miércoles, 7 de noviembre de 2018

A cada cerdo le llega su San Martín


San Martín  murió el 8 y sus funerales se celebraron el  11 de noviembre

“Con la espada se vence a los enemigos materiales, con la cruz a los enemigos espirituales”.

Su fecha coincide con la tradición familiar de matar el cerdo que se ha ido engordando con las sobras de la comida diaria, de ahí el refrán que dice: “A cada cerdo le llega su San Martín”.
Al margen de esto, su historia se fundamenta en torno al suceso del invierno del año 337, cuando Martín, a las puertas de la ciudad de Amiens, encuentra a un mendigo tiritando de frio, ante la escena Martín divide su capa en dos partes, dando una de ellas al mendigo, para que se resguarde del frío y conservando la otra parte por que pertenecía al ejercito romano, al ser él militar. 
La noche siguiente a los hechos se la aparecía Jesús vestido con el trozo de capa que había dado, para agradecerle su bondad. 
La iconografía representa al Santo a través de éste hecho como se puede apreciar en la capilla dedicada a San Martín en la Catedral de Cuenca. Fundada por el Canónigo y tesorero D. Martín de Huélamo en el año 1513. El retablo está fabricado en madera y alabastro. No se conoce a su autor pero Mª Luz Rokiski, en su obra “Escultores del siglo XVI en Cuenca” por su traza, labra y repertorio decorativo se lo atribuye a Esteban Jamete.

Desde los 12 años Martín mostró su inclinación hacia el cristianismo, al solicitar en la ciudad de Pavía (Italia), ser admitido como catecúmeno para recibir el bautismo, este estado podría durar varios años, siendo obligado por sus padres a entrar en el ejército romano. Su sueño se vio cumplido cuando el Obispo de Poitiers, Hilario, lo recibió en su diócesis y le brindo su amistad. En aquella época los obispos eran elegidos por aclamación del pueblo y el clero y así le sucedió a Martín, que fue elegido Obispo de Tours de esta manera: un día del año 371 fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo que estaba grave, apenas entró en la catedral toda la multitud lo aclamó como Obispo y por más que él se declaraba indigno del cargo se vio obligado a aceptarlo.
Detalle del retablo de la capilla de San Martín en la Catedral de Cuenca
Vivió una vida de oración y penitencia realizando una labor apostólica de evangelización apostólica en las regiones rurales para su cristianización. Se propagaron leyendas de su poder milagroso.

Un día pasó por Tours un antiguo compañero de armas quien lo increpo de cobarde por haber dejado el ejército, Martín le respondió: “Con la espada podía vences a los enemigos materiales. Con la Cruz estoy derrotando a los enemigos espirituales”.
Cuando llegó a la ancianidad se dirigía a Dios con estas palabras: “Señor, si tu pueblo todavía me necesita, no rehúso el trabajo, pero hágase tu voluntad”. Cuando iba de visita a una parroquia en Candes (Francia) murió, siendo un 8 de noviembre del año 397, a la edad de 81 años. Sus funerales se celebraron el 11 de noviembre con una gran manifestación de cariño por parte de sus fieles, religiosos y seglares.

¿Qué fue del medio manto? Fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guarda la reliquia. Es curioso cómo se cambian las cosas. Como en latín medio manto se dice “capilla” la gente empezó a decir: vamos a orar donde está la capilla y de ahí surgió el nombre de capilla que se da a los pequeños recintos donde se hace oración.

Cuenca, 8 de noviembre de 2018.

José María Rodríguez González. Profesor jubilado e investigador histórico

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