Santa Rosa. Festividad del 30 de agosto.

     Nació en Lima en el año 1586 y murió allí mismo en el año 1617. Su nombre de pila fue Isabel, que cambió después, con aprobación del arzobispo santo Toribio de Megrovejo, por el de Rosa, cuando supo que una criada india había visto su rostro en forma de rosa.

Desde sus primeros años estuvo dotada de dones sobrenaturales excepcionales. Su hermosura hacía que se la llamase la reina de la juventud de Lima.

Santa Rosa de Lima.

Llegada a joven sus padres quisieron casarla. Ella se defendió valientemente con el voto de virginidad que había hecho a los cinco años, a imitación de santa Catalina de Siena, a quien había tomado por modelo. Sus padres se indignaron y la empezaron a maltratar, aun ocupándola en los menesteres más bajos de la casa por muchos años, sin que ella se quejara nunca ni dejase sus ejercicios ordinarios de piedad.

Su amor a la Pasión de Cristo le hizo reproducirla al vivo en su cuerpo. En recuerdo de las sogas con que ataron a Jesús, se puso a la cintura una cadena cerrada con un candado, cuya llave tiró a un aljibe. Por la corona de espinas se puso un aro de hierro con noventa y nueve púas en la cabeza. Por los golpes e injurias que sufrió el Señor se colgaba de los cabellos a un clavo, quedando largo rato suspendida en el aire. Para imitar la cruz a cuestas se cargaba un tronco y andaba con el por el jardín, cayéndose y levantándose. Para gustar las amarguras de la hiel y el vinagre, las tomaba ella en el momento en que tenía sed. En recuerdo del Santo Sepulcro hizo una especie de cueva de cinco pies de largo y cuatro de ancho por seis de alto, donde se encerraba la mayor parte del tiempo. Un día que le alabaron la hermosura de sus manos, las metió en cal viva para desfigurarlas.

A los 20 años decidió entrar en la Orden de Santo Domingo. Un día estando en el jardín, había visto revolotear en torno suyo una bella mariposa, que acabó por pararse en su mano. Era blanca y negra, colores simbólicos que la hicieron caer en un dulce éxtasis. Cuando despertó del sueño místico, vio claro que Dios la quería en la Orden de Santo Domingo, con el traje blanco y negro. Como en Lima no había ningún convento de dominicos, tomó el hábito público de terciaria el 10 de agosto de 1610. Siete años solamente vistió aquellos colores, los últimos de su preciosa vida.

En abril de 1617 cayó gravemente enferma y al amanecer del 24 dio su alma a Dios, dejando transfigurado por completo su cuerpo, como si fuera de un resucitado. En el entierro tuvo que ser custodiado por los guardias del virrey, porque todos querían tocarlo y llevárselo en pedazos como de estimables y veneradas reliquias.

Fue canonizada el 12 de abril de 1671 y declarada Patrona de América, Filipinas y las Indias Orientales por el Papa Clemente X.

    Publicado en Cuenca, 30 de agosto de 2020.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.