martes, 8 de marzo de 2022

Santa Francisca Romana (1384-1440). Festividad del día 9 de marzo.

   Nació en el año 1384. En el seno de una familia de la nobleza romana, hija de Paulo Busa di Leoni. Se sintió desde la infancia atraída por la pureza. Por orden de su confesor tuvo que condescender con los deseo de su padre, que la casó a los doce años con el joven aristócrata Lorenzo de Ponziani. De su matrimonio tuvo tres hijos: Inés y Juan Evangelista que murieron muy jóvenes y Juan Bautista, destinado a perpetuar la familia. Tras muchas penurias debidas a la guerra con Nápoles (destierro del marido, confiscación de sus bienes) fundó la congregación de las oblatas de Tor`de`Specchi, la Torre de los Espejos, agrupando a unas piadosas mujeres que se consagraban a Dios sin abandonar del todo el mundo.
Santa Francisca Romana

Singular experiencia la suya, la vida monástica dentro del matrimonio, siguiendo la regla benedictina; permaneció casada durante cuarenta años y enviudó poco antes de su muerte, pero sus rigores ascéticos de los que hay fiel constancia gracias a sus confesores.

Fue una Santa de visiones, éxtasis, prodigios y contemplativa que ejerció influencia sobre el Papa Eugenio IV. La vemos aureolada por maravillas recorriendo las calles de la Roma medieval, con su hábito negro y el velo blanco, junto a un ángel de la guarda visible que despedía tanta luz que ella podía leer en la oscuridad.

La visión más alta fue la del Ser de la creación de los ángeles. Era un círculo espléndido e inmenso, que sólo en sí mismo descansaba. Bajo el círculo infinito, el desierto de la nada, y dentro de él como columna deslumbrante que se reflejaba la divinidad. Allí unos caracteres; principio sin principio y fin sin fin. Luego aparecieron los ángeles a semejanza de los copos de nieve que cubren las montañas. Y Cristo dijo a Francisca: “Yo soy la profundidad del poder divino. Yo he creado el cielo, la tierra, los ríos y los mares. Yo soy la sabiduría divina. Yo soy la altura y la profundidad; la esfera inmensa, la altura del amor, la caridad inestimable. Por mi obediencia, fundada en la humildad, he redimido al mundo”.

El proceso de canonización se inició el mismo año que murió la Santa, pero hasta el 29 de mayo de 1608 no pudo ser. El Papa Paulo V fue quien la canonizó en San Pedro de Roma.

Se publicó en Cuenca, 9  de marzo de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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