Hoy me he puesto a buscar diablos
en la catedral, como un juego. No era un juego cuando se le puso el nombre a la puerta Norte de la
catedral de Chartes (Francia) “puerta de
los iniciados” ni a la de Cuenca “puerta
de San Lorenzo”, probablemente fuera para indicar que las catedrales
góticas son como un arca de la Alianza entre Dios y el hombre. Como curiosidad
histórica diré que el Arca de la Alianza desapareció cuando Nabucodonosor
destruyó el Templo de Salomón y nunca jamás se ha sabido de ella.
Las catedrales góticas conservan
ese halo de misterio que asienta la idea de que este lugar es como una segunda
Arca donde se conserva el nuevo contrato de Dios con los hombres como en el
Arca de la Alianza se conservaban las Tablas de la Ley y los Diez Mandamientos
con los que selló el pacto con el pueblo elegido.
|
Los constructores de estos magnos
templos eran conocedores de los libros sagrados a la vista del gran contenido
de programas iconográfico existente en ellas.
Siempre han existido leyendas e investigadores
que han querido ir más allá de lo evidente y han supuesto que en la tierra hay
lugares que son entradas al inframundo. Dicen que para sellar estas entradas se
construyeron las catedrales góticas, como sellos sagrados, que evitaran la
entrada a la tierra de las criaturas demoniacas. Por todo ello la figura del
diablo está presente en todas las catedrales góticas.
Es curioso como las leyendas de
la construcción de las catedrales se mezclan con las demoniacas, de este modo
sobre el año 1233, cuando se estaba esculpiendo las figuras que ilustran la
fachada de Notre Dame de París, su escultor, un joven ambicioso quiso realizar
la fachada más bella de cuantas existían hasta el momento. Su orgullo le llevó
a invocar al diablo para pedirle ayuda, el diablo, se manifestó y le concedió
su deseo, pero a cambio de darle su alma como pago a tal servicio, sin más
aceptó, sellando el pacto con sangre. Cuando la fachada Norte la concluyó y fue
presentada al pueblo para su contemplación, todos el mundo quedo prendado de la
insuperable belleza de las esculturas, siendo aclamado su autor y llenándolo de
halagos. He aquí que Satán exigió su pago pero éste no estuvo presto a cumplir
su trato y entro en sagrado para librase. El diablo no estaba por perder su
presa, vengándose cuando pasados unos días y creyéndose el escultor libre de su
acreedor subió a lo más alto de la fachada a contemplar su obra y encontrándose
en ella Satán fue arrojó al vacío, quedando su alma en la posesión de su
acreedor el Diablo.
Otras muchas leyendas corrieron
en el Medievo siendo convertidas en cuentos y relatos extraordinarios en los
siglos XVIII y XIX, con sus variantes esotéricas.
Tras el Medievo la existencia de
los diablos en las catedrales fueron explicados de una manera racional, así
Lucifer, que significa “hecho de luz”,
el ángel que se reveló contra Dios y fue expulsado de su presencia. Hemos de
Saber que el demonio ha representado la oscuridad y Dios la Luz, es por ello
que las catedrales góticas son Templos de
la Luz.
Teniendo en cuenta que en la Edad
Media la mayoría de la gente no sabía leer, se recurrió a los programas
iconográficos, como podemos apreciarlo en las ilustraciones de los arcos
góticos de la catedral de Cuenca, donde se le muestra al pueblo la palabra de
Dios y la Biblia en imágenes. Con los diablos se quiere expresar que el mal
está en todas partes y están omnipresentes en la vida cotidiana, de ahí las
escenas del Juicio Final en fachadas, figuras de los diablos en las cornisas y
gárgolas para que su imagen recordara a los fieles que era preciso mantenerse
en permanente alerta porque el mal siempre acecha. En el siglo XIX el
restaurador Viollet´le Duc, en la catedral de Notre-Dame de París añadió varias
gárgolas, en las que figuras demoniacas parecen amenazar permanentemente la
ciudad.
La catedral de Cuenca ha perdido
prácticamente sus gárgolas, sólo quedan dos. En su interior podemos encontrar
diablos en la iconografía del siglo XV, pero más que diablos como tal,
encontramos su simbología como son los dragones y serpientes amenazantes.
El diablo que más me han
impresionado en todo el trabajo iconográfico que desarrolle, fue el diablo
Botis, presente en el arco exterior del lado del Evangelio del Altar Mayor. De
los diablos conocidos por la tradición judeocristiana tenemos al diablo Botis,
se representa en forma de serpiente con forma humana, con enormes dientes y
cuernos. Su misión es la de pregonar los secretos que los humanos guardan.
No quiero terminar este artículo
sin llamar la atención sobre la luz que inunda las catedrales góticas, “Templos
de Luz”. En nuestra catedral, por estas fechas, aparece el llamado “Milagro de la Luz de Adviento”. El
fenómeno se da progresivamente durante una semana, terminando de centrarse el
domingo, día 2 de diciembre sobre las 12.30h hasta las 12.45h, a lo largo de la
siguiente semana, se irá descentrando hasta su desaparición. Se trata de
explicar la concepción de María imitando al cuadro de la Anunciación del pintor
toscano del Renacimiento Fray Angélico,
pintado en el año 1426. El cuadro se
compone de una escena principal, la Anunciación de la Virgen y a la izquierda
del cuadro la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Para nosotros lo importante
es el haz de luz que emana del ángulo superior izquierdo que traspasa ambas
escenas para depositarse sobre el pecho de María.
El medallón de la reja de la
Capilla de los Caballeros de la Catedral está formado por una corona compuesta
por distintos tipos de hojas y frutos, como granados, moras, hojas de laurel
que circunda la escena. En su interior el medallón está compuesto por la Virgen
María a la derecha, sentada, sobre su regazo un libro o manuscrito y sobre ella
la paloma, símbolo del Espíritu Santo. A la izquierda el arcángel Gabriel
portando una filatería con la inscripción “Ave
María Gracia Plena” en su mano derecha y en la mano izquierda porta una
rama de nardos blancos, símbolo de la virginidad y en el medio de la escena un
jarrón con azucenas, símbolo o logotipo de la Catedral de Cuenca, dejando claro
quién fue el promotor de la reja.
Medallón de la Anunciación. Reja de la Capilla de los Caballeros
Catedral de Cuenca
(*) Foto de José María Rodríguez González
|
Sólo falta el haz luminoso que lo
pone la segunda vidriera del Presbiterio que en estas fechas un haz de luz lo
atraviesa dejando su color y su luz sobre el medallón, expresando la verdad del
momento: “Como un rayo de luz atraviesa
un vidrio sin mancharlo así sucedió el embarazo de María”. En el mundo
físico es una metáfora corpórea de la realidad espiritual, concepción
filosófica de la escolástica de Santo Tomás de Aquino que resume perfectamente cómo
la iconografía cristiana tiene una carga significativa de orden superior. Es
decir en la doctrina cristiana afirmamos lo religioso partiendo de un símbolo.
Como decía Santo Tomás: “no es bella una
cosa porque nosotros la amamos, sino que la amamos porque es bella y buena y
todo lo bello y bueno es verdadero”.
Medallón de la Anunciación iluminado por el sol
Capilla de los Caballeros. Catedral de Cuenca
(*) Foto de José María Rodríguez González
|
Aún hay más y es que si tenemos
en cuenta al enigmático Fulcanelli, estaba convencido del poder taumatúrgico de
la luz filtrada por los vítreos de las catedrales, como afirma en su libro “El misterio de las catedrales”, de hecho
los enfermos, en la Eda Media, acudían a las catedrales y pasaban días
encerrados en ellas hasta que sanaban. Fulcanelli afirmaba que los vitrales
filtraban los rayos dejando pasar solo los beneficiosos para la salud. Sobre
esto existe una leyenda ocurrida en nuestra catedral que relata la milagrosa
curación de Constanza de Aragón (1179-1222), hija del rey Alfonso II y futura
reina de Hungría, en el interior de la Catedral de Santa María de Cuenca.
Cuenca, 24 de noviembre de 2018.
©José María Rodríguez González.
Profesor e investigador histórico.