miércoles, 31 de enero de 2024

Santa Brígida de Irlanda (450-523). Festividad del 1 de febrero.

     Comenzamos febrero con la Santa nacional de Irlanda, patrona de la isla después de san Patricio, y su culto se propagó por Escocia, Inglaterra y Gales.

Hija de un rey irlandés y de una esclava cristiana, fue bautizada por un discípulo de San Patricio. Le pusieron el nombre de Brígida por llamarla igual que la divinidad femenina celta: “Brigid”.


Posiblemente naciera en esclavitud, como su madre y que fueran esclavas domésticas que realizaban labores del hogar, ya desde niña sobresalió por su caridad. Su fama fue creciendo hasta que su padre optó por concederle la libertad. A los 16 años entró en religión y más tarde fundó el convento de Kildare, en el condado de Leinstar, del que fue abadesa. Se cree que esta fue la primera comunidad religiosa femenina que hubo en Irlanda.

Los milagros y anécdotas que se cuentan de ella son tan hermosos como líricamente imaginativos: dicen que cuando estaba pastoreando unas ovejas la sorprendió una tormenta, y para hacer secar sus ropas las tendió en un rayo de sol. Esta santa no podría ser de otro país porque entre otras cosas se le atribuye el convertir el agua en su baño en cerveza.

Los cielos colaboraron en sus afanes caritativos, y para que pudiera atender a las necesidades de los hambrientos que acudían a ella, dios le otorgo el poder ordeñar a la misma vaca todas las veces que fueran necesario son que se agotaran sus ubres. Por este motivo se suele representar iconográficamente con una vaca tendida a sus pies.

Santa Brígida con la vaca tendida a sus pies.

Sus restos descansas, junto con os de San Patricio, en Downpatrick, a donde fueron trasladados en tiempos de las invasiones danesas.

Publicado en Cuenca, 1 de febrero de 2021 y el 1 de febrero de 2024.

     © José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

Efemérides conquenses del 1 de febrero. Muerte del obispo D. Gómez Zapata, fundador del Seminario Conciliar de Cuenca.

     D. Gómez Zapata era natural de la Madrid, hijo de D. Juan Zapata, señor de Barajas y de doña Isabel Osorio. Dicen sus biógrafos que desde su tierna infancia manifestó su vocación al sacerdocio. Entró de colegial en el mayor del arzobispo de Salamanca. Decidido por el estudio eclesiástico, estudió cánones y leyes llegando a licenciarse y doctorarse en ambos derechos.

Puerta del Seminario Conciliar de Cuenca.

Fue nombrado arcediano de Madrid y canónigo de Toledo y agraciado con la plaza de consejero en el supremo de Indias, y en vista de su integridad en este destino se le confió la visita de la casa de contrataciones en Sevilla, por cuyo fiel y pronto desempeño fue presentado para la mitra de Cartagena el 10 de febrero de 1575.

El rey Felipe II lo promovió al obispado de Cuenca, de la que tomó posesión en su nombre su provisor el licenciado Alonso Jiménez Reinoso, el 13 de enero de 1583. D. Gómez Zapata entró en Cuenca el 15 de mayo. Obispo que se distinguió por sus buenas costumbres, su honestidad y trato afable.

Imitando a San Julián, en cada una de las pascuas daba doce fanegas de trigo a cada convento; distribuía limosnas según su calidad a los pobres que, conforme a su mandato, le designaban los párrocos, y a demás era el paño de lágrimas de cuantos indigentes a él acudían.

Visitó el obispado muchas veces y principalmente aquellos pueblos donde más necesidad había de su presencia.

Deseando que su clero fuese igualmente piadoso que instruido, en virtud de lo mandado por el santo Concilio de Trento, fundó el 7 de enero de 1584 el Seminario Conciliar de San Julián, dotándole con algunos beneficios simples en este obispado; más en Roma solamente fue aprobada la agregación de algunos, y aun en estos ocurrieron dificultades hasta percibir sus rentas. Estableció el Seminario en una casa particular, donde permaneció hasta el año 1628 en que el obispo D. Enrique Pimentel mandó pasar los colegiales a un edificio que hay a espaldas de la parroquia de San Pedro, llamado casa del Magistral, que para este objeto había comprado D. Andrés Pacheco, y allí permaneció con la enseñanza de gramática, canto llano y cómputo eclesiástico, hasta que D. José Florez Osorio construyó el nuevo colegio en el barrio del Alcázar y casa del Marqués de Valverde.

Hallándose de visita pastoral en Villaescusa de Haro le sobrevino una grave enfermedad, muriendo el domingo 1 de febrero de 1587. Su cadáver fue trasladado a la villa de Barajas donde se mandó sepultar.

Publicado en Cuenca, 1 de febrero de 2021. y actualizado el 1 de febrero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuentes documentales:

-Descripción e historia política, eclesiástica y monumental de España. Provincia de Cuenca. Madrid. 1897.

-Noticias de todos los Ilmos. Sr. Obispos que han regido la diócesis de Cuenca. D. Trifón Muñoz y Soliva. 1860

 

 

martes, 30 de enero de 2024

Quinientos un año de la fundación del convento de San Pablo de Cuenca.

 Este es un homenaje a las muchas generaciones de estudiantes que pasaron por el Convento de San Pablo de Cuenca y para los más de medio centenar de educadores que bregaron con los seminaristas y que vivieron en esos muros desde 1922, año que se le otorgó su uso a la Congregación Misionera de los PP. Paúles, y a cuantos jóvenes que hemos subido a jugar en la cancha de baloncesto, que en su día fue allanada, a pico y pala, por los moradores del Convento de San Pablo del primer tercio del siglo XX.

Convento Parador de San Pablo en Cuenca

El convento, después de cinco siglos, sigue anclado en el mismo lugar que lo mandó edificar su fundador, don Juan del Pozo y Pino, en el año 1523. Su diferencia con el principio es que el edificio ha crecido un piso más. Su Benefactor fue Canónigo de Cuenca, amigo de confesores y predicadores, de pensamientos elevados y quien viendo desplazado el convento de la ciudad no reparó en costo para unirlo con la ciudad por un viaducto de piedra que recibe el mismo nombre que el convento (puente de san Pablo) todo a su costa. Él fue quien trajo a la ciudad varias Órdenes religiosas, entre otras a los PP. Jesuitas ofreciéndoles un lugar de asentamiento en el corazón de la ciudad, en la misma calle de San Pedro, donde en la actualidad reza una placa “colegio de los PP. Jesuitas”, actualmente utilizado como depósito de aguas. A los PP. Dominicos los asentó en el convento de San Pablo, conjugando la enseñanza de la Sagrada Teología con el ministerio de la palabra.
Artesonado del comedor del Parador de San Pablo en Cuenca

Sus constructores fueron los maestros Juan y Pedro Albiz. Las ricas maderas que aún se conservan en el comedor, sala capitular y claustros fueron cortadas del paraje de Miralbueno hasta la Fuente del Canto.

Escudo de armas del canónigo D. Juan del Pozo y Pino.

El desprendido Canónigo murió en 1559, pero su memoria sigue presente por su escudo de armas que sigue grabado en varios y destacados lugares del convento. Se compone de: “un pozo, del que emerge un pino, rodeados de cuatro pares de conchas”, símbolo de los apellidos del Canónigo. Su efigie, en la actualidad, está colocada en el muro derecho de la iglesia del convento. En la lápida de pizarra negra, reza una orla que se lee la inscripción:”Aquí está sepultado el insigne del Pozo y Pino, primer fundador de esta casa y monasterio; pide y ruega por reverencia de Ntro. Señor Dios le supliquen y hagan misericordia de su ánima”.

Lápida del Canónigo D. Juan del Pozo

Los muros del convento de San Pablo aguantaron guerras como la de Sucesión, en 1701, entre los herederos de Carlos II: el Archiduque Carlos y Felipe de Borbón. Cuenca se puso al lado de Felipe V sufriendo los desmanes del otro pretendiente a la Corona. En recompensa recibió  el 19 de septiembre de 1710, por Real Carta el título de Ciudad Fidelísima y Noble.

Sus primeros moradores fueron los frailes de Santo Domingo (Dominicos), permanecieron en este convento hasta el año de 1830. Sus bodegas hicieron historia, en sus mejores años, por poseer en sus cuevas los mejores caldos de la ciudad, los conocedores de ello le otorgaron el adagio: “A ti iría con el diablo Gloria de San Agustín, como con un serafín al infierno de San Pablo”, versos que corrieron de boca en boca por toda la ciudad.

Tras la guerra fue José Martín Lizanda (Aldehuela) quien restauró el convento, creando una fachada en su iglesia de tipo retablo. En el dintel descendiente albergó un rosario y la cruz de la Orden de Calatrava y en el segundo cuerpo delante de una ventana situó la figura del perro, símbolo de los Dominicos, que representa la fidelidad a la Regla.

Portada de la iglesia de San Pablo obra de José Martín de Aldehuela

Cuentan del ilustre don Trifon y Soliva, Canónigo Magistrado de la Santa Catedral Basílica de Cuenca y Director del Boletín Eclesiástico de este Obispado, que estudió en el convento cinco años de latín, hasta que le otorgaron una beca, con la que pudo ir a Roma a continuar sus estudios. Que para cursar estudios en el convento se pagaba dos reales y medio, aquellos que procedían de otra Orden religiosa, como los “Sampablistas” y los seminaristas normales pagaban cinco reales y el profesorado era común para todos ellos. Haciéndose toda la carrera en el mismo convento.

Después que los diocesanos dejaran San Pablo, vivieron los PP. Redentoristas que lo destinaron para Escuela Apostólica. Fueron pocos años lo que estuvieron. Cuentan en sus Actas que un miembro de la Comunidad cayó rodando por el torrente, llegando muerto a la carretera de Palomera.

El convento permaneció vacío hasta que el Padre Atienza, visitador de la PP. Paúles pasó por Cuenca y le agradó lo pintoresco y ese sabor antiguo del convento y presentó al Sr. Obispo en el año de 1921 una solicitud  comprometiéndose: “A que en la Iglesia del referido seminario, pudieran las asociaciones que en ella  radicaban en la fecha de la solicitud, ejercitar libremente los cultos de costumbre” y  también “que pudieran utilizar los claustros del convento para repartir la limosna que se dice Pan de San Julián, en los días de costumbre.

El 7 de julio de 1922 llegaron de Madrid para tomar posesión del edificio y hacer el inventario de sus bienes, el Padre Eduardo, procurador provincial  y el hermano Armendáriz. El nuevo obispo que acababa de ocupar la sede, don Cruz Laplana y Laguna, los recibió con los brazos abiertos, les invitó a su mesa y les bendijo.

Los primeros años de la República, desde 1931, para los 72 moradores contando a los PP. Paúles y seminaristas, trascurrieron felizmente con sus lecciones de teología y ensayos musicales, hasta el 1 de mayo de 1936, en que le Sr. Gobernador llamó por teléfono al superior del convento y le ordenó abandonar inmediatamente el seminario. A las tres de la madrugada del día 2, la Comunidad aprovechando la obscuridad de la noche partió a campo a través para Chillarón donde cogerían el tren. Al amanecer, por algunos ciudadanos que se encontraron en su camino, fueron increpados, insultados y hasta abofeteados.

En el convento de San Pablo quedó el Padre Calixto Osés con cinco estudiantes para cargar los equipajes en dos grandes camiones, que se dirigirían a Pamplona, pero iniciada la marcha son interceptados en la calle de Carretería donde fueron saqueados.

Un grupo de liberales llegan al convento y amenazan a quienes han quedado. El Padre Calixto telefonea al Gobernador y éste manda una fuerza militar que los traslada hasta la Comisaría donde permanecerán hasta la hora de tomar el tren.

Durante los años de guerra, del 1936 hasta el 1939, el seminario quedo al principio cerrado y sellado por las autoridades; luego fue sometido al saqueo. El fuego que se originó en su interior consumió muchísimos libros y objetos de iglesia. La estatua del Apóstol San Pablo fue destruida, así como también la Imagen de la Milagrosa que presidía la explanada superior y la conducción del agua que llegaba al Convento, desde la fuente de Don Fernandico, obstruida.

Por suerte pronto fueron empleadas instalaciones del convento como guardería de niños, que con el personal de servicio ascendían a unos 500.

Los vecinos que vivían en el Hocino hablan que de esos años como de indisciplina e informalidad; cuentan que un día que se enfadaron los empleados de cocina precipitaron toda la vajilla por la vertiente del Huécar. Ante estos hechos, el director de la guardería, don Marcelo, entregó las llaves al Superior, el Padre Ojeda, el 2 de agosto de 1939, cerrando las instalaciones. Tras estos incidentes pensaron los PP. Paúles en volver a ocupar las instalaciones.

Corre el año de 1962, siendo Visitador el Padre Domingo García, se aprueba el elevar el edificio un piso más. Seis estudiantes con el Padre L. Prieto García se prestaron voluntarios para adecentar las instalaciones. Don Ricardo Valiente, profesor de arquitectura en la Academia de San Fernando, de Madrid, restaurador de algunas casas de Cuenca trazó el plan de obras del convento y de la nueva casa residencia de Hermanas, adjunta al convento. Tal vez prevaleció en estas obras lo práctico sobre lo bello, lo confortable sobre lo ideal, pero las clases resultaban acogedoras, luminosos, limpias, perfectamente orientadas. Los críticos podrán juzgar con dureza la restauración por no seguir los cánones de la vieja edificación, pero los seminaristas se desenvolverán cómodamente en su interior.

Tres años duraron las obras y por fin, el 17 de octubre de 1965, quedó constituida la Comunidad, siendo el Director el Padre Félix García Tejero, regresando los seminaristas al convento. En el año de 1966, el obispo don Inocencio Rodríguez forma con la Orden un nuevo contrato de usufructo para que siguieran disfrutando del edificio.  

El 3 de octubre publicaba el “Diario de Cuenca”: El convento de San Pablo será abierto de nuevo, trabajo y estudio conducen a Dios. Después de tres años de trabajo, el convento de San Pablo ha quedado remozado. Ha sufrido en su interior y exterior algunos cambios y mejoras necesarias para el nuevo sistema de vida que comienza en este seminario. Desde 1922, en que se aposentaron los PP. Paúles, han pasado muchas generaciones de estudiantes, que aún hoy recuerdan con cariño la casa y los rincones naturales de Cuenca. Junto a ellos una comunidad de las Hijas de la Caridad, con un equipo de señoritas de servicio, atienden a las necesidades de la cocina, costura, etc. Su virtud principal es el orden y la limpieza. 44 estudiantes y 8 hermanos coadjutores, en total 59 puntales para sostener el viejo y renovado convento.

En el año 1970, la división de la Provincia de las Comunidades Misioneras de Madrid de los PP Paúles y el nuevo orden establecido por la Comunidad hicieron que en Cuenca solo quedaran los alumnos del “Mysterium Salutis” pertenecientes a la provincia de Zaragoza y al año siguiente un nuevo recorte  a “San Pablo” hacen que la comunidad llegue a su mínima expresión: tres padres, un hermano y menos de cuarenta alumnos.

El 27 de enero de 1973 el Senado Provincial de la Orden toma la decisión de cerrar el seminario siendo Visitador el Padre Jaime Corera. En el verano de 1975, siendo Obispo Monseñor Guerra Campos, se procede a hacer efectiva la entrega de la iglesia y del Seminario al Obispado.

Claustro del Parador de San Pablo en Cuenca.

En 1992 el Convento de San Pablo se convierte en Parador Nacional. En diciembre de 2005 la iglesia de San Pablo es transformada en el “Espacio Torner” con la exposición permanente de cuarenta esculturas y pinturas del artista Gustavo Torner, estado que perdura hasta el día de hoy.

Cuenca, 25 de enero de 2023 y el 31 de enero de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

San Juan Bosco (1815-1888). Festividad del 31 de enero.

   Cerrando el mes de enero nos encontramos con un cura piamontés, de mediados del siglo XIX, que se desesperaba al ver los barrios pobres de Turín convertidos en enjambres de muchachos sin hogar que habían acudido  a la ciudad huyendo de las miserias campesinas, y que en su ignorancia y en medio de los peores ambientes eran verdaderos paganos empujados al vicio y a la delincuencia.

A remediar este mal dedicó toda su vida Juan Bosco, enseñando a los que no sabían nada de fe y el medio honrado de ganarse el sustento, siempre con la norma de no castigar nunca a nadie, de atraer a todos con la bondad y la simpatía. Para eso fundó una congregación de sacerdotes, los “Salesianos”, nombre de es un homenaje a San Francisco de Sales por quien sentía una gran admiración. Para la juventud femenina, fundó la congregación de las Hermanas de María Auxiliadora.

Daba alojamiento, enseñaba oficios en sus talleres, corregía a los desviados; posteriormente se multiplicaron las escuelas, hubo hospitales y hasta misiones, y la obra de Don Bosco se extendió por el mundo entero al impulso de una fe en la Providencia que no tenía límites y que le permitió superar la política anticlerical de las autoridades, la escasez de medios económicos y la incomprensión de muchos eclesiásticos.

Nació en Becchi, cerca de Turín, el 15 de agosto de 1815. Quedó sin padre a los dos años y su madre tuvo que hacer prodigios de valor y de trabajo para sacarlo adelante a sus dos hijos y un hijastro. Por todo ello San Juan Bosco conoció la dureza de los trabajos campesinos, estudiando de noche, luego fue mozo de café, sastre, zapatero, carpintero, herrero y los domingos se hacía acróbata e ilusionista para atraer a los niños y poderles hablar de Dios.

Por todo ello este Santo esperanzado, alegre y trabajador, es además de patrón de las escuelas de artes y oficios, es también patrón del ilusionismo y del cine.

En el año 1874 aprobó el papa Pío IX la Regla de Don Bosco y desde entonces su Congragación de Padres y Hermanos Salesianos siguió en constante aumento. A morir el fundador, el 31 de de enero de 1888, había doscientos cincuenta casas de religiosos, que cuidaban de ciento treinta mil niños. De ellos habían salido seis mil sacerdotes y muchos militares, letrados y maestros. Se había realizado el sueño de los nueve años en el que un grupo de niños que se divertían jugando y blasfemando eran convertidos en hombre de provecho social por la caridad y la dulzura.

Publicado en Cuenca, 31 de enero de 2020 y el 31 de enero de 2023.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 29 de enero de 2024

Santa Martina. Festividad del 30 de enero.

   El Martirologio Romano celebra hoy la memoria de Santa Martina, virgen y mártir. Las Actas  de su martirio son poco críticas, como se ve por la tendencia que muestran a multiplicar los milagros y prodigios en las diversas etapas del martirio. Estilo poco sencillo y plan preconcebido de glorificar a la mártir y mostrar el lado glorioso y potente de los siervos de Dios, que ordinariamente se oculta en este mundo bajo el velo del dolor y de la humillación.
Santa Martina
   El Papa Urbano VIII restauró la basílica de la Santa junto a la cárcel Mamertina. Su culto en Roma no pasa más allí del siglo VII. Esto prueba que no es una mártir estrictamente romana. La hipótesis que hoy admiten como más probable los críticos es que Santa Martina y sus compañeros vivían en un lugar de la Vía Ostiense y allí fueron también martirizados. Más tarde fueron transportadas sus reliquias a la Ciudad Eterna. Las Actas ponen el martirio en tiempo de Alejandro Severo, que reinó en la primera parte del siglo III y fue más condescendiente con los cristianos, llegando hasta poner la imagen de Cristo en su larario, junto con las de Abrahán, Orfeo y Apolonio. En su palacio había hecho esta máxima del Evangelio: “No hagas a otros lo que no quieras para ti”.

Cuenta la historia de Martina que al quedar huérfana dejó todos sus bienes a los pobres para dedicarse a la oración y la caridad. Debido a esto fue arrestada en tiempos de Alejandro Severo. Después fue llevada al templo de Apolo donde Martina se negó a aceptar al dios pagano, mientras que para probar la veracidad de su fe cristiana, destruye el templo y la estatua de Apolo. Ello le llevó a sufrir una cantidad de tormentos como golpes, azotes, aceite hirviendo en las heridas. Al final murió decapitada en el año 235.

El Papa Honorio I, en el año 625, ordeno erigir una iglesia en honor a Santa Martina. No fue sino hasta el año 1624 cuando fue ubicada su tumba, en las excavaciones de la vieja iglesia del foro romano. El papa Urbano III, estableció su festividad el 30 de enero, siendo considerada una de las patronas de Roma.

Publicado en Cuenca, 30 de enero, de 2020 y actualizado en 30 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 28 de enero de 2024

Visita guiada gratuita de los primeros sábados de mes en la Catedral de Cuenca. Este mes sobre la parte angelical: “Aggelos”.

     El día 3 de febrero, a las 11:00 horas, tendremos la siguiente visita guiada gratuita en la Catedral, este mes hablaremos de la parte angelical de la Catedral. Recordando que para asistir es imprescindible estar incluido en la lista de admitidos, para ellos es necesario mandar un correo a esta Dirección: chemarogo@gmail.com 

En la actualidad no hay plazas vacantes.

Dos trabajos son los que cubren la visita: la publicación del libro: “Aggelos” Catedral de Santa María de Cuenca, que fue en 2019; prólogo del Deán José Antonio Fernández Moreno. Presentado en la Feria del Libro de Cuenca de ese mismo año y la exposición “La intemporalidad de los Ángeles”, realizada en la sala de exposiciones de la Catedral, del 30 de enero al 19 de abril de 2020.

El mundo angelical que posee esta catedral la hace distinta a cualquier otra. La palabra ángel queda reflejada en 24 libros de las Sagradas Escrituras.

 Alfonso X, en la Cantiga 420, desglosa el orden de las diversas jerarquías angelicales. Al igual que en la literatura la catequética del triforio aborda esencialmente las funciones de los ángeles, como son: la de mensajero, la de auxiliador y portador de almas y psicostasis. Palabra que viene del griego, soplo, aliento vital, alma, lucha, disputa; entendido en el mundo cristiano como el pasaje de las almas. Esta acción se dará en el Juicio Final. 

Para que no sean las palabras de un servidor, incluyo parte del prólogo del libro, palabras del Deán-Presidente del Cabildo Catedral, contenido que define muy bien lo que veremos en la visita del sábado 3 de febrero:

<<El autor de este libro, el profesor José María Rodríguez, como si de un buscador de tesoros se tratara, ha descubierto en cada uno de los rincones de nuestra catedral la representación artística de estos seres espirituales, poderosos ejecutores de las órdenes de Dios y mensajeros de su palabra. Y, basándose en un estudio concienzudo de la teología, de la historia y del arte, nos los presenta para que veamos “de cerca” lo que habitualmente solo podemos ver “de lejos”.

Ángeles del siglo XII al XVIII; en piedra, en talla de madera o en pintura; unos sonrientes, otros de aspecto más severo y serio; los hay con flores, palmas, cetros o incensarios en sus manos; los hay también aguerridos luchadores con casco de caballero y con espadas de fuego o de metal; unos contemplan, sonríen, juegan y hacen fiesta, mientras otros les hacen los coros acompañados de instrumentos varios. Es “El cielo en la tierra” >>.

Publicado en Cuenca, 25 de enero de 2022 y el 29 de enero de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

San Valero. Festividad del 29 de enero.

   Fue Obispo de Zaragoza, maestro de San Vicente Mártir y confesor de la fe cristiana. Es el Patrón de la ciudad de Zaragoza, en la cual se veneran sus reliquias desde el siglo XII.

Se sabe que murió el 29 de enero del año 315. Durante su vida sufrió la persecución del emperador romano Diocleciano por difundir la fe cristiana abiertamente y tras ser sometido a juicio fue desterrado a un pueblo del Pirineo, Barbastro, donde murió.
San Velero
Su historia tiene parte de leyenda y de realidad aunque se conservan algunos escritos y también los testimonios del poeta romano Prudencio que fue su biógrafo.

San Valero de Zaragoza está acreditado que asistió como obispo de la ciudad, al cónclave celebrado en Granada, en el año 306. También sabemos que nació en la familia consular de los Valerios, de la alta sociedad, y fue un hombre longevo, muriendo muy anciano.

Se dedicó a difundir la fe cristiana abiertamente, con su diácono Vicente, lo que le acarreó problemas, pero él no desistió en su empeño de ayudar a los perseguidos y difundir el cristianismo, que el emperador Diocleciano quería erradicar. Ambos fueron detenidos y condenados en juicio. Parece que fue San Vicente quien habló en la defensa de ambos, y fue él el torturado convirtiéndose en mártir, mientras que a San Valero no se le torturó.

En la fiesta de San Valero, en Zaragoza es tradición la degustación de roscones. Desde 1992 se viene celebrando el reparto de un roscón gigante en la conocida Plaza del Pilar, muy cerca de la Catedral del Salvador de Zaragoza, popularmente conocida como La Seo, donde reposan las reliquias de San Valero. Este roscón gigante suele medir aproximadamente un kilómetro de longitud con una tonelada de peso, y se forman largas cosas para su reparto y degustación. 
Roscón de San Valero en Zaragoza.


Publicado en Cuenca, 29 de enero de 2020 y el 29 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 27 de enero de 2024

San Julián de Cuenca. Padre de los pobres. Festividad del 28 de enero.

SAN JULIÁN. PADRE DE LOS POBRES. 28 de enero

    Hoy celebramos la festividad del patrón de Cuenca y siempre viene bien el repasar su biografía y hablar de su obra y milagros.
    ¿Quién no ha ido al paraje de San Julián “El Tranquilo” a comerse un bocadillo de tortilla en su festividad y recoger los panecillos de caridad que ofrece la hermandad?

    San Julián nació en Burgos en 1128. Recibió las órdenes sacerdotales en 1166, dedicándose por completo a su ministerio sagrado y a visitar a pobres y enfermos, a quienes socorría con abundantes limosnas.
    Al ver que en su época tantas personas desconocían los mensajes de Cristo, en particular moros y judíos, sin descartar a los cristianos, decidió salir a esparcir la luz de la verdad, recorriendo España en su predicación, acompañado de un muchacho de gran santidad, llamado Hermes. Unos veinticinco años llevaba predicando la doctrina de Jesús, cuando al Arzobispo de Toledo, Don Martín López de Pinaga, le nombró Arcediano de la Catedral Primada en el año 1192.

Ermita de San Julián el Tranquilo

Al quedar vacante el Obispado de Cuenca, el rey Alfonso VIII, conquistador de esta ciudad y fundador de su iglesia Catedral, resolvió nombrar Obispo para la misma. En el mes de junio de 1196 fue consagrado por el mismo Arzobispo de Toledo, tomando posesión de su diócesis en agosto del mismo año.
    Durante su vida en Cuenca, no hizo otra cosa que remediar necesidades; las rentas de la Mitra las repartía entre los pobres, juntamente con el producto de la venta de las cestas que él mismo fabricaba con mimbres; visitaba y socorría enfermos, consolaba a los huérfanos, enterraba a los muertos y pedía constantemente al Todopoderoso por el bienestar moral y material de los hijos de esta tierra.

    Durante su vida, y aún después de su muerte, obró sorprendentes milagros. Uno de los milagros que más repercusión social tuvo fue el que paso a relatar:
    Al quedar arrasados los campos de Ocaña, Ucles, Huete y Cuenca  por el avance de las tropas del Califa de Córdoba, Yacub Aben Yucep,  las reservas de trigo se agotaron en la ciudad, quedando patente el milagro que obró San Julián. Lesmes, fiado de la Santidad de su Obispo y Señor más que en el testimonio de sus ojos que le decían que no quedaba en los trojes ni un grano de cereal, volvió y encontró los graneros llenos, socorriendo a aquellos pobres que pedían pan para sus hijos y que propagaron la fama del trigo milagroso. Dios, haciendo otro alarde de su amor por su santo, obró el prodigio del trigo. Multitud de acémilas, grandes recuas cargadas de trigo entraron en Cuenca, sin conductores y sin guías. Se dirigieron a la casa episcopal, deteniéndose a las puertas como término de su viaje, reparando de esta forma la hambruna del pueblo conquense.
Capilla del Transparente o de San Julián

    San Julián murió en nuestra ciudad a la edad de ochenta y dos años, y doce de pontificado. Dicen los libros que antes de morir fue visitado por la Reina del Cielo acompañada de multitud de ángeles que entonaban esta antífona: “He aquí un gran sacerdote, que en sus días agradó al Señor y fue hallado justo, el cual sirvió de reconciliación en los tiempos de venganza”. La Virgen trajo un ramo de palma verde, que entregó al moribundo diciendo: “Toma siervo de Dios, esta palma en señal de la virginidad y pureza que siempre has guardado”. Después puso la Virgen una corona de rosas sobre la cabeza del santo y se retiró majestuosa. Al morir salió de su boca un ramo de palma blanca que se elevó  hasta el cielo; se oyeron cantos angélicos y todas las campanas de la ciudad dejaron oír sus sonidos sin que persona alguna las tocara.
    En el cuarto Concilio de Letrán, en el año 1215, fue elevado a la categoría de Santo y colocado en el martirologio en el siglo XVI por los Papas Gregorio XIII y Sixto V.

    En distintos épocas ha sido abierta la caja que guarda su cuerpo incorrupto, para contemplación del pueblo de Cuenca.
Urna con los restos de San Julián

    La primitiva urna fue colocada en la desaparecida capilla de Santa Águeda; pasando después a la del Sagrario en 1518, y posteriormente a la de la Reliquia. En 1695 se encerró la caja de sabina en una urna de plata repujada que hoy no existe, siendo colocada definitivamente el 5 de septiembre de 1760 en el altar de San Julián o del Transparente, levantado con mármoles, serpentina y bronces dorados.

    Los medallones de mármol blanco, tallados en alto relieve por Francisco Vengara de la Academia de Roma, representan distintos pasajes de la vida del Santo, siendo lo más notable de este soberbio altar el grupo escultórico de las virtudes teologales, debidas también al cincel de ese glorioso Vergara y que se hallan colocadas en el coronamiento del retablo.

  Publicado en Cuenca, 11 de enero de 2014, actualizado el 28 de enero de 2024
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
 

 

Efemérides conquenses del día 28 de enero.

   Tal día como hoy, un 28 de enero de 1208, moría en Cuenca su segundo Obispo, Julián, a la edad de 83 años y de haber gobernado esta diócesis trece años. Expiró sobre el suelo cubierto de ceniza, después de recibir los Santos Sacramentos, implorando la misericordia de Dios, como si fuera un gran pecador. En su tránsito, según dice sus biógrafos, tuvo el consuelo de la Santísima Virgen, que acompañada de una gloria de ángeles vino y le entregó una rama de palma verde en sus manos, símbolo de la virginidad.
San Julián. Su transito. Obra de Andrés de Vargas. siglo XVIII
  
  Cuatro años llevaba Julián de Arcediano de Toledo cuando murió D. Juan Yáñez, fue el mismo Rey Alfonso VIII, quien pidió la mitra conquense para Julián al ser conocedor de la caridad, celo, prudencia, sabiduría e infatigable laboriosidad como Arcediano de Toledo, nombrándole para la Mitra de Cuenca en el año 1196 y tan extendida estaba la fama de su santidad, que esta ciudad y el Cabildo lo pidieron para esta diócesis, ignorando que ya había sido concedida esa gracia por el mismo Alfonso VIII.

La sorpresa fue muy agradable, porque además de las heroicas virtudes que acompañaban a su futuro obispo, en su persona se atraía las simpatías de la perfección humana, por su candor y afabilidad. Su talla era de dos varas y sesma (1.80m aprox.); su cuerpo robusto y adornado con cabellera cumplida; su frente ancha; sus ojos vivos y graves; su barba poblada y entre canosa y su talante ingenuo y bondadoso. Pero la sorpresa pasó a admiración a pocos días de ver la frugalidad, modestia y caridad de su Prelado. (Así lo describe Muñoz y Soliva).

Cuando San Julián entro en Cuenca, la ciudad estaba invadida por la peste. Asistió a los cristianos apestados con limosnas, con los santos sacramentos y con fervorosas exhortaciones, y a los que morían les daba sepultura por sí mismo. 
La peste en Cuenca y el Milagro de San Julián.
Obra de Bartolomé Matarana. Siglo XVI

A los moros y judíos con paternal solicitud los cuidaba, socorría y llamaba a la luz del Evangelio, y sus súplicas a Dios y sus penitencias fueron tan eficaces, que dicen los historiadores, que orando en la Santa Iglesia Catedral con algunos prebendados, para que cesase el cruel azote, se oyó una voz celestial que decía: “por los ruegos de vuestro Obispo tiene Dios a bien que cese esta plaga. Enmendaos vosotros de vuestros pecados”.
Así fue el primer milagro que logro San Julián en esta diócesis.

Feliz día de San Julián para todos.

Publicado en Cuenca, 28 de enero de 2020 y el 28 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

viernes, 26 de enero de 2024

El Giraldo, San Julián y el Rey Alfonso XIII

El Rey Alfonso XIII visitó en 1905 la ciudad de Cuenca

El día estaba claro aún siendo invierno y el sol calentaba agradablemente cuando nos sentamos en el bordillo de la barandilla que da a la calle Solera de la Plaza Mayor. Como día festivo que era en la ciudad, por la celebración del Patrón, había mucho movimiento de personalidades que se disponían a entrar en la Catedral para la celebración de la Santa Misa. Eso dio pie a mi abuelo para contarme lo sucedido en la visita que realizó el rey Alfonso XIII a nuestra ciudad.

Corría el año de 1905, a tres años vista de la caída de la torre del Giraldo, cuando la prensa del momento informaba de la visita del Monarca a nuestra ciudad. El 27 de abril, después de las Horas Canónigas Vespertinas, el Sr. Obispo, previo recado de atención, reunió a todos los señores Capitulares en la sala de sesiones para informarles que el miércoles de la semana siguiente visitaría la población S.M. el Rey Don Alfonso XIII y habría que enseñarle el cuerpo de nuestro glorioso Patrono. Ante los hechos lo más conveniente, pensó el Cabildo y su secretario sería, abrir la urna del Santo con antelación y examinar el estado en que se encontraba el cuerpo, no sea que al venir el Rey hubiera alguna dificultad en ello.

Aceptada unánimemente la idea, se procedió, trayendo las tres llaves de la urna que estaban en poder, una de Su Ilustrísima, otra la poseía el Sr. Deán y otra el Obrero. Abierta sin dificultad la caja se observó el perfecto estado del Cuerpo del Santo, por lo que se podría exponer a su veneración, regresando a la sala Capitular se tomo nota de cómo proceder en el día de la visita.

El Cabildo se reunió el día 1 de mayo de 1905 con objeto de comunicar que según el telegrama del señor Gobernador de la provincia había recibido del Ministro de la Gobernación que llegaría a esta capital el miércoles próximo a la una de la tarde. Visto el comunicado el cabildo acordó que se recibiera a S.M. el Rey en la forma que se había hecho en otras visitas regias y se procediera según dispone el Pontifical Romano para tales casos.

A la una y media, del día tres de mayo de 1905 llegó S.M. a las escaleras de esta Catedral en cuya parte baja le esperaban el Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis, vestido de Pontifical, acompañado de dos diáconos de honor, vestidos de capa pluvial y de todo el Cabildo y el cuerpo de Beneficiados, vestidos de traje coral; a continuación estaba el clero de la Ciudad revestido de sobrepelliz (1*) y los Colegiales del Seminario y San Pablo. En medio de las dos filas y a la puerta de la Iglesia, esperaba el palio cuyas varas eran llevadas por cuatro Capitulares de la iglesia y cuatro concejales del Ayuntamiento. La subida de las gradas estaba hermosamente adornada con vistosos arcos cubiertos de ramaje con cintas y banderolas, y a los lados y a la entrada de la Iglesia, a pesar del estorbo o embarazo de los andamios que se estaban haciendo para la obra de la torre, se habían colocado algunos de los valiosos tapices que tenía el Cabildo, resultando de efecto sorprendente la entrada de la Catedral.

Llegado Su Majestad a las gradas, el Ilmo. Sr. Obispo le dio a besar el Lignum crucis, poniéndose a la derecha; al entrar en la Iglesia le aspergeó con el hisopo de agua bendita y se colocó debajo del palio, marchando por la nave primera a los acordes de la marca real tocada en el órgano grande. Subieron todos por entre la valla hasta la Capilla Mayor en el Presbiterio, en donde se arrodilló S.M. en el reclinatorio al efecto preparado. El Ilmo. Sr. Obispo entonó el Te Deum, que continuó cantando la Capilla de música en el coro con toda solemnidad; terminado el Te Deum y dichas las preces del Pontificado, se cambiaron de ropa los oficiantes y marcharon con S.M. hacia la Sala Capitular donde estaba colocada la urna que contenía el cuerpo del Santo Patrón, abierta y en disposición de ser visto el cuerpo del Santo por S.M. La Sala Capitular producía un efecto grandioso; las paredes estaban cubiertas con los preciosos tapices de la Iglesia; en la parte superior se había levantado un hermoso trono, ocupando el centro la imagen de Ntra. Sra. Del Sagrario, a sus pies la rica urna del Santo y a los lados multitud de cirios que daban a la Sala un aspecto fantástico. Una vez que S.M. adoró el cuerpo de San Julián, el Sr. Obispo dió las gracias a S.M. por la honra que dispensaba a esta Iglesia con su visita, en nombre de su Cabildo que tan gustoso se había prestado para obsequiarle, del Clero y de los fieles de la Diócesis y al verse al lado de los venerandos restos de Ntro. Patrono San Julián, recordó tan profundamente emocionado que apenas podía hablar, la última vez que hubo que sacar esos preciosos restos de su lugar, de su casa propia, para trasladarlos a otra Iglesia que ofreciese seguridad, con motivo del triste acontecimiento del hundimiento de la torre, concibiendo entonces la esperanza de que si un Alfonso había puesto la primera piedra de esta catedral, otro Alfonso había de ser el que reconstruyera la torre, y eso había de hacerlo Su Majestad.

Después le hizo ver que la urna del Santo solo se abría cuando Sus Majestades visitaban esta Ciudad, concediéndoles este especialísimo honor y terminó recomendando a S. M. siguiera las doctrinas de nuestra sacrosanta religión, cuyas enseñanzas había recibido de Su Augusta Madre. S. M. el Rey se dignó contestar personalmente, agradeciendo al Ilmo., Sr. Obispo las manifestaciones que le había hecho, saludando en su nombre a todo el pueblo de Cuenca, ciudad que pensaba haber visitado hacía ya tiempo y que si no lo había hecho antes, era por esperar a que estuviesen presupuestados los gastos de la torre, lo cual entendía estaba ya hecho, pero que de todos modos él empeñaba su palabra de Rey de que la torre se construiría”.

El Ilmo. Sr. Obispo entregó a Su Majestad dos medallas de oro tocadas al cuerpo de San Julián, una para él y otra para su Augusta Madre. Desde allí pasó a ver las reliquias y alhajas de la Catedral, que estaban expuestas en la sacristía, desde donde marchó a visitar el artesonado de la capilla del Sagrario Corazón de Jesús (capilla Honda) y después fue a ver el arco de Jamete destruido, saliendo de la Catedral a los acordes de la marcha real, en la forma que había entrado.

Los dos días siguientes, es decir el jueves y el viernes, estuvo el cuerpo del San Julián expuesto en la Capilla del Sagrario, según estaba acordado, siendo visitado y venerado por todos los fieles de la Ciudad. Al visitarlo se permitió pasar rosarios, medallas y objetos piadosos por el cuerpo del Santo, tocando los objetos sus vestimenta.

El viernes por la noche se trasladó el cuerpo del Santo  desde la capilla del Sagrario a su propia Capilla, cerrando la verja y quedando todo en la forma ordinaria, de todo lo cual dió fe el Secretario, Dr. Timoteo Hernández Mulas, levantando certificado de todo lo acontecido.

Así fue como sucedió y así lo cuento. ¿Cómo es que la torre del Giraldo no se construyó  si el Rey afirmó que estaba presupuestado el coste de su reconstrucción? Eso Josemarí es harina de otro costal.
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(1*) Sobrepelliz, hábito coral y para administrar los Sacramentos, semejante al roquete que es la vestidura de dignidad, propia de Obispos y Canónigos, como una especie del alba corta con mangas estrechas y largas y el sobrepelliz lleva las mangas anchas y cortas.

Cuenca, 27 de enero de 2015 y el 27 de enero de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico


San Juan Crisóstomo. Festividad del día 27 de enero.

   Hoy abrimos el día recordando a San Juan Crisóstomo, obispo, confesor y doctor, que nació en Antioquía hacia el año 354. Como otros grandes Padres de la Iglesia del siglo IV, San Juan Crisóstomo se bautizó muy mayor, probablemente en el 372, de manos del Obispo Melecio de Antioquía. Su apodo Crisóstomo, que significa boca de oro, alude a su excepcional elocuencia. Sacerdote de Antioquia, fue nombrado patriarca de Constantinopla. Su rigor y su celo reformista le crearon una serie de opositores, formándose contra él un conciliábulo, que le depuso de su silla patriarcal; siendo desterrado, pero apenas se había puesto encamino de su destierro, cuando un pavoroso terremoto movió a la emperatriz Eudoxia a restablecerlo en su silla.
Dos meses después por haber predicado contra los juegos públicos, de nuevo la emperatriz Eudoxia cumplió sus amenazas, desterrándolo a una miserable población de Armenia, a donde llegó muy enfermo y fatigado por los despiadados tratamientos que sufrió en el viaje. Entones cayó sobre Constantinopla una tempestad de piedra que hizo horrorosos estragos. La emperatriz murió de muerte repentina y casi todos los perseguidores de Crisóstomo vieron sobre sí la venganza del cielo.
Crisóstomo, que inicialmente fue desterrado a Arabia, y después al desierto de Pitias, conociendo que había llegado su hora postrera, se cubrió con una vestidura blanca para recibir la sagrada Comunión, en la iglesia de San Basilisco, donde entregó al Señor su alma.
Desde el siglo VI se le viene dando el título de Crisóstomo, boca de oro, porque es el más grande entre todos los oradores de la Iglesia griega. Pio X le proclamó Patrono especial de la elocuencia sagrada.
Publicado en Cuenca, 27 de enero de 2020 y el 27 de enero de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Santa Zita (1218-1278). Festividad del 27 de abril.

Patrona de las empleadas del hogar.

Aunque hoy se celebran otros santo, como san Pedro Canisio, doctor; santo Toribio Mogrobejo, obispo, quiero hablar de esta santa poco conocida, pero no por ello menos que lo otros, es la patrona de las criadas. Sí también las empleadas del hogar tienen su santa.

Los devotos de la sociología dirán que es un patronazgo que felizmente se va extinguiendo porque no es un oficio digno, pero como todo lo sociológico es un argumento superficial y falaz. El servicio doméstico es posible que se extinga, el servicio a los demás de cada uno de nosotros, no. O sea que alabada sea santa Zita por su ejemplo.

Hay en su vida, sirviendo a un acaudalado tejedor de Lucca, dos rasgos interesantes llamativos. Se nos dice que estaba mal vista por sus compañeros por estimar que trabajaba demasiado, y en consecuencia les dejaba en mal lugar a ellos. Y que tuvo problemas con su amo por ser demasiado generosa con los pobres.

Hacer las cosas bien a menudo no despierta simpatías, es paradójico, pero suele ser así. Hoy santa Zita provocaría conflictos por lo que podríamos llamar falta de espíritu de clase. Y es que servir no es cómodo, servir bien engendra envidias y mal humor, descontento por la calidad del servicio, tal vez excesiva, que nos pone en evidencia. ¿Por qué no se conformaba con salir del paso?

Y servir bien, no sólo al amo, sino a todos, también empuja a extralimitarse. Primero se da todo lo que uno tiene y luego, con más o menos discreción, lo que sobra a los demás. Imaginamos a Zita poco respetuosa con el derecho de propiedad y con el ajeno. Los santos piensan sobre toso en el deber de propiedad.

Uno puede exigir a sí mismo la pobreza, ¿pero a los otros? ¿Hay que forzarles a que den los bienes superfluos? Es mucho decir, pero aquí entrevemos la sisa de Dios, no prevista por la ley, pero clara con la luz. La justicia que hacemos siempre se queda corta si no la alarga la misericordia, que puede no ser legal, pero que es parte de las exigencias del amor.

Publicado en Cuenca, 27 de abril de 2020 y el 27 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:
-Año Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.
-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.




jueves, 25 de enero de 2024

Santa Paula (347-404). Festividad del día 26 de enero.


  Es también conocida como Santa Paula de Roma, fue una antigua santa romana, discípula de San Jerónimo y fundadora de monasterios en Tierra Santa. Es considerada copatrona de la Orden de San Jerónimo.

Un grupo de damas romanas se reúne en el palacio que Marcela posee en el monte Aventino para escuchar las lecciones bíblicas de un monje extranjero, el gran Jerónimo, amiga y maestro del Papa Dámaso. Junto a Marcela están su madre y su hermana, y allí está también su amiga Paula, una noble viuda de treinta años. Es en el año 383.

Paula descendía de los Escipiones y los Gracos, su difunto marido Toxocio fue senador, y ella era rica y admirada; pero aun antes de asistir a aquellas lecciones en el palacio convertido casi en monasterio, se había consagrado a la más estricta piedad. Jerónimo pudo decirle, como escribió más tarde a otro corresponsal: “No me  resigno a nada mediocre en ti”, y bajo su influencia ella y sus dos hijas, Blesila y Eustoquia, estudiaron hebreo para leer las Escrituras y sólo vivieron para Dios.

Al poco tiempo muere Blesila, y al faltar también el Papa Dámaso, Jerónimo, víctima de violentísimos ataques y de atroces calumnias, sale de Roma en agosto de 385, y no sacudiendo el polvo de sus sandalias, pero sí dejando entre paréntesis el amor fraterno, se despide con una carta en la que dedica rayos y venablos a sus enemigos.

“Paula y Eustaquia, mal que le pese al mundo, son mías en Cristo”, dirá, y semanas después, las dos fieles discípulas, junto con unas vírgenes, embarcan en Ostia tras la estela del monje; se reúnen con él, recorren Tierra Santa y Egipto, y por fin se instalan en Belén, fundando un monasterio para hombre, otro para mujeres y una hospedería para peregrinos, con objeto de que no faltase acogida donde le Niño Jesús no la encontró.

Paula gasta toda su fortuna, se desvive en caridad y fervor, y cuando muere Jerónimo le dedica una impresionante carta epitafio. Sus últimas palabras fueron: “Todo lo ven ya mis ojos quieto y sosegado”.

Publicado en Cuenca, 26 de enero de 2020 y 26 de enero de en 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 24 de enero de 2024

Efemérides conquenses del día 25 de noviembre.

     El día 25 de 1662 Don Diego Antonio de Parada y Vidaurre, natural de la ciudad de Huete, es nombrado Arzobispo de Lima.

Por indicación de Fernando VI, se propuso a Don Antonio de Parada para la mitra de La Paz, en el Perú, donde fue, una vez consagrado en España.

Nació el 26 de abril de 1698 en Huete. Hijo de Don Marcos de Parada y de Doña Isabel Vidarre. Estudió en Salamanca, Universidad de fama internacional, universal y plantel de sabios y santos profesores.

Dos años después de su nombramiento llegó a Buenos Aires, era un día de enero de 1764. Su primer cuidado fue visitar detenidamente su extensa diócesis para enterarse de las necesidades que encontrara y ver el medio de remediar cuantas dificultades hubiera. Él sabía que para implantar la religión era necesario la conversión y educación de los aborígenes por ello edificó y organizó el seminario conciliar, elevándolo a uno de los de mayor altura y prestigio de América. Le dotó de sabias Constituciones, escogió al profesorado entre los mejores y dotó del mejor material de enseñanza.

Mandó que los sacerdotes hicieran trabajos de enseñanza catequética, prohibió las fiestas mundanas, tales medidas le ocasionó graves disgustos, que el arzobispo supo superar con entereza y valentía. En 1769 convocó el VI Concilio Provincial. Durante su pontificado consagró cinco prelados.

Puso gran celo en la formación del clero indígena, como verdadero puntal de la Religión, buscando siempre y apoyando por todos los medios, cuando veía una vocación verdadera.

Lleno de méritos y virtudes, falleció santamente el 23 de abril de 1779, a los 81 años de edad y a los quince años y cinco meses de su gobierno, siendo enterrado en la bóveda de la catedral de Lima, con gran sentimiento, no sólo de América donde fue una relevante personalidad, sino en España y especialmente en la ciudad de Huete, que tantos hombres grandes dio a España, uno de los cuales fue el que conmemoramos hoy Don Diego Antonio de Parada y Vidaurre.

Cuenca, 24 de noviembre de 2019 y el 25 de enero de 2024.
 
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

La Conversión de San Pablo. Festividad del 25 de enero.

  Un antiguo escrito nos presenta así a San Pablo en su exterior: “Bajo de estatura, calvo, algo zambo, ojos grandes, cejas pobladas, nariz ligeramente arqueada, gesto simpático”.

San Pedro fue un trabajador manual, tejedor, especializado en la fabricación de tejidos fuertes de pelo de cabra, que servían para hacer tiendas de campaña, como las que utilizan todavía los pastores de Cilicia (Armenia) y los beduinos del desierto. “Mirad, escribirá más tarde al pie de una de sus Cartas, qué letra más mala tengo”. Es posible que sus dedos gruesos de obrero acostumbrado a manejar un pesado instrumento, no se aviniera bien con la pluma. San Pablo tejía para ganarse la comida.

Pablo era un judío cien por cien. Nacido fuera de Judea, en Tarso de Cilicia (Armenia), en un ambiente pagano, en una ciudad comercial. San Pablo estaba abierto al mundo helenista; pero su educación fue en Jerusalén, a los pies de Gamaliel, esta educación le hizo rigorista, le cerró su alma grande en los marcos estrechos de la moral  y casuista farisea.

Pablo no conoció a Jesús en sus años de vida terrenal. Llegó  a la ciudad poco después de la Pasión. Un cambio religioso se había operado en su ausencia. Había aparecido el cristianismo. En Jerusalén se había levantado frente a los escribas y fariseos otros que se llamaban discípulos del Nazareno y no había estudiado en las escuelas oficiales. Cuando pablo se enteró a fondo de la predicación de Jesús, de sus diatribas contra el formulismo de los fariseos, de su independencia en el cumplimiento de las tradiciones y observaciones humanas le entró un gran odio para quienes no querían seguir las tradiciones Judías.

En el año 34 o 36 se le presentó una ocasión magnifica de mostrar su odio contra los cristianos. Pablo no había cumplido aún los 30 años. Es joven, según la expresión de San Lucas. San Esteban, uno de los profetas de la nueva religión, es condenado a muerte. Pablo asiste a la lapidación.

Algunas semanas después Saulo, lleno de encono contra los discípulos de Jesús, deseando exterminarlos pide a las autoridades judías los poderes necesarios para llevar hasta Damasco sus pesquisas y persecuciones.

Parte, con una fuerte escolta para Damasco, con la idea de coger a los cristianos y traerlos presos  a Jerusalén.

Cuando Pablo y sus acompañantes llegan a la llanura inmensa de Damasco, es pleno mediodía. Una gran luz del cielo, deslumbra más que el sol, envolvió súbitamente a Saulo y su comitiva. Ofuscados y aterrados caen en tierra: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?”, clama desde las alturas una voz fuerte como el trueno. La voz la oyen todos. Pablo es el único que entiende su sentido y ve a alguien, Vio a Jesús glorioso, como le habían visto antes de la Ascensión, Pedro, Juan, Tomás y los demás apóstoles. “¿Quién eres?” –“Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. –“Señor, ¿Qué quieres que haga?” Pablo se entrega. Pablo se da todo a Jesús. Desde ahora ni la muerte ni la espada, ni los ángeles, ni el porvenir, ni criatura alguna podrá separarlo del amor a Cristo.

-“Levántate; entra en Damasco y allí se te dirá lo que tienes que hacer”.

Entre tantas conversiones como registra la historia, ésta tiene un lugar destacado en el santoral porque es un episodio que la Iglesia ve como paradigma y que tuvo consecuencias incalculables. Emblema de todas las conversiones, obra de Dios y no del esfuerzo humano. Una vez aceptado el trascendental cambio, Pablo pasa a ser instrumento irresistible de la Providencia. Una conversión “súbita, total, definitiva, magnífica, con el encanto de la rapidez, el encanto de la plenitud y el encanto de la duración”.

Pidamos que en este día seamos tocados por la mano de Dios y nuestra conversión sea plana y satisfactoria a los ojos del Altísimo como la de San Pablo.


Publicado en Cuenca, 25 de enero de 2020 y el 25 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.




martes, 23 de enero de 2024

San Francisco de Sales (1567-1622). Patrón de los periodistas. Festividad del 24 de enero.

    Hoy debemos de felicitar a los periodistas, a los que nos trasmiten y nos ponen al día de lo que sucede, ellos precisan de un valedor celestial, hoy celebramos su Patrón, San Francisco de Sales. Fue un sacerdote saboyano que derrochó piedad, heroísmo y persuasión para conseguir que los habitantes de su Chablais natal, junto al lago Léman, pasados al calvinismo, volvieran a ser católicos; más tarde, como “in partibus” de Ginebra amplió esta labor fructífera en conversiones escribiendo numerosos folletos por lo que se le hizo el santo de la prensa.
San Francisco de Sales

Nació en el castillo de Sales, en Saboya, el 21 de agosto de 1567, fue bautizado al siguiente día en la Iglesia de Thorens, con el nombre de Francisco Buenaventura.

Este doctor de la Iglesia era un humanista de pluma elegante (los franceses lo tienen entre sus clásicos),  culto, esmerado en la lengua, muy expresivo, y uno de sus libros, la “Introducción a la vida devota”, que lo escribió en 1608, fue un gran best-seller, se llegaron a editar cuarenta ediciones, que aún se lee con aprovechamiento.

Se trata de un manual de espiritualidad cordial y sencillo, llano y afable, de un maestro de la psicología. “La devoción no destruye nada, lo perfecciona todo”, escribe y con un valiente impulso evangélico no excluye a nadie de los objetivos más altos, casados y religiosos, sabios  y mercaderes, artesanos, soldados, hombres y mujeres de cualquier condición, a todos les enseña a ser perfectos.

Su vida está llena de hechos memorables, funda con San Juan Chantel la Orden de la Visitación, se ilustra como predicador y director espiritual, pero sus rasgos más peculiares son siempre la bondad, la comprensión, la dulzura, la paciencia. Es el Santo sonriente que conoció en la juventud una terrible crisis de desesperación, quizá por culpa del jansenismo, y que predica incansablemente con la miel en los labios el amor de Dios bueno y misericordioso. Dos máximas resumen toda su enseñanza: “Todo por amor  y nada por la fuerza” y la segunda “Ver y amar la voluntad de Dios en todas las cosas”.

San Francisco fue beatificado por el Papa Alejandro VII en el año 1661 y el mismo Papa lo canonizó en el año 1665, a los 43 años de su muerte.

El Papa Pío IX, consideró que los tres libros más influyentes del Santo fueron: Las controversias, contra el protestantismo; La Introducción a la Vida Devota y El Tratado de Amor a Dios, estos libros y la colección  de sus sermones son considerados verdaderos tesoros de sabiduría y el Papa Pío IX declaró  a San Francisco de Sales “Doctor de la Iglesia”, siendo llamado “El Doctor de la amabilidad”.

Feliz día a todos, que San Francisco de Sales nos ilumine y nos de la alegría de pregonar con la palabra y la escritura el amor a Dios.

Publicado en Cuenca, 24 de enero de 2021 y el 24 de enero de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.