Lugar emblemático y distintivo de esta ciudad
De los muchos vínculos que me
unen a esta ciudad uno de ellos es el Cerro del Socorro de Cuenca, la piedra
que compone la imagen está mezclada con el cincel y el sudor de uno de mis tíos
por parte de padre.
A mis diez años me mandaron a Alicante a estudiar con los Hermanos Maristas, cada vez que regresaba lo hacíamos en autobús, recorriendo los pueblos, La Motilla, Valverde, Valera, Valeria, etc., en cada pueblo éramos recibidos con amabilidad por sus familias. Yo esperaba con ciertas ganas de llegar para ver el monumento del Corazón de Jesús desde la carretera mucho antes de llegar a la ciudad y cuando por fin se divisaba me decía a mí mismo ¡Estoy en casa!
A mis diez años me mandaron a Alicante a estudiar con los Hermanos Maristas, cada vez que regresaba lo hacíamos en autobús, recorriendo los pueblos, La Motilla, Valverde, Valera, Valeria, etc., en cada pueblo éramos recibidos con amabilidad por sus familias. Yo esperaba con ciertas ganas de llegar para ver el monumento del Corazón de Jesús desde la carretera mucho antes de llegar a la ciudad y cuando por fin se divisaba me decía a mí mismo ¡Estoy en casa!
Consciente de que debo algún día
contarles la increíble historia del monumento que se alza en el Cerro del
Socorro de nuestra ciudad de Cuenca, hoy quiero centrarme en los principios y
ello me lleva al nombre con el que conocemos el lugar ¡El Cerro del Socorro!
Siempre me llamó la atención que
el “Cerro del Socorro” no se llamara “Cerro del Corazón de Jesús” y eso es
debido a que anterior a 1957, que fue cuando se alzó el monumento del Corazón
de Jesús, existía una ermita dedicada a la devoción y culto de Ntra. Sra. Del Perpetuo Socorro.
Esa ermita ya se hace referencia
en el cuadro de Bartolomé de Matarana, pintor manierista genovés, que en 1579
se le documentan trabajos en la ciudad de Cuenca, entre ellos los cuadros de la
vida de San Julián donde se refleja en la parte izquierda del cuadro que
representa el milagro de San Julián librando a los habitantes de la ciudad de
la peste, una peregrinación a la ermita del “Perpetuo Socorro” y en lo alto del
cerro la ermita. Ello me lleva a afirmar su existencia ya en el siglo XVI.
Cuadro de Bartolomé de Matarana. Catedral de Cuenca En el lado derecho del cuadro se aprecia una peregrinación a la ermita de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro. Cuenca |
La devoción a Ntra. Sra. Del Perpetuo Socorro se
remonta al siglo XV, cuando en Roma un mercader cretense poseía un cuadro
milagroso de la Madona, cuadro que logró llevarse de la isla de Creta ante la
invasión musulmana del año 1453. A su muerte dejó encargado a la familia de un
amigo que se donara a una iglesia de Roma. Aún tuvieron que pasar varios años para
que se llegara a cumplir el encargo, pues no es hasta el año 1499 cuando en
procesión es llevado a la iglesia de San Mateo.
La Revolución francesa marca un
tiempo de ocultación del cuadro, pues los Agustinos dejaron el convento de
Esquilino llevándose consigo el milagroso cuadro.
En Cuenca en la invasión
napoleónica muchas ermitas fueron destruidas y entre ellas las de Ntra. Sra. Del Perpetuo Socorro. En el
año de 1901 el Excmo. Sr. D. Mariano Catalina la reconstruye con el mismo
esplendor de sus mejores tiempos.
Virgen del Socorro Capilla del Socorro de la Catedral de Cuenca |
Pasado el período Napoleónico, el
cuadro milagroso vuelve aparecer en la Ciudad Eterna. El Papa Pio IX fue a
postrarse a sus pies en el año 1866. Para su traslado se organizó una procesión
el 26 de abril de 1866, recorriendo las calles de Roma hasta llegar a su
ubicación inicial, que en su lugar se levantaba ahora, la nueva Iglesia de San
Alfonso.
Se cuenta que mientras paseaban
triunfantemente a la adorada Madona, una pobre madre oraba desconsolada a la
cabecera de su hijo de cuatro años aquejado de meningitis, viendo los últimos alientos
de vida que le quedaba a su hijo. Movida de su ardiente fe, tomó en brazos al
niño, lo saco a la ventana y presentándolo a la Virgen que pasaba exclamó:
“¡Madre bendita! Cura a mi hijo o llévatelo contigo al cielo”. La Virgen premió
su fe sanando al niño.
Cuadro de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro Capilla de San Juan de Belmonte Catedral de Cuenca |
En el mes de noviembre de ese
mismo año, 1866, el padre Pedro López, Redentorista, trajo de Roma a España dos
copias auténticas del milagroso cuadro, las cuales fueron expuestas en Huete
de Cuenca y en Alhama de Granada. Pronto
ganó fama el de Huete por haber recobrado la vista un niño ciego al dirigirse a
la Virgen con estas palabras: “Madre del
Perpetuo Socorro, ponme bueno los ojos”, este hecho hizo que la devoción se
propagara por toda la provincia y la Península.
El cuadro de Huete pasó a Ecuador
en el año 1870 llevado por los Padres Redentoristas, quienes lo expusieron en
la iglesia de Cuenca del Ecuador.
En nuestra catedral hay dedicada
una capilla llamada “Capilla del
Socorro” donde se guarda una talla de
madera policromada de Ntra. Sra. del
Perpetuo Socorro, del siglo XVIII. Imagen que la tradición oral nos dice
que era la imagen que presidía la ermita del Cerro del Socorro, destruida en la
Guerra Civil. También existe un cuadro de la imagen que está en la actualidad
en la capilla de San Juan del Castillo de la Catedral de Cuenca. La festividad de
Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro se
celebra el 24 de junio.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
Cuenca, 5 de junio de 2016
Cuenca, 5 de junio de 2016
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