domingo, 31 de marzo de 2024

San Francisco de Paula, confesor. Festividad del 2 de abril.

   El fundador de los Mínimos nació en Paula, pequeña ciudad de Calabria, en el año 1416. Fruto de bendiciones y de oraciones, le pusieron sus padres el nombre de Francisco, por devoción al gran Patriarca de asís, a cuya intercesión lo atribuyeron.
San Francisco de Paula.

La valiosa protección de su Patrono se hizo sentir de nuevo en una enfermedad que amenazaba hacerle perder un ojo. Los padres prometieron tenerlo un año en un convento de la Orden si curaba. En cumplimiento del voto, el niño vivió de los trece a los catorce años en el convento de san Marcos que había en Paula.

Luego se retiró a una de las fincas de su padre, para ser un simple labrador, y vivió allí en una cueva, como un solitario de la Tebaida, sin más vestido que un cilicio y una soga.
Pronto se le juntaron otros dos jóvenes imitadores de su santa locura. En 1435 se levantó una capilla donde venía un sacerdote a celebrar y darles la sagrada Comunión. San Francisco, por humildad y a ejemplo de su Santo Patrono, no quiso nunca ser sacerdote.

El número de discípulos fue aumentando y en 1454, D. Pirro, arzobispo de Cosenza, dio permiso para levantar un monasterio e iglesia. En esta construcción pusieron sus manos y dinero aun los más distinguidos señores y nobles damas, no faltando la intervención divina con manifiestos milagros. Sixto IV aprobó la erección del monasterio por bula del 23 de mayo de 1474 y nombró superior a Francisco.

El pueblo los llamaba con el nombre de ermitaños de san Francisco, pero ellos prefirieron el nombre evangélico de Mínimos, es decir, menos aún que frailes menores del pobrecillo de Asís.

Las fundaciones por el sur de Italia fueron creciendo hasta la isla de Sicilia. La fama de la santidad y milagros del Santo pasaron las fronteras italianas y llegó a la corte de Luis IX de Francia, que estaba enfermo en el castillo de Plessis, cerca de Tours. El rey quiso que Francisco viniera a curarle. El Santo se resistió hasta que el Papa le impuso precepto de obediencia.

A su paso por Roma, a principios del año 1483, recibió toda clase de honores. Tres veces fue admitido a la presencia del Papa, el cual se entretuvo con él de la manera más amistosa hasta tres o cuatro horas, haciéndole tomar asiento junto a sí en una hermosa silla. Sixto IV se complació con el Santo en tan alto grado, que concedió todo género de gracias a la nueva Orden de los Mínimos.

Desde Roma se dirigió a la corte de Francia, donde asistió a la muerte de Luis XI. “Señor, dijo al rey, desde el primer momento, yo pediré a Dios por vuestra salud, pero lo que más importa es la salud del alma”. “No hay remedio, decía al enfermo, ya que amáis la vida; lo que importa es asegurar la posesión de la verdadera vida”.

El Santo se quedó en Francia, desde donde dirigió la propagación de su Orden en aquel reino y en España. Allí retocó sus Reglas, que fueron aprobadas por Alejandro VI y confirmadas más tarde por Julio II. Murió el 2 de abril de 1508 y fue canonizado por León X en el año 1519. Es uno de los Santos de quien se citan más milagros por su fe y confianza en Dios.

Publicado en Cuenca, 2 de marzo de 2020. Actualizado el 2 de marzo de 2024

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 30 de marzo de 2024

Un Neogótico con sabor a Medievo.Visita guiada gratuita en la Catedral de Cuena el 6 de abril.

                 Visita guiada gratuita del 6 de abril, en la Catedral a las 11:00h.

La nueva Fachada de la Catedral. Un Neogótico con sabor a Medievo.

Catedral de Cuenca. Fachada Neogógtica.


    Para un mayor control os agradecería que quienes deseen asistir manden su nombre y apellidos al correo chemarogo@gmail.com de esta manera completaremos el grupo entre 25 y 30 personas. Gracias. Sólo se cubrirán las bajas que se ocasiones con relación al grupo de septiembre, por ser una serie de visitas de distinto contenido desde septiembre de 2023 a mayo de 2024.

Medallón de cabeza de gato. Iconografía de Lampérez. S.XX

En esta visita entramos de lleno en la última tragedia que sufrió nuestra Catedral, la caída de la Torre del Giraldo. Analizaremos los pormenores que ocasionaron su caída, los destrozos que ocasionó, cómo era la anterior fachada barroca y los motivos que llevaron al arquitecto Vicente Lampérez a realizar una nueva fachada, la iconografía que incorporó, su simbología y significado bíblico.

Cuenca, 23 de marzo de 2023.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

La Resurrección de Cristo. La promesa y los testigos

Destruyó nuestra muerte y ha recuperado nuestra vida
    La mejor y más expresiva imagen de Cristo Resucitado es su sepulcro vacío. “Surréxit, non est hic. Veníte et vidéte locum ubi pósitus erat Dóminus. Resucitó, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron”. Así dijo el ángel de túnica de alba a las mujeres que buscaban al Señor. Para los que le vieron antes y tuvieron la fortuna de asistir a su entierro, para todos los que tenemos fe, que creemos sin ver, esta ausencia del cuerpo del Señor nos llena de íntima satisfacción.


    Con mucha antelación había dicho Jesús a los escribas y fariseos: “Esta raza mala y adúltera pide un prodigio, pero no se le dará el que pide el prodigio de Jonás profeta; porque así como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra” (Mat. 12, 39-40).
    Y al bajar del monte les puso Jesús precepto, diciendo: No digáis a nadie lo que habéis visto, hasta tanto que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos” (Mat. 17,9).
    Como atravesara la Galilea iba instruyendo a los discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres y le darán muerte, y después resucitará al tercer día” (Mc. 9, 30).
    Mirad que subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes, y a los escribas, y ancianos, que le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, y le escupirán, y le azotarán, y le quitarán la vida, y al tercer día resucitará” (Mc. 10 33-34) (Lc. 18 31-33).
    Hallamos igualmente numerosos documentos posteriores de la resurrección de Jesucristo. “Levantándose Pedro en medio de los hermanos, dijo -refiriéndose a Judas el traidor-: Ocupe otro su lugar en el episcopado. Es necesario, pues, que de estos sujetos que han estado en nuestra compañía todo el tiempo que Jesús Señor Nuestro conversó entre nosotros, empezando desde el bautismo de Juan hasta el día que, apartándose de nosotros, se subió al cielo, se elija uno que sea como nosotros testigo de su resurrección” (Hechos, 1, 20-22).
    Con innumerables citas podríamos traer el testimonio de la verdad de que Cristo resucitó.
    El origen de esta fiesta se remonta al Antiguo Testamento. Dios mismo la prescribió a los hebreos en recuerdo de la salida de Egipto, o paso milagroso del mar Rojo, en la segunda mitad del siglo XV antes de Jesucristo. Se le dio el nombre de Pascua, palabra que significa “paso” o “tránsito”.

    Si bien la Pascua cristiana es en algo una continuación de la judía –por cuanto nosotros también perpetuamos la memoria del gran beneficio de la libertad que nos mereció Jesucristo- no obstante, no deja de ser muy distinta; por esto, para que ambas no se confundiesen, como también porque Jesús resucitó en domingo, determinó San Pedro, el primer Papa, traspasarla al domingo que seguía a la Pascua de los judíos.
    Hubo gran dificultad en un principio para unificar esta fecha, porque muchos cristianos eran judíos. El mismo San Juan Evangelista, consintió que los efesios, en gran mayoría judíos conversos, continuasen celebrándola, según su costumbre, el día décimocuarto de la luna de marzo. Hasta el Concilio de Nicea, celebrado en el 325, hubo diversidad de disciplina, ya en algunas iglesias de Asia Menor, Éfeso entre otras, ya en Siria o Mesopotamia.
    A partir de dicho concilio, los astrónomos alejandrinos fueron encargados de calcular cada año la fecha de Pascua. El patriarca de Alejandría transmitía el resultado a Su Santidad, y el Papa, a su vez, lo anunciaba al orbe Católico.
Feliz Domingo de Resurrección.
Cuenca, 1 de abril de 2018 y el 31 de marzo de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


viernes, 29 de marzo de 2024

Un Viernes Santo roto por el dolor de la ciudad de Cuenca. Cuenca en el recuerdo.

Camino del Calvario

Al salir Jesús del pretorio, después de oír su condena a muerte, se hicieron los preparativos para ir al Calvario. Conforme a las prescripciones de la ley romana. Abría el cortejo un centurión a caballo, seguido tras él un pelotón de soldados encargados de custodiar a Jesús y a los dos malhechores condenados a morir con él.

Jesús tras el recorrido se le iban agotando las fuerzas por el largo ayuno y los malos tratos de la noche anterior, y además, desangrado por los azotes y la coronación de espinar, no tuvo más remedio que cargar con la cruz a cuestas y llevarla por las calles de Jerusalén.

Aplastante era la carga que soportaba Jesús. Hombres expertos han calculado, basándose en la tradición y en las reliquias que aun existen de la misma y sobre todo comparándola con la cruz del buen ladrón que se conserva en Roma, en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, que el peso total de tan tremendo madero puede calcularse en un centenar de kilos.


Esta mañana en el calvario conquense, por las inclemencias del tiempo, no se ha representado ni salido a sus calles la Procesión Camino del Calvario, pero os dejo el sentir del pueblo de Cuenca esperando en las puertas de la Parroquia del Salvador y el cántico del motete en la fragua y el toques del mazo y los martillos como símbolo del dolor y la pasión del pueblo de Cuenca.


Publicado en Cuenca, 19 de abril de 2019 y el 29 de marzo de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 27 de marzo de 2024

El Crismón como signo cristiano.

   Hoy Jueves Santo quiero traer al recuerdo uno de los primeros criptogramas  más antiguos. Fue utilizado en el siglo IV por el emperador Constantino I como estandarte de sus tropas.

El Crismón es también conocido como CHI RO, y esto es así porque está formado por las dos primeras letras que forman el nombre de Cristo, es decir, por la letra CHI (Χ) y la letra Rho (P). El nombre de Cristo entero, en griego, sería: XPIΣTOΣ. Es también natural verlo acompañado por otros símbolos cristianos como el Alfa (Α) primera letra y la Omega (Ω) la última letra del abecedario griego.

Existen otras variaciones empleándose las letras “IC” o XC”, correspondiendo también estas a la primera y última letra de cada uno de los dos nombres de Jesús y Cristo: IHΣOYΣ – XPIΣTOΣ. Estas simbologías es fácil encontrarlas en las iglesias Ortodoxas o bizantinas. La representación con tres letras “IHC”, también conocida “IHS” son las tres primeras letras correspondientes al nombre de Jesús “IHΣOY”, este es el más común y que estamos acostumbrado a ver en las iglesias de Occidente.

Este tipo de representación tiene que ver con la fórmula de criptografía mística, que viene a ser un sistema de escritura con clave secreta que los cristianos aprendieron de otras civilizaciones, como la judía, la griega y la egipcia, que resultaba del ensamblado de letras del alfabeto bajo el cual se escondía el simbolismo y la palabra en clave cabalística.

De esta manera los artistas crearon, de forma cautelar y secreta, el crismón cristológico como medio plástico de comunicación social velado, que era una forma social, política y religiosa de esconder sus creencias en tiempos de persecución.

Estas representaciones fueron exportadas según se iba extendiendo la cristianización, ya no como una forma secreta, sino como reconocimiento de la fe cristiana aludiendo a Cristo y a la fe que era trasmitida,  apareciendo la misma forma de expresión tanto en Bizancio como en la Europa carolingia. En el arte románico será el signo que acompañaría a los templos en los tímpanos de las puertas.
Crismón en la iconografía del siglo XV de los arcos apuntados.
Catedral de Cuenca.

La iconografía marginalista de nuestra catedral también posee este símbolo al igual que se ve en los altares y lugares diversos del templo. Como símbolo de Cristo presente.

Cuenca, 29 de marzo de 2020.

©José María Rodríguez González. Profesor e investigación histórica.
Crismón en la iconografía marginanista del siglo XV. Catedral de Cuenca.
Crismón en la iconografía marginalista del siglo XV en al Catedral de Cuenca.



Cuenca, 29 de marzo de 2021 y el 28 de marzo de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 26 de marzo de 2024

Ecos del pasado. La visita a los siete monumentos en Jueves Santo.

Ecos del pasado. La visita a los siete monumentos en Jueves Santo.

Me viene a la memoria esa costumbre cristiana, que en tiempos de mis padres, era de obligada devoción, después de la Misa vespertina, el visitar durante el Jueves Santo y la mañana del Viernes Santo, siete monumentos donde estaba expuesta la Sagrada Custodia para resaltar la Eucaristía.

Esta devoción estaba muy arraigada en el pueblo cristiano. Es de suponer que en nuestros tiempos, la Iglesia siga pidiendo el dedicar unos momentos de adoración y de agradecimiento a Jesús, para acompañarlo en la Oración del Huerto en la noche en la que fue entregado y traicionado. Nos postramos ante la Exposición de la Sagrada Eucaristía en actitud de adoración y reparación, dando gracias por su Pasión, de la que fuimos causa y con la que nos redimió, pidiendo perdón por el abandono con el que frecuentemente lo dejamos en el Sagrario.

Monumento al Santísimo 
Catedral de Cuenca. Arco de Jamete.

Siempre me pregunté porque deberían ser siete las iglesias visitadas en el Jueves Santo, la respuesta viene dada en el simbolismo, en ese ir y venir de Jesús en la noche en que fue traicionado. Hoy en día tenemos un dicho que viene de este momento, dice: “Traerte de Herodes a Pilatos”.

Ante lo expuesto, me pregunto: ¿Qué lugares recorrió Jesús en la noche de la traición? Fue don Santos Saiz (Presidente del Cabildo en su momento) quien en un día me los reveló:

1º La Oración y agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos.

2º Cuando Jesús es prendido y llevado ante Anás.

  Cuando de casa de Anás es trasladado al tribunal de Caifás.

4º Cuando Caifás ordena que lo lleven ante Poncio Pilatos.

5º Éste a su vez lo envía al palacio de Herodes.

6º Del palacio de Herodes es llevado de vuelta ante Pilatos, tras flagelarlo casi hasta la muerte, lavándose las manos, lo entregó para que lo crucificaran.

7º Por último Jesús carga con la cruz hasta el Calvario donde muere crucificado y es enterrado en el Santo Sepulcro.

Estos pasos son los que deberían ser recordados y cada una de las diferentes visitas que se deben hacer el Jueves Santo. Habría que revivir en las visitas a los diferentes monumentos las siete efusiones de Sangre del Salvador, como son: La circuncisión: el sudor de sangre en el huerto de Getsemaní; la flagelación; la coronación de espinas; el cargar con la cruz hasta el Calvario; imaginar las manos y los pies traspasado por los clavos en la crucifixión y su corazón perforado por la lanzas de Longines.

Por último qué se debe rezar en estas visitas además de meditar en los pasajes descritos. Pues me fue despejada esa duda por el misma persona que he citado con anterioridad, D. Santos Saiz: “En cada visita a los monumentos se hace una breve meditación y se reza en acción de gracias por la institución de la Sagrada Eucaristía y por las intenciones del Papa, seis Padrenuestros, Avemaría y la siguiente oración sustituyendo al Gloria (que no se reza hasta la Resurrección): “Cristo padeció por nosotros obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz”, a lo que se responde “Por lo cual Dios los exaltó y dio el Nombre que está sobre todo nombre”. Pidiendo que nos libre de los siete pecados capitales. Que nos conceda las siete virtudes Teologales: fe, esperanza y caridad; que nos ayude a cumplir con las virtudes cardinales: justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Y por último que nos conceda los siete dones del Espíritu Santo: Sabiduría, entendimiento, consejo, temor de Dios, ciencia, fortaleza, piedad y el santo temor de Dios.

Por curiosidad y escudriñando en la hemeroteca de finales del siglo XIX he encontrado la descripción de los mejores monumentos que se realizaban en Cuenca en esos tiempos y dice así:

“Entre los mejores monumentos presentados, merecen ser citados: El del Salvador, que lo constituían una capilla elegantemente formada con bastidores as-hoc, cuyo centro ocupaba un bonito Sagrario custodiado por dos ángeles de escayola, de gran talla y de cuyas peanas partía una gradería cuajada de luces. A los costados del monumento, se hallaban, a la derecha, el Santo Sepulcro, y a la izquierda, Nuestra Señora de las Angustias, ambas imágenes preparadas para la procesión del Santo Entierro. En la nave principal estaban igualmente dispuestas para las procesiones respetivas, una Madre Dolorosa ricamente vestida, Jesús Nazareno, el Santísimo Cristo de la Luz y San Juan de las Palmas. En San Francisco terminaba el monumento- colocado en la capilla de los Terceros- con un templete de notable merito artístico.

En el convento de las Concepcionistas, un caprichoso pabellón de damasco grana hecho, como de mano de monja, con mucho primor y delicadeza, servía de elegante dosel al Sagrario, viéndose a los lados y diseminados por la gradería del monumento, multitud de angelitos y otras figuras de biscuit y las velas prendidas de flores y de lazos. EL de la Santa Iglesia Catedral, era el más severo, espléndido en luz y presentado con mucho gusto. Se habilitó para su instalación la nave que conduce a los claustros en que se halla la capilla del Espíritu Santo, limitado al efecto se entrada con rojo cortinón en cuyo fondo se destacaba el monumento guardado por dos ángeles, bellísimos de mármol blanco, colocados a los costados del Sagrario; el pavimento de la improvisada capilla se hallaba alfombrado por rico tapiz fabricado en esta ciudad y en cuyo centro mostraba el escudo de armas del Obispado. El de Nuestra Señora de la Merced, se hallaba cubierto con amplio pabellón de armiño emplazado en el altar mayor y alumbrado por multitud de luces donadas por los seminaristas, luces que formaban artístico y caprichoso escudo ostentando en su promedio una cruz. El del Hospital de Santiago, denunciaba al instante ser labor de las manos femeninas por su delicadeza y tonalidad de colores. El de Santo Domingo, merecía también las alabanzas de cuantos lo visitaron y lo propio sucedió con el de las Monjas Petras en el que pusieron las religiosas todo su empeño para que fuera uno de los monumentos más admirados”.

Esta es una muestra de cómo será tratado en los periódicos de la época la devoción y el entusiasmo con que los conquenses cumplían con la tradición de visitar los siete Monumentos al Santísimo en las diferentes iglesias y parroquias de Cuenca a finales del siglo XIX sobre el año de 1893. Y yo me pregunto: ¿Cuánto hemos cambiado nosotros? ¿Seguimos esa tradición? Pensemos que los tiempos cambian pero en el corazón de cada uno sigue vibrando la Semana Santa conquense.

Cuenca, 23 de marzo de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


sábado, 23 de marzo de 2024

Domingo de Ramos. Una Semana Santa.

   Procesión de Ramos. Simbolismo y recuerdo
   Es verosímil que Oriente, Palestina y sobre todo Jerusalén, tendrían desde los comienzos del cristianismo, en festejar el aniversario del triunfo de Cristo con la procesión de Ramos. Ya en el siglo IV, san Cirilo, obispo de Jerusalén, asegura que la palmera cuyas hojas sirvieron para honrar al Salvador, existía aún en el valle de Cedrón. Motivo natural –concluye Dom Guerarger- para tener ocasión de instituir una conmemoración anual de este gran acontecimiento, en el mismo en que sucedió.

Más tarde vemos establecida la costumbre, no sólo en los monasterios de Oriente, sino en los desiertos de Egipto y de Siria, poblados por numerosos ermitaños. Retirados en sus grutas solitarias durante la cuaresma para entregarse a la penitencia, tenían costumbre de volver para domingo de Ramos al monasterio común y hacer juntos una solemne procesión. Luego volvían a su desierto del que no salían sino para la fiesta de Pascua, tras una semana de oración y austeras penitencias.

El Occidente introdujo muy pronto la solemnidad de los Ramos. El rito principal tuvo por objeto primordial, representar lo más fielmente posible la procesión de los hebreos escoltando a nuestro Señor con el canto del Hosanna.

La Edad Media sobresalió en la representación de este drama sagrado. La procesión de un calvario erigido para la circunstancias a la entrada de las ciudades o aldeas. Al pie de este calvario, había una mesa, o altar de piedra, sobre la cual se depositaban los ramos para bendecirlos.

La fe de nuestros padres deba a este lugar el nombre de Betfage. Allí recordaba primeramente con la lectura del Evangelio los pasajes a los cuales se refería la ceremonia presente: el sacerdote, bendecía a continuación los ramos, los distribuía, y la multitud se ponía en marcha para la iglesia, como si acompañara a nuestro Señor al Templo de Jerusalén cantando todos el Hosanna. La cruz, a la cabeza del cortejo, representaba para ellos al Salvador, y aunque tuviera lugar en tiempo de Pasión, era llevado desde cubierta, ofreciendo a todos los ojos la imagen del Crucificado.



En algunos lugares todavía se hacía de un modo más sensible el significado de esta marcha triunfal. El libro de los santos Evangelios, rodeado de profundísimas muestras de respeto, recordaba, en esta procesión, la profundidad del Hombre Dios. Los diáconos lo tomaban del altar después de la bendición de las palmas, lo depositaban sobre rico almohadón y lo llevaban en andas como si se tratara de una reliquia. Numerosos cirios ardían en su derredor y entre nubes de olores oloroso incienso, precedido del clero y seguido del pueblo con ramos, banderas y oriflamas y de cuanto podía dar realce y brillo, era llevado en procesión.

Se ha dicho hasta nuestros días que Jesús quiso por cabalgadura un asno como señal de humildad y de mansedumbre, como si quisiera simbólicamente significar que iba hacia su pueblo como el Príncipe de la Paz. Pero si pensamos en el asno antiguo encontramos que este animal se tenía como orgulloso y guerrero; hermoso y gallardo cuando el caballo y digno de ser sacrificado a las divinidades. Homero se entendía de comparaciones y no quiso deprimir a Ayax el forzudo, al orgullosísimo Ayax, cuando se le presentó la oportunidad de compararlo al burro. En cambio, los judíos se valen de los asnos para otras comparaciones. “El hombre es falto de sentido y temerario de corazón –dice Sofar Naamatites a Job- que nace semejante al pollino de asno montés” Textualmente afirma: “El insensato se hará cuerdo cuando un pollino de onagro nazca hombre” (Jb. 11,12). Y Daniel (uno de los deportados de Israel) interpretó el texto escrito por una mano misteriosa en las paredes de los salones del palacio del rey Baltasar, hijo de Nabucodonosor al usar los vasos de plata del Templo de Jerusalén, en expiación de sus tiranías: “fue expulsado de entre los hombres y su corazón se hizo semejante al de las bestias; estuvo conviviendo con los onagros; se alimentó de hierba como los bueyes, y su cuerpo fue bañado del rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y pone en él a quien le place” (Dn. 5,21). “Aquella noche fue asesinado Baltasar el rey de los caldeos. Y recibió el reino Darío el Medo, que contaba sesenta y dos años (Dn. 5,30-31).

Jesús ha pedido expresamente un asno no domado, que nadie ha montado –en una palabra, parecido al montés-. Porque en aquel día la bestia por él no representa en símbolo la humildad del que la cabalga sino al pueblo Judío que será libertado y domado por Cristo; el animal indócil y terco, duro de boca, que ningún profeta y ningún monarca supo domar y que hoy está atado al palo, como Israel está atado por la soga romana bajo la torre Antonia.


      Publicado en Cuenca, 5 de abril de 2020 y el 24 de marzo de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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-Historia de Cristo. Versión española. Mñor. Agustín Piaggio. Editorial Lux. Santiago de Chile.1923.

-Festividades del año Litúrgico. Editorial Luis Vives. Zaragoza. Lino, Obispo de Huesca.1945.

jueves, 21 de marzo de 2024

Plenilunio de marzo. Luna del Gusano.

     El plenilunio del mes de marzo se dará el lunes día 25. El nombre que recibe es Luna llena del Gusano, también recibe otros nombres como, luna de Cuervo o Luna del Viento fuerte.

Este año se da la casualidad que coincide con el primer eclipse del año 2024, eclipse penumbral, un fenómeno que sólo ocurre durante las fases de plenilunio (IGN) y es la primera luna llena de la primavera. Su punto culminante será el 25 de marzo a las 8:00 horas de la mañana.

El nombre

Luna del Gusano 23/03/2024-5:22horas.

de Luna de Gusano es debido a que aparecen las lombrices en la tierra durante este mes, cuando el suelo comienza a calendarse dejando atrás el invierno. Los gusanos son la señal de la llegada de la primavera porque atraen a las aves como los petirrojos y otras especies que son consideradas como símbolos de esta estación.

Este año, la luna llena de este mes, coincide con el equinoccio de marzo, por lo que recibe el nombre adicional de Luna Pascual al celebrase la Semana Santa en la primera luna llena de la primavera, esto se viene celebrando así, desde el Concilio de Nicea, año 325.

Al haberse celebrado el día de la poesía el pasado miércoles, quiero cerrar este artículo con la poesía correspondiente a este mes de mi libro: “SELENE. Mitología de la luna llena en la hoz del Huécar”.

¿Qué misterio escondes

que trastocas los ciclos naturales?

Plantas, hombres y animales,

se agitan, aturden y transforman

al sentir tu luz hechizadora.

Rompen el silencio el canto de las aves,

melodías a ritmo de corazones,

En la noche de las noches,

Para la Luna de las lunas.

Tú eres la que marcas el momento culminante

De esta primavera.

José María Rodríguez González.

 

Cuenca, 22 de marzo de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuente documental:

“SELENE. Mitología de la luna llena en la hoz del Huécar”. 2010. Fundación Antonio Pérez. Autor José María Rodríguez González.

miércoles, 13 de marzo de 2024

BURIL Y ENSUEÑO DE UN ARTISTA. LUIS MARCO PÉREZ

El reconocimiento de la obra de Luis Marco Pérez en la Exposición Nacional y propuesta de la exhibición de su obra en los lugares públicos de la ciudad de Cuenca

Luis Marco Pérez
Pronto le vino el éxito a Luis Marco Pérez, en 1922 con veintiséis años concurre a la Exposición Nacional de Bellas Artes, obteniendo la 3ª medalla por la obra “El alma de Castilla en el silencio”. Dos años después, en 1924 vuelve a presentarse obteniendo la 2ª medalla por “Idilio Ibérico” y en 1926 logrará su culminación obteniendo la 1ª medalla con “El hombre de la sierra”, este mismo año esculpe el monumento a los soldados de Cuenca muertos en la Guerra de África, monumento situado actualmente en la plaza de la Hispanidad. En 1930 recibió la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid por la obra “El pastor de las Huesas del Vasallo”.

"Santa Cena" de 1929 destruida en la Guerra Civil en 1936
Tras el paréntesis de la Guerra Civil Española, se plantea la realización de las imágenes para los desfiles procesionales de la Semana Santa de Cuenca en 1940 y 1941 realiza las tallas de Jesús Nazareno de las seis de la mañana y la talla de San Juan Bautista. En los años siguientes firma un contrato con la recién creada Junta de Cofradías realizando en años posteriores las tallas de: San Juan Evangelista, 1941; Nuestra Señora de la Soledad del Puente, 1941; San Juan Bautista, 1941; Nuestra Señora de las Angustias, 1942; Santísimo Cristo de la Misericordia, 1942; El Prendimiento de Jesús, 1942; Santísima Virgen de la Amargura con San Juan Apóstol, 1942; Cristo Yacente, 1943; Santísimo Cristo de la Luz, Vulgo
"Descendimiento", año 1931 destruido en 1936
de los Espejos, 1943; Nuestro Padre Jesús del Salvador, 1941-1945; Santísimo Cristo de la Salud. El descendimiento, 1945; Nuestro Padre Jesús Caído y la Verónica, 1945; San Pedro Apóstol, 1946; Santísimo Ecce Homo de San Gil, 1948; Jesús de Medinaceli, San Felipe Neri, 1949; Jesús entrando en Jerusalén 1949;  La Exaltación, Santísimo Cristo del Perdón, 1951; Jesús Amarrado a la Columna, 1940-1956; El Huerto de San Esteban, 1941-1953; Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, 1951. Los pasos quemados y destruidos en el trascurso de la Guerra Civil: La Santa Cena y el Descendimiento obras realizadas en los años 1929 y 1931 respectivamente.


El Museo de Cuenca (Museo Arqueológico), es depositario, desde el 8 de abril de 1983, que le fue entregada una muestra de más de 200 obras de Marco Pérez por José Rincón, persona allegada al autor. Lleva esperando más de treinta años a ser expuesta al público para admiración y disfrute de sus paisanos conquenses: esculturas, bajorrelieves y dibujos que duermen en los almacenes de este gran museo. Por fin en estos días será expuesta parte de la obra en el Museo de Semana Santa.
Monumento a los caídos en la guerra de África

Como siempre ha sucedido y viene sucediendo, los triunfadores son homenajeados y a Marco Pérez tras su triunfo en la Exposición Nacional se le organizó un banquete que reunió a las autoridades y amistades del escultor el 29 de junio de 1924 en el casino de la Constancia de Cuenca. En el trascurso de la cena el Sr. D. Rodolfo Llopis propuso que las plazas de Cuenca fueran ornamentadas con producciones del autor. Propuesta que recogió el concejal D. Juan Romero allí presente, y el Sr. D. Cayo Conversa, como secretario de la Corporación, se comprometía al mismo tiempo a llevar la propuesta de aumentar la pensión a cinco mil pesetas por dos años más al laureado escultor.
Estas peticiones fueron reconocidas y aplaudidas por las Corporaciones y se instalaron en el parque de Canalejas (hoy parque de San Julián) las obras del autor. Siguen en la actualidad las siguientes esculturas: “El hombre de la sierra”, “Doña Gregoria de Cuba y Clemente” y la estatua de “Lucas Aguirre”. En la Antigua plaza de Cánovas (hoy plaza de la Constitución) se instaló la escultura del “Pastor de las Huesas del Vasallo”, en la actualidad en las cercanías del puente San Pablo.


Pastor de las Huesas del Vasallo
Entre los concurrentes al banquete figuraban: Don Felipe Ruiz de Lara, Don Felipe Moreno Serna, Don Segundo Manzanet, Don Santiago Llorens, Don Germán Cruz, Don Aurelio Almagro, Don Ramón Portela, Don Andrés Vívos, Don Rodolfo Llopis, Don Felipe de la Rica, Don Crédulo Escobar, Don Alejo Vera, Don Cecilio Sierra, Don Nicasio Guardia, Don Agustín Carretero, Don José Niño, Don Ángel Villacañas, Don Julián Velasco, Don Benigno de Diego, Don Miguel Larrañaga, Don Aurelio L. Malo, Don Emilio López, Don Facundo Olmo, Don Cayo Conversa Muñoz, Don Joaquín Blasco, Don José Antelo, Don Luis Marquina, Don Juan Jiménez de Aguilar, Don Julián Fernández, Don Manuel Ortega, Don Elpidio Miranzo, Don Fernando Alcántara, Don Francisco Delgado, Don Fernando García, Don Rafael Carretero, Don Fortunato Martínez, Don Juan Romero, Don César Domínguez, Don José Cano, Don Pablo Pulido, Don Ricardo Elvira, Don Antonio Alarcón, Don Mariano Zomeño, Don Julio Larrañaga, Don Luis Miegimolle y Don Antonio Guzmán.

Es de agradecer que el Museo de la Semana Santa de Cuenca homenajee a tal insigne escultor como agradecimiento al espectacular conjunto de imágenes que forman los pasos de nuestra Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional.
Publicado en Cuenca, 14 de marzo de 2014 y actualizado 14 de marzo de 2024
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico