Patrona de las empleadas del hogar.
Aunque hoy se
celebran otros santo, como san Pedro Canisio, doctor; santo Toribio Mogrobejo,
obispo, quiero hablar de esta santa poco conocida, pero no por ello menos que
lo otros, es la patrona de las criadas. Sí también las empleadas del hogar
tienen su santa.
Los devotos de
la sociología dirán que es un patronazgo que felizmente se va extinguiendo
porque no es un oficio digno, pero como todo lo sociológico es un argumento
superficial y falaz. El servicio doméstico es posible que se extinga, el
servicio a los demás de cada uno de nosotros, no. O sea que alabada sea santa
Zita por su ejemplo.
Hay en su
vida, sirviendo a un acaudalado tejedor de Lucca, dos rasgos interesantes
llamativos. Se nos dice que estaba mal vista por sus compañeros por estimar que
trabajaba demasiado, y en consecuencia les dejaba en mal lugar a ellos. Y que
tuvo problemas con su amo por ser demasiado generosa con los pobres.
Hacer las
cosas bien a menudo no despierta simpatías, es paradójico, pero suele ser así.
Hoy santa Zita provocaría conflictos por lo que podríamos llamar falta de
espíritu de clase. Y es que servir no es cómodo, servir bien engendra envidias
y mal humor, descontento por la calidad del servicio, tal vez excesiva, que nos
pone en evidencia. ¿Por qué no se conformaba con salir del paso?
Y servir bien,
no sólo al amo, sino a todos, también empuja a extralimitarse. Primero se da
todo lo que uno tiene y luego, con más o menos discreción, lo que sobra a los demás.
Imaginamos a Zita poco respetuosa con el derecho de propiedad y con el ajeno.
Los santos piensan sobre toso en el deber de propiedad.
Uno puede
exigir a sí mismo la pobreza, ¿pero a los otros? ¿Hay que forzarles a que den
los bienes superfluos? Es mucho decir, pero aquí entrevemos la sisa de Dios, no
prevista por la ley, pero clara con la luz. La justicia que hacemos siempre se
queda corta si no la alarga la misericordia, que puede no ser legal, pero que
es parte de las exigencias del amor.
Publicado en Cuenca, 27 de
abril de 2020 y el 27 de enero de 2024.
Por: José María
Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
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FUENTES
CONSULTADAS:
-Año
Cristiano para todos los días del año. P. Juan Croisset. Logroño. 1851.-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.
-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.
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