado, con el título de “La Luz”, María Santísima de la Soledad y el Evangelista San Juan. Los pasos fueron llevados por hermanos vestidos de nazarenos como si hubiera sido un Viernes Santo. Esta solemne procesión tuvo por objeto dar gracias al Altísimo por la nueva colocación de las imágenes en andas al estar, desde el año 1812, depositadas en la Parroquia de El Salvador. De no haber sido así las tropas francesas dueñas de Cuenca en aquellos años deplorables en que saquearon el convento de San Agustín, hubieran sido destruidas las sagradas imágenes, salvadas por el providencial destino y merced al esfuerzo de fieles y hermanos de la Cofradía de San Juan que efectuaron el traslado.
Por otra parte diré que la Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía se fundó el 12 de mayo de 1715, en la desaparecida iglesia de Santo Domingo de Siles y que el 17 de julio del citado año quedaron presentadas las constituciones de aquella Venerable Hermandad para su aprobación ante el Licenciado Don Francisco de Añoa y Busto, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral, Provisor de la Ciudad y Obispo que gobernaba el Ilmo. Sr. Don Miguel de Olmo. Informadas las constituciones por el Fiscal General Don Juan Francisco Calvo, el 24 de Julio de 1715, se dictaba auto de aprobación de las mismas por el Provisor Don Francisco Añoa y Busto.
La Venerable Hermandad del Santísimo Cristo de la Agonía concedía perpetuamente a uno de sus cofrades indulgencia plenaria, bajo ciertas condiciones, por bula expedida en Roma por el Papa Clemente II, en fechada el 5 de enero de 1717. El Papa Pío VI, otorgó otra bula el 23 de noviembre de 1784, dando el título de Altar Privilegiado al del Santísimo Cristo de la Agonía, en su Capilla en la ciudad de Cuenca, e igualmente obtiene el privilegio de poder usar ornamentación especial en su función religiosa anual, que tradicionalmente se venía celebrando al Santísimo Cristo de la Agonía. Este privilegio fue ratificado el 9 de mayo de 1877 por el Ilustre Gobernador Eclesiástico Don Diego Izquierdo. La Hermandad poseía un precioso crucifijo de marfil donado por Don Juan Cardan de Landa y en recuerdo de esta donación la Hermandad tomó el acuerdo, el día 16 de mayo de 1713, de sufragar una misa anual en el altar del Santísimo Cristo de la Agonía por el eterno descanso de tan piadoso donante.
Este año al celebrarse el octavo centenario de la muerte del Alfonso VIII no puedo dejar de hablar sobre el Muy Ilustre Cabildo de Caballeros y Escuderos de Cuenca, compuesto por Caballeros, Escuderos e Hijosdalgos, fue instituidos bajo la advocación del Espíritu Santo y con el apóstol Santiago como santo patrón en el siglo XII junto con el Cabildo Catedralicio y el de “Guisados de Caballo”, formado por las milicias de caballería villana. Los estatutos medievales lo denominan: “Ylustre Cabildo de Caballeros Hijosdalgo de la Noble Ciudad de Cuenca”.
La Venerable Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz presta magno relieve a la procesión del Santo Entierro que desfila en la noche del Viernes Santo. Como he dicho anteriormente, tiene un entroncamiento remotísimo en el llamado Capítulo de Caballeros “Guisados de Caballo” instituido en el Fuero de Cuenca por el Rey Alfonso VIII. Desde el año 1272 hasta 1670, son muchos y grandes los privilegios que los monarcas les compensas por gloriosos hechos de armas, entre otros por su asistencia en el año 1474 a la Guerra de Portugal. Se libra testimonio de sus tradiciones Ordenadas de Capítulo en 1550 y en diferentes pragmáticas se les reconoce como bienes propios los terrenos anexos a la capilla de la Parroquia del Salvador y una hermandad en el pueblo de Torralba. A finales del siglo XVII incorporó a sus posesiones el llamado “Vinculo de Torralba” heredado de Doña Petronila de Jaraba.
Este Capítulo de Caballeros, reunido en 1885, acordó entre otras cosas la reivindicación de sus fueros y privilegios y como acto público que patentizará su existencia, acordó costear a sus expensas la procesión del Santo Entierro, tal como se viene celebrando desde entonces.
El Cabildo de Caballeros de la Soledad y el Santo Sepulcro agrupaba casi siempre a todos los hombres de “toga” existentes en Cuenca, del mismo modo que la Hermandad de San Juan, a los carpinteros y madereros; la del Cristo de los Espejos, a los tejedores; el Paso del Huerto a los hortelanos y el Jesús de la Columna, a los albañiles.
No caben en un artículo periodístico todos los detalles y las vicisitudes históricas de nuestras procesiones de la Semana Santa conquense, por lo que doy humildes pinceladas que formarán el cuadro pasional que la ciudad de Cuenca pinta cada año con motivo de la celebración de la Pasión de Cristo.
José María Rodríguez González
Profesor e investigador histórico
8 de abril de 2014
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