Es uno de los grandes santos de la era de la Ilustración, contemporáneo de Voltaire, aunque no fue un combatiente de ideas, sino de piedad.
Nació en Puerto Mauricio (Italia) en el año 1676. Estudió con los jesuitas en Roma. A los veintiún años entra en la Comunidad de los Franciscanos y después de ser ordenado sacerdote se dedica a la predicación a la que unión tiempos de silencio, contemplación y penitencia. Decía con cierta frecuencia: “para que el cuerpo no esclavice el alma hay que hacer penitencia y para que Dios te hable y puedas escuchar sus mensajes es necesario dedicar buen tiempo al silencio”.
Fundó una casa en el monte para que fueran los religiosos unas semanas de retiro. En ésta había que guardar el más absoluto silencio y no se comía carne, solo se alimentaban durante el tiempo de permanencia de frutas y verduras. Se dedicaba el mayor tiempo posible al rezo de los salmos y algunos de ellos pasaban en oración más de nueve horas diarias.
El Papa Benedicto XIV le llamaba “Gran cazador del Paraíso”. Tenía una palabra irresistible, y el ejemplo de sus mortificaciones, de su vida de oración y la calidez sencilla y emotiva de lo que decía, produjeron efectos inmensos en su auditorio. Descalzo, ardiente, incansable, predicó más de trescientas misiones, empleando el tiempo que le había regalado Ntra. Sra. en convertir a los demás. Dicen sus biógrafos que la Virgen le sanó de una tisis considerada mortal, y ello le llevó a dedicarse más de cuarenta años a la predicación, recociendo toda Italia varias veces.
Sus predicaciones se basaban en la Pasión de Cristo y la práctica de piedad del Vía Crucis, devoción que gracias a él se extendió por todo el mundo, y fue asimismo un celoso propagador de la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. En sus penitencias de confesión solía poner el rezar un Viacrucis. Logró que se realizaran y establecieran el Viacrucis en 581 parroquias de Italia.
Por sus aciertos el Papa le encomendó ir a predicar a la Isla de Córcega, fue la misión más difícil de todas por el abandono espiritual que allí reinaba. Él mismo escribió: En cada parroquia se encuentra el odio, los pleitos y las peleas entres sus feligreses. Pero a pesas de todo consiguió buenos frutos y abundantes.
El Papa de nuevo la mandó volver a Roma para que dedicara su tiempo a los religiosos u monjas impartiéndoles Ejercicios t Retiros espirituales.
Muy anciano ya tuvo que hacer un largo viaje en pleno invierno lo cual le fatigó inmensamente. El 26 de noviembre llego a Roma y cayó enfermo. A las nueve de la noche llegó el Papa a su lecho y una hora después murió, en el año 1751.
Cuenca, 26 de noviembre de 2020 y el 26 de noviembre de 2023.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.
-La
casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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