El Cardenal Cisneros, el Licenciado Eugenio de Torralba y el Arcángel
Zadquiel
Todos deseamos ser felices, pero
nos limitan las emociones, los pensamientos dolorosos, el rencor y los
conflictos en que nos vemos sumergidos, todo ello nos hace ver las cosas de una
manera distinta creando una realidad que nos empequeñece, así lo juntamos
con la idea de que queremos lo que no tenemos y lo que tenemos no sabemos
valorarlo. Tal vez fuera todo esto lo que le sucedió al Licenciado Eugenio de
Torralba, más conocido como el Licenciado Torralba, el cual se vio metido en el
torbellino de la nigromancia que lo llevaría a ser encarcelado y a realizar un
acto de fe ante la Santa Inquisición.
Ángel del siglo XVIII
Catedral de Cuenca
©José María
Rodríguez González
|
Fue un jueves, 10 de diciembre de
1928, cuando decretaba el Consejo Superior de la Inquisición que fuera devuelto
el proceso del Licenciado, empezando a incoarse a principio de año siguiente,
hecho que el próximo año hará de estos hechos 490 años.
Según sus declaraciones en el proceso,
Eugenio de Torralba nació en Cuenca, hacia el año 1485 en una familia de viejos
hidalgos, viajó a Italia al servicio del Obispo Volterra, quien fue elevado a
Cardenal en el año de 1503. En Roma comenzó los estudios de filosofía y
medicina, licenciándose por el año de 1501. Haciéndose amigo del maestre
Alfonso y Pomponezzi se dedicó a la quiromancia y astrología.
Otro de los personajes que marcarían
su vida fue al conocer a un fraile dominico de nombre Pedro, clérigo
nigromante, quien le dijo que tenía como criado a un ángel bueno llamado Zequiel
o Zadquiel, que le revelaba toda clase de secretos, sin pacto alguno. Tanta era
la amistad que se tenían que no vaciló en brindar a Torralba la amistad del
mismo y el arcángel aceptó dejándose ver bajo la apariencia de un joven rubio, quien
le aseguró que “sería tuyo mientras
viviera”. Sentía su presencia en los días en que la luna cambiaba a cuarto
creciente y menguante, sin que le indujera a error contra la religión, le
acompañaba a misa y éste le reprendía si cometía algún acto “non sancto” por lo que lo tenía como un
ángel protector.
Llegó Eugenio a alcanzar fama
como médico por el uso de muchas plantas que le enseñaba Zadquiel, y quien de vez
en cuando le regañaba por cobrar las curaciones que hacía alegando que no le
costaba trabajo adquirir los conocimientos que ponía en práctica.
Otro de sus logros era el
vaticinar sucesos, entre sus pronósticos fue una mala noticia que había de
tener el Rey y que fue comunicada al Cardenal Cisneros y al Gran Capitán; el
mismo día se supo la muerte de un hijo del duque de Alba en lucha con los
moros.
Entrevistando Cisneros a
Torralba, quiso éste conocer a Zadquiel, pero el arcángel se negó, aunque no
sin decirle que llegaría a ser como el rey. Cosa que sucedió en 1505, tras la
muerte inesperada de Felipe el Hermoso, Cisneros presidió la Junta de Regencia,
siendo nombrado Gobernador General del Reino por los miembros de la grandeza.
Desde su influyente posición, determinó en 1507 el inmediato regreso de
Fernando a Castilla, servicio que el monarca tuvo a bien premiarle con el
capelo cardenalicio e Inquisidor General de Castilla. (1*)
Cardenal Cisneros |
Otra de las predicciones que
realizó fue el anuncio de que el Cardenal de Sena
tendría un final lamentable y murió ajusticiado. Predijo la guerra civil
de España a la muerte del Rey y surgieron las Comunidades y por no vaticinar
sólo calamidades, predijo que la emperatriz tendría un varón y nació Felipe II.
Una de sus capacidades estaba
basada en los viajes rápidos y en una ocasión quiso viajar a Venecia para
visitar a un amigo y Zadquiel lo trasladó y como si se detuviera el tiempo fue
y vino y no lo echaron de menos en su entorno habitual, contaba que había
viajado de Valladolid a Roma en una hora. En otras ocasiones su arcángel le
hizo ver los sucesos del saqueo de Roma, la muerte del Condestable, la prisión
del Papa y trasladarle de nuevo a Valladolid en hora y media.
Este viaje fue el causante de su
prisión; denunciado por su amigo, Diego de Zúñigo que lo denunció ante el
inquisidor Ruesca. Al ser notoria su fama como nigromante, entró en la prisión
de Cuenca a principio de 1528, iniciándose su proceso el 10 de enero. En marzo
de 1531 se celebro un auto de fe y fue excarcelado. El arrepentimiento mostrado
y por el tiempo de encarcelamiento le fue perdonado la pena y continuó
ejerciendo de médico del Almirante de Castilla D. Fadrique Enriquez, de quien
lo era antes y quien influyó en el indulto.
Arcángel Zadkiel
Catedral de Cuenca
©José María
Rodríguez González
|
Otro de los aspectos que aún no
he tocado es el del arcángel Zadquiel y he de afirmar que en el triforio de la Catedral de Cuenca,
el segundo arcángel del lado del Evangelio es Zadquiel o Zadkiel, del que hace
referencia en la vida del Licenciado Torralba. Está representado con un crucifijo
en las manos y sobre una figura que en su rostro muestra desesperación, agarrándose
los carrillos con las manos y tirando de ellos como si quisiera arrancárselos
(2*). Este arcángel se asocia con la justicia, la benevolencia, la
misericordia, el perdón y las cualidades que aporta son: la liberación, el
recuerdo, la transición, la magia y la alquimia.
Es sabido que Eugenio de Torralba
vivió en Cuenca en el palacio romano de Gómez Carrillo, ubicado en el barrio de
San Martín.
Aventura de Clavileño |
Cervantes en la segunda parte del
Quijote resume dos mitologías con efecto literario como la aventura de
Clavileño, haciendo mención a nuestro Licenciado Torralba: “No hagas tal –respondió don Quijote- y
acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, a quien llevaron los
diablos en volandas por el aire caballero en una caña, cerrados los ojos, y en
doce horas llego a Roma, y se apeó en Torre de Nona, que es una calle de la
ciudad, y vio todo el fracaso y asalto y muerte de Borbón, y por la mañana ya
estaba de vuelta en Madrid, donde dio cuenta de todo lo que había visto; el
cual asimismo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que abriese
los ojos, y los abrió y se vio tan cerca, a su parecer, del cuerno de la luna,
que la pudiera asir con la mano, y que no osó mirar a la tierra, por no
desvanecerse” (3*).
Cuenca, 10 de diciembre de 2017
José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.
FUENTES.
1* Retrato de Francisco
Jiménez de Cisneros con un epítome sobre su vida incluida en el libro Retratos
de españoles ilustres, publicado en el año de 1791 Imprenta Real de Madrid.
2* Arcángeles del siglo
XIII. Catedral de Cuenca. José María Rodríguez González. Cuenca, 2017, pág. 35.
3*Don quijote de la
Mancha. Segunda Parte, capítulo XLI, edición anotada al cuidado de Silvia Iriso
y Gonzalo Pontón, presentación y prólogo de Francisco Rico, Galaxia Gutenberg, Círculo
de Lectores, Barcelona, 1988, pág. 961.
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