La Cruz es el signo universal del cristiano
Corría el mes de marzo y las
hermandades se preparaban para su Semana Grande de Pasión en Cuenca. Se hacían
Viacrucis y se convocaba a los feligreses a la oración y la mortificación para
remisión sus culpas y pecados.
Cruz de la bajada a las Angustias. Cuenca |
Ese día era especial porque mi
abuelo me había prometido que iríamos al Salvador a ver como limpiaban y
vestían las imágenes. Al entrar en la iglesia vimos como la gente se afanaba,
cada uno en su labor y más bien parecía un hormiguero que una iglesia de culto.
Delante de una imagen una señora mayor hacia un gesto extraño, varias veces
sobre su pecho, eso me llamó la atención tanto que le pregunté a mi abuelo -¿Qué
hace esa señora? – Es la señal de la cruz, - ¡Parece como si tratara de
ocultarlo, como si fuera algo malo! –contesté. Has de saber que la Santa Cruz
es la señal exterior del cristiano; es como la insignia y divisa de nuestro
gran Rey Jesucristo, y con la que nos distinguimos de nos no creyentes.
Sentándonos en un banco sin
respaldo que había cerca del altar, mi abuelo prosiguió explicándome: Los
emperadores romanos tenían por señal o divisa un águila, los reyes de Francia
la flor de lis, y nuestros reyes unos leones y castillos, y con esta insignia
se distinguen los ejércitos y navíos españoles de los de otros países; del
mismo modo hemos de hacer los cristianos con la santa cruz, insignia o señal de
Jesucristo, nos hemos de adornar con ella para distinguirnos y sentirnos
orgullosos de nuestra Fe.
Como cualquier niño las preguntas
me fluían una tras otra. -¿Por qué es la cruz la señal del cristiano? – La cruz
es la señal del cristiano, porque en ella nos redimió Jesucristo, me contestó
mi abuelo. Sirve además para darnos a conocer como cristianos. Al hacer la
señal de la cruz confesamos los dos principales misterios de nuestra santa
religión, el de santa e indivisible Trinidad y el de la redención del linaje
humano, y comenzó a enseñarme cómo hacerlo de verdad, sin avergonzarse.
Al signarse se hacen tres cruces,
o una cruz tres veces, a saber: una en la frente, otra en la boca y otra en el
pecho. Mira Josemari: para que sepas formarla bien, la de la frente significa
al Padre, la de la boca al Hijo, y la del pecho al Espíritu Santo. Estas tres
Personas divinas las nombramos expresamente al santiguarnos y bajando la mano
desde la frente hasta la cintura, significando el misterio de la Encarnación
del Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad bajó del seno del
eterno Padre a las entrañas de la Santísima
Virgen María; y al pasar la mano del
hombro izquierdo al derecho, con lo que completamos la cruz, profesamos que el
misterio de la Encarnación se hizo por obra del Espíritu Santo. Después se
juntan las manos y esta unión representa la unión de las dos naturalezas divina
y humana en una sola persona, que es Cristo. Las manos así juntas se ponen
sobre el pecho o sobre la boca, para adorar la cruz que se forma con los
pulgares de las dos manos, y dar testimonio de la profunda veneración con que
creemos los grandes misterios que acabamos de significar.
Levantándome del banco donde
estábamos sentados los dos, me acerque a la señora que seguía delante de la
Virgen orando y estirándole del abrigo le dije: aprenda hacer la Señal de la Cruz
sin vergüenza, acto seguido se la hice diciendo, en el nombre del Padre del
Hijo y del Espíritu Santo. Volviendo de nuevo donde seguía sentado mi abuelo.Es la santa Cruz, en fin, un escudo que nos defiende de las envestidas de todos nuestros enemigos, y un arma ofensiva con que derrotar a todo el infierno. Voy a referirte algunos ejemplos.
Constantino, primer emperador que profesó públicamente el Cristianismo, oyó una voz que le decía: "Con esta señal vencerás". Así fue y tomó la cruz por insignia haciendo de ella su estandarte imperial, que se llamó "Lábaro", y conducidas por él las tropas, venció a Licinio y estableció pacíficamente en el mundo el imperio de Jesucristo, colocando la Santa Cruz hasta en la diadema imperial.
En la Vida de San Francisco Javier, se cuenta, que sin más armas que la Santa Cruz hizo huir espantados a una multitud de bárbaros que iban a prenderle, así te seguiría contando historias donde ha intervenido la Santa Cruz en beneficio de quien la hacia o portaba por eso es tan útil santiguarse con devoción cada día al levantarse de la cama, al irte a acostar, al salir de casa, al entrar y salir de la iglesia, y al iniciar algún trabajo corporal o espiritual.
De esta forma honrarás a Jesús, ahuyentarás al demonio y tendrás acierto en tus obras. Así quisiera que lo hiciesen los padres de familia, y que lo enseñasen a sus hijos, por ser éste el medio para que después lo practiquen. San Luis Rey de Francia practicaba esta buena costumbre al comenzar cualquier obra durante el día, se santiguaba y decía: "Así me lo enseñó mi madre".
Cuenca, 24 de febrero de 2018
José María Rodríguez González.
Investigador histórico.
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