domingo, 31 de marzo de 2024

San Hugo, obispo de Grenoble. (1053-1152). Festividad del 1 de abril

   Nació en Castel, a las orillas del Isar, diócesis de Valencia en el Delfinado, por el año 1053, en el seno de una familia distinguida pero de singular piedad. Su padre Odilon era un caballero distinguido de gran virtud.

Acabado los estudios Hugo volvió a Valencia donde fue provisto de un canonicato. Su vida ejemplar y retirada le granjeó tanta reputación, que Hugo, entonces obispo de León, legado del Papa Gregorio V, y después arzobispo de León.
San Hugo de Grenoble

Modelo de obispo, uno de los más santos que registra la historia. Se le puso al frente de la diócesis de Grenoble a los 27 años y la rigió durante más de medio siglo, siempre suspirando porque le librasen de aquel honor del que sentía indigno e incapaz.

Dice su historia que la condesa Matilde costeó todos los gastos necesarios para la augusta ceremonia de la consagración, regalándole un báculo, con otros varios ornamentos del pontificado, y con los Comentarios de san Agustín sobre los Salmos.

Cuando regresó de Roma, y fue a tomar posesión de su iglesia, quedó penetrado de dolor al ver el lastimoso estado en que halló toda su diócesis. No solo reinaba la usura, la simonía y toda especie de disolución, sino que la abominación de la desolación se habían apoderado del lugar.

Pasaba los días y las noches en fervorosa oración, llorando los desórdenes de su pueblo; y no perdonaba ayuno, vigilias, exhortaciones, instrucciones y visitas para que el Señor abriese los ojos a aquel ciego rebaño. Ganó los corazones de todos con su paciencia, con su apacibilidad y sus ejemplos, y en poco tiempo cambió de semblante todo el obispado de Grenoble.

Pero fue tanto lo que le afectó todo esa depravación que apenas había sido obispo dos años, cuando tomó la resolución de dejarlo. Partió secretamente a la abadía de la Casa de Dios, diócesis de Clermont, en la provincia de Aubernia; visitó la cogulla de san Benito y en breve tiempo fue modelo cabal de la vida monacal. Pero informado el Papa Gregorio VIII de lo que pasaba, le envió precepto formal y preciso para que cuanto antes se restituyese a su iglesia, viéndose obligado a obedecer.

Casi a los tres años, después de ser restituido a su obispado llegó a su diócesis el famoso san Bruno con sus seis compañeros para iniciar con ellos la Gran Cartuja, en 1084, renovándose sus ansias de vida contemplativa, y muchas veces se iba a vivir por un tiempo con los cartujos como el más humilde de ellos.

Pocos días antes había tenido Hugo un misterioso sueño, en el cual se le representaba siete estrellas, que desprendidas del cielo, iban como a esconderse en un desierto espantoso de su misma diócesis, llamado la Cartuja. Acordándose del sueño recibió a Bruno y a sus compañeros con amor y con respeto. Les edificó a su costa la capilla y las celdas, declarándose desde entonces su protector y su padre, poco tiempo después pasó a ser el menor de sus compañeros.

Mostró singular tesón en el concilio que se celebró en Viene del Delfinado el año 1112, contra los excesos del emperador Enrique IV que había tratado indignamente al Papa Pascasio II, y contra la ambición del antipapa Pedro de León, llamado Anacleto, en defensa del legítimo pontífice Inocencio II. Fue Hugo uno de los obispos que se juntaron en Puy de Velay para excomulgar a Pedro de León y el que más contribuyo a extinguir el cisma en el reino de Francia, sacrificando a la verdad y a la justicia sus propios intereses, y la amistad que siempre le había mostrado el antipapa Anacleto.

Murió en Grenoble a los ochenta años y algunos meses de su edad, el día 1 de abril de 1132. Al ser difundida la noticia de su muerte concurrió innumerable gentío de todas partes y lugares a lograr el consuelo de reverenciar y besar su santo cuerpo. Fue imposible enterrarlo en cinco días por la concurrencia de gente, conservándose durante ese tiempo el cadáver entero y tan fresco y flexible como si estuviera vivo. Fue canonizado en 1134 por el Papa Inocencio II. Su sepulcro se hizo cada día más glorioso por la visible protección que experimentaron los fieles, implorando su poderosa intercesión.

Publicado en Cuenca, 1 de abril de 2020. Actualizado el 1 de abril de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

San Francisco de Paula, confesor. Festividad del 2 de abril.

   El fundador de los Mínimos nació en Paula, pequeña ciudad de Calabria, en el año 1416. Fruto de bendiciones y de oraciones, le pusieron sus padres el nombre de Francisco, por devoción al gran Patriarca de asís, a cuya intercesión lo atribuyeron.
San Francisco de Paula.

La valiosa protección de su Patrono se hizo sentir de nuevo en una enfermedad que amenazaba hacerle perder un ojo. Los padres prometieron tenerlo un año en un convento de la Orden si curaba. En cumplimiento del voto, el niño vivió de los trece a los catorce años en el convento de san Marcos que había en Paula.

Luego se retiró a una de las fincas de su padre, para ser un simple labrador, y vivió allí en una cueva, como un solitario de la Tebaida, sin más vestido que un cilicio y una soga.
Pronto se le juntaron otros dos jóvenes imitadores de su santa locura. En 1435 se levantó una capilla donde venía un sacerdote a celebrar y darles la sagrada Comunión. San Francisco, por humildad y a ejemplo de su Santo Patrono, no quiso nunca ser sacerdote.

El número de discípulos fue aumentando y en 1454, D. Pirro, arzobispo de Cosenza, dio permiso para levantar un monasterio e iglesia. En esta construcción pusieron sus manos y dinero aun los más distinguidos señores y nobles damas, no faltando la intervención divina con manifiestos milagros. Sixto IV aprobó la erección del monasterio por bula del 23 de mayo de 1474 y nombró superior a Francisco.

El pueblo los llamaba con el nombre de ermitaños de san Francisco, pero ellos prefirieron el nombre evangélico de Mínimos, es decir, menos aún que frailes menores del pobrecillo de Asís.

Las fundaciones por el sur de Italia fueron creciendo hasta la isla de Sicilia. La fama de la santidad y milagros del Santo pasaron las fronteras italianas y llegó a la corte de Luis IX de Francia, que estaba enfermo en el castillo de Plessis, cerca de Tours. El rey quiso que Francisco viniera a curarle. El Santo se resistió hasta que el Papa le impuso precepto de obediencia.

A su paso por Roma, a principios del año 1483, recibió toda clase de honores. Tres veces fue admitido a la presencia del Papa, el cual se entretuvo con él de la manera más amistosa hasta tres o cuatro horas, haciéndole tomar asiento junto a sí en una hermosa silla. Sixto IV se complació con el Santo en tan alto grado, que concedió todo género de gracias a la nueva Orden de los Mínimos.

Desde Roma se dirigió a la corte de Francia, donde asistió a la muerte de Luis XI. “Señor, dijo al rey, desde el primer momento, yo pediré a Dios por vuestra salud, pero lo que más importa es la salud del alma”. “No hay remedio, decía al enfermo, ya que amáis la vida; lo que importa es asegurar la posesión de la verdadera vida”.

El Santo se quedó en Francia, desde donde dirigió la propagación de su Orden en aquel reino y en España. Allí retocó sus Reglas, que fueron aprobadas por Alejandro VI y confirmadas más tarde por Julio II. Murió el 2 de abril de 1508 y fue canonizado por León X en el año 1519. Es uno de los Santos de quien se citan más milagros por su fe y confianza en Dios.

Publicado en Cuenca, 2 de marzo de 2020. Actualizado el 2 de marzo de 2024

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

sábado, 30 de marzo de 2024

Un Neogótico con sabor a Medievo.Visita guiada gratuita en la Catedral de Cuena el 6 de abril.

                 Visita guiada gratuita del 6 de abril, en la Catedral a las 11:00h.

La nueva Fachada de la Catedral. Un Neogótico con sabor a Medievo.

Catedral de Cuenca. Fachada Neogógtica.


    Para un mayor control os agradecería que quienes deseen asistir manden su nombre y apellidos al correo chemarogo@gmail.com de esta manera completaremos el grupo entre 25 y 30 personas. Gracias. Sólo se cubrirán las bajas que se ocasiones con relación al grupo de septiembre, por ser una serie de visitas de distinto contenido desde septiembre de 2023 a mayo de 2024.

Medallón de cabeza de gato. Iconografía de Lampérez. S.XX

En esta visita entramos de lleno en la última tragedia que sufrió nuestra Catedral, la caída de la Torre del Giraldo. Analizaremos los pormenores que ocasionaron su caída, los destrozos que ocasionó, cómo era la anterior fachada barroca y los motivos que llevaron al arquitecto Vicente Lampérez a realizar una nueva fachada, la iconografía que incorporó, su simbología y significado bíblico.

Cuenca, 23 de marzo de 2023.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

La Resurrección de Cristo. La promesa y los testigos

Destruyó nuestra muerte y ha recuperado nuestra vida
    La mejor y más expresiva imagen de Cristo Resucitado es su sepulcro vacío. “Surréxit, non est hic. Veníte et vidéte locum ubi pósitus erat Dóminus. Resucitó, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron”. Así dijo el ángel de túnica de alba a las mujeres que buscaban al Señor. Para los que le vieron antes y tuvieron la fortuna de asistir a su entierro, para todos los que tenemos fe, que creemos sin ver, esta ausencia del cuerpo del Señor nos llena de íntima satisfacción.


    Con mucha antelación había dicho Jesús a los escribas y fariseos: “Esta raza mala y adúltera pide un prodigio, pero no se le dará el que pide el prodigio de Jonás profeta; porque así como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra” (Mat. 12, 39-40).
    Y al bajar del monte les puso Jesús precepto, diciendo: No digáis a nadie lo que habéis visto, hasta tanto que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos” (Mat. 17,9).
    Como atravesara la Galilea iba instruyendo a los discípulos, y les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres y le darán muerte, y después resucitará al tercer día” (Mc. 9, 30).
    Mirad que subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes, y a los escribas, y ancianos, que le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, y le escupirán, y le azotarán, y le quitarán la vida, y al tercer día resucitará” (Mc. 10 33-34) (Lc. 18 31-33).
    Hallamos igualmente numerosos documentos posteriores de la resurrección de Jesucristo. “Levantándose Pedro en medio de los hermanos, dijo -refiriéndose a Judas el traidor-: Ocupe otro su lugar en el episcopado. Es necesario, pues, que de estos sujetos que han estado en nuestra compañía todo el tiempo que Jesús Señor Nuestro conversó entre nosotros, empezando desde el bautismo de Juan hasta el día que, apartándose de nosotros, se subió al cielo, se elija uno que sea como nosotros testigo de su resurrección” (Hechos, 1, 20-22).
    Con innumerables citas podríamos traer el testimonio de la verdad de que Cristo resucitó.
    El origen de esta fiesta se remonta al Antiguo Testamento. Dios mismo la prescribió a los hebreos en recuerdo de la salida de Egipto, o paso milagroso del mar Rojo, en la segunda mitad del siglo XV antes de Jesucristo. Se le dio el nombre de Pascua, palabra que significa “paso” o “tránsito”.

    Si bien la Pascua cristiana es en algo una continuación de la judía –por cuanto nosotros también perpetuamos la memoria del gran beneficio de la libertad que nos mereció Jesucristo- no obstante, no deja de ser muy distinta; por esto, para que ambas no se confundiesen, como también porque Jesús resucitó en domingo, determinó San Pedro, el primer Papa, traspasarla al domingo que seguía a la Pascua de los judíos.
    Hubo gran dificultad en un principio para unificar esta fecha, porque muchos cristianos eran judíos. El mismo San Juan Evangelista, consintió que los efesios, en gran mayoría judíos conversos, continuasen celebrándola, según su costumbre, el día décimocuarto de la luna de marzo. Hasta el Concilio de Nicea, celebrado en el 325, hubo diversidad de disciplina, ya en algunas iglesias de Asia Menor, Éfeso entre otras, ya en Siria o Mesopotamia.
    A partir de dicho concilio, los astrónomos alejandrinos fueron encargados de calcular cada año la fecha de Pascua. El patriarca de Alejandría transmitía el resultado a Su Santidad, y el Papa, a su vez, lo anunciaba al orbe Católico.
Feliz Domingo de Resurrección.
Cuenca, 1 de abril de 2018 y el 31 de marzo de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


viernes, 29 de marzo de 2024

Un Viernes Santo roto por el dolor de la ciudad de Cuenca. Cuenca en el recuerdo.

Camino del Calvario

Al salir Jesús del pretorio, después de oír su condena a muerte, se hicieron los preparativos para ir al Calvario. Conforme a las prescripciones de la ley romana. Abría el cortejo un centurión a caballo, seguido tras él un pelotón de soldados encargados de custodiar a Jesús y a los dos malhechores condenados a morir con él.

Jesús tras el recorrido se le iban agotando las fuerzas por el largo ayuno y los malos tratos de la noche anterior, y además, desangrado por los azotes y la coronación de espinar, no tuvo más remedio que cargar con la cruz a cuestas y llevarla por las calles de Jerusalén.

Aplastante era la carga que soportaba Jesús. Hombres expertos han calculado, basándose en la tradición y en las reliquias que aun existen de la misma y sobre todo comparándola con la cruz del buen ladrón que se conserva en Roma, en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén, que el peso total de tan tremendo madero puede calcularse en un centenar de kilos.


Esta mañana en el calvario conquense, por las inclemencias del tiempo, no se ha representado ni salido a sus calles la Procesión Camino del Calvario, pero os dejo el sentir del pueblo de Cuenca esperando en las puertas de la Parroquia del Salvador y el cántico del motete en la fragua y el toques del mazo y los martillos como símbolo del dolor y la pasión del pueblo de Cuenca.


Publicado en Cuenca, 19 de abril de 2019 y el 29 de marzo de 2024.
Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

San Juan Clímaco (575-649). Festividad del día 30 de marzo.

   Juan de la Escalera, según su nombre, monje del monasterio del monte Sinaí, de cuya vida poco se sabe, excepto que fue abad y que gozó de una fama inmensa como director de almas en la primera mitad del siglo XVII. Casi nada más, su recuerdo no está vinculado en una biografía, sino en un libro, la Escala santa, que ha tenido tanta influencia entre los monjes de Oriente y Occidente.
San Juan Clímaco.
   Y muy merecida, porque es un libro excepcional que une la elevación a la sencillez, el rigor a la serenidad, los impulsos más espirituales a la agudeza psicológica y al sentido común. En treinta escalones hace recorrer todo el camino que lleva desde el hombre a Dios, empezando por la renuncia a sí mismo y concluyendo en el amoroso Absoluto.

Ascensión en la que cada peldaño es un desprendimiento desde el simple ruido (oponer el silencio de los labios al tumulto del corazón) y las pasiones exteriores hasta la última fortaleza del castillado orgullo; “Los hombres pueden sanar a los voluptuosos, los ángeles a los malvados, pero a los soberbios solamente Dios”.

La iconografía bizantina en el monte Athos y en otros lugares ha difundido la imagen de la mística escalera por la que trepa las almas, tironeadas, empujadas por demonios que recurren a todas sus fuerzas para conseguir que se precipiten en las abiertas fauces de un dragón que se  enrosca en el abismo y que las va engullendo.
Representación del contenido del libro "La Escala Santa".

Así, entre un revuelo de ángeles luminosos y en una atmósfera de intenso colorido sobrecogedor –negruras salpicadas de estrellas, oros del espíritu, blancos radiantes-, el alma ligerísima y trémula, después de subir por la vertiginosa escala fosforescente, llega a las alturas invisibles y cae como una pluma en el regazo de Dios, empujada por el último soplo de la Gracia.

Cuando murió el maestro Juan, en la celda no había sino una gran cruz de madera, una mesa y un banco que servía de silla y de mesa, Su única riqueza eran los libros de la Sagrada Escritura y las obras de los Padres de la Iglesia, entre ellos la Regula Pastorales de san Gregorio Magno, traducida al griego por un patriarca de Antioquía el año 600.

Fue publicado en Cuenca, 30 de marzo de 2020. Actualizado en 30 de marzo de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

jueves, 28 de marzo de 2024

Un milagro muy reconocido. Sucedió un 29 de marzo de 1640.


Una pierna para Miguel Juan Pellicer. El milagro de Calanda
La primera vez que me hicieron fijarme en el lienzo derecho de la capilla del Pilar en la Catedral de Cuenca tenía siete años. Mi abuelo me explicaba el sentido de los medallones que alberga la capilla, no podía entender que una pierna apareciera en su sitio si había sido amputada con anterioridad y enterrada en otro lugar, en mi mente infantil imaginaba mil cosas para explicar tal hecho. Con los años he tenido la suerte de estudiar cada rincón de ésta y otras muchas capillas de la Catedral, cada una nos expone las creencias de sus benefactores y nos trasmiten sus creencias como un libro que espera ser abierto para que su lector descubra el misterio que encierran sus páginas, así es  nuestra Catedral.
Lienzo explicativo del Milagro de Calanda
Capilla de la Virgen del Pilar
Catedral de Cuenca
Este hecho llamado “El Milagro de Calanda” sucedió en la persona de Miguel Juan Pellicer, un arriero de 23 años vecino del este pueblo Aragonés. He podido ver por los escritos, como por el acta notarial y otros documentos, como el proceso de verificación que se llevo a cabo por parte de las autoridades eclesiásticas, todo ello da veracidad a lo acontecido. Para más pruebas hace cincuenta años su cuerpo fue exhumado en secreto, realizándose una serie de fotografías que se descubrieron en 1999. En la pierna derecha, a la altura de la zona de amputación, aparecía una extraña osificación que incrementaba la verdad de lo que en su momento sucedió.

En el informe diocesano se recogen los datos de los peritos que participaron en el análisis de los restos. Entre ellos el del Catedrático de Medicina Legal, D. Valentín Pérez Argiles, muestra la certeza sobre la identificación correcta de los restos, lo más llamativo es que la pierna que fue restituida a Miguel Juan Pellicer muestra una serie de anomalías que llamaron la atención: La irregularidad existente en la tibia derecha y el hecho que fuera 5,5mm más corta que la otra, justo donde le cortaron la pierna, se aprecia una osificación, estas son circunstancias que pueden respaldar la identificación de este hombre y dan la prueba de que posteriormente al milagro, recibiera el apodo del “Cojo de Calanda”.

En mi reciente visita al Pilar de Zaragoza puede observar, que en la Basílica del Pilar, se encuentra una capilla haciendo alusión a estos hechos, así como un mural del año 1952 en el que se refleja el momento de ese sueño durante el cual ocurrió todo. En la pintura, la Virgen está cerca del enfermo y le coloca la pierna. Dentro de “El Humilladero” hay otro cuadro pintado por Miguel Ángel Albareda, en el que un ángel de pelo largo rubio y vestido de blanco repone la pierna, reconstruyendo en el lienzo la noche del milagro colocando la pierna, así también se aprecia en el lienzo de la capilla de la Virgen del Pilar de la Catedral de Cuenca.


Explicados los antecedes puedo pasar ahora a describir el milagro:
Sucedió entre las 10 y las 11 de la noche del jueves 29 de marzo de 1640, en la villa aragonesa de Calanda, en la persona del joven Miguel Juan Pellicer, de 23 años, cuando sucedió tendía 19. Trabajando de arriero en Castellón de la Plana, cayó de un carro cargado de trigo que conducía con la mala suerte que una rueda le aplastó la pierna derecha. Pasó 5 días en el hospital de Valencia y pidió ser llevado al hospital de Ntra. Sra. De Gracia de Zaragoza. Fue necesario amputarle la pierna, al comenzar la gangrena en ella, fue cortada cuatro dedos por debajo de la rodilla. El cirujano que se la amputó fue D. Juan Estanga, la pierna fue enterrada por el practicante Juan Lorenzo García.

Dos años estuvo convaleciente y luego fue mendigo en la puerta del templo del Pilar. Cada día se untaba el muñón de su pierna con el aceite de las lámparas que arden ante la Virgen del Pilar mientras pedía limosna.

Volvió a Calanda y como su habitación estaba ocupada por un soldado en régimen de pensión, tuvo que dormir en un jergón en el suelo, al lado de la cama de sus padres. Cual fue la sorpresa que al entrar sus padres lo encontraron durmiendo con dos piernas, comprobándose que era la misma al tener un grano y unas cicatrices que poseía antes de su amputación.

Tras la curación volvió a Zaragoza para dar gracias a la Virgen, incoándose en el arzobispado el milagro el 5 de junio de 1640. El milagro se divulgó rápidamente por la Corte y Vicente fue recibido en Madrid por el Rey Felipe IV un año después.


Cuenca, 29 de marzo de 2019 y el 29 de marzo de 2024.

José María Rodríguez González- Profesor e investigador histórico.

San Jonás y Baraquisio (327). Festividad del 29 de marzo

    Consultando en el santoral nos encontramos que el día 29 de marzo celebramos el martirio de dos hermanos llamados Jonás y Baraquisio, procedentes de una aldea llamada Jassa, y que son las víctimas más famosas de la persecución que realizó contra los cristianos el rey persa Sapor II en su intento por restablecer el mazdeísmo y desarraigar el Evangelio.
Jonas y Baraquisio. 

Nueve cristianos, cuyos nombres ha conservado la tradición, fueron condenados a muerte, y Jonás y Baraquisio salieron de su aldea para visitarles en las mazmorras y transmitirles el aliento de sus palabras de fe, con lo cual se vieron también comprometidos y se les encarcelaron, exigiéndoles a su vez que adoraran al soberano y rindiesen culto a los elementos de la naturaleza.

Ante su tenaz negativa, fueron azotados con varas de granado y se les separó utilizando un truco que todavía hoy es práctica habitual entre los sayones (decir a cada uno de ellos que el otro había apostatado, con el fin de debilitar su convencimiento), pero todo fue inútil,

Siguieron largas controversias con los jueces y por fin los dos murieron del modo más cruel: Jonás aplastado en una prensa para la uva mientras a Baraquisio le vertían plomo derretido ardiendo por la garganta. Un devoto varón llamado Abdisotas rescato los santos cuerpos por quinientos mil daries, la moneda del país, y tres vestidos de seda, y les dio honrosa sepultura.

Mientras en Occidente Constantino protegía a los cristianos, en Oriente la persecución hacía mártires, unos tenían que resistir el halago y otros la tortura, en Roma la absorción y en Persia el exterminio, en Europa las tentaciones de la influencia y del poder, en Asia las de las apostasía, doble experiencia complementaria que los católicos del siglo XX conocieron también.

Oración: Concédenos, Señor, que así como reconocemos tu fortaleza soberana en la confesión de tus gloriosos mártires Jonás y Baraquisio, así experimentemos su poderosa intercesión ante el acatamiento de tu divina Majestad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Publicado en Cuenca, 29 de marzo de 2020. Actualizado el 29 de marzo de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

miércoles, 27 de marzo de 2024

El Crismón como signo cristiano.

   Hoy Jueves Santo quiero traer al recuerdo uno de los primeros criptogramas  más antiguos. Fue utilizado en el siglo IV por el emperador Constantino I como estandarte de sus tropas.

El Crismón es también conocido como CHI RO, y esto es así porque está formado por las dos primeras letras que forman el nombre de Cristo, es decir, por la letra CHI (Χ) y la letra Rho (P). El nombre de Cristo entero, en griego, sería: XPIΣTOΣ. Es también natural verlo acompañado por otros símbolos cristianos como el Alfa (Α) primera letra y la Omega (Ω) la última letra del abecedario griego.

Existen otras variaciones empleándose las letras “IC” o XC”, correspondiendo también estas a la primera y última letra de cada uno de los dos nombres de Jesús y Cristo: IHΣOYΣ – XPIΣTOΣ. Estas simbologías es fácil encontrarlas en las iglesias Ortodoxas o bizantinas. La representación con tres letras “IHC”, también conocida “IHS” son las tres primeras letras correspondientes al nombre de Jesús “IHΣOY”, este es el más común y que estamos acostumbrado a ver en las iglesias de Occidente.

Este tipo de representación tiene que ver con la fórmula de criptografía mística, que viene a ser un sistema de escritura con clave secreta que los cristianos aprendieron de otras civilizaciones, como la judía, la griega y la egipcia, que resultaba del ensamblado de letras del alfabeto bajo el cual se escondía el simbolismo y la palabra en clave cabalística.

De esta manera los artistas crearon, de forma cautelar y secreta, el crismón cristológico como medio plástico de comunicación social velado, que era una forma social, política y religiosa de esconder sus creencias en tiempos de persecución.

Estas representaciones fueron exportadas según se iba extendiendo la cristianización, ya no como una forma secreta, sino como reconocimiento de la fe cristiana aludiendo a Cristo y a la fe que era trasmitida,  apareciendo la misma forma de expresión tanto en Bizancio como en la Europa carolingia. En el arte románico será el signo que acompañaría a los templos en los tímpanos de las puertas.
Crismón en la iconografía del siglo XV de los arcos apuntados.
Catedral de Cuenca.

La iconografía marginalista de nuestra catedral también posee este símbolo al igual que se ve en los altares y lugares diversos del templo. Como símbolo de Cristo presente.

Cuenca, 29 de marzo de 2020.

©José María Rodríguez González. Profesor e investigación histórica.
Crismón en la iconografía marginanista del siglo XV. Catedral de Cuenca.
Crismón en la iconografía marginalista del siglo XV en al Catedral de Cuenca.



Cuenca, 29 de marzo de 2021 y el 28 de marzo de 2024.
José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

San Esperanza o Spes de Nursia, Abad (517). Festividad del 28 de marzo.

   Este memorable santo empieza por sorprendernos en el nombre, hoy no pondríamos a nuestros hijos en nombre de una alegoría de la virtudes teologales. Conocemos algo de su vida por san Gregorio Magno que lo incluye en su cuarto libro sobre Diálogos.

San Esperanza fue un monje fundador de un monasterio próximo a la ciudad de Nursia, abad del cenobio, hombre piadosísimo y de gran serenidad que sufrió sin una palabra de impaciencia o desconsuelo la desgracia de ser ciego durante cuarenta años.

El Santo cuanto más se veía falto de la corporal luz, tanto más suspiraba por la luz espiritual y divina que jamás le faltaba, porque la buscaba humildemente; y así experimentando la falta de visión en sí mismo, tenía consuelo y alivio del Espíritu Santo en el corazón.

Después de tanto tiempo recobró la vista y Dios le mandó que visitase los monasterios vecinos predicando a los monjes, para que se viese que el Señor, que le había devuelto al luz, le convertía en instrumento para que los demás le recibiesen en los ojos del alma.

A su regreso, tras haber recibido la Eucaristía, murió cantando salmos con la comunidad, y vieron salir el alma de su boca en forma de una paloma blanca que, volando por el oratorio rompió el techo y se perdió en las alturas.

Es de ley decir que San Esperanza es el santo Job cristiano que no pide cuentas a Dios por su desdicha, y que sólo ve en la adversidad una misteriosa prueba de amor que no puede entenderse, pero que es sensible a su experiencia espiritual.

Publicado en Cuenca, 28 de marzo de 2020. Actualizado el 28 de marzo de 2024.

Por José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

martes, 26 de marzo de 2024

Ecos del pasado. La visita a los siete monumentos en Jueves Santo.

Ecos del pasado. La visita a los siete monumentos en Jueves Santo.

Me viene a la memoria esa costumbre cristiana, que en tiempos de mis padres, era de obligada devoción, después de la Misa vespertina, el visitar durante el Jueves Santo y la mañana del Viernes Santo, siete monumentos donde estaba expuesta la Sagrada Custodia para resaltar la Eucaristía.

Esta devoción estaba muy arraigada en el pueblo cristiano. Es de suponer que en nuestros tiempos, la Iglesia siga pidiendo el dedicar unos momentos de adoración y de agradecimiento a Jesús, para acompañarlo en la Oración del Huerto en la noche en la que fue entregado y traicionado. Nos postramos ante la Exposición de la Sagrada Eucaristía en actitud de adoración y reparación, dando gracias por su Pasión, de la que fuimos causa y con la que nos redimió, pidiendo perdón por el abandono con el que frecuentemente lo dejamos en el Sagrario.

Monumento al Santísimo 
Catedral de Cuenca. Arco de Jamete.

Siempre me pregunté porque deberían ser siete las iglesias visitadas en el Jueves Santo, la respuesta viene dada en el simbolismo, en ese ir y venir de Jesús en la noche en que fue traicionado. Hoy en día tenemos un dicho que viene de este momento, dice: “Traerte de Herodes a Pilatos”.

Ante lo expuesto, me pregunto: ¿Qué lugares recorrió Jesús en la noche de la traición? Fue don Santos Saiz (Presidente del Cabildo en su momento) quien en un día me los reveló:

1º La Oración y agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos.

2º Cuando Jesús es prendido y llevado ante Anás.

  Cuando de casa de Anás es trasladado al tribunal de Caifás.

4º Cuando Caifás ordena que lo lleven ante Poncio Pilatos.

5º Éste a su vez lo envía al palacio de Herodes.

6º Del palacio de Herodes es llevado de vuelta ante Pilatos, tras flagelarlo casi hasta la muerte, lavándose las manos, lo entregó para que lo crucificaran.

7º Por último Jesús carga con la cruz hasta el Calvario donde muere crucificado y es enterrado en el Santo Sepulcro.

Estos pasos son los que deberían ser recordados y cada una de las diferentes visitas que se deben hacer el Jueves Santo. Habría que revivir en las visitas a los diferentes monumentos las siete efusiones de Sangre del Salvador, como son: La circuncisión: el sudor de sangre en el huerto de Getsemaní; la flagelación; la coronación de espinas; el cargar con la cruz hasta el Calvario; imaginar las manos y los pies traspasado por los clavos en la crucifixión y su corazón perforado por la lanzas de Longines.

Por último qué se debe rezar en estas visitas además de meditar en los pasajes descritos. Pues me fue despejada esa duda por el misma persona que he citado con anterioridad, D. Santos Saiz: “En cada visita a los monumentos se hace una breve meditación y se reza en acción de gracias por la institución de la Sagrada Eucaristía y por las intenciones del Papa, seis Padrenuestros, Avemaría y la siguiente oración sustituyendo al Gloria (que no se reza hasta la Resurrección): “Cristo padeció por nosotros obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz”, a lo que se responde “Por lo cual Dios los exaltó y dio el Nombre que está sobre todo nombre”. Pidiendo que nos libre de los siete pecados capitales. Que nos conceda las siete virtudes Teologales: fe, esperanza y caridad; que nos ayude a cumplir con las virtudes cardinales: justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Y por último que nos conceda los siete dones del Espíritu Santo: Sabiduría, entendimiento, consejo, temor de Dios, ciencia, fortaleza, piedad y el santo temor de Dios.

Por curiosidad y escudriñando en la hemeroteca de finales del siglo XIX he encontrado la descripción de los mejores monumentos que se realizaban en Cuenca en esos tiempos y dice así:

“Entre los mejores monumentos presentados, merecen ser citados: El del Salvador, que lo constituían una capilla elegantemente formada con bastidores as-hoc, cuyo centro ocupaba un bonito Sagrario custodiado por dos ángeles de escayola, de gran talla y de cuyas peanas partía una gradería cuajada de luces. A los costados del monumento, se hallaban, a la derecha, el Santo Sepulcro, y a la izquierda, Nuestra Señora de las Angustias, ambas imágenes preparadas para la procesión del Santo Entierro. En la nave principal estaban igualmente dispuestas para las procesiones respetivas, una Madre Dolorosa ricamente vestida, Jesús Nazareno, el Santísimo Cristo de la Luz y San Juan de las Palmas. En San Francisco terminaba el monumento- colocado en la capilla de los Terceros- con un templete de notable merito artístico.

En el convento de las Concepcionistas, un caprichoso pabellón de damasco grana hecho, como de mano de monja, con mucho primor y delicadeza, servía de elegante dosel al Sagrario, viéndose a los lados y diseminados por la gradería del monumento, multitud de angelitos y otras figuras de biscuit y las velas prendidas de flores y de lazos. EL de la Santa Iglesia Catedral, era el más severo, espléndido en luz y presentado con mucho gusto. Se habilitó para su instalación la nave que conduce a los claustros en que se halla la capilla del Espíritu Santo, limitado al efecto se entrada con rojo cortinón en cuyo fondo se destacaba el monumento guardado por dos ángeles, bellísimos de mármol blanco, colocados a los costados del Sagrario; el pavimento de la improvisada capilla se hallaba alfombrado por rico tapiz fabricado en esta ciudad y en cuyo centro mostraba el escudo de armas del Obispado. El de Nuestra Señora de la Merced, se hallaba cubierto con amplio pabellón de armiño emplazado en el altar mayor y alumbrado por multitud de luces donadas por los seminaristas, luces que formaban artístico y caprichoso escudo ostentando en su promedio una cruz. El del Hospital de Santiago, denunciaba al instante ser labor de las manos femeninas por su delicadeza y tonalidad de colores. El de Santo Domingo, merecía también las alabanzas de cuantos lo visitaron y lo propio sucedió con el de las Monjas Petras en el que pusieron las religiosas todo su empeño para que fuera uno de los monumentos más admirados”.

Esta es una muestra de cómo será tratado en los periódicos de la época la devoción y el entusiasmo con que los conquenses cumplían con la tradición de visitar los siete Monumentos al Santísimo en las diferentes iglesias y parroquias de Cuenca a finales del siglo XIX sobre el año de 1893. Y yo me pregunto: ¿Cuánto hemos cambiado nosotros? ¿Seguimos esa tradición? Pensemos que los tiempos cambian pero en el corazón de cada uno sigue vibrando la Semana Santa conquense.

Cuenca, 23 de marzo de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.


San Juan Damasceno, confesor y doctor. Festividad del 27 de marzo.

  Su festividad arranca en el año 1890, en que fue declarado Doctor de la Iglesia por León XIII, cuando en el primer período de su pontificado dio tantas muestras de interés por los problemas de Oriente.

Cuando el imperio griego postraba una profunda decadencia, aparece este gran Santo, como valiente representante de la Iglesia antigua. Tras él y al poco tiempo, estalla el cisma de Facio.

Nació en Damasco de una familia distinguida hacia el año 675, cuando la ciudad estaba bajo el dominio de los califas, y sucedió a su padre en el cargo de logoteta o jefe de los cristianos. Su fe y amor a la vida de oración y recogimiento le obliga a renunciar al puesto y antes del año 726 ingresó en el monasterio de San Sebas, cerca de Jerusalén, juntamente con su hermano Cosme, que había de ocupar en el 743 la sede episcopal de Mayuma, en los alrededores de Gaza. Ordenador sacerdote por Juan V, patriarca de Jerusalén, vivió recogido en el monasterio de san Sebas, entregado a la oración y al estudio hasta que le llegó su muerte en el año 749.

Su celo por el culto de las sagradas imágenes le acarreó muchas persecuciones y disgustos. El conciliábulo iconoclasta de Constantinopla del 754 anatematizó su memoria con cuatro maldiciones; en cambio, el VII Concilio de Nicea, celebrado en el año 787, colmó su nombre de alabanzas y bendiciones. Ya el 813 atestigua Tófanes que se le daba en Oriente el nombre de Crisórroa, que vierte oro, “por la gracia espiritual que centellea como oro deslumbrador en su doctrina y en su vida”.

San Juan damasceno es también uno de los grandes devotos de la Virgen. Cree en su Asunción corporal a los cielos y en uno de sus cánticos se expresa con devoción y piedad filial.

Una tradición explica la devoción del Santo a la Virgen por un milagro que es universalmente conocido: San Juan está de rodillas ante la Virgen y la celestial Señora toca a su devoto para restituirle la mano derecha que le había hecho cortar el califa, por una falsa acusación. El emperador de Constantinopla, Constantino Coprónimo, furioso iconoclasta, quería vengarse de san Juan Damasceno. Invento para ello una calumnia, como si el Santo hubiera escrito una carta, ofreciéndole el reino de Damasco. La carta vino a poder del califa, y éste, mandó que le cortasen la mano derecha y fuese expuesta en la plaza pública.

San Juan, enteramente inocente, acudió en su desgracia a la Virgen y le prometió consagrarle su vida y su pluma. La Virgen se le apareció en sueños y le dijo: “Estás curado. Compón himnos, predica mis glorias  y cumple tu promesa”. Al despertar , la mano derecha estaba en su sitio.

Publicado en Cuenca. 27 de marzo de 2020 y el 27 de marzo de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

Efemérides conquenses del 27 de marzo. Encarcelamiento de fray Luis de León.

 El 27 de marzo de 1572 era encarcelado en Valladolid de fray Luis de León (nacido en Belmonte -Cuenca), por la Inquisición, acusado de traducir a la lengua vulgar, sin licencia, el Cantar de los Cantares de la Biblia, cosa prohibida en el Concilio de Trento.

Los motivos de su apresamiento y encarcelamiento hay que achacarlos a las envidias y rencillas entre las órdenes de los dominicos y agustinos. La acusación principal fue el preferir el texto hebrero del A.T. a la versión latina, que era una traducción realizada por San Jerónimo (traducción Vulgata)  y adoptada por el Concilio de Trento. Fray Luis de León osó el traducir el Cantar de los Cantares, cosa que fue prohibida en este Concilio.

No se puede negar que lo hizo pero fue por una casusa justificada. Él lo tradujo del hebreo con glosas y comentario pero lo hizo en forma privada para ilustrar a su prima Isabel de Osorio, que era monja en el convento de Santi Spiritus de Salamanca, porque ella no sabía latín. Posiblemente alguien haría alguna copia. El proceso se alargó cinco años que al término del cual fue absuelto de sus acusaciones.

Cuenca, 27 de marzo de 2021 y el 27 de marzo de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

lunes, 25 de marzo de 2024

San Braulio (590-651). Festividad del día 26 de marzo.

   San Braulio es una de las glorias de la santidad y de la ciencia española. Uno de los que tuvieron más parte en la cultura y movimiento intelectual de la Iglesia visigoda española, no tanto por sus propios trabajos sino por el ánimo que infundió a sus compañeros y por el ahínco que siempre puso en enriquecer su biblioteca. Toda su correspondencia está llena de noticias referentes a libros y manuscritos.
San Braulio. Obispo de Zaragoza.

La suya es una historia de amores fraternos en la caridad y en el estímulo del saber: aunque se ignora donde nació, sí se sabe que se educó al lado de su hermano Juan, obispo de Zaragoza, parece que muy versado en humanidades, y que completó su formación en Sevilla junto al gran san Isidoro, quien se honra llamándole “carísimo y dilectísimo hermano”-

A la muerte de Juan (631), le sucede en la sede episcopal zaragozana, y dos años después se encuentra por última vez en el cuarto concilio de Toledo con su amigo y maestro de las Etimologías, al parecer compuesto a petición suya.

Uno y otro intercambian cartas admirables de piedad, cariño y bibliofilia, y al morir Isidoro, en un nuevo concilio toledano su amigo se revela como heredero y sucesor de aquella lumbrera, cuya obra concluye, y como la figura de mayor reputación dentro de la Iglesia española.

En estos años finales de su vida le vemos multiplicando su actividad: influye en los reyes, responde al Papa Honorio con tanto respeto y veneración como energía –cuando el pontífice reprocha injustamente a los obispos de España su supuesta lenidad-, es autor de himnos que se incorporan a la liturgia mozárabe, atiende todo género de consultas y gobierna su diócesis con bondad y firme criterio.


Ya casi ciego y con la salud muy quebrada, sigue buscando afanosamente códices para adquirir y copiar. Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar. Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: “Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor”. Y respondió entusiasmado: “Voy presto, Señor, ya estoy listo” y murió santamente.  San Braulio murió hacia el año 651.

Publicado en Cuenca, 26 de marzo de 2020. Actualizado 26 de marzo de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

domingo, 24 de marzo de 2024

La Anunciación de la Divina Encarnación de Ntra. Sra. Festividad del 25 de marzo.

     He reproducido el título antiguo de la fiesta tal como es anunciado en los Martirologios y Sacramentales. En él se revela el carácter cristológico y mariano. Era la fiesta del gran misterio cristiano, de la Encarnación del Verbo de Dios.

Catedral de Cuenca

La fecha del 25 de marzo no es arbitraria, pues esta en función del Nacimiento de Jesús, que tendrá lugar nueve meses después. Ya en el siglo VII la fecha del 25 de marzo se basaba en una tradición tan venerable y universal, que el II Concilio de Trulano, en el año 692, aunque prohibió durante la Cuaresma toda fiesta, hizo una excepción con la Encarnación. Los griegos todavía, mientras dura el ayuno cuaresmal, omiten la celebración diaria del Santo Sacrificio, excepto los sábados, los domingos y el 25 de marzo. En la Edad Media la fiesta de hoy pasaba entre las naciones cristianas como verdadero principio del año civil.

Por el Libro Pontifical sabemos que el papa Sergio I ordenó que se celebrase solemnemente en Roma, con una procesión estacional desde la diaconía de San Adrino hasta Santa María la Mayor.

El misterio conmemorado en la fiesta de hoy es la Concepción del Hijo de Dios en el seno de la Bienaventurada Virgen María. San Lucas nos ha dejado en el primer capítulo de su Evangelio una narración sencilla y grandiosa.

La Encarnación tiene lugar en la pequeña aldea de Nazaret, oculta a las miradas curiosa de los hombres, en un valle alegre y florido de Galilea.

“Dios te salve, llena e gracias, el Señor es contigo”, la saluda. “Ella se turbó al oír estas palabras”, ¿Qué querrán significar? “No temas porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás y darás a luz un Hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Será grande y se le llamará Hijo del Altísimo”.

“Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón?”, objeta. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Porque nada hay imposible para Dios”, explica el ángel, recordándole que su pariente Isabel en su vejez estéril también ha concebido.

El mensajero habla de sucesos futuros como dándolos ya por realizados, tal vez no hay otro modo de expresar la voluntad de Dios, para quien el tiempo debe de ser tan sólo una concesión a nuestros límites de vivir y entender; pero lo cierto es que más que afirmar pregunta. Dios no quiere ser hombre sin que su madre humana acepte libremente la maternidad.

Medallón de la Anunciación. Reja de la Capilla de los Caballeros.
Catedral de Cuenca.

Gabriel ha terminado su mensaje y no aguarda sino el consentimiento de María. “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”.

“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Este es el anuncio más consolador que jamás se ha comunicado a oído humano. Dios se ha hecho uno de nosotros, Dios viene a salvarnos, y viene por María.

Cuenca, 25 de marzo de 2021. Actualizado el 25 de marzo de 2024.

     José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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FUENTES CONSULTADAS:

-Año Cristiano para todos los días del año. P. Croiset. Madrid. 1846.

-La casa de los santos. Carlos Pujol. Madrid. 1989.

-Año Cristiano. Juan Leal, S.J. Madrid. 1961.

 

sábado, 23 de marzo de 2024

Domingo de Ramos. Una Semana Santa.

   Procesión de Ramos. Simbolismo y recuerdo
   Es verosímil que Oriente, Palestina y sobre todo Jerusalén, tendrían desde los comienzos del cristianismo, en festejar el aniversario del triunfo de Cristo con la procesión de Ramos. Ya en el siglo IV, san Cirilo, obispo de Jerusalén, asegura que la palmera cuyas hojas sirvieron para honrar al Salvador, existía aún en el valle de Cedrón. Motivo natural –concluye Dom Guerarger- para tener ocasión de instituir una conmemoración anual de este gran acontecimiento, en el mismo en que sucedió.

Más tarde vemos establecida la costumbre, no sólo en los monasterios de Oriente, sino en los desiertos de Egipto y de Siria, poblados por numerosos ermitaños. Retirados en sus grutas solitarias durante la cuaresma para entregarse a la penitencia, tenían costumbre de volver para domingo de Ramos al monasterio común y hacer juntos una solemne procesión. Luego volvían a su desierto del que no salían sino para la fiesta de Pascua, tras una semana de oración y austeras penitencias.

El Occidente introdujo muy pronto la solemnidad de los Ramos. El rito principal tuvo por objeto primordial, representar lo más fielmente posible la procesión de los hebreos escoltando a nuestro Señor con el canto del Hosanna.

La Edad Media sobresalió en la representación de este drama sagrado. La procesión de un calvario erigido para la circunstancias a la entrada de las ciudades o aldeas. Al pie de este calvario, había una mesa, o altar de piedra, sobre la cual se depositaban los ramos para bendecirlos.

La fe de nuestros padres deba a este lugar el nombre de Betfage. Allí recordaba primeramente con la lectura del Evangelio los pasajes a los cuales se refería la ceremonia presente: el sacerdote, bendecía a continuación los ramos, los distribuía, y la multitud se ponía en marcha para la iglesia, como si acompañara a nuestro Señor al Templo de Jerusalén cantando todos el Hosanna. La cruz, a la cabeza del cortejo, representaba para ellos al Salvador, y aunque tuviera lugar en tiempo de Pasión, era llevado desde cubierta, ofreciendo a todos los ojos la imagen del Crucificado.



En algunos lugares todavía se hacía de un modo más sensible el significado de esta marcha triunfal. El libro de los santos Evangelios, rodeado de profundísimas muestras de respeto, recordaba, en esta procesión, la profundidad del Hombre Dios. Los diáconos lo tomaban del altar después de la bendición de las palmas, lo depositaban sobre rico almohadón y lo llevaban en andas como si se tratara de una reliquia. Numerosos cirios ardían en su derredor y entre nubes de olores oloroso incienso, precedido del clero y seguido del pueblo con ramos, banderas y oriflamas y de cuanto podía dar realce y brillo, era llevado en procesión.

Se ha dicho hasta nuestros días que Jesús quiso por cabalgadura un asno como señal de humildad y de mansedumbre, como si quisiera simbólicamente significar que iba hacia su pueblo como el Príncipe de la Paz. Pero si pensamos en el asno antiguo encontramos que este animal se tenía como orgulloso y guerrero; hermoso y gallardo cuando el caballo y digno de ser sacrificado a las divinidades. Homero se entendía de comparaciones y no quiso deprimir a Ayax el forzudo, al orgullosísimo Ayax, cuando se le presentó la oportunidad de compararlo al burro. En cambio, los judíos se valen de los asnos para otras comparaciones. “El hombre es falto de sentido y temerario de corazón –dice Sofar Naamatites a Job- que nace semejante al pollino de asno montés” Textualmente afirma: “El insensato se hará cuerdo cuando un pollino de onagro nazca hombre” (Jb. 11,12). Y Daniel (uno de los deportados de Israel) interpretó el texto escrito por una mano misteriosa en las paredes de los salones del palacio del rey Baltasar, hijo de Nabucodonosor al usar los vasos de plata del Templo de Jerusalén, en expiación de sus tiranías: “fue expulsado de entre los hombres y su corazón se hizo semejante al de las bestias; estuvo conviviendo con los onagros; se alimentó de hierba como los bueyes, y su cuerpo fue bañado del rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y pone en él a quien le place” (Dn. 5,21). “Aquella noche fue asesinado Baltasar el rey de los caldeos. Y recibió el reino Darío el Medo, que contaba sesenta y dos años (Dn. 5,30-31).

Jesús ha pedido expresamente un asno no domado, que nadie ha montado –en una palabra, parecido al montés-. Porque en aquel día la bestia por él no representa en símbolo la humildad del que la cabalga sino al pueblo Judío que será libertado y domado por Cristo; el animal indócil y terco, duro de boca, que ningún profeta y ningún monarca supo domar y que hoy está atado al palo, como Israel está atado por la soga romana bajo la torre Antonia.


      Publicado en Cuenca, 5 de abril de 2020 y el 24 de marzo de 2024.

Por: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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-Historia de Cristo. Versión española. Mñor. Agustín Piaggio. Editorial Lux. Santiago de Chile.1923.

-Festividades del año Litúrgico. Editorial Luis Vives. Zaragoza. Lino, Obispo de Huesca.1945.

Santa Catalina de Suecia (1330-1381). Festividad del 24 de marzo.

     Aún después de hacerse protestante, los suecos siguen viendo en ella un prototipo nacional de mujer resuelta y animosa, de fuerte personalidad y atraída por el imán espiritual de Roma, lo mismo que la soberana conversa que fue Cristina. Si ésta no fue santa (aunque se la sepultó en San Pedro) y dejó un recuerdo entre libertino, novelesco y extravagante, Catalina y su madre, Brígida, están en los altares.

Santa Catalina de Suecia 
También conocida como Santa Catalina de Vadstena 

Hija, pues, de la Brígida fundadora a la que veremos el 23 de julio, después de un matrimonio blanco –había hecho voto de castidad- con el piadoso conde Edgard Lydersson, en el 1350 se trasladó a Roma para ayudar a su madre, ocupada en conseguir que los pontífices aprobaran la orden del Santísimo Salvador.

Un cuarto de siglo vivieron ambas en la Ciudad Eterna entre grandes austeridades, cuidando a pobres y enfermos, y corriendo también graves peligros de toda índole que Catalina afrontaba con una decisión y una confianza en Dios que caracterizan su in trépido modo de ser.

Tras enviudar, Brígida volvió a su patria, fue abadesa del monasterio de Vadstena, en la orilla derecha del lago Vättern, y aún en el 1375 efectuó de nuevo el viaje hasta Roma para activar la aprobación de la orden y promover la canonización de su madre.

Murió en Vadstena como un espejo de virtudes, y según la tradición se vio surgir en el cielo una estrella desconocida que permaneció en el aire sobre el monasterio hasta que llevaron a enterrar a la santa, para luego desaparecer cuando su fatigada humanidad andariega volvió al polvo.

Cuenca, 24 de marzo de 2024.

José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.

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Fuente documental:

La casa de los santos. Carlos Pujol. Ediciones Rialp. S.A.Madrid. 1989